En noviembre pasado, la Contraloría General de la Nación indicó que en las 66 instituciones educativas intervenidas en la administración de Dionisio Vélez, con un presupuesto de $69 mil millones del préstamo de $250 mil millones hecho a la banca privada, encontró deterioro prematuro de las obras y cambios de los usos proyectados para determinados espacios. Lo anterior a causa de, entre otras cosas, falta de mantenimiento preventivo y correctivo, y de no incluir en la contratación las necesidades apremiantes de los planteles, lo que dificulta la eficiencia y durabilidad de los espacios reparados.
La mala administración de los dineros que debieron ser invertidos en infraestructuras de las instituciones públicas, se evidencia en las obras inconclusas y los accidentes que se presentaron en los planteles educativos, al punto que padres de familia y estudiantes protestaron para exigir mejoras en los colegios. Hablemos de casos puntuales.
En enero de este año fueron entregadas las remodelaciones del colegio Mercedes Ábrego, sede Sectores Unidos, luego de dos años de espera, y en noviembre se presentaron filtraciones de agua en los techos y ventanas, inundando los salones y el colegio en general.
Los padres de los estudiantes del colegio Las Gaviotas, sede Niño Jesús, viven angustiados ante la posibilidad de que el cerramiento de este plantel se desplome en cualquier momento. Allí reciben clases niños de transición y primer grado. Inicialmente este colegio era de madera, fue demolido y su nueva construcción comenzó en el 2014. La primera falla fue la postergación de la entrega que estaba programada para el 2016, pero se alargó hasta este año, aún así, los compromisos de la Secretaría de Educación de reconstruir el cerramiento no se han cumplido hasta la fecha.
“Viene otro año escolar en el 2018, siguen las mismas paredes y se puede ver su mal estado, no queremos que vaya a suceder una tragedia, cuando llueve el colegio se moja completamente, ya nosotros nos cansamos y estamos estudiando que el otro año no traeremos a nuestros hijos a este colegio hasta que no nos solucionen”, manifestó Germán Romero García, miembro de la asociación de padres de familia de esta institución.
La construcción del nuevo cerramiento estaba prevista para agosto pasado pero han transcurrido cuatro meses y los padres de familia no ven soluciones sino mayores problemas. “Se tapan los ojos y se olvidan de que esto existe, la infraestructura del colegio es pésima, está rajado, se están cayendo las paredes, se han burlado de nosotros, nos vamos a ir a las vías de hecho, estamos dispuestos a llegar a las últimas consecuencias, tenemos el apoyo de los padres de familia, el Distrito debe evitar un caos”, expresó Fulvio Urzola, padre de familia del sector.
Con el mismo problema
El problema de los cerramientos no solo lo padece la sede Niño Jesús, se le suman los colegios Soledad Acosta de Samper, en Blas de Lezo, y Nuestra Señora del Carmen, en Chiquinquirá, que comenzaron a ser construidos como parte de un contrato de obras de reparación por $5 mil millones que desarrolla Edurbe, pero para la comunidad educativa los trabajos no resuelven la situación.
Luis Ramírez, rector de la institución educativa Soledad Acosta de Samper, habló sobre los problemas de infraestructura que se presentan en las diferentes sedes, aludiendo al estado de los techos, los laboratorios y oficinas administrativas. Recalcó el problema de la sede San Fernando por ser el más preocupante, debido a que la zona se inunda cada vez que llueve y las intervenciones que se han hecho solo mitigan. La comunidad en general solicita que la sede sea trasladada para evitar poner en riesgo la vida de los estudiantes.
“Después de tanto tocar puertas, de un mes para acá el gobierno al fin decidió hacer algunas intervenciones en tres de las cuatro sedes que tenemos. Los trabajos de alguna manera se iniciaron pero no han avanzado en el tiempo y en la dinámica que han debido avanzar. Nos preocupa que se inicien las labores escolares de 2018 y los trabajos puedan constituirse en un obstáculo para la iniciación de las labores en firme”, afirmó Ramírez.
Fallamos en el mantenimiento
El secretario de Educación, Jaime Hernández Amín, se manifestó sobre las continuas quejas de los accidentes en los colegios y las inversiones.
“Somos expertos invirtiendo en grandes obras pero fallamos en el mantenimiento. Si seguimos en esta dinámica siempre vamos a estar invirtiendo plata y después se deterioran las obras y quedan cómo estaban. El Plan Maestro de Educación (PME) establece que haya una inversión en un tiempo determinado a través de un proceso que, a futuro, genera una infraestructura de primer mundo que incluye presupuesto de mantenimiento porque sale más caro reconstruir que mantener”.
¿Qué pasará?
Debido a las fallas en infraestructuras, entre otras deficiencias de la educación local, para el 2018 el Distrito destinó el mayor presupuesto para esta dependencia, con un monto de $486.923 millones. Además, se espera la ejecución del Plan Maestro de Educación, que sería la carta de navegación del Distrito en cobertura, infraestructura, calidad, entre otros aspectos del sector educativo hasta el 2033, y que pretende ser aprobada en el Concejo el próximo año.
“Se necesita un plan de 15 años, como mínimo, para entablar acciones consecutivas favorables en la educación local y que no dependan de la voluntad de un alcalde o de un secretario de Educación”, manifestó Hernández Amín.
Fuente: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/educacion-la-hija-perdida-de-cartagena-268698