Los apoyos de Sanders en la enseñanza

07-03-2016/Dan La Botz/Viento Sur, Rebelión

El 1 de marzo, el supermartes, como se le denominó porque ese día se
celebraron elecciones primarias en varios Estados simultáneamente–, ha
supuesto la victoria de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, que se
ha impuso con contundencia en siete de once Estados. Aunque el senador
Bernie Sanders, que es más progresista, ha decidido seguir en campaña,
ahora ya tiene pocas posibilidades de contar con suficientes delegados a la
convención para ser elegido candidato del Partido Demócrata. Al mismo
tiempo, Donald Trump, que con su nacionalismo económico y su retórica
racista es algo así como el Jean-Marie Le Pen estadounidense, ha ganado las
primarias del Partido Republicano en siete de once Estados y en estos
momentos encabeza la carrera con mucha ventaja. Parece que el supermartes
ha abierto la puerta a una lucha por la presidencia entre la centrista
Clinton y el ultraderechista Trump.

Sin embargo, Clinton se ha enfrentado a un verdadero desafío con Sanders.
Comenzó las elecciones primarias del Partido Demócrata con enorme ventaja y
con un presupuesto de millones de dólares recibidos de grandes empresas
donantes. A pesar de ello, Sanders, que es senador por el Estado de
Vermont, pronto sorprendió al país reuniendo en sus mítines a multitudes de
10 000 a 20 000 personas en varias grandes ciudades y recaudando decenas de
millones de dólares a base de pequeñas aportaciones de unos 30 dólares cada
una.

Logró empatar en Iowa, venció en New Hampshire, perdió –aunque por poco– en
Nevada; y el supermartes ha ganado en Vermont, Minnesota, Colorado y
Oklahoma. Sanders no solo se presenta con un programa progresista como no
se ha visto en décadas, sino que –en un país conocido por su anticomunismo–
es el primer candidato de uno de los grandes partidos que se autocalifica
de “socialista democrático”. La candidatura de Sanders ha despertado el
entusiasmo de muchos y muchas jóvenes en todo el país.

¿Cómo se posicionan los maestros en esta elección y qué votarán? Los
sindicatos de enseñantes desempeñan a menudo un papel importante en las
elecciones, al igual que otros sindicatos de trabajadores. Donan millones
de dólares a los candidatos y les prestan decenas de miles de voluntarios
para hacer campaña de puerta a puerta o realizar llamadas telefónicas. Y
los maestros, que están esparcidos por todo el país y presentes en todos
los barrios, y que además conocen a mucha gente en sus comunidades, pueden
ser particularmente eficaces como ayudantes de campaña. De ahí que el apoyo
de los sindicatos de maestros sea bastante importante.

Los dirigentes de los dos sindicatos de maestros de EE UU, la American
Federation of Teachers (AFT), que cuenta con un millón y medio de
afiliados, y la National Education Association (NEA), con sus tres millones
de miembros, se apresuraron a declarar su apoyo a Hillary Clinton en las
elecciones primarias del Partido Demócrata. Hillary declara exactamente lo
que quieren oír los maestros: que dará dinero para la enseñanza pública y
exigirá menos pruebas oficiales a los estudiantes. El problema es que
Hillary no tiene credibilidad, pues ella también asume el legado del
presidente Barack Obama. Este y su secretario de Educación, Arne Duncan,
han apoyado políticas como No Child Left Behind (“Que ningún niño se quede
atrás”) y Race to the Top (“Carrera a la cima”), que atacaban a los
maestros y a sus sindicatos, imponía más pruebas obligatorias y favorecía
la privatización de la enseñanza. Los vínculos de Clinton con los bancos y
las empresas, y con sus fundaciones, corroboran que ella mantendrá la
política de Obama en materia de educación.

Bernie Sanders representa un enfoque totalmente distinto de la educación,
entendiendo que es preciso abordarla en el marco de una lucha más amplia
contra la desigualdad económica y por la justicia racial. Sanders está a
favor de la provisión universal del servicio de guardería –hoy por hoy no
existe prácticamente ninguna guardería pública en EE UU– y de enseñanza
preescolar, de un apoyo suficiente a la educación pública y de la enseñanza
universitaria gratuita. (Clinton se opone a esto último.) También propone
programas públicos de creación de empleo, un salario mínimo de 15 dólares
la hora, el fin del racismo y la violencia policiales, asistencia sanitaria
universal, el control de los bancos y el restablecimiento de la democracia
política mediante la supresión de la interferencia de las grandes fortunas
en la política.

El motivo real por el que los dirigentes de los sindicatos de maestros
hayan apoyado a Clinton y no a Sanders es el mismo que esgrimen la mayoría
de los demás sindicatos que la respaldan. Incapaces ni deseosos de
enfrentarse y combatir a los empresarios, los dirigentes sindicales
entienden que su única esperanza reside en el apoyo a la candidata del
Partido Demócrata que tiene más posibilidades de ganar, pensando que de
este modo por lo menos serán escuchados cuando ella esté en la Casa Blanca.
Esperan sustituir la fuerza de los trabajadores por influencia política.
Muchos afiliados de base no están contentos con su posicionamiento
arbitrario en las elecciones. Cuando Randi Weingarten, presidente de la
AFT, se apresuró a dar su apoyo a Clinton el pasado mes de julio sin
consultar a los miembros del sindicato, algunos maestros indignados se
apuntaron a Labor for Bernie Sanders, una organización creada por
sindicalistas que apoyan a Sanders en contra de la opinión de sus
direcciones.

