Colombia: Clubes de Ciencia para educar

Redacción: El Espectador/24-07-2019

Hace cinco años la conversación entre un grupo de científicos e ingenieros colombianos, que tuvo lugar en Boston (Estados Unidos), inició un proyecto que ha permitido extender el conocimiento más allá de las fronteras, con la excusa de transformar realidades y aprender sobre ciencia y tecnología.

Se han realizado talleres en Cali, Túquerres, Pereira, Neiva, Ibagué, Manaure, Carcasí, Tumaco, Puerto Nariño, Puerto Carreño y Arauquita, entre otros. / Clubes de Ciencia Colombia
Así nació Clubes de Ciencia Colombia, una organización de jóvenes científicos activistas que quieren expandir el acceso al conocimiento, a la educación científica de calidad e inspirar a las futuras generaciones de innovadores y científicos de Colombia que se interesan en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (Steam, por su sigla en inglés).

Se aprovechan aquellos meses en los que la mayoría de profesores, científicos de instituciones colombianas e investigadores en la diáspora tienen vacaciones, y así se preparan los clubes, o talleres intensivos, que tienen lugar una semana del año en varios puntos de Colombia y giran alrededor de un tema específico.

Definitivamente, las primeras etapas de preparación de los eventos, que a la fecha han sido cinco, son un ejercicio para crear conexiones, reconocer habilidades de investigación en otras personas colombianas y conectar a investigadores con preguntas similares. Clubes de Ciencia no es solamente la evidencia de lo lejos que ha llegado el talento investigador de Colombia —geográfica y metafóricamente hablando—, sino también una muestra de la diversidad y la riqueza de preguntas apasionantes que surcan sus mentes. Por eso, la creación de una red de colaboración científica y técnica se volvió una virtud y un sello de este proyecto.

Algunas de las actividades de Clubes pasados incluyeron construir junto a estudiantes (de bachillerato y universitarios) estufas artesanales para entender principios de transporte de masa y energía, cultivar y clasificar hongos recolectados en su entorno cercano, secuenciar su propio ADN para estudiar genética humana, desarrollar dispositivos de internet de las cosas para detectar inundaciones, programar videojuegos educativos y sintetizar nanopartículas en telas para aprender sobre textiles inteligentes, entre otras.

Como en el paradigma de pensamiento sistémico, esta red de colaboradores y estudiantes curiosos no es nada sin un objetivo que la gobierne, y sin personas e instituciones que contribuyan a este objetivo. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), por ejemplo, le apostó a Clubes de Ciencia, y gracias a eso un grupo de jóvenes de sus Tecnoacademias se reúne cada año alrededor de un curso intensivo. Colciencias, por otro lado, integró esta estrategia en su horizonte de actividades “Ondas”, y la lleva a cabo con niñas, niños y adolescentes desde Manaure (La Guajira) a Leticia (Amazonas) y de Tumaco (Nariño) a Puerto Carreño (Vichada). Estas alianzas hacen que este proyecto pase del activismo aislado a una propuesta de país.

Esto ha sido un juego muy en serio, una manera de educar, de inspirar y contagiar el afecto por Colombia a través de la ciencia. Quienes nacieron aquí y hacen ciencia en el país como quienes se dispersaron por el mundo están entrelazados ineludiblemente por una pasión, es aquí donde los cerebros dispersos y los futuros protagonistas del escenario científico del país por fin se encuentran.

 Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/clubes-de-ciencia-para-educar-articulo-871793

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