«En España hay grandes científicos pero no una tradición de investigadores excepcionales»
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SANTIAGO / LA VOZEl día de su cumpleaños, y tras 20 años de trabajo, Serge Haroche (Casablanca, 1944) consiguió lo imposible: vio el gato de Schrodinger vivo y muerto a la vez. El haber conseguido medir y manipular estados cuánticos sin destruirlos le valió el premio Nobel de Física en el 2012. Estos días, este firme defensor de la ciencia básica está en Santiago como invitado número 35 del programa ConCiencia de la USC.
-Sí y creo que tiene el efecto perverso de que los científicos son forzados a entrar en ese juego, el de exagerar sus investigadores, fingir que habrá un computación cuántica en diez años. Ir en esa dirección de intentar presentar la investigación de forma no sincera es negativo. La ciencia debe permanecer objetiva y no se debe obligar a forzar los resultados, a sobrepublicar. Se está cayendo en una ciencia más cuantitativa que cualitativa.
-En el ránking.
-Sí, en el ránking. No quiero decir que todos lo hagan, sino que el sistema está empujando a eso, a solo mirar el número de publicaciones y no a su contenido.
-Hay una corriente negacionista que duda por ejemplo de que exista el cambio climático o de la seguridad de las vacunas. ¿Cuál es la consecuencia? -Es mala, claro [sonríe]. El hecho de que haya un espíritu anticientífico, de que la gente confunda una opinión y una teoría y de que se hable de hechos alternativos es malo. La única forma de combatirlo es seguir diciendo lo que decimos y que no se le dé el mismo peso a ciencia y pseudociencia, aunque la controversia sea tentadora.
-¿No es frustrante?
-Por supuesto. Creo que es parte de la frustración de la gente por estar en una mala situación. En este momento populista la gente ya no confía en las instituciones y considera la ciencia una institución, así que no cree en ella. Y es frustrante porque la ciencia tiene los hechos y nada más.
-Dice que hay países que lo hacen mejor que otros en ciencia. ¿Cómo está España?
-España lo está haciendo bastante bien ahora. En los premios Jaime I he visto gente muy interesante, con mucha imaginación, en la dirección adecuada y España está bien en el sistema europeo. Pero siempre me ha sorprendido que España ha contribuido mucho a la civilización, al arte, a la literatura, pero no la ciencia. Hay grandes científicos pero no una tradición de científicos excepcionales.
«Con la física cuántica lo que va a pasar no está claro»
Serge Haroche siempre pone un ejemplo claro sobre la incógnita que supone el progreso científico. En la feria de París del año 1900, con un progreso científico en ciernes, se le pidió a la gente que imaginase el año 2000. Nadie predijo los teléfonos móviles y los ordenadores
-Las postales eran muy naif porque la ciencia básica no estaba suficientemente evolucionada. Con la física cuántica creo que estamos en una situación parecida, lo que va a pasar no está claro. Creo que va a haber un gran progreso en lo que a comunicaciones se refiere pero sobre todo en la simulación cuántica, que permite jugar con un sistema de átomos para intentar encontrar nuevas propiedades de la materia, como superconductividad a alta temperatura, o las propiedades que va a tener un medicamento. Ya hemos llegado muy lejos. Todos los dispositivos que usamos, como este smartphone que estás usando para grabarme, usan las leyes cuánticas. Estamos en una nueva generación de aplicaciones cuánticas, queremos dispositivos que usen directamente esas leyes extrañas. Pero lo que vaya a pasar en 30 años con esta investigación sigue siendo un misterio.
-Dice que hay un camino muy largo hacia la computación cuántica. ¿Cuáles son los obstáculos?
-El mayor obstáculo es la decoherencia, el proceso por el que mediante interacciones se rompe esa indeterminación cuántica. Lo que se está intentando ahora es, en un sistema con varios qubits, intentar protegerlos con otros. Pero para tener esos qubits necesitas una infraestructura enorme, muy difícil de controlar. Así que nadie sabe si va a funcionar ni cómo. Se trabaja en bits superconductores e iones.
-De completar ese camino, ¿a dónde llegaríamos?
-La verdad es que no lo sé, creo que me equivocaría. Se habla de la comunicación segura. En una máquina de este estilo una parte del sistema está ligada con otra de tal modo que si alguien intenta interceptar las comunicaciones, lo sabrías. Sería un sistema inmune al espionaje y al hackeo.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2017/07/19/serge-haroche-gente-cree-ciencia-parte-instituciones-confia-/0003_201707G19P29992.htm