C. La vida y aprendizajes que lleva un niño al primer grado es mucho más de lo que se puede imaginar el más preparado docente con equipos de psicólogos, sociólogos y orientadores en la mejor escuela pública o privada. Antes de avanzar de forma lineal espacial, cronológica o programática, donde dejamos el artículo anterior; nos moveremos como los llaneros apureños en medio de la sabana, ante abierta toda la circunferencia de horizontes, extendidos en la lejanía hasta ver tocar el cielo con la tierra; con la libertad y el poder de tomar cualquier camino con ayuda del sol de día o las estrellas de noche, siguiendo los puntos cardinales, una mata en la lejanía o el deseo de explorar que lo puede llevar a cualquier lugar; sin mapa, plan o GPS.
En la primera estrofa del Himno del Estado Apure, se resume este modo de ser apureño, llanero:
“Como el águila cruza el espacio
sin que nadie detenga su vuelo,
cruza libre el llanero este suelo
que su lanza y valor libertó.”.
La mayor creatividad posible, con el sentimiento y todos los sentidos abiertos; los cinco externos y los seis externos según la psicología de Aristóteles o más cercana desde la neurociencia del aprendizaje; según Elaine de Beauport, en Las Tres Caras de la Mente: con los tres cerebros y sus diez inteligencias.
Todos los sentidos y/o inteligencias desarrollados sin maestros, ni escuelas, vocales, consonantes, sílabas, tablas de sumar, restar, multiplicar y dividir. Sin evaluaciones traumáticas; ni tampoco con pizarrones negros, tizas polvosas, libros, cuadernos, lápices ni plumas de garzas ni fuentes con tinteros.
Este estado natural de aprender sin contaminación, cercano a las búsquedas de la ecopedagogía
http://ecopedagogiavision.blogspot.com/2010/08/ecopedagogia-concepto.html y en una forma más histórica pedagógica en relación directa: Simón Bolívar-Simón Rodríguez-Juan Jacobo Rousseau y El Emilio publicado en 1762.
Cuando como niño llanero a finales de la década de los cincuenta ingresé a la escuela, con seis años y cuatro meses de edad; habíamos alcanzado una variedad de aprendizajes por múltiples canales que intentaremos tan solo enumerar de forma general y haciendo relato de algunas experiencias muy significativas.
¿Cuánto tendríamos que trabajar para elaborar un instrumento que nos permita realizar una evaluación diagnóstica que se capaz de reconocer las habilidades y conocimientos que se ha adquirido a lo largo de la vida de quienes ingresan a la primaria o a cualquier otro nivel; sino en atención con los cuatro Pilares de Educación: aprender a ser, a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir?
Desde mi propia experiencia y haciendo un viaje en el tiempo intentaremos elaborar un elemental, básico y general inventario de las capacidades, destrezas habilidades, autoestima, autonomía, responsabilidad, solidaridad, empatía, manejo de conflictos, desarrollo de la atención, la memoria y el pensamiento lógico y asociativo; habilidades para hacer frente a situaciones cotidianas, resolver problemas, encontrar nuevas maneras de hacer las cosas,crecimiento integral que favorezca la autonomía, la toma de decisiones responsables, el equilibrio personal, el respeto hacia uno mismo,inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad, capacidad para entenderse en los ambientes sociales, vecinales, eclesiales, comprender los diferentes puntos de vista de otros aunque no se compartan, de realizar proyectos comunes en bien de todos.
El aprender a vivir juntos en armonía y respeto lo cual nos lleva a la concepción de la educación como una totalidad, sistémica e indivisible ni en segmentos ni estanques. El aprendizaje supremo desde una experiencia límite de trascender desde el valor, bien y derecho de la única vida que se nos ha dado y que es única e inviolable.
Revelar y rebelarnos desde nuestro inicio dentro de la educación formal a partir de un método que se fundamentaba en la enseñanza y aprendizaje de las vocales, las sílabas en lo referente a la lectoescritura y experimentada como una experiencia pedagógica estúpida, tonta, ridícula y altamente tóxica.
