19 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org
Por: Mauricio Mora Rodríguez
Parece importante reformular el papel y las características de la tarea.
Siempre que llegan vacaciones cortas se abre un debate entre padres de familia, profesores y estudiantes acerca de la conveniencia o no de las tareas para las vacaciones. Recientemente una madre española envió una petición a la conocida página change.org pidiendo la moderación de las tareas en el país ibérico con el argumento de que la cantidad y la frecuencia ocasionaban estrés, ansiedad y reducían la interacción de padres con los hijos en el hogar.
Acerca de la tarea hay varios aspectos que se deben analizar: el primero es que hay un desacuerdo incluso entre los docentes en cuanto a la que creemos que debe ser la utilidad de las tareas: algunos profes afirman que se pueden poner tareas como introducción a un tema que no se ha visto; otros que se pueden hacer tareas con el fin de ‘mecanizar’ lo que se ha aprendido en la clase.
He visto profesores que dejan tareas como castigo por un mal día del grupo, creando verdadera animadversión contra lo que debería ser una extensión más del saber, una manera de integrar a la familia con el entorno escolar. Es decir, la escuela no ha sido capaz de definir cuál es el propósito de las tareas y de esa manera se entorpece el proceso pedagógico.
El otro problema es la clase de tarea: predomina el profesor tradicional que deja una miscelánea de ejercicios a veces de un día para otro, el que pide una lista de verbos en inglés o el que pide un trabajo escrito (a mano para que al menos “le cueste” y no sea solo lo que baje de internet) sobre la obra literaria que tenían que leer; esta clase de tarea, repetitiva y mecánica si bien puede tener alguna facultad memorística no desarrolla al máximo las habilidades que poseen los estudiantes.
Predomina el profesor tradicional que deja una miscelánea de ejercicios a veces de un día para otro, el que pide una lista de verbos en inglés o el que pide un trabajo escrito (a mano para que al menos “le cueste” y no sea solo lo que baje de internet) sobre la obra literaria que tenían que leerAhora, ¿por qué es importante entender cómo funciona la economía y las finanzas? En términos prácticos, todos los ciudadanos desean subsistir de alguna manera y lo realizan a través del dinero. Sin embargo, es importante entender su funcionamiento que va más allá de las cuentas bancarias y los recibos de pago a fin de mes.
¿Qué es más productivo: desarrollar 15 ejercicios desconectados uno de otro y sin ninguna aplicación o plantear un problema para el que los chicos deban usar su pensamiento lógico matemático y proponer una solución aunque al final no desarrollen más de dos o tres ejercicios? La mayoría de nuestros estudiantes son muy buenos en las operaciones, pero si se les plantea un problema veremos a más de uno confundido por no identificar qué proceso se le pide; estoy poniendo como ejemplo las matemáticas, pero igual pasa con las otras asignaturas.
Nuestra educación fue en un país distinto: íbamos seis horas al colegio y el resto de la tarde la pasábamos en casa en compañía de alguien que podía ayudarnos con las tareas, generalmente era mamá, no se desarrollaban muchas actividades extraclase y las vacaciones eran más largas; ahora es distinto: los chicos muchas veces quedan solos en casa y estudian más de las 6 horas, algunos hacen horas sociales o pasantías o simplemente se forman en alguna actividad artística o deportiva, muchos de ellos trabajan los fines de semana para ayudar en sus casas, así que la tarea larga y tediosa que nos tocó hacer a nosotros debe replantearse.
Sí a la tarea, a la que motiva a la curiosidad como plantearle al estudiante la grabación de un experimento; a la que incluye a los padres o a la familia entera como ver una película y escribir un texto sobre ella, sí a la tarea corta que incluya un problema real e indague acerca de las competencias reales que tienen los chicos para solucionarlos.
No a la tarea presión, a la tarea como castigo, a la tarea que se queda solamente en la “investigación” (que en verdad no es más que una consulta) y que no se retroalimenta, que queda para siempre arrumada en el cuaderno o en la basura del final de año. Esas tareas deben desaparecer de nuestras prácticas pedagógicas.
Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/tareas-para-las-vacaciones