Por: Leoncio Durán Garibay
“Los árboles y pájaros más bonitos que yo jamás haya visto, estaban cerca de mi casa. Hoy los árboles están quemados y los pájaros hambrientos, porque no hay nadie que los alimente.” Con esta frase en forma de metáfora, uno de los 2.5 millones de niños sirios, que han huido de su país y que hoy viven en calidad de refugiados, intenta explicar lo que ahí sucede y en su desafortunada realidad. Además otros 6 millones de niños viven en calidad de refugiados dentro de su mismo país, obligados a huir de su hogar, de su ciudad. El 85% de esos niños están en condiciones de extrema pobreza.
La desnutrición es un cáncer que afecta a muchos de estos niños, la situación es apremiante, miles de ellos podrían morir de hambre, porque en el mejor de los casos, un pan y un vaso de agua no son suficiente para mantenerlos sanos y con vida. Los extremos son por demás conmovedores, cundo una madre de familia se ve obligada a hervir agua, para engañar a sus hijos, haciéndoles pensar que ya pronto tendrán alimento y así con éste engaño, se queden dormidos y no sigan pidiendo comida.
Pero la muerte es una fiera salvaje que acecha en todos los rincones del país, no sólo por desnutrición mueren los niños, también por las balas y bombas que no respetan; ni escuelas, ni hospitales, menos hogares o refugios. Según datos de la UNICEF, tan sólo en los meses de enero y febrero del presente año, han muerto en Siria más de 1,000 niños, lo que representa que cada hora y media muere un niño, ¡escalofriante verdad! Las imágenes son por demás dramáticas, cuando un padre intenta salvar la vida de su hijo que está bañado en sangre, corre con él en sus brazos, para llegar a un hospital que quizá ya no exista. Otra imagen es la de esos niños con síntomas de asfixia, víctimas de un atentado con bombas químicas.
El derecho a vivir una infancia feliz, es un anhelo difícil de alcanzar para estos niños; la educación se ha convertido en lujo, no hay escuelas, son obligados a trabajar para ayudar o para mantener la familia. La salud es un derecho que no existe, no hay medicamentos, tampoco hospitales. Con frecuencia son violentados sexualmente, reclutados y obligados a formar parte del ejército o de los grupos terroristas, y qué decir de aquellos niños que han quedado mutilados de su cuerpo y mutilados en sus sueños.
Por ello, me permito escribir algunas frases, tomadas de niños que han sido entrevistados, en diversos reportajes, trasmitidos en varios medios de comunicación del mundo, y que pueden considerarse como una petición de esos niños, que hoy no tienen nada que festejar, pero sí mucho que anhelar, mucho que preguntar y quizá mucho que reclamar.
–Es como un mal sueño, no puedo creer lo que está pasando.
–Yo sólo quiero volver a mi país y a mi escuela, con mis amigos.
–Sólo pido que la guerra termine, ¿dónde está la ayuda de los demás países?
–Somos niños de Siria, miren lo que nos está pasando, estamos siendo masacrados, mutilados, desahuciados y el miedo nos domina.
–¡¿Qué hemos hecho para que nos asesinen?
–Ustedes sólo detengan la guerra y nosotros no vendremos más a sus países, sólo detengan la guerra, ¡sólo eso!
–Un misil cayó justo en mi casa, mis abuelos murieron y 40 niños más, sacaron a mi abuela en 4 trozos.
–Sólo quiero entender una cosa, ¿por qué nos están bombardeando? Por qué ellos pueden, ¿sólo por eso?
–Me han dejado sin pierna y sin brazo, nos han matado, ¿Quién les dio permiso para eso?
— “Por favor ayuden a los sirios”.
–¡Hola Sr. Trump!, ¿alguna vez ha estado sin comer y sin beber, durante 24 horas? Piense en los refugiados y en los niños de Siria.
–Le digo al presidente Bashar que nos ha matado, que puede matarnos de hambre, puede matarnos de sed, puede encarcelarnos, puede torturarnos, puede dejarnos huérfanos, pero no va a poder cambiar lo que sentimos en nuestros corazones.
–Y estos países que apoyan y mandan armas, ¿Qué piensan?, ¿Qué os pasa? ¡Nos están matando!
–Los sueños de nuestra infancia permanecen en nuestro interior y aún no han crecido, los han mutilado también, ¿con qué derecho?
Fuente: https://www.elsoldeparral.com.mx/columna/los-ninos-de-siria