Por: BBC Mundo/BorisMiranda/29-04-2017
¿Eres una de las muchas personas en el mundo cuyos recuerdos relacionados con las matemáticas son estresantes exámenes y angustiantes e interminables tareas?
De ser así, no tienes por qué sentirte culpable al respecto.
Investigaciones recientes realizadas en la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos, señalan que no todo es nuestra culpa.
De hecho, es todo lo contrario.
Estudios de comportamiento efectuados en miles de niños y adolescentes estadounidenses, pero también británicos, indican que fueron precisamente esas extenuantes tareas y pruebas de varias horas las que condicionaron nuestras capacidades de desarrollar nuestras habilidades matemáticas.
Es posible que nuestras dificultades relacionadas con álgebra y trigonometría tuvieron su origen mucho tiempo atrás, cuando recién dábamos nuestros primeros pasos en la aritmética.
¿Qué tienen de malo los exámenes?
Jo Boaler, profesora de matemática de la Universidad de Stanford, sostiene que la actual enseñanza de esta rama tiene mucho de procedimientos y cálculos, pero muy poco de entendimiento.
Por ello, la investigadora tiene en la mira a dos de los grandes culpables de nuestros problemas actuales (y de nuestros tormentos pasados): los exámenes y las tareas.
«Los exámenes son muy malos para los estudiantes. Me hacían pensar que las matemáticas sólo tenían que ver con el rendimiento en lugar del aprendizaje«, afirmó la autora del exitoso libro «El elefante en el aula: ayudando a los niños a aprender y amar a las matemáticas».
«La tarea tiene el mismo problema. Me recuerda a llegar a casa pensando que iba a pasar muchas horas cumpliendo con los ejercicios», añade Boaler.
Seguramente muchos de nosotros conocemos profesores que considerarían descabellado calificar a los exámenes y las tareas como un obstáculo en el aprendizaje de las matemáticas.
Pero muchas investigaciones determinaron que la memoria de trabajo tiende a cerrarse cuando estamos estresados.
Y las pruebas de matemáticas cronometradas estresan mucho, ni sólo a los niños.
Aquí surge otro enemigo: el reloj.
«Tenemos que alejar la velocidad de las matemáticas. Decirle a los estudiantes que se trata de un proceso creativo que toma su tiempo. La velocidad es dañina para los estudiantes», concluye Boaler.
Chicos listos
Los estudios en Stanford señalan que los estudiantes pasan mucho tiempo «documentando su inteligencia o talento» (en referencia a la obsesión por lograr buenas calificaciones), en lugar de desarrollar sus habilidades.
Otro aspecto observado es que los métodos de enseñanza actuales tienden a promover en los niños la idea que el talento por sí solo genera éxito, sin necesidad de esforzarse en desarrollar sus habilidades.
Para Boaler, los educadores tienen parte de responsabilidad en esto último.
«Muchos profesores intentan creer en sus alumnos, pero quedan atrapados en ideas que llevan mucho tiempo rondando que dicen que algunos estudiantes son inteligentes y otros no«.
El enfoque propuesto por Boaler no divide a los niños entre quienes son inteligentes y los que no.
En cambio, distingue entre dos tipos de mentalidades que se inculcan con el método de enseñanza: las que están en crecimiento y las fijas.
Cuestión de mentalidades
«Los niños con mentalidad en crecimiento mejoran, persisten más tiempo y tienen más éxito», explica Boaler.
Sin embargo, esto no es algo que se logra sólo diciéndoselo a los estudiantes, sino que hace falta «enseñar de esa manera».
Incentivando el compromiso con la enseñanza, los estudiantes a aprenden de los errores en lugar de sentirse aplastados por ellos.
Cuando se cultiva la mentalidad fija, en cambio, los estudiantes creen que las cualidades, como la inteligencia o el talento, son características ya definidas, casi innatas.
Tal vez por eso más de uno de nosotros llegó a la conclusión de que definitivamente no era bueno para las matemáticas y tiró la toalla antes de tiempo.
Boaler y su colega de Stanford Carol Dweck desarrollaron el concepto de mentalidades en desarrollo y fijas.
Y sostienen que el tipo de mentalidad de un estudiante frente a las matemáticas es un factor determinante para definir si el alumno sobresale o no en el tema.
Cambio de matemáticas
Boaler sostiene hay que asumir la realidad.
Las maneras en las que se enseña matemáticas son muy aburridas para los alumnos y no generan compromiso con el proceso de enseñanza.
Muchas de las formas tradicionales en las que los maestros enseñan van en contra de la capacidad del cerebro para aprender y retener los conceptos.
«Lo que necesitamos es devolver las matemáticas a una visión abierta y creativa.Alentar la creatividad y razonamiento de los niños«, dice la investigadora de Stanford.
Finlandia es un buen ejemplo, sostiene Boaler.
Ese país sobradamente conocido por tener uno de los mejores sistemas educativos del mundo logró que las tablas de multiplicación no asusten a los niños.
Porque no tienen que memorizarlas.
*Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-39725468