Chile. Que lo discursivo se vuelva real: Experiencias y apuestas al Feminismo de Clase

America del Sur/Chile/kaosenlared/ConstanzaCruz

Como Bloque de Organizaciones Populares hace un par de años tomamos la decisión de comenzar a trabajar e incorporar el feminismo de clase en nuestro proyecto de construcción territorial, el cual lo entendemos como una elaboración y creación permanente, al calor de la praxis concreta. Partimos de la premisa que nadie nace feminista. Muchas y […]

Como Bloque de Organizaciones Populares hace un par de años tomamos la decisión de comenzar a trabajar e incorporar el feminismo de clase en nuestro proyecto de construcción territorial, el cual lo entendemos como una elaboración y creación permanente, al calor de la praxis concreta.

Partimos de la premisa que nadie nace feminista. Muchas y muchos de quienes forman parte de este espacio, algunos más avanzados que otros, no logramos aún desprender del todo los vestigios patriarcales y expresiones del machismo en el diario vivir. Al no concebir bajo ningún caso la separación de la malamente llamada “vida privada” a la vida o tiempo dedicado a organizarse, pues cada persona es sólo un sujeto. Lo mencionado anteriormente nos permite entender y comprender que justamente  el capitalismo patriarcal nos ha impuesto el modelo de familia burgués el cual encuentra su origen y fundamento en la propiedad privada, forjando la separación entre la vida pública y la familiar, situando a la mujer mayoritariamente a un rol reproductivo dentro de la sociedad, el cual se materializa en el trabajo doméstico cuyo objetivo es reproducir futura mano de obra (crianza) y reponer la fuerza de trabajo gastada por el resto de los/as integrantes de la familia. Algunas de las tantas tareas realizadas por la mujer trabajadora en el hogar son el cuidado y crianza de los hijos/as, aseo, alimentación, cuidado de enfermos de la familia, entre otras. Lo planteado se aleja diametralmente a nuestro proyecto y visión tanto de familia como de la sociedad que anhelamos y construimos.

Para ser capaces de desarrollar el feminismo con una perspectiva de clase en el territorio es fundamental comprender las diversas dimensiones que posee el patriarcado, dentro de ellas podemos visualizar tres: aspectos simbólicos y culturales, aspectos ideológicos y políticos y los aspectos económicos y productivos.  Contextualizando como se ha levantado el feminismo desde las organizaciones populares, arrojamos un primer diagnóstico referente a lo retrasado que se encuentra el desarrollo del feminismo de clase dentro del territorio, reflejo de ello se puede vislumbrar desde la cotidianidad de la vida misma de las vecinas y vecinos en donde el concepto genera ruido, no se comprende o simplemente se mal entiende dado el discurso predominante centrado en los aspectos simbólicos y culturales mayoritariamente, excluyendo casi en su totalidad los aspectos económicos y productivos del capitalismo patriarcal, que justamente al momento de trabajarlos en los distintos espacios de mujeres de la población hacen mayor sentido y logran comprenderse, ser un motor para la organización de mujeres.

En este plano el trabajo se logra y lleva a cabo por medio de la educación popular plasmada en los círculos de mujeres, escuelas de oficios, asambleas de mujeres, entre otras diversas organizaciones populares. Estableciendo diversas temáticas para poder incorporar los conceptos básicos tales como; patriarcado- feminismo- machismo- tipos de violencia- entre otros. De esta forma se ha logrado generar un acercamiento al feminismo de clase entre las participantes de dichos espacios, en donde desde el sentir más cotidiano y reflexiones de mujeres populares se da cuenta las grandes diferencias existentes entre las mujeres ricas y las mujeres pobres, es en la misma discusión y los ejemplos dados en los diversos espacios donde se vislumbran estas diferencias y es ahí donde queda claro que los intereses nunca serán los mismos. Se podrían dar muchos ejemplos, pero basta sólo uno para dar cuenta de ello: dentro de los diversos espacios existentes son muchas las mujeres que se han dedicado o dedican al trabajo de empleadas domésticas o sus madres lo hacen, trabajo que reemplaza el trabajo doméstico de una mujer burguesa en su propio hogar. Este ejemplo permite graficar a que nos referimos cuando hablamos de doble explotación de la mujer, que no es más que el doble trabajo al cual el patriarcado nos ha impuesto como un rol, un deber. Las mujeres ricas bajo ningún caso van a sufrir dicha explotación, pues son las mujeres de la clase trabajadora quienes deben entregar su fuerza de trabajo para ir atenderlas, tener relucientes, brillantes y limpiecitas sus casas como también cuidar a sus hijos/as, ósea uno de los pilares bajo los cuales se sustenta el capitalismo patriarcal no lo viven de la misma manera las mujeres de diferentes clases. Por tanto, a la hora de pensar la lucha de las mujeres desde el género no podemos ser tan ingenuas, ni por un segundo verlas como nuestras amigas de lucha codo a codo en las calles, pues las mujeres ricas buscarán ganar sus reivindicaciones individuales, enfocadas a la igualdad dentro del mismo sistema, sin cuestionarlo y a la hora de velar por mejorar nuestras condiciones de vida volverán a sus puestos de explotadoras y opresoras.

