Por: El Diario de la República.
En su último informe, la OMS señala que la tasa en Argentina es de 65 cada mil, contra el 8 de Europa.
La tasa mundial de embarazo adolescente en la actualidad se estima en 46 nacimientos por cada 1.000 niñas, mientras que esa misma medición en América Latina y el Caribe continúa siendo la segunda más alta en el mundo ya que está estimada en 66,5 nacimientos por cada 1.000 niñas de entre 15 y 19 años, sólo superada por los países del centro y sur de África. Estos datos se desprenden del informe «Aceleración del progreso hacia la reducción del embarazo en la adolescencia en América Latina y el Caribe», publicado este año por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Según este reporte se estima que cada año, en esta región, un 15 por ciento de todos los embarazos ocurre en adolescentes menores de 20 años y 2 millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y los 19 años. El estudio, además, plantea una serie de recomendaciones para reducir el embarazo adolescente, que van desde apoyar programas de prevención dirigidos a los grupos en situación de mayor vulnerabilidad, hasta un mayor acceso a métodos anticonceptivos y la educación sexual en las escuelas.
65 cadaa mil niñas de 15 a 19 años son madres adolescentes en Argentina, mientras que 41 lo son en Chile, 51 en Uruguay, 62 en Brasil y 62 en Paraguay.
Esa tasa de fecundidad adolescente para Argentina por cada mil “niñas” de 15 a 19 años (así las denomina la ONU) es de 65, igual que Perú. En Chile, en cambio, es 41; en Brasil, 62; en Uruguay, 51 y en Paraguay, 62. Hace un año, en otro informe publicado por el mismo organismo de Naciones Unidas, la tasa de fecundidad adolescente para Argentina se ubicaba en 68 por mil: un leve descenso que no cambia la crítica situación.
Comparar a la Argentina con otros países ayuda a dimensionar mejor el problema que genera este fenómeno. La tasa de nacimientos por cada mil adolescentes en México es 63, en Estados Unidos, 20; en Australia, 12. En España es del 8; Francia, 5 y Dinamarca, 3. Tampoco son alentadoras las cifras en el ítem “tasa de uso de anticonceptivos en mujeres de 15 a 49 años”, que en el estudio están divididas en “cualquier método” y “métodos modernos”.
En este último rubro el dato es relevante porque incluye prácticamente todo lo disponible en el mercado de la anticoncepción: los métodos de barrera (preservativo, o los femeninos), las pastillas, el DIU, la esterilización de hombres y mujeres, los productos inyectables y los implantes. En Argentina, la tasa porcentual de los “modernos” es 66 por mil, menos que muchos de los países de la región: Colombia (75), Chile (72), Brasil (77), Ecuador (71), Paraguay (68) y Uruguay (76). Y esto en gran parte se explica por la ausencia de planes de educación sexual en la adolescencia.
Si bien el Programa Nacional de Educación Sexual Integral fue aprobado en 2006 en la ley 26.150, donde se establece que “todos los alumnos del sistema educativo tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal”; a 12 años de su sanción, la aplicación es parcial y además está en marcha una reforma de esa misma ley que todavía no se aplica en todo el país.
1.900 adolescentes murieron en toda la región durante 2014 por problemas de salud durante el embarazo, el parto y el posparto.
Entre los datos que aporta el estudio de la OMS y la OPS, señala que “el alto número de embarazos no planeados en la adolescencia aumenta el riesgo de exposición a un aborto inseguro, al abandono escolar y genera limitaciones al acceso del mercado laboral”. Además la Sociedad Argentina de Pediatría califica al embarazo adolescente como una deuda social: «La premisa que no puede ser perdida de vista es que todo embarazo en niñas es índice de una violación de sus derechos que, indefectiblemente, se asocia con violencia sexual».
Entre sus consecuencias indican que “las madres jóvenes tienen menos probabilidades de ir a la escuela y más posibilidades de tener dificultades económicas. Esto las pone a ellas y a sus hijos en riesgo de explotación, enfermedades y pobreza perpetua”.
La mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en las adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años en la región de las Américas. A modo de ejemplo, en 2014, fallecieron cerca de 1.900 adolescentes y jóvenes como resultado de problemas de salud durante el embarazo, el parto y el posparto.
Carissa Etienne, directora de la OPS, indicó en la presentación del estudio que «no sólo obstaculiza su desarrollo psicosocial, sino que se asocia con resultados deficientes en la salud y con un mayor riesgo de muerte materna».
Fuente de la reseña: https://www.eldiariodelarepublica.com/nota/2018-10-20-18-0-0-la-educacion-sexual-clave-para-evitar-el-embarazo-adolescente