Por: El salto
La competitividad en clase proviene de esa falsa idea de meritocracia con la que nos bombardean constantemente y, por otro lado, de la visión de que el resto de compañeros son nuestros rivales, que hay que conseguir las mejores notas para que al acabar la carrera puedas hacer “lo que quieras”.
Hace unas semanas estaba hablando con un amigo cuando me empezó a contar la terrible injusticia que había sufrido, resulta que unas semanas antes había hecho un examen final en la universidad y acababa de recibir las notas. Al parecer su nota, un 7, era la misma que la de el examen, hasta aquí todo normal, su problema venía de que una compañera y amiga suya había sacado un 10, cuando tenían un 8 en el examen. Él, como es lógico, estaba muy enfadado con esta injusticia que se estaba cometiendo, pero, ¿en verdad es esto algo por lo que enfadarse con una compañera? ¿No sería más lógico alegrarse o simplemente mostrarse indiferente ante la noticia? Pues para una buena parte del estudiantado es motivo para enfadarse, y esto se debe a la competitividad salvaje que se nos intenta implantar desde que entramos en el colegio, donde desde pequeños se incita a la competición de infinitas manera. Recuerdo como en 2º de bachillerato mi profesora de historia nos decía que no compartiéramos los apuntes con nadie porque eran nuestros rivales de cara a la selectividad.
Nos encontramos en una situación donde el neoliberalismo, cada año, penetra un poco más en la educación, en la universidad presenciamos cómo poco a poco hasta las facultades más normales se llenan de pijos, cómo se normaliza cada vez más la presencia de empresas y de propaganda en los pasillos, permitiendo hacer propaganda de festivales, discotecas o masters privados e intentando impedir y ocultar la existencia del movimiento estudiantil. Pero sobre todas estas cosas y muchas más, la que probablemente sea la más impactante y a la vez la más invisible, es la individualización del estudiantado.
Presenciamos cómo poco a poco hasta las facultades más normales se llenan de pijos, cómo se normaliza cada vez más la presencia de empresas y de propaganda en los pasillos
Está claro que esta competitividad proviene por un lado de esa falsa idea de meritocracia con la que nos bombardean constantemente y, por otro lado, de la visión de que el resto son nuestros rivales, que hay que ser el que tenga mejores notas para que al acabar la carrera puedas hacer “lo que quieras” (porque claro, todo depende de tu trabajo y esfuerzo). Han conseguido meter tan a fondo este discurso que incluso personas que se consideran muy de izquierdas defienden este tipo de conductas. Personas que mientras te hablan de conciencia de clase y ese tipos de cosas se niegan a compartir apuntes con compañeros que no sean sus amigos porque claro, “si no se esfuerzan en clase y no toman apuntes no se merecen aprobar”, como si obtuvieran alguna especie de comisión por cada compañero suspenso. Esto es una muestra más de la neoliberalización de la educación, en concreto de la universidad. Donde se esta consiguiendo que cada vez el estudiantado se difumine más y más hasta solo quedar el estudiante.
¿Por qué le interesa esto al sistema?
De primeras se ve que la mayor ventaja de esto para el sistema es precisamente la individualización del estudiante, haciendo que este sea incapaz de organizarse con el resto para protestar, ya no solo frente a reformas o grandes cambios en la educación, sino para conseguir solventar injusticias y abusos de poder que sufrimos como estudiantes constantemente por parte de ciertos docentes. A la vez es más influenciable y manipulable. Es algo que se ha podido ver claramente durante el confinamiento y este cuatrimestre, donde han sido constantes los abusos en ciertas asignaturas (lógicamente esto no es algo que hagan todas las profesoras, sino una parte, es muy importante tener esto claro y diferenciar a quienes abusan de su poder de quienes simplemente no han sabido gestionar esta situación). Durante esta época, el enfado y la indignación en las clases de ciertas asignaturas era notable y mayoritaria, pero aún así en muy pocas se han organizado para defenderse. ¿Qué hubiera pasado si ya existieran unas redes de apoyo o un movimiento estudiantil fuerte dentro de la universidad? ¿Se hubieran generado respuestas desde la propias clases para responder a estos abusos? Pues es imposible de saber, pero seguramente la situación habría sido más favorable. Necesitamos organización real, más allá de lo virtual.
¿Qué hubiera pasado si ya existieran unas redes de apoyo o un movimiento estudiantil fuerte dentro de la universidad?
Pero tampoco hay que olvidar cual es la función de la universidad actualmente: intentar formar personas para la sociedad actual, una sociedad cada vez más controlada desde arriba, por tanto no es de extrañar que se busque reforzar el individualismo ya desde el mismo sistema educativo.
¿Cómo se consigue implantar este tipo de conductas?
Esto no es algo que se consiga de la noche a la mañana, se trata de un proceso muy largo cuyos mecanismos se encuentran perfectamente integrados dentro del sistema público de educación (y desde el privado). El primer gran elemento que seguro se nos viene a la cabeza son los exámenes. Desde bien pequeños se nos obliga a hacer exámenes, se nos dice si somos válidos o no mediante una serie de notas provenientes de exámenes. A la vez que el sistema busca hacernos a todos iguales, los exámenes nos diferencian: cada una tiene su examen, cada una tiene su nota. Esto es algo que esta tan bien integrado que la mayoría de la gente lo ve normal y absolutamente imprescindible, hasta los adalides de la lucha de clases lo defenderán a capa y espada, cuando no es más que el aprendizaje y aceptación de la división de la sociedad en clases sociales en base al trabajo que consigas tener. Las notas son imprescindibles porque son la forma de control que tiene el sistema educativo para que una peque se “interese” por lo que el sistema quiere que se interese. Y porque son la forma de imponer asignaturas que no les interesan a los estudiantes que han decido ir a la universidad para aprender lo que les interesa. En definitiva, las notas son como una cárcel en la que a cada a cual le encierran por separado y que buscan negar y destruir cualquier clase de interés que pudiéramos tener por tantos temas… Lo importante pasa a ser la nota y no el contenido, al final solo nos preocupa aprobar y no aprender.
Las notas son imprescindibles porque son la forma de control que tiene el sistema educativo para que una peque se “interese” por lo que el sistema quiere que se interese
El interés en aprender vs la buena estudiante
Se suele plantear a la buena estudiante como la persona que va a todas las clases, toma muchos apuntes, luego los redacta otra vez en su casa, hace los trabajos con mucho tiempo, se lee la mayoría de la bibliografía, estudia mucho y saca muy buenas notas. Esto no es otra forma de justificar la necesidad del individualismo y ensalzar a quién mejor representa a esta idea. Este modelo es contrario al interés por aprender, es decir, es contrario al propio aprendizaje. Este modelo de estudiante no es más que una máquina que repite de lo forma más fiel posible lo que le dicen.
En conclusión, los centros educativos no son centros de aprendizaje, son lugares individualizantes que buscan monopolizar el conocimiento, quitarnos las formas colectivas de aprender y darnos a cambio títulos muy variopintos, que poco o nada tienen de interés pero que nos acreditan para poder ser individuos productivos el día de mañana. Por suerte aún quedan algunos oasis dentro del sistema educativo donde, gracias a docentes maravillosas y compañeras increíbles, aun se pueden generar espacios que nos ayuden a obtener, por lo menos, unas herramientas con las cuales poder aprender fuera de las aulas, oasis los cuales el sistema de momento no ha sido capaz de destruir, ni con exámenes ni con digitalización, y esperemos que resistan hasta que consigamos el cambio que necesitamos en la sociedad.
*https://www.elsaltodiario.com/elsacapuntas/la-universidad-del-individuo