El trabajo que hemos realizado no sólo ha sido en función de la educación, también consideramos que es una prioridad construir una alternativa para lograr emanciparnos como mujeres. Es ahí donde nacen los talleres de oficio replicados a lo largo de todos los círculos y escuelas, desde un aprendizaje colectivo y fraterno, con el objetivo de combatir la violencia económica y lograr romper con la dependencia hacia la figura que provee el hogar. Es en esta dinámica donde cada una toma un rol protagónico, todas poseen saberes para compartir, desde la cosmética natural, el rescate de saberes populares en la salud, encuadernación artesanal, tejidos, peluquería y un sinfín de saberes que logran compartirse de manera fraterna.

Por último, es imperioso mencionar el uso del lenguaje, el arte de las palabras muchas veces puede jugar en contra y en el largo proceso llevado a cabo ha sido una constante autocrítica, que ha traído un relevante aprendizaje. Debemos ser asertivas a la hora de hablar de feminismo en nuestro trabajo diario, no podemos bajo ningún motivo llegar con la receta del mundo académico para cuestionar y criticar nuestras prácticas y formas de relacionarnos de toda una vida, esto solo traerá rechazo y alejamiento por parte de las vecinas, es sólo a través de la educación colectiva que podremos dar cuenta de la opresión, sometimiento y violencia sufrida a causa del sistema capitalista patriarcal. A modo de ejemplo, es muy distinto generar reflexiones conjuntas que den cuenta de nuestra condición de opresión que decirle a una vecina que su marido es su enemigo, lo cual pudiese verse como un ataque obstaculizando las posibilidades de tomar conciencia y desnaturalizar dichas prácticas. Hay que hacer un esfuerzo permanente en no caer en el separatismo, y buscar la emancipación de la mujer trabajadora sin confundir el enemigo. No luchamos contra los hombres, sino contra un sistema de explotación y opresión, luchamos contra el capitalismo.

Vivenciar y ser testigos de la violencia, abuso, silencio que hemos debido guardar, creemos y ponemos toda  nuestra dedicación, esfuerzo, amor hacia nuestros vecinos y vecinas en construir poder, si bien encontramos sumamente relevante el trabajo descrito llevado a cabo en este tiempo a través de los distintos círculos de mujeres, escuelas de oficio, asamblea de mujeres, entre otros, siempre apuntamos a la transformación y que éstos sigan y sean un aporte para sembrar a diario la construcción de la mujer nueva, la cual sabe que la lucha es entre hombres y mujeres, la clase en su conjunto. De esta manera nuestras experiencias y trabajo junto a pobladores y pobladoras lo contemplamos de manera colectiva. Apostamos a la construcción de una sola fuerza capaz de dar golpes certeros al gigante, al enorme monstruo que nos somete como mujeres a una doble explotación y condiciones de opresión y también a toda la población, pues apostamos a seguir levantando y fortaleciendo la organización de mujeres con un horizonte claro y este no es otro que el poder del pueblo.

Si la organización popular no se perspectiva desde una posición de clase y con vocación de poder como un solo horizonte, es que entonces lo discursivo nunca se volvió ni volverá real y las luchas individuales, propias del capitalismo, han sido las triunfadoras.

Constanza Cruz es Participante del Círculo de Mujeres Las Araucarias (La Florida, Santiago de Chile)

Bloque de Organizaciones Populares

Fuente: http://kaosenlared.net/chile-que-lo-discursivo-se-vuelva-real-experiencias-y-apuestas-al-feminismo-de-clase/

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