Asia/Jordania/20 Junio 2019/Fuente: El país
Los jóvenes participantes en los talleres de fotografía del proyecto Restoring Hope, que Plan International lleva a cabo en este campo de Jordania, han aprendido Photoshop para poder expresar cómo les gustaría que fuera su vida
Más de 35.000 personas refugiadas sirias viven en Azraq, un campo de refugiados en Jordania. De ellas, el 60% son niños, incluidos 240 menores de edad no acompañados. Su vida en este lugar es complicada y muchos chavales cuentan que les gustaría que fuera de otra manera. Esta vez lo han hecho con imágenes. ¿Cómo? La ONG Plan Internacional ha formado a 25 adolescentes de entre 14 y 16 años en fotografía, en el marco de su programa Restoring Hope, para que tomaran instantáneas de su realidad. Después, recibieron clases de edición para poder expresar cómo les gustaría que fuera esa realidad.
La temática de las imágenes tomadas por los participantes incluye situaciones a las que se enfrentan diariamente: trabajo infantil, violencia, abusos, dificultades en el acceso a la educación, falta de instalaciones médicas y deportivas, y necesidad de escapar de un horizonte sin demasiadas expectativas.
Plan International España, con el apoyo de la organización Nous Cims, ha organizado talleres para que 25 chicos y chicas de entre 14 y 16 años del Village 3, recibieran formación básica sobre fotografía en un taller con profesionales que les explicaron las técnicas, los equipos y cómo utilizar las imágenes para expresar sus opiniones. No han salido del campo en mucho tiempo, pero su creatividad no tenía límites.
En las sesiones, cada joven recibió una pequeña cámara y aprendió a tomar fotos con diferentes técnicas. Las chicas y los chicos traspasaron las fronteras de la fotografía tradicional y propusieron nuevas formas de compartir las fotos para expresar sus sentimientos.
Los participantes usaron su imaginación para transformar las fotografías y plasmar, mediante programas de edición, cómo querrían que fuera su vida cotidiana en el campo. Muchas veces, sus deseos eran tan simples como tener una habitación bonita en la que sentirse cómodos para leer sus cuentos y desplegar su imaginación.
Las imágenes transmiten el sufrimiento y los sueños de libertad y cambio de los adolescentes en los campos de refugiados. El anhelo de poder cambiar el carro de trabajo por una mochila y que aparezca un autobús para ir a la escuela.
Los niños quieren seguir siendo niños y recuperar la normalidad en sus vidas que perdieron al huir de su país, y así lo demuestran en la mayoría de sus fotos. Sus sueños son muy similares a las de cualquier otro chaval de su edad: una vida normal. El joven Mohammad fantasea con tener un estudio de música en el campo de refugiados de Azraq.
Convertirse en una gimnasta exitosa es uno de los mayores deseos de Yara, quien sueña con tener un espacio y los materiales apropiados para entrenar cada día. A través de su mirada, un campo seco se convierte en una pista de entrenamiento en la que imagina que, si entrenase duro, podría ganar muchas competiciones.
Mohamad sabe que la música es lo suyo. Por eso, este joven refugiado sueña con tener un estudio de música con diferentes instrumentos y mobiliario más cómodo que le ayude a desarrollar todo su potencial.
Si Manar no hubiera sido obligada a casarse cuando era solo una niña, la joven, hoy madre de un pequeño al que tiene que sacar adelante, hubiera seguido yendo a la escuela para convertirse en una arquitecta y poder contribuir a su comunidad.
Conseguir que los niños refugiados puedan disfrutar de su infancia es uno de los principales objetivos del trabajo de Plan International que proporciona, a través de diferentes proyectos, atención psicológica y apoyo emocional a miles de pequeños refugiadas.
En Jordania, la ONG empezó a trabajar en 2016 para abordar las necesidades de la infancia, con especial foco en las niñas, que se han visto obligados a huir de sus países de origen como consecuencia de una de las peores crisis migratorias de la historia.
Al final del taller, los jóvenes organizaron una exposición con Plan International, titulada What if… (¿Y si…?), a la que acudieron muy ilusionados ya que, para la mayoría, era la primera vez que salían del campo de refugiados desde que llegaron de Siria.