América del sur/Colombia/18 Marzo 2017/Autor: Diario Semana Educación/Fuente: Semana
Semana Educación habló con el experto internacional Josep María Duart, de la Universitat Oberta de Catalunya, España, para saber por qué hoy hay que optar por una carrera en esta modalidad de aprendizaje.
La aparición de nuevas plataformas digitales ha eliminado por completo las fronteras y las excusas para no aprender. De hecho, la cobertura en educación superior en el país ha crecido a un ritmo vertiginoso gracias a la oferta de programas en línea que están ofreciendo las universidades en todo el mundo.
Sin embargo, muchos todavía creen que esta modaldiad de aprendizaje es sinónimo de mediocridad y baja calidad. Pero lo cierto es que este formato pone sobre la mesa nuevas metodologías de enseñanza que forman profesionales capaces de emprender procesos de aprendizaje autónomos. Los retos de sobrellevar un proceso académico de este tipo son tan complejos como los que requiere un programa presencial.
La educación virtual le ha dado un vuelco a los modelos tradicionales de enseñanza, y aunque en Colombia la virtualidad todavía es un terreno poco explorado, algunas universidades ya empezaron a poner en marcha programas en línea y otras ofertas técnicas. Semana Educación habló con Josep María Duart, profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, en España, quien se encuentra en el país para asesorar a diferentes instituciones, como la Universidad Cooperativa de Colombia, en esta materia.
Semana Educación (S.E.): ¿Son las carreras virtuales de menor calidad que las que se hacen de manera presencial?
Josep María Duart (J.D.): Desafortunadamente en América Latina y en Colombia esa es una de las características más grandes por la que es conocida la formación virtual y a distancia. Pero esto es del todo falso. En los países de Europa, Asia o en Estados Unidos este prejuicio no existe, en lo absoluto. Los grandes movimientos de educación digital se han producido en estos territorios. De hecho, la creación de los cursos Mooc se le adjudica a la Universidad de Stanford. Las mejores instituciones en educación superior como Yale, Cambridge, Oxford tienen cursos online o de aprendizaje combinado. Lo de no valorar esta metodología sólo ocurre aquí. Las mejores universidades en Colombia están intentando dar el paso para abrirse a la educación virtual, pero ninguna se ha atrevido a meterse de lleno. Las que sí lo han hecho paradójicamente son las que no están acreditadas en alta calidad y eso ha contribuido a que se cree un imaginario negativo en torno a la educación virtual.
S.E.: Entonces, ¿Cómo garantiza esta metodología la calidad de los contenidos?
J.D.: En un principio el problema que ha habido en este país y muchos otros es que el uso que se ha hecho por parte de algunas universidades con criterios no basados en calidad. Básicamente se ha pensado que esto era fácil porque consistía en subir unos PDF y en tener un computador, pero se ha olvidado que lo más importante es crear un modelo de formación tan o igualmente bueno y posible que los demás. Por ejemplo, en Estados Unidos uno de los colectivos que más se forman online es el de las enfermeras y uno podría pensar que se necesita el contacto presencial para adquirir esos conocimientos, pero no; y no hablemos de otras disciplinas como las Humanidades y carreras afines a los negocios.
Hay que entender que lo único que cambia en esta modalidad es el entorno: aquí no hay un salón con profesor, hay un espacio compartido llamado Internet y el estudiante puede acceder cuando y cómo quiere. A pesar de que los estudiantes sean autónomos y aprendan a su ritmo, la figura del profesor es fundamental y su calidad como docente primordial. A su vez, hay que saber que como ha cambiado el medio de aprendizaje, también las dinámicas. Muchos estudios han demostrado que el nivel de participación en clase de los estudiantes de modalidad virtual es mucho mayor que los que optan por la educación tradicional.
Hoy en día, los estudios que estamos haciendo en Cataluña no tienen ninguna diferencia con títulos de otras universidades. Sabemos que el valor del título del trabajador es el mismo, pero con un añadido que son una serie de competencias que se adquieren en este entorno virtual, como la autodisciplina, el autocontrol y la capacidad de trabajar en equipo.
S.E.: El tema de la disciplina es muy importante, porque si no se tiene en cuenta esta metodología no funciona…
J.D.: Yo diría que la disciplina es algo que se adquiere y aprende. Hay que entender que una de las primeras cosas que se debe hacer esi se opta por esta metodología es planificarse. Se necesita unos espacios de tiempo para trabajar y también unos de estudio para desarrollar los contenidos.
S.E.: Estamos rodeados de tecnología pero, ¿qué le hace falta todavía a la educación virtual para seguir innovando en esta metodología?
J.D.: Como pedagogo, pienso que hay que hacer una reflexión profunda sobre el uso de las tecnologías. Recuerdo una vez que en mi universidad pudimos entrevistar a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, y le preguntamos sobre qué uso podíamos darle a la red social en materia de educación. Él se limitó a responder que no había creado la red social para educar. La reflexión es que pensar en educar con estas herramientas es el trabajo de nosotros los pedagogos. Tenemos que saber qué objetivos nos van a ayudar a cumplir. Cuando aparecen nuevas tecnologías la gente piensa que hay que adaptarla inmediatamente a la educación, pero no debe ser así. Hay que primero pensarla, ver cómo actúa, qué beneficios puede traer y situarla. Pasa hoy con Twitter, Facebook y Wikipedia por mencionar algunas plataformas.
S.E.: Al ritmo que van las tecnologías, ¿cree que la educación tradicional podría extinguirse?
J.D.: No lo creo. Ambas modalidades son complementarias y creo que existirán por mucho tiempo. Siento además que el verdadero éxito está en la hibridación: saber aprovechar lo mejor de cada metodología. Hace años, cuando empezaron a aparecer los libros electrónicos y los medios digitales se llegó a pensar en la completa extinción de lo impreso, pero hoy en día eso no es así. La gente continúa imprimiendo. Más bien, podría decir que hace diez años existían universidades que no tenían estos medios tecnológicos que hoy existen en las aulas y dudaban de su reputación, hoy la realidad es otra y todos se están volcando por el universo tecnológico. En pleno siglo XXI nos estamos dando cuenta que la formación no sólo se da en la universidad o en el colegio, sino a lo largo de la vida. La sociedad cambia y los conocimientos también, por eso nosotros los pedagogos debemos continuar formando mientras trabajamos y la modalidad e-learning se adapta perfectamente a estos cambios.
Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-virtual-programas-de-educacion-virtual/518639