Por: Carlos Espinoza Flores
Para que un niño llegue a tomarle amor a las matemáticas, a la lengua y literatura y por tanto logre un buen rendimiento académico, hay dos elementos que se deben conjugar: los padres y los maestros. Sin el apoyo de ambos difícilmente un niño podrá considerar la escuela no como un lugar al que está obligado a ir sino más bien un lugar especial donde se divierte adquiriendo nuevos conocimientos.
En Ciudad Sandino hay una serie de niños que recientemente lograron los primeros puestos en los concursos municipales de lengua y literaturas y matemáticas. Son varios, tanto de primaria como de secundaria, pero el testimonio de unos cuantos sirven para darse idea de cómo los padres y maestros pueden incidir en que ellos tengan bien claras sus aficiones y por tanto lo que quieren ser en el futuro.
Javiera Lucía Ñurinda Herrera, tiene 12 años, estudia primaria en el colegio Francisco Xavier y ganó el primer lugar de lengua y literatura. Tiene bastante soltura al hablar y una afición a los libros que no es común en una era donde la televisión y los juegos en los celulares está copando bastante el tiempo de la niñez nicaragüense.
Ella asegura que tiene predilección por esta asignatura porque admira a varios escritores, en especial Rubén Darío, la máxima gloria literaria de Nicaragua.
“Algunas veces tenía temas que no me los sabía en lengua y literatura y matemática pero el profesor me ha apoyado mucho, me ha prestado libros también. A través del Mined también me ha prestado libros y voy aprendiendo más cosas”, indicó Javiera.
“Mi familia me ayuda, y a mi mamá también le gusta mucho la escritura, y le encantan también las matemáticas, hasta a mi abuelita le gustan también las matemáticas”, destacó esta niña quien a pesar haber ganado el concurso de lengua y literatura, cuando grande quiere ser Arquitecta. No en balde también es fanática de los números.
Otro buen estudiante es Yasser José Dávila, de 11 años y estudiante de sexto grado. Él es otro de los ganadores de Lengua y Literatura y refirió que sin sus padres y maestros tampoco habría llegado hasta donde está.
“Si mis padres no me hubieran inculcado el estudio jamás hubiera podido llegar a donde estoy”, indicó.
“Los maestros siempre han estado ahí para ayudarme. Cuando yo les hago una pregunta ellos siempre la responden”, afirmó.
También clara de sus sueños se mostró Lidia Francisca Mendoza. Tiene 16 años y estudia Quinto Año en el colegio Roberto Clemente. Ganó también el concurso de lengua y literatura y considera que esto es fruto de mucho esfuerzo.
“La lengua y literatura es lo que siempre más me ha gustado y es algo que yo he estudiado desde primaria”, aseguró.
Dijo que una vez se presentó la ocasión del concurso, junto a sus maestros se puso a estudiar, afianzando aquellas cosas en las que se sentía más débil.
Maxim Jesús González, tiene apenas 11 años. estudia en el Francisco Javier y tiene predilección por los números, lo cual hizo que se consagrara en los primeros lugares en las olimpiadas matemáticas. Destacó que los números son “lo que más se aplica en la vida cotidiana”.
Aseguró que si bien hace esfuerzos individuales, su familia completa se ha sumado a ayudarle en las tareas, al igual que su profesor.
“Todo lo que no entiendo ellos me lo explican y así voy aprendiendo más”, señaló.
Su sueño es estudiar Ingeniería en Sistemas y por tanto no es extraño que le gusten los números.
Blanca López, maestra de literatura del colegio Roberto Clemente, indicó que con estos niños se ha trabajo en base a los textos y obras de Rubén Darío, lo cual es fundamental para desarrollar su expresión y su comprensión de la lengua.