El ‘Chernóbil de México’, el mayor incidente nuclear de América

El ‘Chernóbil de México’, el mayor incidente nuclear de América

Las relaciones México-Estados Unidos dieron un giro inesperado en enero de 1984, cuando ocurrió un incidente nuclear y ambos países tuvieron que trabajar juntos para manejar y contener la crisis. Esto marcó una transformación significativa en su relación.

Vicente Sotelo Alardín trabajaba en un hospital privado de Ciudad Juárez y se encargó de sacar de su depósito una máquina de radioterapia en desuso. Lo hizo sin permiso ni autorización. Hace siete años, el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez lo había comprado e importado sin capacitar a ninguno de sus empleados para usarlo.

A pesar de la obligación de notificar a la Comisión Nacional de Seguridad y Salvaguardias Nucleares (CNSNS) sobre cualquier compra de artefactos radiactivos, nunca se les informó que la máquina de teleterapia había ingresado a territorio nacional mexicano. Este fue el comienzo de una serie de errores cometidos por la organización, que dieron lugar a un incidente desafortunado.

A pesar de los diferentes relatos sobre lo dicho exactamente, Sotelo Alardín decidió sacar la máquina del centro de salud y subirla a su camioneta. Parece que tomó esta decisión de forma independiente, con o sin permiso de su superior.

Desafortunadamente, el artefacto no podía mantenerse unido porque no encajaba, por lo que intentó desmontarlo. Desafortunadamente, esta acción perforó el núcleo radiactivo y dispersó partículas de cobalto-60 por todas partes.

Este radioisótopo todavía se usa hoy en día para tratar pacientes con cáncer, pero en este caso especial, se mezcló con varillas y acero de 12 ciudades de México.

Chatarra nuclear

Al ser sacada de la clínica, Sotelo Alardín llevó la máquina a una chatarrera en Ciudad Juárez llamada El Yonke Fénix.

Afortunadamente, se utilizó un imán industrial para evitar que los trabajadores tocaran el centro contaminado radiactivamente. Sin embargo, terminó dispersando partículas radiactivas por todo el material de desecho.

El propósito de Yonke Fénix era fundir varias piezas de metal y venderlas como acero a empresas constructoras. Como resultado, el material de cobalto-60 terminó en Aceros de Chihuahua SA, quienes luego lo vendieron como material de construcción.

Alarma nuclear detectada por los Estados Unidos

El 16 de enero de 1984, Xataka denunció un incidente en el Laboratorio de Los Álamos. Las alarmas de los dosímetros se activaron indicando niveles inusuales de radiación más allá del rango normal. Esto causó gran preocupación y puso énfasis en la necesidad de tomar medidas correctivas.

Mientras buscaban la fuente de radiación, finalmente se dieron cuenta de que provenía de un camión fuera del laboratorio en una calle cercana. Este camión transportaba tubos de acero y circulaba por la carretera.

En consecuencia, las autoridades de Texas optaron por avisar al gobierno mexicano ya que el logo del camión indicaba que se trataba de una carga de Aceros de Chihuahua.

La CNSNS recibió notificaciones que luego les permitieron iniciar sus pesquisas en la ciudad mexicana. Los niveles de cobalto-60 eran extremadamente altos, sin embargo, lo que seguía siendo un misterio era cómo se había incluido en el acero utilizado para la construcción en Chihuahua.

Después de realizar varias entrevistas con los trabajadores de Aceros de Chihuahua, pudieron rastrear el origen de su problema hasta el depósito de chatarra El Yonke Fénix en Ciudad Juárez.

Agentes de la CNSNS visitaron recientemente otra ciudad y descubrieron que el depósito de chatarra estaba lleno de cobalto-60.

Una camioneta radiactiva

Además de los niveles detectables de radiactividad en el depósito de chatarra, los investigadores también descubrieron rastros de radiación en otra sección, donde sus medidores registraron un pico. Vicente Sotelo Alardín fue encontrado en una camioneta, ubicada en medio de un barrio residencial, perteneciente al ingeniero de mantenimiento del Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez.

El trabajador necesitaba ayuda para retirar la máquina del hospital, por lo que buscó la ayuda de Ricardo Hernández, quien valientemente manipuló el núcleo de cobalto-60 con sus propias manos.

Luego de que el Servicio Central de Supervisión y Seguridad Nuclear (CNSNS) descubriera que el camión de Sotelo Alardín emitía altos niveles de radiación, tuvo que trasladarlo de la zona residencial. Sin embargo, alejarlo demasiado no era una opción, ya que eso haría que los oficiales de la CNSNS Nuclear estuvieran en contacto con la radiación por un período prolongado.

Optaron por llevarla al parque El Chamizal ya que estaba a poca distancia del pueblo. Esto proporcionó el equilibrio perfecto entre comodidad y tranquilidad.

Según la ‘BBC’, la furgoneta que transportaba materiales radiactivos se movió sin dejar señales de advertencia. Peor aún, se vio a personas muy cerca de esta camioneta sin darse cuenta del peligro potencial al que se exponían.

Las personas expuestas a la radiación y desaciertos

Tras una intensa investigación de la CNSNS, se descubrió que 4.000 personas estaban expuestas al cobalto-60. Afortunadamente, los radioisótopos se descomponen naturalmente con el tiempo; esto reduce la intensidad de los efectos del material radiactivo.

Seis años después de que se compró la máquina de radioterapia, la BBC informó que solo unos 450 de los aproximadamente 1,000 gránulos de cobalto-60 todavía estaban allí. Si bien este sigue siendo un número significativo, es mucho más seguro que antes.

La CNSNS se acercó a los afectados por la situación y les realizó pruebas de sangre, médula ósea, conteo de espermatozoides y cromosomas. A pesar de que se realizaron algunas pruebas iniciales con la exposición al cobalto-60 en 1984, no se ha realizado una evaluación de seguimiento de los pacientes para determinar si alguno de ellos quedó con secuelas a largo plazo. En consecuencia, no es posible saber si tales circunstancias se dieron o no.

Después de un exhaustivo esfuerzo de limpieza en El Yonke Fénix, se descubrió que quince territorios mexicanos habían recibido las peligrosas varillas. En consecuencia, cientos de construcciones realizadas con estas vigas necesitaron ser demolidas.

Se descubrió que Vicente Sotelo Alardín no presentaba signos de angustia, sin embargo Ricardo Hernández, quien era su compañero, sufrió una quemadura en la mano luego de manipular el núcleo de cobalto-60.

La CNSNS concluyó su investigación sin éxito, por lo que Sotelo Alardín permaneció fuera del ojo público hasta el día de hoy. Además, no se ha revelado más información sobre ellos desde entonces.

Con información de eltiempo.com

 

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/el-chernobil-de-mexico/

 

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