Asia/Turquía/11/02/2021/Autor: Antonio Pinilla Torres*
Estudiantes y profesores han rechazado la decisión del presidente Erdogan y la denuncian como un ataque a la autonomía y democracia universitaria.
En Turquía, el año nuevo llegó con la decisión del presidente Recep Tayyip Erdogan de nombrar a Melih Bulu, fallido candidato a la Asamblea Nacional por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), como rector de la Universidad del Bósforo (Boğaziçi Universitesi), una de las más importantes instituciones de educación superior en el país. Este nombramiento, sin precedentes en la historia reciente de Turquía, ha ocasionado protestas por parte de la comunidad universitaria y ha sido denunciado como una violación a la “libertad académica y la autonomía científica, así como a los valores democráticos de [la] universidad”. Las protestas, que ya se extienden por más de un mes, se han enfrentado a una respuesta gubernamental caracterizada por la intervención policial en el campus universitario, la criminalización que ha llevado a cientos de arrestos y detenciones y, desde la última semana, la creciente persecución a la comunidad LGTBQI+ luego de que oficiales del gobierno les llamaran “pervertidos” e instigadores.
El 3 de Febrero, solamente dos días después del nombramiento, profesores de la universidad publicaron un comunicado rechazando al nuevo rector: “Un académico ajeno a la comunidad de la Universidad del Bósforo fue nombrado rector, lo cual es una práctica introducida por primera vez después del tutelaje militar de los 80”. Los académicos se referían a una decisión que el presidente Erdogan tomó en uso de las facultades que le fueron otorgadas luego del intento de golpe de Estado de 2016. Bulu, quien ha ocupado otros cargos en universidades del país y pertenece al gobernante AKP, ha rechazado las protestas y ha afirmado que no dimitirá.
La movilización de la comunidad universitaria tampoco demoró. Desde el 4 de enero, los plantones de profesores y estudiantes se han tomado el campus universitario en Estambul y jornadas de apoyo han sido organizadas en otras ciudades del país. A la vez que la decisión ha sido denunciada como un ataque a la autonomía académica y a los valores democráticos de la universidad, la reacción del gobierno turco ha dejado a más de 600 estudiantes detenidos, 8 arrestados y 24 en arresto domiciliario.
Las tensiones entre el gobierno y la comunidad universitaria se incrementaron luego de que una exposición de arte organizada en apoyo a las protestas incluyera una obra que mostraba la Kaaba –considerada sagrada por los musulmanes– rodeada por banderas LGBTQI+. Esto resultó en el cierre unilateral del colectivo estudiantil LGBTQI+ de la Universidad del Bósforo, así como en acusaciones de terrorismo y “corrupción moral” por parte del gobierno a estudiantes asociados con estos colectivos. Los estudiantes rechazaron la represión gubernamental y negaron los cargos al tiempo que denunciaron los intentos del gobierno por desviar la atención del foco de las protestas.
A pesar de la represión y la arbitrariedad con la que han sido recibidas, las protestas no se detienen y el rechazo a la injerencia gubernamental en la educación pública sigue en el centro de las movilizaciones. Desde el primer plantón a comienzos de enero, los profesores de la universidad continúan reuniéndose semanalmente de espaldas a la rectoría de la universidad, expresando su desacuerdo con la decisión que llevó a Bulu al cargo. A lo largo del país, estudiantes han levantado su voz en contra de los ataques a la educación pública, en varios casos pagando altos costos por su defensa de la democracia y la autonomía universitaria. Un académico asociado a la universidad, que prefirió reservar su nombre ante las posibles represalias del gobierno, le dijo al portal Otras Voces en Educación que “nos mantenemos en vigilia diaria y colectiva como muestra de solidaridad y fuerza a favor de la transparencia, las libertades académicas y científicas, la salida de las fuerzas policiales del campus de la universidad y la liberación de todos los estudiantes que se encuentran detenidos”.
En medio de la deriva autoritaria del gobierno de Erdogan, los ataques a la educación pública, autónoma y de calidad continúan siendo rechazados y denunciados por figuras públicas y ciudadanos. De igual manera, la persecución institucional a la comunidad LGBTQI+, que ha llegado a negar y criminalizar su existencia, evidencia la sistematicidad con que la discriminación de las minorías es instrumentalizada por poderes gubernamentales en busca de ganancias políticas.
Como espacios de resistencia, libertad y democracia, las comunidades educativas alrededor del mundo debemos defender y acompañar las protestas de estudiantes y profesores que se niegan a servir a los proyectos antidemocráticos y represivos. Acompañando sus esfuerzos por construir alternativas académicas y sociales más justas, igualitarias e inclusivas, sigamos el ejemplo de los estudiantes turcos para que nuestras voces resuenen al decir: “¡no vamos a bajar la mirada!”
Fuente: *Antonio Pinilla Torres/Colaborador permanente de OVE.
Imágenes: @Paul_Osterlund