Por: Puño en alto
Salvar el verano o salvar las navidades han sido latiguillos que algunos gobernantes han ido soltando para justificar determinadas decisiones o inacciones, es decir, querían decir salvar la economía cueste lo que cueste.
Sacrificar vidas para salvar la economía o salvar vidas sacrificando la economía, este es el falso dilema en el que dicen estar instalados algunos de nuestros gobernantes desde el inicio de la desescalada tras el confinamiento domiciliario.
Para ilustrar mejor esta sin razón propongo que recuerden la magistral película “Salvar al soldado Ryan” de Spilberg que narra con crudeza bélica como en plena II Guerra Mundial la misión de encontrar y traer sano a su madre a un soldado, encomendada a un pelotón de hombres que no entienden el sentido de sacrificar vidas para salvar una.
Salvar el verano o salvar las navidades han sido latiguillos que algunos gobernantes han ido soltando para justificar determinadas decisiones o inacciones, es decir, querían decir salvar la economía cueste lo que cueste. Salvar el verano costó una segunda ola de contagios y muertes y ya nadie niega que salvar las navidades va a costar una tercera ola de contagios y nuevas muertes. Y la economía, la macro y la micro, sigue estando igual o más deteriorada aún. Y si algún privilegiado soldado Ryan, muy pocos, ha podido solventar su economía, ha sido a costa del sufrimiento trágico de muchos y gracias al capitalismo de amiguetes que practican algunos y algunas gobernantes con la excusa de la pandemia.
La referida dicotomía antagónica no puede resolverse desde ninguna perspectiva ideológica, sin embargo, es patente quienes han puesto en todo momento el componente ideológico, que no ha sido otro que el neoliberal. ¿Qué no ha sido construir un inoperante hospital de pandemia cuyo coste va por más de 100 millones de euros en vez de potenciar con medios humanos y materiales los hospitales públicos existentes? ¿Qué otra cosa no ha sido si no el empeño de que se dispensase los TCR en las farmacias? ¿Qué no ha sido, más allá de la incompetencia e inoperancia, si no ralentizar la vacunación para justificar poder privatizar dicho servicio? ¿Qué no ha sido si no que una vez terminadas las fiestas, se anuncien por doquier medidas de restricciones duras debido al alarmante crecimiento de nuevos contagios?
La disyuntiva es falsa porque, entre otras cuestiones, nunca ha existido como tal y porque en ningún momento se está salvando vidas a costa del deterioro de la economía ni se está aliviando la economía sacrificando vidas, tan solo se está justificando para la privatización de servicios sanitarios públicos esenciales y evitar coste electoral. Y sigue siendo falsa porque no ha habido ningún dilema moral en ello, ni se ha pretendido encontrar alternativa alguna.
Todo estaba decidido y premeditado de antemano y aprovechando el efecto narcotizante que causa a la gente las fiestas navideñas y la cooperación inestimable de unos medios de comunicación dopados muy generosamente a la causa. Ahora, terminadas las fiestas todas las comunidades autónomas anuncian duras medidas restrictivas para evitar una tercera ola sin haberse superado la segunda.
Otro componente que hace pensar del falso dilema, es que cada cual antes de decidir tal iniciativa ha estado mirando las encuestas. Así ha pasado en Catalunya, así está pasando en Madrid y así está pasando en otras comunidades autónomas, donde el miedo a tomar una medida supuestamente impopular ha servido para que no se evitara el despropósito colectivo navideño.
En definitiva, no ha existido dilema, ni dicotomía, ni disyuntiva de ningún tipo ya sea de tipo moral, ético tan solo ha habido ideología, cálculo mediático y coste electoral, todo ello por encima de la economía y, por supuesto, de las vidas.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/falso-dilema/