El voto de las mujeres y de los negros

Hillary Clinton ha insistido una y otra vez en que ahora es su turno, como
mujer, para ser presidenta y que las feministas deberían apoyarla, como
hacen muchas mujeres profesionales mayores. Sería de esperar que su
argumento resultara muy convincente para los miembros de los sindicatos de
maestros, no en vano el 76 % de todos los enseñantes son mujeres y el 56 %
han acabado un máster o el doctorado. Sin embargo, el 44 % de las mujeres
menores de 40 años y muchas mujeres jóvenes, especialmente las
veinteañeras, apoyan a Sanders. Una encuesta reciente mostraba que el 61 %
de estas mujeres jóvenes apoyan a Sanders, mientras que solo el 28 %
respaldan a Clinton. Algunas seguidoras mayores de Clinton, como la famosa
feminista Gloria Steinam, han denigrado a las jóvenes simpatizantes de
Sanders diciendo que solo iban a sus mítines porque querían estar “donde
los chicos”. Sus palabras ofendieron a muchas mujeres jóvenes, provocando
una reacción enérgica contra Clinton.

Sanders, sin embargo, lo tendrá difícil para ganarse los votos de los
enseñantes negros en las primarias que quedan. De los cuatro millones y
medio de maestros, el 82 % son blancos, un 8 % son hispanos, un 7 % son
negros y un 2 % son asiáticos. Lo más probable es que Clinton reciba los
votos de los maestros negros porque dice que continuará la labor de Obama.
Los afroamericanos apoyan firmemente a Obama –tanto en 2004 como en 2008 le
dieron el 90 % de sus votos– y en esta elección el 80 % de todos ellos
votan a favor de Clinton. Sanders, por otro lado, ha sido más crítico con
Obama, por ejemplo con respecto a Obamacare, el sistema de seguro de
enfermedad privado creado por Obama, y esto no les sienta bien a los
votantes negros.

Otro factor igual de importante es el hecho de que las organizaciones
nacionales de los negros, como la National Association for the Advancement
of Color People (NAACP), mantienen lazos estrechos con el Partido Demócrata
y su dirección, es decir, con los Clinton. El grupo de congresistas negros
(Black Congressional Caucus) y muchos políticos negros también respaldan a
Clinton. Podemos apreciar lo que esto significa cuando vemos los resultados
de las primarias de Carolina del Sur, donde Clinton arrasó frente a Sanders
con un 73,5 % frente al 26 % de los votos. En ese Estado obtuvo el 86 % del
voto negro frente al 14 % de Sanders. De modo similar, el supermartes
Clinton obtuvo el 80 % del voto negro en varios Estados sureños.

Quizá en mayor medida que otros grupos de trabajadores, muchos maestros
sostienen puntos de vista más progresistas. Los sindicatos de enseñantes
tienen comités específicos sobre justicia social y lucha contra la guerra y
apoyan firmemente las libertades civiles. No cabe duda de que ciertas
posturas “halcón” de Hillary Clinton y su papel como secretaria de Estado
dirigiendo la intervención de EE UU en Libia, por ejemplo, puede inducir a
algunos maestros a votar a Bernie Sanders, pero los votos de estos maestros
progresistas no bastarán para que este último gane las primarias.

También está el factor Trump. Donald Trump, el candidato republicano
demagógico y fascistoide que ataca brutalmente y de forma vulgar a los
mexicanos, los musulmanes y las mujeres, tiene todas las de ganar las
elecciones primarias de su partido. Muchos demócratas creen que Clinton
tendrá más posibilidades que Sanders de derrotar a Trump, pese a que
algunas encuestas otorgan un mejor resultado a Sanders. Este, que durante
décadas ha sido políticamente independiente, solo ingresó en el Partido
Demócrata para presentarse a las primarias y ha prometido que apoyará al
candidato que elija el partido, que probablemente será Hillary Clinton.
Algunos de los seguidores de Sanders esperan que se presente como candidato
independiente, pero esto parece ahora muy improbable. Es posible que
algunos de sus simpatizantes, muchos de los cuales se oponen firmemente a
Clinton, acaben votando a Jill Stein, médica que se presenta por el Partido
Verde. No obstante, los maestros seguramente votarán en su gran mayoría por
Clinton en la elección presidencial de noviembre.

Ocurra lo que ocurra en esa elección, la campaña de Sanders ha planteado
por primera vez en décadas un programa progresista; además, es la primera
vez que en uno de los grandes partidos políticos se ha defendido la idea
del socialismo democrático. Al mismo tiempo, algunos maestros se han
organizado en contra de sus propios dirigentes para colaborar en la campaña
de Sanders. Tal vez esta campaña sienta las bases de nuevos movimientos
sociales y una política más independiente en el futuro.

Artículo original escrito para la revista École Émancipée

Traducción: VIENTO SUR

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