Las matemáticas, la lectura y la escritura son los conocimientos fundamentales y básicos que deben adquirirse desde el colegio. Sin embargo, según estudios y expertos, la forma como se están enseñando no es la más adecuada. Así lo reflejan también las pruebas internacionales (Pisa) y nacionales (Saber). Aunque Colombia ha logrado avanzar en las dos últimas ramas, en matemáticas aún hay mucho terreno por recorrer.
Según los últimos resultados de las pruebas Pisa, elaborado por la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que evalúa a niños de todo el mundo, el 66,55 por ciento de los estudiantes colombianos no pudieron resolver los cálculos de la prueba. Estos bajos resultados llevan a que la sociedad se esté preocupando por cambiar prácticas pedagógicas en torno a las matemáticas.
Entre las iniciativas que buscan revolucionar el sistema educativo está Smartick, un método en línea de matemáticas extraescolar que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y, según estadísticas de la misma plataforma, ya ha ayudado a mejorar sus calificaciones al 83 por ciento de los estudiantes entre los 4 y los 14 años que la han usado. El método utiliza inteligencia artificial (IA) para identificar las características de cada estudiante. EL TIEMPO habló con el español Javier Arroyo, cofundador de Smartick, que cuenta con un equipo de 45 ingenieros, matemáticos, pedagogos, psicólogos y educadores.
Usted conoce varios modelos educativos, ¿cómo ve la educación? ¿Se está enseñando bien?
He tenido la fortuna o la desgracia de haber estudiado en cuatro países diferentes: Alemania, Estados Unidos, España y Bélgica. Hay muchas diferencias, obviamente. Lo que sí es algo habitual en muchos países es que la burocracia está frustrando a profesores y que no se ha conseguido reclutar y formar como se merece a los maestros de primaria. Ellos ponen los cimientos, crean los hábitos, pueden motivar a aprender, pueden ver el potencial de cada niño. En gran parte del mundo necesitamos hacer lo que han conseguido en Finlandia y Singapur.
¿Cómo cree que se debe revolucionar el sistema educativo?
No creo que haya que hacer una gran revolución. Las grandes revoluciones suelen acabar mal en política y también en educación. De hecho, muchas de las grandes propuestas disruptivas que escuchamos hoy se intentaron ya a principios del siglo XX. Me parece que hay una pequeña revolución obvia y no tan fácil de conseguir: tener altas expectativas para todos los niños. Debería haber recursos para que ningún niño se quede en el camino. Y eso, en parte, muchas veces es culpa de las matemáticas, a las que ven aburridas, difíciles y con poca utilidad en el mundo real.
Las pruebas Pisa evidencian que a Colombia no le va bien en esta área. ¿Los niños (no todos, claro) odian las matemáticas?
Está estudiado que la actitud de los mayores que rodean a un niño con las matemáticas se contagia. Se cree que es algo genético, cuando no lo es. También está comprobado que si los maestros de primaria tuvieron malas experiencias con las matemáticas, lo transmiten. También ocurre que muchos niños, millones, se empiezan a quedar un poco atrás en el aula. Por eso, algo como Smartick, que se adapta al nivel de cada niño, es capaz de reflotarlos, volverlos a subir a la superficie.
¿Cómo ve a Colombia frente a España?
Colombia está peor que España en Pisa, pero ninguno de los dos sale bien parado. Hace falta poner más entusiasmo desde que son pequeños, hacerles ver que el mundo de los números puede ser fascinante. Y, como pasa en Finlandia o en zonas de España, como Castilla y León, enseguida que se ve que un niño se está perdiendo, pueda tener refuerzo; como una tabla salvavidas matemática que lo rescate.
¿Cuál cree que debe ser el rol de las nuevas tecnologías en la enseñanza de las matemáticas?
Hay dos aspectos importantes. El primero, la posibilidad de usar inteligencia artificial, como hace Smartick, para situar a cada niño en su nivel exacto y, desde ahí, ‘cocinarle’ un plato de matemáticas especialmente con los nutrientes que necesita cada uno. Esa misma inteligencia artificial nos permite estudiar miles de datos para comprobar, por ejemplo, que los niños pueden empezar a practicar potencias antes de lo que pensábamos o que no se asustan con el álgebra si se les introduce como lo hacemos nosotros. Lo segundo es poder gamificar parte de la experiencia. Los niños rinden mejor en un entorno amable donde pueden, por ejemplo, ganar estrellas dependiendo de sus resultados.
¿Qué es la inteligencia artificial? ¿Cómo se aplica a la educación y a la enseñanza de las matemáticas?
Nuestra algoritmia permite estudiar el estilo de aprendizaje de cada niño y saber cómo lo está haciendo, y así se adapta, al punto de que si falla una serie de ejercicios, le salta un tutorial o se le rota de concepto; pero, además, dependiendo de cómo lo ha hecho ese día, esos 15 minutos, le propone los ejercicios del día siguiente. También analizamos miles de ítems de información de 10.000 niños, para ver patrones y, con los expertos en didáctica, matemáticos y desarrolladores, interpretarlos y anticiparnos al comportamiento individual de cada niño. Esto nos permite ir guiando a cada uno, sin frustraciones.
¿Cuál es el futuro de la educación? ¿Todo será con inteligencia artificial?
No lo creo. El factor humano sigue siendo muy importante. Vemos la inteligencia artificial como herramienta poderosa, pero el factor humano es vital. Lo vemos también en Smartick. A los niños les encanta tener amigos en su entorno social y a los padres, interactuar con nuestro equipo por correo o por teléfono cuando tienen dudas. Pero, indudablemente, no aprovechar la inteligencia artificial para ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial me parecería un error incomprensible.
Fuente de la entrevista: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/cofundador-de-smartick-habla-de-la-ensenanza-con-inteligencia-artificial-160162
Fuente de la imagen: http://images.etn.eltiempo.digital/files/article_main/uploads/2017/12/09/5a2c9b2fe7ece