D. Un Mega Apresto biopsicosocial desde el embarazo, parto, lactancia materna hasta una experiencia mística en las aguas del Padre Río Arauca.Haremos uso del recurso literario, especie de autobiografía que me permita sacar y mostrar el apresto que habíamos alcanzado para el ingreso al sistema educativo, en el cual tuvimos un total fracaso académico. Soy el fruto de un embarazo no deseado, no planificado que se produjo como consecuencia de la condición social, educativa, cultural y religiosa de mi madre (mestiza con alto ingrediente indígena) educada en sus primeros grados en un Colegio Católico en la segunda década del siglo XX. Educada por una madre y luego una abuela partera y rezandera de las sábanas del Arauca. Hija de un llanero 100 % también del Arauca y de oficio domador de caballos. Un padre blanco (pura sangre) educado, católico, acaudalado, guerrero participante en la Batalla de San Fernando, bajo el mando de Arévalo Cedeño; donde luchó Maisanta, el abuelo de Hugo Chávez. Su hermano menor fue prisionero en el Cuartel Bolívar de Puerto Cabello a donde murió también uno de los últimos hombres a caballo. Con un matrimonio católico, que era precedido por el matrimonio civil que muy pocos realizaban en los llanos como en toda Venezuela Rural hasta la llegada de la explotación petrolera, algunos dicen que fue lo más significativo que aconteció en el siglo XIX, el Decreto-Ley del Matrimonio Civil expedido el 1 de enero de 1872 por el presidente Antonio Guzmán Blanco. Ese matrimonio fue a cien años de la muerte de Simón Bolívar(1.930), ya de esa unión habían nacido once hijos y el médico que atendió a mi madre luego de ese último parto; le había prohibido un nuevo embarazo, por cuanto peligraba tanto la vida de la madre y del niño o niña por nacer.
Con cuarenta años mi madre y cincuenta y seis mi padre como la mayoría de las parejas campesinas y de los pueblos de toda la República de Venezuela se produjo un nuevo embarazo; el que posibilitó luego mi nacimiento.
Se había casado la segunda hija de mis padres, con una gran fiesta en el pueblo; ya que su esposo era un funcionario de la Aduana del importante Puerto Fluvial de El Amparo y permitió alcanzar un estatus social, económico y religioso para ella y de forma directa y preferencial para mi madre, quien contravino la indicación médica, al realizar relaciones sexuales durante los días de la celebración de aquel matrimonio.
El matrimonio se realizó el 4 de agosto de 1.951; Día de la Guardia Nacional y durante la Dictadura y en aquel pueblo fronterizo, un Día de “Fiesta Nacional”; con ternera (carne asada, cerveza y ron gratis para todo el pueblo).
Nueve meses exactos, el 3 de mayo, Día de la Cruz, del año 1.952, a la una de la madrugada, bajo un fuerte aguacero, chaparral o chubasco llanero; nací yo.
Una vez conocido el embarazo de mi madre se sometió a control médico y a cuidados especiales en la dieta, los medicamentos y una esmerada protección y mimo por parte del yerno y la hija quien también salió embarazada tres meses después. Esto significó que tuvimos una gestación privilegiada.
Nacimos en parto natural, sin presencia de partera y por lo que pude conocer durante mis años de sexólogo, considero que mi madre era sino orgásmica en todos sus partos, lo fue conmigo. Muchos partos los tenía sola y llamaban la partera para que cortara el ombligo.
Tuve una abundante lactancia materna: de mi madre, de la hermana que parió tres meses después y de la hermana mayor, quien parió su segundo hijo en el mes de marzo de 1.953 y producía exceso de leche, por lo que requerían de mis servicios para evitar la mastitis o quitar los dolores que le anunciaban.
Tuve mucha estimulación afectiva, muchos brazos, mimos, cuidados, recreación, juegos y hasta tuve una novia oficial desde los tres años hasta el primer día de clase en la escuela. No creo que eso me produjo algún trauma o guayabo precoz que me hiciera reaccionar contra la maestra o el método de enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura o las matemáticas.
Durante mis primeros años antes de mi ingreso a la escuela tenía excelente desarrollo del lenguaje oral, preguntaba a mi padre todo lo que consideraba necesario. Un niño que preguntaba, observaba, razonaba, contradecía o generaba discusión con los hermanos y hermanas mayores; con los sobrinos mayores o menores. Con los vecinos. Variados juguetes que fabricaba en la carpintería de mi padre; sembraba frutales, legumbres, vendíamos en la Granja Familiar el café cultivado, los frutales, los productos de la huerta, con sus trojas. Regaba en verano en familia con agua del Río Arauca hasta los árboles frutales.
Era un buen nadador lo que aprendí después de la experiencia que relataremos al final de este artículo.
Era pescador en el Arauca. Iba los domingos a Misa en la Iglesia Católica por instrucción y mandato de mi madre y los sábados asistíamos al Culto Evangélico en el cual mi padre era Pastor o uno de los líderes.
