Cuando hace dos años Zuhra Ahmadzai fue nombrada primera vicegobernadora de Paktia, una de las provincias más conservadoras de Afganistán, solo había unas pocas mujeres en puestos gubernamentales. Ahora se cuentan por centenares y el Gobierno afgano ha decidido extender su participación a todo el país.
El Ejecutivo del presidente afgano, Ashraf Ghani, anunció este mes el nombramiento de mujeres vicegobernadoras en las 34 provincias de Afganistán, tras comprobar los avances logrados por las seis actuales en Herat, Kabul, Daikundi, Bamyan, Nangarhar y Paktia.
«Estas seis mujeres brindaron cambios significativos, ayudaron a resolver problemas de la mujer, promovieron sus derechos e impulsaron el papel de la mujer en la toma de decisiones. Por eso decidimos nombrar vicegobernadoras para las 34 provincias por primera vez en la historia del país», afirma a Efe el portavoz de la Dirección Independiente de Gobernanza Local, Sayed Shah Saqim.
Protección familiar
Un camino que está repleto de obstáculos, como recuerda a Efe Ahmadzai, la vicegobernadora de Paktia, de 67 años, que se enfrenta diariamente a muros culturales y a amenazas, viéndose obligada a contratar a familiares como secretarios, guardas o conductores.
«Cuando eres mujer y trabajas en un lugar tan remoto, tienes que tener a gente de confianza como ayudantes, porque no te puedes fiar en un entorno de tanta desconfianza», asegura la vicegobernadora, que celebra sin embargo que a pesar de todo lo padecido por la mujer en el país, «se han sentado las bases para su progreso«.
Con los nuevos nombramientos, el principal objetivo será eliminar los obstáculos sociales, culturales y administrativos que entorpecen el progreso de las mujeres, combatiendo la violencia doméstica y tratando de mejorar su acceso a la educación o a la sanidad.
Pero la vicegobernadora de Paktia pide al Gobierno cautela, que no se tome a la ligera el perfil de mujer que nombrará en las provincias más conservadoras, donde será importante su experiencia y edad para que se perciba un respeto a la tradición y la cultura.
De lo contrario podrían estar firmando su sentencia a muerte, además de perder los avances alcanzados. «Se trata de puestos realmente sensibles, llenos de responsabilidades y no es para tomárselo a broma. Los nuevos nombramientos(…) no deben jugar con las emociones, con comportamientos innecesarios e irresponsables, como usar ropa o maquillaje inapropiados. Si intentan violar la cultura y la tradición, entonces no saldrán vivas», sentencia.
Tradición y cultura
Latifa Mohsini, de 35 años y vicegobernadora de la provincia central de Bamyan, cree sin embargo que las mujeres tienen la «capacidad y el conocimiento» necesarios para «romper los tabúes» y superar las injusticias que marcan la tradición y la cultura.
«Los nuevos nombramientos de mujeres pueden ayudar a formar una nueva plataforma de cooperación entre mujeres de varias provincias para compartir experiencias hacia el progreso», dice a Efe Mohsini.
La provincia oriental de Nangarhar era considerada hasta no hace mucho el bastión en Afganistán del grupo yihadista Estado Islámico, además de contar con una importante presencia de los talibanes, lo que se traduce en una gran opresión a la mujer.
Por eso, la vicegobernadora de Nangarhar, Habiba Kakar, avisa que, aunque las afganas lograron un progreso significativo, ese progreso se limita principalmente a Kabul y algunas otras ciudades. «Todavía existen problemas en áreas remotas, donde las familias prohíben a sus hijas ir a la escuela por motivos culturales«.
El avance, sin embargo, es innegable si se marca como punto de partida la caída del régimen talibán en 2001 con la invasión estadounidense. El porcentaje de funcionarias aumentó de cero en 2001 a un 28 % en 2019, mientras que el número de niñas en escuelas aumentó de casi cero a 3,5 millones, o el 38 % del total de estudiantes.
Además cientos de mujeres trabajan en puestos de responsabilidad como ministras, viceministras -es significativo el caso de los ministerios de Interior y Defensa- o cabezas de importantes delegaciones como la de la embajada afgana en Washington o la ONU.
«Los últimos 19 años han supuesto un despertar para las mujeres, al contar con una presencia sin precedentes en todos los ámbitos de la vida. (Además) se han aprobado y aplicado varias leyes para el progreso y el empoderamiento de la mujer», celebra en declaraciones a Efe la activista por los derechos de la mujer Laleh Osmani.
Amenaza talibán
Sin embargo, teme que puedan «perder» esos avances si no las tienen en cuenta durante las conversaciones de paz entre el Gobierno afgano y los talibanes, que aunque sin fecha de inicio, se espera que comiencen en un futuro próximo.
«Las mujeres de hoy no son las mujeres de hace 19 años que permanecía en silencio, ahora son conscientes de sus derechos y no permitirán que sus logros y progresos sean en vano», remarca.
Y es que como recordaba en junio en un informe Human Rights Watch, los talibanes aún aplican con severidad medidas en contra de las mujeres, algo que contradice las declaraciones insurgentes sobre una flexibilización de algunos de sus postulados más rigoristas.