Por: Luis Eduardo Valle A/ laestrella.com.pa
Aún después de nueve años de la existencia de una política pública orientada a incrementar la participación de mujeres y la protección de sus derechos, vemos que la pandemia tuvo una grave afectación sobre el poco avance obtenido
Panamá es uno de los países de América Latina que ha establecido planes de igualdad de género desde el poder ejecutivo, específicamente la Ley N° 71 de 2008, que crea el Inamu, la Ley N°4 de 1999, por la cual se instituye la Igualdad de Oportunidades para Mujeres y La Política Pública de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (Ppiom) establecida por la Inamu en el año 2012.
Aún después de nueve años de la existencia de una política pública orientada a incrementar la participación de mujeres y la protección de sus derechos, vemos que la pandemia tuvo una grave afectación sobre el poco avance obtenido. En conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral, Doris Zapata Acevedo, indicó que “aún persisten barreras estructurales que impiden la participación plena de la mujer en actividades económicas, debido a obstáculos como la discriminación al momento de la contratación, en el acceso para ocupar altos cargos de mando y la desigualdad salarial”.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), el desempleo afectó mayormente a las mujeres (8,8%) en comparación con los hombres (5,8%). Lo anterior obedece a varios factores culturales y sociales:
1. Las mujeres en el hogar en su gran mayoría son las responsables de la educación (virtual) de sus hijos.
2. Las mujeres en el hogar se ocupan del cuidado de otros familiares que requieren ayuda, tales como adultos mayores, personas con discapacidad y personas con enfermedades mentales.
3. La mayoría de las plazas de trabajo altamente afectadas por la recesión económica son las de hospitalidad, saloneros, venta al por menor, donde una gran parte son ocupadas por mujeres.
4. Los trabajos con mayor riesgo de contagio durante la pandemia son ocupados en su mayoría por mujeres: enfermería, limpieza, trabajo social, y en Panamá inclusive la fuerza pública.
Todo lo anterior ha generado no solo una inequidad superior a la existente prepandemia, sino que también incrementó en mujeres el burnout o síndrome de desgaste profesional debido a que no solo deben cumplir con sus obligaciones laborales durante su jornada de trabajo, sino que deben hacer malabares para cumplir con sus obligaciones familiares simultáneamente.
Algunas propuestas que deben empezar a ser discutidas por su impacto sobre la igualdad y equidad serían las siguientes:
1. El periodo de licencia de maternidad, periodo de lactancia y fuero laboral deben ser revisados en nuestra legislación laboral a fin de garantizar que dichos derechos sean expeditos, y que estas pausas laborales no conlleven que la trabajadora se vea truncada en su crecimiento profesional, incluyendo salarios, ascensos y evaluaciones de desempeño.
2. Revisar todas las leyes laborales que creen algún tipo de protección o fuero y verificar su verdadero impacto. Muchas de estas normas en vez de salvaguardar el puesto de trabajo lo que hacen es crear una discriminación, porque desde el punto de vista de negocios se convierte en un riesgo contratar a personas que mantienen fueros ilimitados, difíciles de objetar y no sujetos a su desempeño ni productividad.
3. Establecer planes, sean estatales o de la empresa privada, dirigidos a cubrir la necesidad y costo de guarderías y de centros de atención integral a la primera infancia.
4. Proteger el derecho al subsidio de maternidad que otorga la CSS, que debió ser reconocido a trabajadoras embarazadas durante la pandemia.
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