Por: El pais/12-06-2019
La Santa Sede denuncia en un documento, justo en el mes que se celebra el Orgullo Gay, una “emergencia educativa” en la cuestión sexual y afectiva
El documento no tiene valor doctrinal y recoge ampliamente las teorías esbozadas ya en público por el papa Francisco, pero es la primera vez que el Vaticano se pronuncia por escrito y de forma condenatoria sobre una cuestión como la teoría de género. El texto emitido por la Santa Sede, titulado Varón y mujer los creó, alerta de una supuesta “emergencia educativa en lo que concierne a temas de afectividad y sexualidad» que ha generado un “concepto confuso de libertad que busca “aniquilar la naturaleza” a través de conceptos ideológicos y no científicos. Varios grupos de defensores de los derechos LGTBIQ, que se encuentran celebrando estos días y en todo el mundo el mes del Orgullo Gay, han criticado ya el documento que, consideran, puede alentar al odio y la intolerancia.
El informe, redactado por el prefecto de la Congregación para la Educación Católica, el cardenal Giuseppe Versaldi, es una suerte de vademécum para profesores y padres de escuelas católicas. Unos centros, asegura el propio Versaldi en una entrevista con el medio oficial del Vaticano, donde los niños son inscritos por voluntad propia por los padres, y donde no debería imponerse una visión de la educación contraria a la católica,. «En muchas ocasiones se han propuesto caminos educativos que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad son reflejo de una antropología contraria a la fe y la justa razón», señala. «Los esfuerzos para ir más allá de la diferencia sexual constitutiva hombre-mujer, como las ideas de ‘intersexual’ o ‘transgénero’, conducen a una masculinidad o feminidad que es ambigua».
Existe en el Vaticano una corriente muy amplia que atribuye el problema de los abusos a menores a las conductas homosexuales de muchos de los sacerdotes de la Iglesia católica. Un fenómeno que el propio Francisco ha calificado de «moda». Esta teoría se circunsribía al principio solo en el sector ultraconservador, pero con el tiempo ha ido calando y la propia Iglesia está modificando los controles y pruebas para acceder a los seminarios. En esta ocasión, el análisis de una situación mucho más amplia atribuye el supuesto problema a “la desorientación antropológica, que caracteriza ampliamente el clima cultural de nuestro tiempo y que contribuye a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, que se consideran simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural».
El Vaticano habla del concepto queer y atribuye la supuesta “confusión” a una liquidez característica de los tiempos. “Con esta actitud, la identidad sexual y la familia se convierten en dimensiones de la ‘liquidez’ y la ‘fluidez’ posmodernas: fundadas solo sobre una mal entendida libertad del sentir y del querer, más que en la verdad del ser; en el deseo momentáneo del impulso emocional y en la voluntad individual”.
El trabajo, de 31 páginas, busca intervenir en la base educativa de las escuelas católicas en este aspecto. Por ello habla directamente de los supuestos retos en esta área. «La misión educativa se enfrenta al desafío que surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo y vacía el fundamento antropológico de la familia», señala el documento.
En este sentido, se advierte de que la ideología en cuestión «lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer» y se subraya que «la identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo».
El informe trata de buscar también algún punto de encuentro, pero se limita a un básico respeto a la diferencia, tal y como ya ha hecho el Papa en otras ocasiones (a menudo recurre a la polémica idea de que los niños que manifiestan inclinaciones homosexuales deben acudir al psicólogo). Los puntos de encuentro, subraya, son la “educación de niños y jóvenes a respetar a cada persona en su particular y diferente condición, de modo que nadie, debido a sus condiciones personales (discapacidad, origen, religión, tendencias afectivas, etc.) pueda convertirse en objeto de acoso, violencia, insultos y discriminación injusta». El Vaticano, en una particular mezcla de conceptos, aprovecha el documento también para pedir que se ayude a los estudiantes a desarrollar «un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía descontrolada y la sobrecarga de estímulos que pueden mutilar la sexualidad».