Europa/Suecia/28 de febrero de 2017/Fuente: excelsior
Los muebles están pintados con colores que no son catalogados típicamente como para niños o para niñas; aquí, ‘que cada uno sea lo que quiera ser’
A menos de un minuto del Museo del Premio Nobel de la Paz de Estocolmo, Suecia, están las instalaciones de un colegio; asoman banderas de arcoíris y los niños empujan cochecitos y las niñas juegan con tractores de juguete: es la escuela Nicolaigarden, centro de educación preescolar para niños donde las referencias a lo masculino y lo femenino no existen.
Los muebles están pintados de colores neutros y no hay sala decorada para un género en especial.
Los niños juegan con juguetes que no se dividen por géneros y eligen juegos que despiertan su curiosidad en lugar de escoger cosas que se supone que deben elegir por ser niños o niñas. Hay un póster que ilustra muy bien el ambiente reinante, en él se ve a un niño rubio que lleva un vestido rosa: ‘Que cada uno sea lo que quiera ser’, pregona la imagen.
Los profesores evitan referirse a los demás con pronombres masculinos o femeninos, y en lugar de ello utilizan el pronombre personal neutro ‘hen’, que significa ‘ellos’ en sueco. También han abandonado las palabras ‘mamá’ y ‘papá’ para referirse a ellos como ‘progenitor’. ‘Profesional de la salud’, en vez de ‘doctor’ o ‘doctora’.
Frida Wilkstrom, coordinadora encargada de gestionar los aspectos operativos de Nicolaigarden, dice que ‘deseamos proporcionar un entorno en el que los niños se sientan cómodos independientemente del tipo de familia en que vivan, por eso introdujimos este tipo de lenguaje’.
No se trata solo de hacer sentir cómodos a quienes quizá no se sientan identificados con lo masculino o lo femenino, o que deseen evitar referirse a sí mismos como pertenecientes a un sexo o a otro. Cuando era niña, mi madre se convirtió en madre soltera tras la muerte de mi padre”.
Así que ‘creemos que no debería importar si una familia está formada por un solo progenitor, dos progenitores del mismo sexo o dos progenitores de sexos diferentes, ni si el niño es un hijo natural, adoptado o lo que sea’. La igualdad de género está respaldada por la ley en el sistema educativo sueco, gracias en parte al primer programa académico nacional.
Hacia 2012, el gobierno sueco había invertido 110 millones de coronas suecas (casi 13.1 millones de dólares) en fomentar la igualdad de género en los colegios. Nicolaigarden, una institución financiada con el dinero de los contribuyentes, se encuentra entre los ejemplos más radicales de esfuerzos igualitarios del país por crear una verdadera igualdad entre sexos.
Para nosotros, el punto de partida fue que los profesores se grabaran entre sí para observar cómo reaccionaban las niñas y los niños entre ellos, niños y niñas que no siempre se ajustaban a los estereotipos de género. También investigamos el modo en que reaccionaban los niños ante patrones de conducta de animales.
Por ejemplo, cuando preguntábamos a niños de tres años de edad si creían que el pato que estaba al inicio de la fila seguido de su compañero y con una hilera de patitos caminando tras ellos era macho o hembra, las respuestas fueron 50/50”.
Los profesores se sometieron al proceso de revaluar los estereotipos de género anotándolos en un diagrama circular que se dividía en tres categorías: colores, emociones, y trabajos y hobbies.
Tratamos de enseñar a los niños mediante ejercicios de lectura y canto, por ejemplo. Los estudiantes interpretan cuentos cambiando los personajes tradicionalmente masculinos por niñas y viceversa; las niñas leen la parte del príncipe y los niños pueden interpretar a la princesa”.
Algunas voces críticas creen que estas actividades y métodos de enseñanza han ido demasiado lejos, incluso para la igualitaria Suecia. Tanja Bergkvist, una madre y matemática en la Universidad de Uppsala que constantemente ataca la ‘locura sobre el género’ que sacude Suecia en su blog, ha acusado a los profesores de adoptar este tipo de métodos de ser la ‘policía del género’.
Diversos estudios muestran que los diferentes roles que adoptamos están genéticamente predeterminados, se trata de un hecho biológico que es resultado de miles de años de evolución, quizá para que lográramos sobrevivir”.
Gabriella Martinsson, que enseña en Egalia —una ramificación de Nicolaigarden que emplea las mismas estrategias educativas—, afirma que sus métodos no tienen como fin ‘despojar’ de nada a los niños.
Creo que algunas personas posiblemente teman que, si trabajamos con métodos de enseñanza basados en la igualdad de género, despojaremos a sus hijos de alguna cosa. Que podríamos por ejemplo despojar de algo asociado con lo masculino a un niño pequeño, que quizá no le dejaremos jugar al fútbol o con coches de juguete”.
Es importante que estos niños empiecen a cuestionarse lo que significa masculino y femenino antes de que la sociedad condicione sus ideas. ¿Por qué se piensa que las mujeres que trabajan en empleos que según los estereotipos se consideran masculinos tienen más éxito que los hombres que trabajan en empleos tradicionalmente femeninos?
Finalmente, si las niñas quieren ser la princesa y los niños el príncipe, pueden hacerlo sin problemas. Por eso nos gusta cruzar la frontera de este modo, porque nadie debería tener que tomar sus decisiones basándose en suposiciones’.
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Fuente: http://www.excelsior.com.mx/global/2017/02/26/1148784
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