Las restricciones en la educación tras el golpe en Myanmar: “Los militares entraban en las aulas y a veces pegaban a profesores y alumnos”

Dos años después de la asonada en el país asiático, el acceso a la escolarización es precario, especialmente para los que huyeron. En Tailandia, los Centros de Aprendizaje para Migrantes ofrecen formación.

“Antes del golpe de Estado, me gustaba ir a la escuela. Después, la enseñanza era muy mala. […] Ya no quería ir al colegio”. Aye Aye Than (nombre ficticio para preservar su identidad) tiene el pelo negro, recogido con una cinta azul, y viste el uniforme escolar, camisa blanca y falda azul por debajo de las rodillas. Habla sentada en un banco a la sombra en el patio de uno de los Centros de Aprendizaje para Migrantes de Mae Sot, Tailandia, en la frontera con Myanmar (la antigua Birmania).

Esta joven de 16 años llegó a Mae Sot desde Rangún en febrero de 2022, un año después de que el ejército de Myanmar expulsara al Gobierno electo de Aung San Suu Kyi y tomara el poder. El día del golpe, estaba en casa con su familia. “Sentí pena porque el país estaba bajo el poder de los militares”. Ella fue uno de los miles de estudiantes que salieron a la calle a protestar contra la dictadura en las semanas siguientes. Durante una de las manifestaciones, perdió a sus amigos entre la multitud cuando los militares empezaron a emplear la violencia contra ellos. “Después de aquello, no volví a salir. Me quedé en casa durante dos o tres meses”.

Comparte este contenido: