Uruguay/10 de abril de 2018/Fuente: https://www.elobservador.com.uy
Ineed y Unicef señalan que Uruguay se encuentra lejos de alcanzar el desarrollo sostenible.
En momentos en que comienzan a delinearse los primeros trazos de la Rendición de Cuentas y los sindicatos de la educación reclaman que el gobierno cumpla con la promesa de destinar el 6% del Producto Bruto Interno (PIB) a la educación, un informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y Unicef afirma que los efectos de una mayor inversión pueden perderse, si no se realizan transformaciones profundas en el sistema educativo.
El informe denominado La educación en Uruguay mirada desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que fue realizado por el doctor en Ciencias Políticas, Juan Bogliaccini, de la Universidad de Carolina del Norte, analiza la realidad educativa del país a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por Naciones Unidas para 2030.
Dichos objetivos fueron aprobados en 2015 y responden a diversos aspectos de la vida en sociedad. En total son 17 puntos, entre los cuales el cuarto postula «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos». En este sentido, plantea algunas metas en las que se debe trabajar.
El informe divulgado este miércoles señala que Uruguay se encuentra rezagado en lo que tiene que ver con la cobertura, equidad y calidad de la educación – sobre todo a nivel medio-, pero reconoce los avances alcanzados en la casi universalización de la educación para primera infancia y la incorporación de las tecnologías para el uso pedagógico.
Sin embargo, resalta que si no se mejoran los niveles de cobertura, calidad y equidad, se compromete el alcance de los objetivos de la ONU para 2030, por lo tanto, se pone en riesgo su desarrollo sostenible a futuro.
«Los bajos niveles de cobertura educativa (…) afectan en el mediano plazo la cultura cívica y política del país. Una desigual incorporación de competencias afecta el portafolio de habilidades en el mercado de trabajo, lo que incide no solo en la empleabilidad del trabajador, sino también en la competitividad global del país. Una alta desigualdad educativa resigna desarrollo humano», señala el estudio.
El informe expresa que para mejorar su situación relativa respecto a los objetivos de desarrollo sostenible y adecuar el sistema educativo a las necesidades del siglo XXI, Uruguay «requerirá de la elaboración de consensos de largo plazo tanto políticos como con actores relevantes sobre dos aspectos: financiamiento y transformación institucional».
En este sentido, señala que «aunque todavía no son suficientes», en los últimos años el país ha realizado esfuerzos en materia presupuestal. No obstante, advierte que «los beneficios asociados a esta inversión se verán disminuidos de no avanzarse en otras transformaciones igualmente importantes». Al respecto, menciona las instituciones de gobierno de la educación, los marcos curriculares y la definición de competencias esperadas en cada ciclo educativo. También habla de la evaluación sistémica de las competencias adquiridas y de los avances respecto a las metas planteadas.
Equidad con desigualdad
El informe establece que otro «factor de riesgo» que enfrenta Uruguay es la formación docente. En este sentido, vuelve a poner el foco en educación media, ciclo que tiene la menor cantidad de docentes titulados y con mayor rotación de profesores. Expresa que la equidad necesariamente pasa por «la generación de desigualdades» en los recursos destinados a los centros educativos y incentivos en los salarios docentes para favorecer a los contextos más vulnerables.