Por: Gloria Hurtado
Sí, debe haber algo en el espíritu, en los genes de la raza colombiana, para que gocemos destruyéndonos de esta manera. Hay algo visceral, profundo, que no permite que podamos convivir. No, no son las Farc, ni las Bacrim, ni el ELN. Es usted, yo, el vecino, la familia, los primos, todos, los que guardamos un odio estructural que no importa que tan bien marquen datos objetivos como las cifras y números de la Economía o los resultados de procesos y avances. Nada importa, nada. Hay que esculcar hasta en las alcantarillas para ver que podredumbre encontramos. ¡Qué paradoja! Anhelamos una sociedad perfecta (que nunca existirá) pero nos regodeamos encontrándole defectos para luego reclamar por qué no es perfecta. Estamos inmersos en un círculo perverso, demoníaco.
Rafael Uribe Noguera cometió un crimen, debe pagar por ello, pero es claro que es un hombre mentalmente enfermo, como tantas otras personas que disfrazan su comportamiento. Una persona con dificultades mentales no tiene que perder la conciencia ni evadir responsabilidades. Pero eso no suprime la patología que lo invade. Sí, el obró con sevicia. Fue absolutamente irracional. Pregunto, ¿la sevicia con la que él obró es diferente a la sevicia con la que se le quiere cobrar su delito? ¿Cuántos otros “sanos” colombianos la “poseen”? Se reclama que no sean 51 años sino 60, denle, denle mas. ¿Para un enfermo mental, en qué cambia que no sean 60 sino 51? ¿Quién dijo que la cárcel cura? ¿Quien dijo que repara? No, hay que darle mas, con sevicia. El obró malísimamente y está enfermo. Pero la sevicia de Rafael, el enfermo, ¿en que se diferencia de la sevicia de los que piden aumentar la condena? ¿Hay sevicias buenas y sevicias malas? ¿Dónde está la enfermedad de esta sociedad que goza con la venganza? ¿La condena a Rafael, hombre enfermo, resucita la niña? ¿Cuántos otros casos han sucedido como el de Yuliana (¿supo de la niña de Arauca?) pero no se han registrado porque la venganza y la retaliación es solo con ellos, con los “ricos” Uribe Noguera? Las estadísticas sobre abusos sexuales son pavorosas pero “desaparecen” cada día con un nuevo caso. ¿Aceptaría que a los Uribe Noguera se les hace linchamiento mediático? Ni siquiera se les acepta el perdón… “Ya para qué”. Nada de esta gente merece reparación. Malísimo lo de Rafael pero “muy apropiado” lo de la equilibrada sociedad que necesita la venganza. Hasta el fondo, hasta acabar con todo lo que huela a Uribe Noguera. ¿Seremos TODOS los que patológicamente nos estamos envenenando?
Como los individuos, las sociedades también se enferman. Existen colectivos humanos mas sanos que otros. Pero cuando una comunidad solo resuena en la rabia e indignación, motivada por el odio y la venganza, es hora de pensar en un cambio. ¿Cómo hacerlo? No es definitivamente en una Iglesia, dándonos golpes de pecho y “esperando” al Papa, mientras reclamamos venganza y nos jactamos de no perdonar. Nos desgarramos las vestiduras “inmersos” en religiones de domingo pero no somos capaces de tener una mirada de compasión (no lastima) ante la condición humana. No significa que no se pueda cuestionar, argumentar, discutir. No hay que tragar entero, no se debe perder la capacidad de crítica. Pero ¿tanto odio es sano? ¿A propósito, rezará en Semana Santa?
Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos