Cuba/04 mayo 2017/Fuente: Tiempo 21
Para orgullo de los cubanos, la educación en nuestro país ha alcanzado niveles iguales o superiores a los de cualquier nación desarrollada del mundo.
Sus logros en esta esfera atraen las miradas no solo de extranjeros interesados en estudiar en los centros de referencia de Cuba, sino también de políticos, funcionarios, pedagogos que deciden en el sector educacional de sus respectivos países y reconocen la excelencia y alta calidad del sistema educativo cubano.
Válido recordar que no siempre fue así. Antes del triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, la situación de la enseñanza era deprimente.
A un sistema educacional deficiente en sí mismo y caracterizado por el abandono de los gobiernos de turno y el desinterés en la formación de maestros competentes, se unían una infraestructura lamentable en las escuelas públicas y altas tarifas para matricular en las privadas, donde se encontraban los mejores claustros.
Los alumnos debían comprar los libros, cuadernos de trabajo, y cualquier otro medio de enseñanza imprescindible para su formación.
Aunque la educación primaria pública, era gratuita y obligatoria, había en Cuba medio millón de niños sin escuelas, en tanto, la enseñanza media y superior se concebía solo para la población urbana y, en general, existían en el país un millón de analfabetos.
Con la victoria de los rebeldes, se declaró –entre otras medidas que favorecían al pueblo- la Reforma Integral de la Enseñanza, con lo cual se determinó que el objetivo primordial de la educación es el pleno desarrollo del ser humano.
En 1960, en la ONU, Fidel prometió librar la batalla contra el analfabetismo, y en apenas un año Cuba fue territorio libre de analfabetos, condición que favoreció cada vez más el alto nivel educacional de la población, la cantidad creciente de universitarios entre los obreros y campesinos, y la posibilidad de elevar la calidad del trabajo en los diferentes sectores de la sociedad.
El seis de junio de 1961 se dictó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza que suprimió la educación privada y los viejos métodos de instrucción y estableció una educación revolucionaria.
Desde entonces, la luz de la enseñanza es para todos los cubanos, una prioridad para el Gobierno y un orgullo para la nación, que es ampliamente reconocida por los resultados en tan importante sector.
Tales son sus avances en este campo, que Cuba se ha convertido en ejemplo para el mundo. Sus profesores y maestros diseminan el saber en lugares alejados e inhóspitos que reclaman su solidaridad, mientras los programas Educa a tu hijo y Yo sí puedo se aplican en países como Bolivia y Venezuela con buenos resultados.
Asimismo los congresos internacionales, talleres y conferencias en los que participan pedagogos cubanos son de mucho interés para sus homólogos de otros países.
Mucho tuvo que ver el empeño político del máximo líder de la Revolución, Fidel Castro, en el desarrollo del sistema educativo cubano. Desde muy temprano y como parte del proceso revolucionario su intención fue lograr una enseñanza obligatoria, gratuita, comprometida y basada en el ideario martiano, fundamentada en valores sustantivos como la solidaridad, la igualdad, el internacionalismo y la dignidad.
Razones de más para honrarlo cada día en nuestras escuelas, con mayor calidad en el proceso docente y mucho amor por los educandos, esos que se encargarán de continuar su obra y construir un futuro mejor.
Fuente:http://www.tiempo21.cu/2017/04/27/sistema-educativo-cubano-orgullo-la-nacion/