El éxito universitario se define desde segundo de secundaria

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Según un estudio de la Fundación Barr, el futuro universitario de un alumno puede estar definido tan pronto como desde el segundo grado de secundaria.

En Estados Unidos muchos estudiantes nunca se gradúan de la universidad, ¿a qué se debe esta deserción? Existen diversas investigaciones que han identificado que algunos factores como el género, la etnia o el nivel socioeconómico influyen en el rendimiento y abandono de los estudiantes. Sin embargo, un reciente reporte identifica áreas de oportunidad y estrategias para que los distritos escolares estadounidenses puedan mejorar la preparación de los estudiantes en su camino hacia la universidad.

La Fundación Barr, en colaboración con la firma EY Parthenon, lanzó el reporte Post-secondary success for all: learnings from an analysis of five school districts (“Éxito postsecundario para todos: aprendizajes de un análisis de cinco distritos escolares”, el cual concluye, según su investigación, que el futuro de los alumnos comienza a decidirse desde el segundo año de secundaria.

El estudio rastreó a 7 mil estudiantes de Massachusetts, Nueva Inglaterra, Connecticut y Maine, en Estados Unidos, desde octavo grado hasta los primeros dos años de universidad. Los autores concluyeron que las brechas raciales y socioeconómicas son el gran impedimento para entrar a una institución de educación superior y que una vez dentro, estas trabas disminuyen en importancia.

Los datos del estudio revelaron que existen brechas significativas en los distritos escolares demográficamente diversos entre un grupo y otro. Entre los entrevistados, aquellos que se definen como blancos y asiáticos demostraron tener un 60 % de probabilidad de ser admitidos y tener éxito en la universidad, en comparación con menos del 40 % de los estudiantes afroamericanos o latinos.

El reporte además explica que hay cuatro indicadores de advertencia que aparecen desde el segundo grado de secundaria y que tienen un impacto en el desempeño académico de los alumnos una vez en la universidad:

  1. Asistencia: si faltan mucho a las clases.

  2. Comportamiento: si algún estudiante es suspendido, por ejemplo.

  3. Reprobar: si no pasan uno o más cursos, con énfasis en clases de escritura, lectura y redacción o matemáticas.

  4. Desempeño en las pruebas estandarizadas: si el alumno tiene un mal desempeño en este tipo de examen estatal.

Según la investigación, la presencia de una sola de estas señales es suficiente para que la probabilidad de graduarse de una universidad se reduzca hasta por cinco veces en comparación al resto de sus compañeros.

Sin embargo, no todos los estudiantes muestran un indicador de advertencia, por lo que el reporte recomienda poner atención especial al tercer punto. Quienes no reprueban materias tienen 2.5 veces más probabilidad de tener éxito a nivel superior que aquellos que lo hicieron. Según los autores, esto significa que su desempeño en secundaria puede impactar su capacidad de graduarse de la universidad, obtener un trabajo y un buen salario. Por eso, el reporte hace hincapié en la importancia de monitorear y apoyar a los estudiantes que muestran estas señales. Hay muchos puntos en los que potencialmente se puede intervenir.

Por otra parte, el reporte señala que, rara vez, los estudiantes pasan de una categoría a otra. Es decir, el 89 % de los estudiantes que los autores consideran que van por un buen camino hacia la universidad permanecen así hasta graduarse. Mientras que aquellos alumnos que ya desde secundaria muestran dificultades con el rendimiento escolar tienen un 85 % de probabilidad de que estas condiciones permanezcan hasta la universidad.

Otro factor es el tipo de educación que reciben. En las clases avanzadas o las del bachillerato internacional (IB), los estudiantes entienden el rigor y relevancia de las clases y pueden imaginar cómo se aplican en el mundo real. En comparación, los estudiantes inscritos en clases tradicionales, expresaron que no le veían el propósito a sus cursos.

El reporte indica que aquellos estudiantes de bachillerato internacional tienen el doble de probabilidad de alcanzar el éxito en la universidad. Sin embargo, no todas las personas tienen acceso a este tipo de cursos, incluso dentro de la misma escuela. Los estudiantes que tienen desventaja económica tienen un 75 % menos de probabilidad de acceder a una de estas clases, y dentro de este porcentaje, si son negros y latinos, la probabilidad se reduce un 60 % más.

El estudio identifica varios puntos clave que las escuelas pueden trabajar para mejorar la manera en que apoyan y definen el desempeño en la enseñanza postsecundaria:

  • Los consejeros de orientación: en todos los distritos investigados cada consejero tiene más de 300 estudiantes. Esto dificulta dedicar el tiempo que realmente necesita cada alumno.

  • Gran parte del personal evita expresar un mensaje de “universidad para todos” o “universidad para la mayoría”. Además, no expresan la asequibilidad y lo que necesitan para llegar al éxito después de la secundaria.

  • Pocas actividades en el último año de secundaria y el primer año de preparatoria enfocados en prepararlos para la universidad. Esto se vuelve aún más grave cuando los familiares cercanos de los alumnos no cuentan con un título profesional y no tienen con quién acudir a pedir consejos o guiarse hasta los últimos años del bachillerato.

El estudio concluye haciendo hincapié que, a medida que la tecnología y la innovación continúan cambiando el mundo laboral, es trascendental enfocarse en brindar la mejor educación y apoyo a los estudiantes para que alcancen el éxito. Sin embargo, parece que ese esfuerzo se enfoca en los últimos años de preparatoria o ya que están en la universidad. No existe un seguimiento ni evaluación exhaustiva de los alumnos y sus resultados desde secundaria.

Así como los estudiantes deben prepararse para su futuro después de graduarse de la escuela secundaria, las instituciones educativas también tienen la responsabilidad de brindarles el apoyo necesario para que avancen en sus estudios y en su camino hacia la universidad. El problema es que los datos del sistema K-12 y los de las universidades muchas veces están separados y son difíciles de vincular, por lo que gran parte de la ayuda que pueden brindar se ve limitada. Es necesario vincular esta información para poder no sólo ver las señales de alerta de un alumno a tiempo pero también brindarle el apoyo necesario en su camino hacia su futuro profesional.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/el-exito-universitario-depende-del-rendimiento-en-secundaria

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Paulette Delgado

Periodista del Observatorio del Tecnológico de Monterrey.