Por: La Nación/Lucrecia Lacroze/17-11-2017
Cambiar el entorno e incluir. Con esas dos premisas, y en un contexto en el que las escuelas buscan renovarse para adaptarse a una realidad cada vez más exigente, hoy empieza la Feria Nacional de Innovación Educativa 2017, en Tecnópolis. Allí se reunirán más de 4500 estudiantes y docentes de escuelas primarias y secundarias públicas y privadas de todo el país, para presentar 1000 proyectos que idearon y diseñaron durante el año.
«Nuestros alumnos encuentran sentido a lo que estudian cuando aplican sus conocimientos y habilidades en la práctica, al identificar en su entorno una necesidad social, ambiental, cultural y encontrar la forma de resolverla», dice el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, que está a cargo de la organización de la feria. Y agrega: «Creando, los chicos son dueños de su futuro, cambian la realidad en la que viven».
Por primera vez, en esta edición la feria integra -además de las muestras de educación, arte, ciencias y tecnología, que se organizaron durante el año en todas las provincias- la Internacional de emprendedorismo escolar y la muestra Técnica-mente.
«Las ferias de ciencias hacen que los chicos se integren, que estén incluidos», dice Claudia Sala, docente de la escuela primaria Presbítero Cayetano de Quiroga, en la localidad sanjuanina de Usno, que presentó dos proyectos. Según describe, la posibilidad que tienen los alumnos de involucrarse en este tipo de iniciativas les da algo que necesitan: motivación.
Los trabajos que se exhibirán hasta el lunes, cuando termine la feria, fueron seleccionados por haber sido distinguidos en las muestras que se hicieron durante este año en las provincias.
Buenos Aires, con 74 proyectos; Misiones, con 59, y Córdoba, con 58, son las provincias que más iniciativas presentarán. También participarán alumnos de Brasil, Colombia y México.
Sergio Siles transmite entusiasmo cuando habla de su experiencia como coordinador provincial de las ferias de Jujuy. Viajó con una delegación de 130 personas entre docentes, alumnos y equipos técnicos, que presentarán 33 proyectos.
«Vinieron estudiantes de todas las modalidades como artística, bilingüe, rural, jóvenes y adultos, y escuelas técnicas», dice Siles orgulloso. Cuenta que los proyectos ya participaron de la feria de la provincia, en la que hubo más de 110 iniciativas.
«Hay algunos chicos que es la primera vez que participan, pero Jujuy es bastante convocante en este tipo de proyectos», señala Siles. Sabe que las claves de estos concursos son la motivación, la inclusión de los estudiantes y el poder generar un impacto en la comunidad.
A esas premisas se refieren las tres historias que LA NACION presenta a continuación.
Jujuy: la huerta crece con fertilizante propio
Horacio Gómez es docente en la escuela Nº 233 de Santa Bárbara, departamento de Valle Grande, Jujuy. Todos los domingos recorre 120 kilómetros. Tras cinco horas de colectivo, camina cuatro horas más para llegar a la escuela, donde se queda a dormir hasta el viernes. «Es un lugar tranquilo, me gusta el paisaje y es una forma distinta de hacer mi trabajo», dice Gómez, que hace cinco años que realiza ese recorrido cada semana. «La vuelta es más corta porque hacia abajo voy más rápido», aclara.
Al establecimiento se llega a pie o a lomo de burro. Para esta ocasión, el Ministerio de Educación provincial procuró los animales para que la comitiva de la escuela pudiera viajar.
El colegio sólo tiene seis alumnos, pero Gómez viajó a Buenos Aires con Ramiro Torres, de 13 años, y Mauricio Tolaba, de 11. En la instancia provincial participaron los seis alumnos, para este viaje sólo se animaron Ramiro y Mauricio, que es la primera vez que viajan a Buenos Aires. «Estoy entusiasmado, va a haber mucha gente», dice Mauricio.
El difícil acceso a la escuela complica el transporte de cualquier producto. «Empezamos el proyecto por una necesidad de producir nuestro fertilizante», explica Gómez. En la huerta producen la verdura que comen y necesitaban abono para mejorar la calidad de las verduras. Por eso decidieron elaborar el humus de lombriz.
