Por: Alejandro Prieto Orviz
El niño contempla un espacio televisivo donde se alerta sobre la excesiva huella ecológica ocasionada por la actividad humana, escucha con interés la información referida a la subida del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos derivados del cambio climático, permanece atento a las indicaciones que hablan de llevar estilos de vida más sencillos y respetuosos con el medio ambiente; acto seguido, llega el tiempo dedicado a la publicidad y es objeto de mensajes que estimulan el consumo irreflexivo y promueven la participación ciudadana en juegos de azar que anuncian el pasaporte a la ostentación; y a continuación, permanece sentado viendo el inicio de un nuevo programa que realza la sobreabundancia y el lujo como patrón de felicidad y éxito social. ¿Con qué debe quedarse?, ¿qué información tendrá mayor capacidad de penetrar y esculpir la sensibilidad y la conciencia?
Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/09/19/opinion/1537372326_103069.html