Centro América/ El Salvador/ 28.01.2020/Por: Alba Llanos/ Fuente: www.magisnet.com.
El 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación, un derecho que no está al alcance de todos.
La violencia de “las maras” producen que miles de niños no tengan la posibilidad de ir a la escuela.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero, Día Internacional de la Educación, en celebración del papel que esta desempeña en la paz y el desarrollo. Pese a ser un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva, la realidad dista de esta idea: miles de menores no pueden aprovecharse de este derecho.
Fernanda, una adolescente de 15 años que vive en El Salvador, dejó su escuela porque, tras presenciar el asesinato de un miembro de su familia, su madre lo consideraba peligroso. “A mi madre le dio miedo que siguiera yendo a la escuela por las amenazas de las maras, sobre todo después de lo que había pasado”.
Las ‘maras’ son pandillas que se dedican a la extorsión, el narcotráfico o el tráfico de personas en América Central. Todo esto genera una situación de violencia que impide que los menores lleven una vida adecuada. “Yo quería seguir estudiando y me sentí mal al ver que no podía hacerlo. Ahora ya hace seis meses que no voy a la escuela”, declaraba Fernanda.
Gracias a la labor que hacen las ONG como Educo con programas de atención a las víctimas desplazadas por la violencia, Fernanda podrá retomar sus estudios este año.
El sur de Asia es otro punto clave del planeta que sufre la falta de acceso a la Educación.
En Bangladesh vive Mosharrofa, una niña de 12 años que tiene clara su vocación y sin embargo, ninguna seguridad de que pueda cumplir su objetivo: “Quiero ser doctora, pero no sé si podré cumplir mi sueño”. Mosharrofa vive en el campo de refugiados de Cox’s Bazar, al sur de Bangladesh, y pertenece a los ‘Rohingyas’, un grupo étnico al que el gobierno da la espalda. Pese a vivir en la región desde hace generaciones, el gobierno insiste en que son inmigrantes ilegales. No les reconoce como ciudadanos, no pueden circular libremente y tienen un acceso limitado a la asistencia médica, la escuela y el empleo.
El oeste de África es la región más pobre del planeta y una de las más afectadas por la crisis humanitaria del Sahel (región compuesta por cinco países: Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso y Chad). En esta región se convive con el ataque de conflictos armados, criminalidad y riesgos climáticos. Todo ha contribuido a provocar una crisis alimentaria que ha puesto a la región al borde de la hambruna y una inseguridad que ha causado la huida de miles de menores a lugares más seguros.
Ticoro es un niño de 14 años que vive en Malí. Huyó con sus padres de su aldea porque se convirtió en un lugar muy inseguro para vivir. En su aldea asistía a la escuela y Educo le ha dado la oportunidad de retomar sus estudios en su nuevo hogar. Ticoro lo ha agradecido: “Me gusta volver a estudiar, pero echo de menos estar en mi aldea y espero que podamos volver pronto a vivir allí”.
MIKEL EGIBAR Responsable de Educación de la ONG Educo «La falta de oportunidades educativas hace más difícil que los niños salgan de la pobreza
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Educo es una ONG de cooperación global para el desarrollo, centrada en la Educación y la protección de la infancia. Actúa en 13 países de África, América Central y Asia, y en sus proyectos participan más de 400.000 niños y de 200.000 adultos. El objetivo es reintegrar en el sistema educativo a los menores desplazados a causa de la violencia que se vive en estas regiones. Según la ONG, el hecho de que los niños no asistan a la escuela aumenta el riesgo de que puedan sufrir más violencia.
El responsable de Educación de Educo, Mikel Egibar expone: “Es habitual que, ante situaciones de crisis humanitarias, el derecho a la Educación se considere secundario. Volver a estudiar les permite estar en un entorno seguro, recuperar una parte de su vida y sobrellevar el trauma vivido, así como disponer de nuevas expectativas y opciones de futuro. La falta de oportunidades educativas hace más difícil que puedan salir del círculo de pobreza e inestabilidad en el que viven”.
Hay que concienciar sobre la importancia de esta situación y luchar para que los siguientes 24 de enero no queden niños sin una Educación digna.