Otra Forma de Entender algunos Fenómenos Educativos del Siglo XXI
Dra. María Guadalupe Barradas Guevara
(CINCO DE SEIS PARTES)
Como ya se ha venido apreciando,esta teoría de la Pedagogía Maldita que he estado planteando, y la cual será descrita en el siguiente artículo, especifica el hecho educativo a través de las relaciones de ésta con otros fenómenos; tratando de ordenar y clarificar los estilos culturales de cada época y cultura; indagando ciertos factores que los determinan, así como los fines que se persiguen. Estableciendo que cada proceso educativo remite o está determinado por los objetivos de cada sociedad, instaurando técnicas apropiadas para obtener resultados que se dirijan a la conclusión de algún ideal perseguido.
Dicho de otra forma, la práctica de la Pedagogía Maldita como parte de la educación del hombre, siempre ha estado presente, pero no sólo en la Cultura de Occidente u Oriente, sino también en la de México, un ejemplo de ello en la educación de los aztecas, como a continuación veremos.
Kobayashi, en su libro: La educación como conquista, nos dice que es posible que el origen de los dos tipos de escuelas se remonte a los tiempos gentílicos de los mexicas, en donde estos estaban dedicados a dos dioses distintos:
- El Calmécac, una institución consagrada al dios Quetzalcóatl, quien era considerado por los pueblos nahuas el dios origen de la cultura, puesto que él habría creado al hombre con su propia penitencia y sacrificio, descubierto el maíz para el sustento de éstos y, también el algodón, la calabaza y otras plantas provechosas, así como los metales y las piedras preciosas y el arte de trabajarlos, asimismo había descubierto el arte de criar aves y el de trabajar sus plumas preciosas; había enseñado a su gente cómo había de hacer la penitencia y el sacrificio. “La finalidad de la escuela estribaba en formar personar hábiles y competentes en el buen ejercicio de los cargos de alta responsabilidad de la nación en los tres ramos siguientes: la gobernación, la milicia y el sacerdocio” (Kobayashi, 1985, p. 62 y 63).
- El Telpochcalli(casa del dios Tezcatlipoca), tenía como objetivo principal formar jóvenes altamente adiestrados en el arte de guerrear. El ingreso de un muchacho remitía a cumplir la promesa que los padres de éstos habían hecho previamente a la deidad. El voto de ofrecimiento del hijo por sus padres, consistía en la preparación de un banquete al que venían invitados los maestros del telpochcalli, llamado telpochtlatoque, “caudillos de mancebos”, de acuerdo a la traducción de Torquemada (citado por Kobayashi, 1985, p. 73), en los siguientes términos:
Aquí os ha traído nuestro señor, creador del cielo y de la tierra; os hacemos saber que nuestro señor fue servido de hacernos merced de darnos una criatura, como una joya o pluma rica que nos fue nacida; por ventura se criará y vivirá; y es varón, no conviene que le mostremos oficio de mujer, teniéndoles en casa. Por tanto os le damos por vuestro hijo, y os le encargamos, porque tenéis cargo de criar a los muchachos y mancebos, mostrándoles las costumbres para que sean hombres valientes y para que sirvan a los dioses Tlaltecuchtli y Tonatiuh, que son la Tierra y el Sol; [y para que sirva] en la pelea, y por esto ofrecémosle al señor dios todopoderoso Yáolt o por otro nombre Titlacahuan o Tezcatlipoca (…) (Kobayashi, 1985, p. 73 y 74),
Como se observa, lo anterior refiere a la educación de los varones, puesto que las mujeres, en ambas escuelas, nacían, ante todo, para el hogar y el matrimonio y fuera de éste se limitaban a las órdenes religiosas y sociales, aunque en los pochtencalas había dedicadas al comercio, al igual que los hombres. Entre las faenas más importantes eran hilar, tejer y coser; moler maíz, hacer tortillas y preparar la comida, así como limpiar y barrer su casa. También se comenta, que las jóvenes tenían la opción de escoger por una vida religiosa realizando los mismas labores, pero en lugar de ser para su familia, trabajaban al servicio del templo y de sus dioses.
Es interesante observar, que la vida en el Telpochcalli el amancebamiento es un acto ilícito, y los jóvenes al igual que el Calmécac, al cumplir los 15 años debían ser preparados para la vida militar. Andrés de Olmos, describe la enseñanza del arte militar de la siguiente manera:
Cuando han comido, comienza otra vez a enseñarles:
a uno cómo usar las armas, a otros cómo cazar,
cómo hacer cautivos en la guerra,
cómo han de tirar la cerbatana o arrojar la piedra.