Ayudé a mi padre como asistente de Canoero del Arauca unos dos años entre los cuatro a cinco años. Interactuaba con todos los líderes de El Amparo y Arauca en el cual mi padre gozaba de muchas amistades; pienso ahora que todos los habitantes de esos dos pueblos conocían, querían, respetaban a mi padre que era evangélico y contradictoriamente por las luchas religiosas fundador de COPEI; el partido fundado por Rafael Caldera; a quien le escuché su mitin en la campaña electoral de 1.958, en la Plaza Bolívar de Guadualito, a veinte kilómetros de El Amparo. No estaba a más de cinco metros de distancia por cuanto mi padre estaba en la primera fila.
Ya sabía por qué el pipi de mi papá era más grande y grueso y sus bolas más grandes que los mios; por cuanto en los baños colectivos de los hombres desnudos a la orilla del Río Arauca, al verlo me asombró que al buscarme mi pipi y mis bolas se habían desaparecido y el me ayudó a encontrarla enrollado por el frío el pipí y escondida como las cabezas de los morrocoyes las bolas. Le pregunté por qué las diferencias y me respondió grabando un pié y una mano en la arcilla y me dijo que pusiera mi pie sobre su pié y mi mano sobre mi mano y se veían pequeñitas. Me dijo “Al crecer más que yo, tu pipí y tus bolas crecerán más que las mías, Me quito el susto y estuve muchos años esperando que eso sucediera.”.
Escuché centenares de relatos, de cuentos de mi madre y mi padre sobre temas de la Historia de ellos o de los pueblos, incluyendo la vida y las costumbres de las comunidades indígenas de todo el Apure. Centenares de veces me contaba papá que Simón Bolívar pasó nadando el Arauca con el Ejército a pelear en Boyacá Colombia y me mostraba una pequeña construcción de ladrillo rojo que habían construido debajo de un frondoso samán al pasar el Río en la ciudad de Arauca. En El Amparo nada se ha dicho hasta donde yo he podido saber en una raya en el piso ni un solo mural o algún grafiti que diga que por El Paso Real como se llamó en la colonia y durante siglos El Amparo.
A mi madre a los cuatro años o menos la vigilé (sexólogo precoz) mientras se bañaba en un baño construido en un rincón del patio, con paredes de zinc y una cortina de tela gruesa y supe que en medio de las piernas no tenía pipi ni bolas como mi padre, mis hermanos, sobrinos ni como yo. Ella tenía cuca, chucha así le llamaban a los órganos sexuales externos, a la vulva. Al pipí lo llamaban pija, güevo, paloma o pájaro.
Algo que mi padre me repitió centenares de veces antes de ir a la escuela fue: “Hijo quiero que seas un ministro de guerra y con tu pluma te defiendas”.
Experiencia mística de una experiencia límite: antes de cumplir cinco años, en marzo o abril, me llevó el segundo hermano mayor, Julio Ramón a buscar agua al río, lo cual aprovechaban todos los cargadores o cargadoras de agua, viejos, adultos, jóvenes o niños para bañarse a orillas del río y algunos pasaban el río que se estrechaba en verano para pasarlo nadando con pocas brazadas y zambullidas.
Mi hermano se descuidó al ponerse a conversar con una muchacha de su edad, tendría como 15 años él y la muchacha del pueblo y yo caí a la corriente del río durante algunos pocos minutos y me sumergí hasta el fondo y luego floté. En ese lapso de tiempo, experimente la asfixia y pude experimentar que mi alma salió de mi cuerpo y vino a mi imaginación a mi padre que regresaba en una balsa de un conuco que cultivaba con uno de sus hermanos, en un caserío llamado “El Muerto” y sentí lo mucho que iba a sufrir al no encontrarme; supe que estaba muerto. Me sentí con un profundo amor a mi padre regresé a mi cuerpo; derramé unas lágrimas al río y escuché una voz que me dijo de forma clara y sonora: “Salva a tu padre.”. Una Misión en forma de acertijo que pude descifrar y cumplir de forma progresiva y completa en el momento que agarrado de mi mano se quedó dormido, en el Hospital de Rubio, Estado Táchira, un 26 de diciembre de 1.983, con 88 años de edad y después de haber votado por Caldera y celebrado el primer cumpleaños de mi segunda hija; Laura Gabriela. Había pedido a su Señor Jesucristo en un estado de arrebato místico, en el mes de octubre de ese año, donde cinco ángeles de colores se lo estaban llevando al Cielo; que le permitiera esos dos deseos.
Esto es algo del apresto con el cual llegué a mi primer grado por primera vez.