Nuestras heroínas las Kellys

Por: Lidia Falcón

El día 16 de agosto las kellys convocan a toda la ciudadanía a apoyarlas en su lucha, manifestándonos en las calles. Las kellys, un acrónimo de la expresión “las que limpian”, han logrado ser tema de noticias publicadas, reportajes escritos y televisivos. Y de la admiración del Movimiento Feminista. Nosotras, como Partido Feminista, estaremos allí con ellas.

Estas mujeres, desde su extrema modestia y anonimato comenzaron a reunirse, a organizarse, y a alzar sus voces en protesta por la situación de extrema explotación que estaban sufriendo, en Lanzarote, esa isla perdida en el Atlántico que tenía como únicos méritos ser totalmente volcánica y haber dado cobijo a José Saramago.

En marzo de 2016 se registraron como asociación, porque sus demandas no habían sido atendidas ni por los sindicatos ni por los partidos políticos. Ellas, tan humildes, solamente limpian. Limpian habitaciones de hoteles, apartamentos, casas rurales, escuelas, hospitales. Solamente limpian…y nada menos.

En su manifiesto dicen: “Nos llaman las mujeres de verde porque sudamos una camiseta que grita “Organízate si no quieres que te organicen”. Y ellas lo han hecho. Se han constituido en una asociación independiente. Para reivindicar sus derechos de trabajadoras,  continuamente conculcados.

En este último ingenioso invento del capital -y como tiene el poder y el dinero siempre se nos adelanta en crear nuevas formas de esquilmar a los trabajadores- las limpiadoras de habitaciones, de cuartos de baño, de suelos de hospitales, ya no son proletarias ni empleadas. Ahora son emprendedoras. Esta preciosa terminología que se ha descubierto en la época de la posverdad, con la que pretenden engañar a sus víctimas, y a veces lo consiguen. Ellas son sus propias empresarias que se pagan la seguridad social y los impuestos y contratan en términos de igualdad con los empresarios de hostelería o las empresas externalizadas –otro eufemismo- que contratan a su vez los servicios de limpieza. ¡Qué bonita cadena de subcontratas que desde el primer empresario hasta la limpiadora va reduciendo el salario y los derechos de la obrera!

-No cumplen el contrato, me decía una de las dirigentes de Las Palmas, Olga, hace unos días. Dicen que tenemos una jornada de seis horas pero en ese tiempo no puedes limpiar el número de habitaciones que te exigen. Acabas haciendo jornadas de 8 y de 10 horas.

-¿Por qué no te vas a tu casa a las seis horas de trabajo?

Olga me miró con compasión y reproche a la vez.

-Porque me despedirían inmediatamente.

-Podrías recurrir a los juzgados para que cumplieran el contrato…

Nuevamente la sonrisa conmiserativa ante mi ignorancia.

–Te contratan por un día…

         Y les pagan 2,50 euros por cada habitación limpiada.

Han trabajado hasta ahora empujadas por la necesidad -muchas tienen hijos pequeños- hundidas en la desesperanza, a base de analgésicos, para ganar 700, 800 euros mensuales, pagándose ellas la seguridad social y los transportes.  Plantearon sus problemas a UGT, a CCOO, a abogados laboralistas, sin que ninguno de sus dirigentes y expertos les dieran solución a sus problemas.

Hasta que en Lanzarote unas cuantas se reunieron y decidieron organizarse, antes de que los demás las organizaran. Y se dieron nombre, Las Kellys. Las que limpian. Y escribieron un manifiesto que todos ustedes pueden leer. Después de Lanzarote otras compañeras se unieron a ellas, en Tenerife, en Las Palmas, en Sevilla, en Barcelona, en Madrid. Cada mes se crea una asociación más. En septiembre estarán en la asamblea nacional en Madrid para decidir si se constituyen en sindicato.