Todos aprenden a usar el escudo, la macana,
cómo lanzar el dardo y la flecha mediante la tiradera y el arco.
También cómo se caza con la red y cómo se caza con cordeles (citado en León Portilla, 1958, 77).
Sobre el concepto que tenían los mexicas del hombre como persona, nos dice Kobayashi, era expresado por dos frases del náhuatl: in ixtli, in yóllotl, lo cual significa: en el rostro y el corazón, en donde el primero (el rostro), era aquello con lo que el hombre se enfrentaba al mundo exterior, era lo que manifestaba su yo interior, mientras que el segundo (el corazón), era el manantial de toda acción y movimiento, por lo que el sacrificio ritual era practicado, ofreciendo al dios Sol el corazón como alimento divino, lo más precioso que el hombre podía darle. Sin embargo, este tipo de hombre remitía en gran medida en el Calmécac: “el rostro sabio y el corazón firme como la piedra”, por el contrario de la Telpochcalli que no aspiraba a tal realización bidimensional, sino, a la educación de hombres ante todo: “valientes, obedientes y útiles para la guerra”.
Dicho lo anterior, y retomando el tema de los sacrificios humanos, podemos observar que no sólo en la educación formal se encuentran formas de una pedagogía maldita, por el contrario, tenemos la educación de corte informal, aquella que es llevada fuera de cualquier institución educativa, aquella que engloba las creencias, necesidades, hábitos y valores aportados por la sociedad o la religión.
De acuerdo a Michel Graulich, los sacrificios humanos, fue una forma de utilizar los posibles sentidos de la muerte, es entendido como un ritual para mantener la vida y prolongarla después de la muerte y tener la impresión de controlar de controlar un universo que se percibía como inestable (2010). Pero, ¿esto es suficiente para justificar estas matanzas que en muchas ocasiones se hicieron en gran escala a mujeres, hombres y niños? ¿Acaso estos tipos de homicidios pueden ser argumentados como válidos y humanos? ¿En dónde queda la libertad del hombre y el respeto de su vida?
Aunque los sacrificios humanos de estas culturas en muchas ocasiones son entendidos como aspectos históricos y culturales, manifestados por comunidades primitivas desde antes de Nuestra Era, se entienden como prácticas o rituales para ofrendar a los dioses, como formas de agradecimiento, de humildad, de devoción e incluso de súplica.
Ya sea en la cultura de occidente u oriente, e incluso en la mesoamericana, estos tipos de ritos fundamentados por creencias erróneas, temores irracionales, vanas esperanzas es lo que conduce al fracaso de la humanidad, puesto que transmiten el miedo, la desolación y la desesperanza de la construcción del hombre ideal, del hombre bueno, del hombre humano.
La Pedagogía Maldita, nos lleva a entender un aspecto de la historia educativa, del fracaso de la construcción de hombres buenos, generado, en muchas ocasiones por la sinrazón de las personas fortalecida por el temor a los dioses o por la ambición de los gobernantes. Pensar en una educación ideal o integral, es apostar por una humanidad fehaciente, y no por el adiestramiento dejóvenes fundamentado por el dolor, el mal, el castigo, el miedo, la emancipación, establecido por pueblos siempre sedientos de poder y de conquista, los cuales al oprimir e ignorar, forman hombres serviles, sumisos, sin libertad y faltos de autoestima; hombres quebrantados y marginados,que siempre están a merced de una divinidad o de cualquiera, pero nunca dueños de ellos mismos.
FIN DE LA QUINTAPARTE
Referencias
Graulich, Michel. (2010). El sacrificio humano en Mesoamérica. Recuperado de: https://jorgecaceresr.files.wordpress.com/2010/04/el-sacrificio-humano-en-mesoamerica.pdf
Hernández Escoto, Garza de la Huerta y Mandujano Tenorio. (s. f). Transversalidad en la educación de los aztecas. Recuperado de: http://www.tutorias.ipn.mx/memorias/Documents/6to-web/mesas-redondas/eje1-elementos-que-fortalecen-la-funcion-tutorial/mesa-25/E15T74R883A.pdf
Kobayashi, José María. (1985). La educación como conquista. México: El Colegio de México.
León-Portilla, Miguel. (1958). Siete ensayos sobre la cultura náhuatl. México: UNAM.
Artículo remitido por su autora, a la redacción de Otras Voces en Educación.
Fuente de la imagen: https://lolitasandoval.com/2014/10/29/calavera-no-llora/