Hace más de tres años que trabajan en el proyecto y tienen los avances registrados junto con las fotos. «La posibilidad de presentar el proyecto es útil para la escuela porque podemos promocionar nuestro trabajo y transmitir la conciencia conservadora de que usamos los residuos orgánicos de cocina», concluyó el maestro.
Mendoza: estudiar el valor de las acequia
La numerosa delegación de Mendoza que llegó a Buenos Aires presentará 50 proyectos. Los participantes vienen de todo tipo de modalidad de escuelas. Por ejemplo, el Centro Educativo Nivel Secundario (CENS) Nº 3-411 Raquel Robert trajo a las alumnas Miriam Treinsenbach y Elena Bravo, de 58 y 72 años, respectivamente, junto con su maestra Viviana Daniela Jenón.
Las estudiantes elaboraron un proyecto para revalorizar las acequias y su importancia para Mendoza. Sus autoras buscan revalorizar la educación. Su recorrido personal es prueba de ello. Treinsenbach y Bravo cursan primer año del CENS y han demostrado que no importa la edad, cualquier alumno se puede lucir y lograr distinciones en su desarrollo educativo. Pero además apuntan a lograr cambios en el contenido educativo de las escuelas.
«Queremos que la juventud aprenda que es gracias a las acequias que Mendoza dejó de ser desértica», dice Treinsenbach. El propósito del proyecto es reincorporar en la currícula la historia y la importancia de las acequias. «Como somos adultas recibimos esa educación, pero los jóvenes ya no lo aprenden», dice Treinsenbach.
El trabajo refleja su preocupación por la cantidad de basura en las acequias, que origina focos de contaminación. Participaron primero en la feria departamental de Godoy Cruz y luego en la provincial, donde ganaron la posibilidad de traer su proyecto a Tecnópolis.
Su profesora, Viviana Daniela Jenón, está orgullosa: «Ellas están muy emocionadas; el esfuerzo que han hecho a esta edad de volver a estudiar y además armar todo este proyecto ya es un premio para ellas». Y agrega: «Para mí, el premio es estar con ellas».
San Juan: difundir el patrimonio turístico
«La idea del proyecto fue primero conocer el patrimonio de nuestro lugar y poder difundirlo para que los turistas vengan a conocer», dijo Claudia Sala, docente de la escuela primaria Presbítero Cayetano de Quiroga, en Usno, San Juan. Contó que lograron el apoyo del gobierno para solventar la campaña de promoción.
El pueblo está a la vera de la ruta 510, por donde pasa el turista que va al Valle de la Luna. Quisieron aprovechar esta ventaja para dar a conocer su pueblo. «Tenemos una capillita de 120 años», señaló .
Su campaña incluyó tres ejes: carteles dibujados para atraer turistas y mostrar los puntos turísticos del pueblo. Los dibujos fueron realizados por un alumno con sobreedad que suele tener muchas inasistencias y a quien los docentes precisan buscar en su casa a menudo. Cuando presentó los bocetos a la maestra de plástica, ella los aprobó sin cambios. Así, a través de los carteles logró sentirse valorado.
También realizaron un spot publicitario para radio, usando los teléfonos celulares de los alumnos. «Lo grabó Sofía, una alumna nueva que llegó con un sentimiento de inferioridad por no saber leer y logró ocupar un lugar importante gracias a este proyecto», explicó la docente. El spot tuvo alcances extraordinarios gracias a una amiga suya que trabaja en una radio. Ella lo editó y logró pasarlo en las radios de San Juan. El tercer instrumento que se usó fueron folletos promocionales que los chicos repartieron por el pueblo y que se entregaron a quienes visitan el Parque Ischigualasto Valle de la Luna. El ente autárquico que lo gerencia, además, financió los costos de la campaña cuando vieron el proyecto en la Feria de Ciencias local.
*Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2083100-educacion-impactar-en-la-comunidad-una-tarea-que-nace-en-el-aula