Ellas han llevado sus reivindicaciones al Congreso, al Senado, a Ayuntamientos, a Juntas de Distrito, a diversas instituciones autonómicas. Su persistencia y resistencia, la legitimidad de sus reivindicaciones, las reclamaciones judiciales que comenzaron a ganar en los tribunales, las llevaron a las pantallas de las televisiones y las portadas de los periódicos.

Ellas hablan de Derechos, Salud y Dignidad. Y saben cómo reclamarlos. Porque tienen la razón y ahora son conscientes de que también tienen la fuerza.

Sin ellas no solo los hoteles sino todo el país no funcionaría. Cómo no funcionaría sin amas de casa que limpian cada día. Pero éstas ni siquiera tienen el mísero sueldo de las camareras de piso.

Me decía Olga que si consiguieran convencer a las compañeras de que es imprescindible plantear una huelga coordinada, aunque solo fuera de un día, tendrían la batalla ganada. Porque sin limpiar las habitaciones de los hoteles no hay clientes. Y si no hay clientes no hay turismo y si no hay turismo iremos todos los españoles a pedir limosna, incluidos los empresarios.

Porque sea el que sea el ramo de producción de que hablemos la limpieza es imprescindible, siempre más cuando se trata del alojamiento de personas. Sin ellas, sin las kellys, la patronal no puede seguir adelante en su frenética carrera de acumular capital. Sin ellas, sin las humildes, anónimas y hasta ahora tratadas despectivamente, camareras de piso, no se pueden habitar los hoteles, ni entrar en los bares y restaurantes, ni atender a los enfermos ni enseñar a los niños. Por tanto, el país no funciona. Y ellas son las dueñas de la llave.

Como en todos los sectores, el proletariado, esa categoría que algunos sabios latiniparlos que crean opinión, dicen que no existe, tiene el poder de paralizar el país. Lo estamos viendo en el conflicto de los estibadores, en los guardas de seguridad del aeropuerto del Prat y se puede asistir a la paralización del sector turístico si las kellys se lo proponen.

Para ello hace falta que muchas más limpiadoras, esos miles y miles de mujeres que se levantan a las 6 de la mañana sin haber apenas descansado, y cogen autobuses y metros para acudir a las empresas a limpiar la suciedad, recoger la basura y dejar en condiciones habitables, dormitorios, baños, despachos, vestíbulos, pasillos, escaleras, hospitales y colegios, y regresan destrozadas diez horas más tarde a su casa, para seguir limpiando y cuidando niños, después de haberse tomado varios analgésicos, sepan el poder que tienen. Porque ellas mantienen el país por la base, permitiendo que cada día podamos subsistir en un entorno habitable. Porque ellas son las heroínas anónimas de nuestro tiempo.

Este tiempo que la derrota del socialismo en Europa ha llevado a la máxima soberbia al capital y permitido que la legión de trabajadores vuelva a ser esclava. Con la anuencia de partidos políticos y partiditos y sindicatos y medios de comunicación y legisladores y ejecutivos, que han ido cediendo rápidamente ante el enemigo la pérdida de los derechos tan dura y sangrientamente conquistados  por los y las trabajadoras en los dos siglos anteriores.

Pero hoy las kellys tienen el destino del país en sus manos, esas manos tan trabajadas, tan cansadas, tan deformadas de tanto limpiar, y deben ser conscientes de ello. Ha llegado el momento de que se unan todas y planten cara a la reforma laboral, a la externalización, a los emprendimientos, a los contratos de un día, a las tarifas de miseria, a los horarios extenuantes. Porque ellas sí que pueden.

Y todas las personas bien nacidas tenemos que estar con ellas, apoyándolas, manifestándonos, gritando sus razones y exigiendo sus derechos. Porque su triunfo es el de todas las mujeres explotadas, porque su victoria es la de todos los trabajadores, porque sin que sus derechos, su salud y su dignidad sean respetados, ni habrá turismo ni habrá futuro. Porque es preciso que ya de una vez el mundo cambie de base.

En definitiva, en pie a vencer, compañeras.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/08/15/nuestras-heroinas-las-kellys/

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