Puerto Rico / www.elnuevodia.com / 1 de Marzo de 201
La discusión de la crisis económica que enfrenta Puerto Rico, ha provocado el resurgir de la necesidad de reformar el sistema de educación pública. Es necesario reflexionar sobre la escuela pública desde la edad temprana hasta la universidad. Cualquier transformación tiene que ser articulada con la mayor participación posible.
La educación es una necesidad humana básica. Es un derecho fundamental de todos los seres humanos. Nos permite adquirir conocimientos, alcanzar mejores niveles de bienestar social y realizarnos de forma plena. Es indispensable para nuestro desarrollo económico, social y cultural. Es la clave para ampliar las oportunidades de nuestra juventud y fundamental para la realización de todos nuestros derechos.
La Constitución de Puerto Rico consagra el derecho de toda persona a una educación que propenda al pleno desarrollo de su personalidad y al fortalecimiento del respeto de los derechos y las libertades humanas. Nuestro esquema constitucional ordena un sistema de educación pública libre, sin ninguna inclinación sectaria y gratuita en los niveles primario y secundario.
La educación pública tiene que ser concebida como un agente de cambio que permita la movilidad social. La realidad es que nuestro sistema de educación pública es muy complejo, con múltiples deficiencias, graves fisuras, grandes limitaciones y un sinnúmero de retos. Tenemos dos entidades, el Departamento de Educación y la Universidad de Puerto Rico con presupuestos millonarios, en las que la distribución de los recursos no parece atender las necesidades de las comunidades que están llamadas a servir.
En las escuelas, prevalecen pocos incentivos para la clase magisterial, índices muy altos de deserción escolar, una reducción constante en el desempeño académico del alumnado, y estudiantes de educación especial desprovistos de servicios en una lucha angustiosa que ya cuenta con casi 40 años de desesperanzas.
Los métodos y las estrategias pedagógicas no se ajustan a los tiempos, no se promueve la participación de los educandos en la planificación de los programas y mucho menos se integran las innovaciones tecnológicas que son parte del vertiginoso avance de la ciencia y sus aplicaciones.
En el caso de la Universidad, la oferta académica no se ajusta al acelerado desarrollo de los medios y de las tecnologías de la información. Nos falta por entender que en las sociedades modernas y de avanzada, el conocimiento y el desarrollo del pensamiento se han convertido en factores importantes para la innovación y son la llave para mejorar la convivencia social. La Universidad tiene que ser concebida como un espacio de transformación social.
En ambos casos, el Departamento de Educación y en la Universidad de Puerto Rico, la politización de las estructuras, la burocracia excesiva y la corrupción drenan nuestros más preciados recursos. Articular un sistema de educación que se ajuste a nuestrasnecesidades es fundamental para desarrollar el país que aspiramos. Ello nos permitirá alcanzar una sociedad más justa, solidaria, plural y democrática
Mezcla tóxica contra la educación
El licenciado Ortiz expone cómo la burocracia, corrupción y politización drenan nuestros recursos más preciados y minan a la UPR y al DE
Fuente:http://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/mezclatoxicacontralaeducacion-columna-2295849/