Puerto Rico / 25 de octubre de 2017 / Por: Alex Figueroa Cancel y Gabriela Saker Jiménez / Fuente: https://www.elnuevodia.com
Las comunidades han sido clave en habilitar los planteles escolares
Quedó en manos de la comunidad. En la Escuela Juan Ponce de León en Guaynabo, un ejército de voluntarios se encargaron, día a día, de recoger escombros, limpiar el plantel, fumigar.
“Al ser escuela de la comunidad, la comunidad participó”, dijo el maestro Luis Pabón.
El personal que labora en el comedor escolar ofreció almuerzo a los cientos de voluntarios, unos 400 maestros, empleados, estudiantes y vecinos. Y el interior de ese espacio escolar también ha sido centro de acopio y de actividades para niños.
“Sabemos que van a venir con mucho ánimo; ya nos han expresado que quieren volver”, aseguró el maestro de educación física.
Así, con la ayuda de la comunidad, la escuela guaynabeña está lista para abrir sus salones hoy con el reinicio de clases en los primeros 119 planteles anunciados por el Departamento de Educación, ubicados en las regiones educativas de San Juan y Mayagüez.
“Todo el mundo, al ver la situación, se ha enrollado las mangas”, reconoció la secretaria de Educación, Julia Keleher, quien espera impactar, de entrada, a unos 36,000 a 40,000 estudiantes.
La funcionaria ha enfrentado críticas -como las de la Federación de Maestros-, por dilatar el comienzo de las clases en planteles que, a juicio de empleados y comunidades, ya están habilitados.
“Hemos recibido llamadas y peticiones individuales y de escuelas que quieren que su escuela abra, (pero) hay que asegurar que ninguna corre ningún riesgo… No puedo ir por encima de lo que es una evaluación de seguridad”, subrayó Keleher, y pidió paciencia.
Se refería a escuelas que “no están listas para abrir porque, por ejemplo, hay cables tendidos en el piso”, dijo. A la par, la funcionaria reconoció que hay poco personal para certificar los 1,113 planteles.
Además, Keleher anticipó que identificará los servicios que no se proveyeron en este período, como “gastos evitados”, en aras de que “los servicios de educación especial, que se sufragan con fondos estatales, no se vean afectados”.
Por último, la funcionaria dejó entrever su visión de que la secuela de la crisis beneficie el futuro de la educación pública.
“Una cosa es tratar de reponer (daños), y otra es rediseñarlo por completo (para que) no tengamos planteles con problemas de planta física… Es transformar el sistema y aprovechar la oportunidad, no cerrar y consolidar por hacerlo”.
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