Por: Carlos Tünnermann
El tema de la evaluación de la calidad y pertinencia de la educación ha adquirido gran relevancia, desde luego que los países que poseen los mejores sistemas educativos son los que han alcanzado mayores niveles de progreso y bienestar.
En Nicaragua la Ley General de Educación, que creó el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación del Sistema Educativo Nacional (CNEA), otorgó a este la competencia de evaluar la calidad del desempeño de las instituciones, tanto públicas como privadas, que ofrecen servicios educativos en todos los niveles y modalidades del Sistema. Esta atribución es exagerada, pues es muy difícil que un solo organismo asuma con eficacia semejante tarea. En América Latina, los Consejos de Evaluación y Acreditación generalmente tienen limitadas sus atribuciones a la evaluación y acreditación de la calidad de la educación superior. Otros organismos son los encargados de evaluar la calidad de los niveles educativos precedentes. En México, por ejemplo, la evaluación de la calidad de esos niveles está a cargo del Instituto Nacional de Evaluación, que es un organismo autónomo y dispone de los recursos necesarios para acometer tal tarea. La evaluación y acreditación de la educación superior está a cargo del Copaes.
La amplitud de facultades otorgadas al CNEA quizás sea una de las causas de su poco rendimiento en más de diez años de existencia. Hasta el momento, solo ha avanzado en los procesos de autoevaluación institucional de decenas de universidades públicas y privadas. Que se sepa, aún no se ha pasado al proceso propiamente de acreditación, que requiere el cumplimiento de una serie de etapas, entre ellas la visita y revisión de los informes de autoevaluación por pares académicos.
En cambio, los organismos de evaluación y acreditación de los otros países centroamericanos, como por ejemplo el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes) de Costa Rica, ya ha acreditado varias instituciones y programas. Con menos dinamismo, la Comisión de Acreditación de la Calidad Académica de las Instituciones de Educación Superior de El Salvador, ha avanzado en la acreditación principalmente de las universidades privadas de aquel país.
Para Nicaragua es importante la existencia de un eficiente organismo de evaluación y acreditación de la educación superior que garantice a la sociedad, y a los propios usuarios, que la educación que se imparte responde a los estándares de calidad y pertinencia que cabe esperar en estos tiempos, donde el conocimiento y la existencia de recursos humanos bien calificados devienen en la principal riqueza de las naciones.
El tema de la acreditación de la educación superior ocupa un lugar prioritario en el debate internacional. A esto se agrega el reto de la acreditación en el ámbito internacional, la acreditación de los ofrecimientos transfronterizos de educación superior y de los programas virtuales.
La respuesta a estos retos debe partir de la consideración de la educación superior, sea pública o privada, como un bien público y el conocimiento generado en ella como un activo social al servicio de la humanidad. Las tendencias que hoy en día se observan en la educación superior en el mundo, no pueden sustraerse de la influencia de los dos fenómenos que más inciden en su desempeño: la globalización y la sociedad del conocimiento. La globalización no es en sí enteramente buena o mala. Depende de cómo las naciones se insertan en ella. La educación superior de calidad puede desempeñar un papel clave en la creación de las condiciones que permitan una inserción favorable en los espacios económicos abiertos. Actualmente, no solo compiten los aparatos económicos sino también las condiciones políticas y sociales, los sistemas educativos, las políticas de desarrollo científico y tecnológicos y los Sistemas Nacionales de Innovación.
La evaluación y acreditación de la educación superior no debe limitarse al juicio sobre la calidad de los docentes, de las investigaciones, del diseño curricular ni a la constatación de si son suficientes o no los recursos disponibles. Un elemento importante de la evaluación es la calidad de los estudiantes, es decir, si se cuenta con estudiantes que no son simples receptores sino protagonistas de su propio proceso de aprendizaje para, de esta manera, aprender a aprender y aprender durante toda la vida.
Fuente: http://www.laprensa.com.ni/2017/07/07/columna-del-dia/2259025-la-evaluacion-de-la-calidad-educativa