¿Cómo podemos asumir una investigación para la vida? La investigación dominante no sólo nos aleja de la vida, sino que hasta puede oponérsele. ¿En qué forma? Podemos reseñarlo de la siguiente manera: La investigación dominante -industrial, militar, académica- se refiere a conocimientos altamente concentrados (en los grandes complejos empresariales que pueden financiarla), que siguen la ruta del dinero (mecanismos de financiamiento internacional), que brindan conocimientos con alta tasa de retorno (máxima rentabilidad), cuya distribución es inequitativa, desigual (sigue las reglas del mercado de capitales), se apropia de conocimientos tradicionales y de investigaciones independientes, lo que algunos llaman “extractivismo” (entre otras, bajo la figura de patentes). En fin, se trata de investigaciones que favorecen el capital de empresas transnacionales, y no la vida de las grandes poblaciones humanas.
Queremos, aquí, hablar libremente de otras formas de asumir y de trabajar en el mundo del conocimiento: ejercer miradas de sociedades en proceso de transformación permanente, que se plantean una dialéctica entre emancipación y solidaridad, que asumen la inclusión como un determinante histórico, que luchan constantemente contra enemigos externos e internos y en esa lucha van generando (auto)referencias propias, originales, nuestroamericanas. Desde aquí, respaldamos una investigación diversa, plural, que surja y se alimente de la vida cotidiana, de dolores vitales, de sueños y anhelos, de microutopìas; una investigación que revele la vida en toda su complejidad, que la alimente, que la transforme mediante acciones compartidas; una investigación teñida de pueblo, de historias usualmente invisibilizadas, de tiempos sincrónicos y diacrónicos, de saberes artísticos, espirituales, tradicionales, vitales, que a la vez contribuyan al acervo universal de conocimientos sistemáticos.
Y, preguntándonos, como Simón Rodríguez, “adónde iremos a buscar modelos?”, acudiremos a referencias tangibles surgidas de búsquedas cognitivas latinoamericanas, desde el encuentro entre pueblo y academia. Y son múltiples: Investigación-Acción-Participativa, Sistematización de Experiencias, Educación para la libertad (Freire), Teología de la Liberación, Teatro del Oprimido, Teoría de la Dependencia, Filosofía de la Liberación, entre otras tantas. Y podemos aprender mucho de estas referencias…
Estas corrientes, diversas en sus orígenes y fuentes, parecen coincidir en cinco aspectos:
El pueblo (con su gran diversidad/ complejidad) es sujeto de la historia y del conocimiento. El pueblo es el protagonista tanto de los procesos sociales vitales como de la generación y validación de saberes, formas de sentir, relaciones entre personas. Y pueblo somos todas y todos.
Como pueblo (todas y todos), nos convocamos por un propósito histórico: la construcción de una nueva sociedad con equidad, justicia, dignidad, paz, solidaridad… que supone la superación de actuales estadios sociales de inequidad, injusticias, opresión.
Lo anterior puede lograrse mediante una alianza plural, democrática, dialógica de personas, organizaciones, instituciones, movimientos, que converjan en el propósito histórico y puedan desarrollar la fuerza suficiente para resistir a los actuales poderes dominantes y generar nuevos espacios civilizatorios.
Todo esto pasa por una transmutación de los modos como hemos venido concibiendo el conocimiento y el conocer; es necesario desarrollar y poner en diálogo conocimientos y saberes que usualmente asumimos por separado: artísticos, tradicionales, espirituales, académicos, vitales…
El camino es crear, fortalecer y socializar nuevos espacios, lenguajes, saberes, sentires, esquemas de relación, que transmuten nuestros cotidianos seres y haceres de pueblo…
¿Y cómo pensamos y actuamos estas ideas desde nuestras propuestas educativas universitarias? Hay múltiples modos. La invitación abierta es a mirar y a aprender de estas referencias para humanizar y reinventar los modos y las maneras de investigar. Por ejemplo, algunos aprendizajes a considerar:
1. Apertura de espacios permanentes de reflexión sobre enfoques y miradas nuestroamericanas en ámbitos universitarios, propiciando la búsqueda de propuestas alternas en torno a metodologías, métodos, metódicas, apuntando a la conquista de soberanía cognitiva, pluralidad de caminos, dialogicidad creciente…
2. La universidad vive con formas dominantes de organizar la investigación: Educación avanzada, Consejos de Investigación, líneas de investigación; son formas que sustentan la investigación y han dado resultados. Pero, ante estas formas verticales, podemos considerar otros modos horizontales e interactivos de investigar: abrir colectivos de intercambio de saberes entre pares (por ejemplo, profesores de un área dada), o entre diversas personas (estudiantes, obreros, personal docente) que buscan soluciones a una situación dada: por ejemplo, cómo desarrollar procesos productivos.
3. Lo anterior nos coloca en situación de diversificar las posibilidades de intercambio en torno a los procesos cognitivos en curso y a los productos resultantes de los mismos. Implica tejer redes soportadas en tecnologías accesibles (correos, blogs, facebook, etc.). Toda una red imparable de conocimiento alternativo, un espiral creciente, que mediante cátedras y seminarios permanentes libremente asumidos favorezca el mejoramiento de nuestro trabajo cotidiano, pero también las posibilidades de unirnos para transformar las prácticas universitarias.
4. Estas redes rizomáticas de diálogos de saberes no sólo tendrán su ámbito de acción puertas adentro de nuestra universidad, sino con mayor fuerza con todas las comunidades del entorno: comunidades geográficas, de intereses, de funcionamiento (por ejemplo, otras univesridades)…
5. Conviene acompañar y poner en diálogo formas diversas de conocer, como las investigaciones acostumbradas (las que llamamos cuantitativas y cualitativas, que usualmente dan soporte a trabajos de grado y de ascenso) y otros modos experienciales, colectivos, vitales, nuestroamericanos, como la investigación acción participativa, el método de proyectos y la sistematización de experiencias. Y esto implica el reto de ampliar las posibilidades metodológicas de la generación de saberes universitarios.