Por: Otras Voces en Educación
Este jueves 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, bajo el lema ‘Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!‘. El naranja es el color que utiliza este organismo «para representar un futuro más brillante y libre de violencia contra mujeres y niñas».
Según los datos aportados por Naciones Unidas, «casi 1 de cada 3 mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida«. Cifras que se incrementan en los tiempos de crisis, por ejemplo, durante la vivida con la pandemia del coronavirus. En el último informe de la ONU Mujeres, basado en los datos de 13 países, apunta que desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, «2 de cada 3 mujeres padecieron alguna forma de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría«.
Por ello, desde la ONU aseguran que aunque la violencia de género es algo que está generalizado, «puede y debe prevenirse«, empezando por creer a las mujeres que han sido víctimas y «adoptando enfoques integrales e inclusivosque aborden las causas fundamentales, transformen las normas sociales dañinas y empoderen a las mujeres y las niñas».
¿Por qué se celebra el 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres
La ONU estableció en 1999 que el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres se celebrase cada 25 de noviembre en recuerdo a la activista dominicana Minerva Mirabal (34 años) y a sus hermanas, Patria (36 años) y María Teresa (25 años), que fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la policía secreta.
Minerva respondió a los que le advertían de que el régimen del presidente Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) iba a matarla, diciendo: «Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte». Frase que finalmente parece que se cumplió, ya que su lucha ha sido un ejemplo y un altavoz en contra de la violencia contra la mujer y en favor de sus derechos.
En concreto, ese fatídico 25 de noviembre encontraron el Jeep en el que viajaba con sus hermanas y el conductor, Rufino de la Cruz, con los cuerpos sin vida.
«Hoy como cada año lo conmemoramos, pero nos damos cuenta de que es una herida que no está cerrada, que sigue desgarrando a la familia y sigue presente para todas las mujeres del mundo. Esta llaga está abierta para que tengamos conciencia de la necesidad de construir sociedades en las cuales las mujeres se puedan sentir seguras», aseguraba Minú Tavares Mirabal, hija de Minerva, la mayor de las mariposas.