Internacional: Pensamiento complejo para el futuro de la educación

Pensamiento complejo para el futuro de la educación

El pensamiento complejo permite interrelacionar diferentes aspectos de la realidad para resolver problemas de la vida real.

Inés Gutiérrez Jaber

La capacidad de resolver problemas o tomar decisiones acertadas y bien razonadas es una herramienta que todo profesional necesita para su desarrollo personal, por eso en universidades de todo el mundo se enseña pensamiento complejo.

“Lo que la industria moderna exige de las universidades es que sus graduados posean habilidades que un algoritmo de inteligencia artificial no puede proporcionar . En eso puede ayudar el pensamiento complejo”, dice José Carlos Vázquez Parra , profesor de la Facultad de Humanidades y Educación e investigador del Instituto para el Futuro de la Educación (IFE) en entrevista con TecScience .

En una investigación publicada en abril pasado titulada Emprendimiento social, pensamiento complejo y autoeficacia empresarial: estudio correlacional en una muestra de estudiantes mexicanos , Vázquez Parra y un grupo de investigadores analizaron la relación entre el desarrollo de proyectos de emprendimiento social, el desarrollo del pensamiento complejo, y autoeficacia empresarial en un grupo de estudiantes de diferentes universidades de México.

«Encontramos que los tres elementos están correlacionados: los emprendedores sociales desarrollan un pensamiento complejo y una autoeficacia empresarial sobre la marcha», afirma el experto.

¿Qué es el pensamiento complejo y cómo se puede enseñar?

El pensamiento complejo es el desarrollo de habilidades cognitivas que permiten interrelacionar diferentes aspectos de la realidad para afrontar problemas y situaciones de la vida real, muchas veces más complejas que las planteadas en el aula.

En general, esto implica la capacidad de integrar la información abstracta o compleja involucrada en otras subhabilidades o habilidades como el pensamiento creativo, el pensamiento crítico, el pensamiento científico, el razonamiento, el desarrollo de conceptos, la resolución de conflictos y el análisis moral y ético.

“El pensamiento complejo juega un papel en cualquier práctica educativa en la que los estudiantes tengan que tomar decisiones racionales, tomar decisiones complejas y resolver problemas o desafíos”, explica Vázquez Parra.

Para él y sus compañeros investigadores, era importante comprender si existía algún proceso en otras disciplinas que pudiera desencadenar esta forma de pensar. Entonces, observaron de cerca a los estudiantes que trabajaban en propuestas de emprendimiento social para descubrir si las había.

El emprendimiento social busca resolver problemas sociales o humanos de una manera innovadora y sostenible. Según el experto, los estudiantes absortos en el proceso de generar nuevas ideas para un proyecto también desarrollan otras habilidades importantes.

Entre estas habilidades se incluye la autoeficacia emprendedora , que permite a los estudiantes integrar las habilidades cognitivas y actitudinales que necesitan para evaluar la probabilidad de que su proyecto de emprendimiento social tenga éxito, a pesar de la incertidumbre natural del entorno.

Tiene que ver con si creen que su proyecto va a ser viable y exitoso”, dice Vázquez Parra. Esta habilidad es crucial para afrontar el mundo real y poder proponer soluciones opuestas.

Un estudio piloto para fomentar el pensamiento complejo

El equipo de investigación integrado por Vázquez Parra, Patricia Alonso, Paloma Suárez y Martina Carlos del IFE , junto a Marco Cruz del Centro para el Futuro de las Ciudades , implementaron una metodología en línea para probar la relación entre estos tres elementos.

Este constó de tres fases: diagnóstico inicial, actividades formativas y evaluación final. En la etapa de diagnóstico inicial, se utilizaron instrumentos de medición basados ​​en preguntas para evaluar si los estudiantes ya poseían habilidades de emprendimiento social, pensamiento complejo y autoeficacia empresarial sin que se les hubiera enseñado nada.

En la etapa de actividad formativa, se pidió a los estudiantes que idearan, desarrollaran y crearan un prototipo de un proyecto de emprendimiento social. En la etapa de evaluación final se utilizaron los mismos instrumentos de medición para determinar si estas tres competencias habían cambiado como resultado de la capacitación.

“Lo que descubrimos fue que estas tres habilidades están interrelacionadas y se impulsan entre sí”, explica Vázquez Parra.

Pensamiento complejo para el futuro de la educación

Vázquez Parra y los investigadores que participaron en el estudio pertenecen a R4C-IRC , un grupo de investigación interdisciplinario que busca escalar el pensamiento complejo en estudiantes de pregrado y posgrado.

Su visión es contribuir al futuro de la educación para adaptarla al mundo cambiante en el que vivimos y empoderar a las personas que contribuyen a la mejora de las sociedades humanas y al desarrollo sostenible.

“Queremos llevar nuestro conocimiento del pensamiento complejo y las herramientas necesarias para afrontar el futuro un poco más allá del límite establecido”, concluye Vázquez Parra.

Fuente de la Información: https://tecscience.tec.mx/en/human-social/complex-thinking-for-the-future-of-education/

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