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Pisa 2015 progresamos, pero nos va mal como país

Por: Ángel Pérez Martínez

La Ocde publicó los resultados de Pisa 2015 y, aunque tenemos pequeños avances, los estudiantes de Colombia continua por debajo de la media de los países que se presentaron a la prueba en ciencias, matemáticas y lectura. Nuestros adolescentes de 15 años están muy lejos de quienes, en otros países, obtienen los mejores puntajes.

El mundo conoció esta semana los resultados obtenidos por los estudiantes de 72 países (35 países miembros de la Ocde y 37 países y economías asociados; 10 de América latina, entre ellos Colombia) que participaron en la prueba de Pisa 2015, los cuales fueron publicados por la Ocde. Las pruebas de Pisa se realizan cada 3 años en las áreas de ciencias, matemáticas y lectura. En cada prueba se hace énfasis en una de las áreas que evalúa, en 2015 se seleccionó el área de ciencias. Así mismo, Pisa 2015 incluía una evaluación de la alfabetización financiera de los jóvenes, que era opcional para los países.

A la prueba de Pisa se presenta una muestra representativa de estudiantes de cada uno de los países participantes. Según la Ocde deben ser adolescentes que tienen entre 15 años y 3 meses de edad y máximo 16 años y 2 meses, en el momento de la evaluación. Además, los estudiantes deben estar matriculados en los colegios y haber completado al menos 6 años de educación formal, en jornada única o parcial. La muestra es representativa con respecto a la educación rural y urbana, al tipo de escuelas (públicas o privadas), entre otras. A Pisa 2015 se presentaron cerca de 540.000 estudiantes, quienes representan a unos 29 millones de adolescentes de los países participantes. De Colombia se presentaron a la prueba cerca de 12.000 estudiantes de 380 colegios.

Advierto, la calidad de la educación es un concepto complejo y multidimensional, donde casi nada se puede estandarizar (condición de vida del estudiante y su entorno social y cultural y/o aporte de la escuela), por lo tanto, definir la calidad de la educación a partir de los resultados de las pruebas no puede ser taxativo. Sin embargo, los resultados de las pruebas son muy importantes como ejercicio de comparación, tanto a nivel nacional como internacional.

En este sentido, en Pisa 2015, los estudiantes de Singapur, quienes alcanzaron el primer lugar entre 72 países que se presentaron a la prueba de lectura, lograron 535 puntos sobre un máximo de 700 posibles —esta calificación es el promedio nacional de los resultados de todos los estudiantes de cada país. Por su parte, los estudiantes colombianos ocuparon el puesto 55 entre los países participantes, y 425 puntos en promedio; en esta área fue donde mejor nos fue.

En ciencias los estudiantes de Singapur, también, alcanzaron el primer lugar con 556 puntos; los estudiantes colombianos ocuparon el puesto 60, y obtuvieron 416 puntos. Solo para poner como ejemplo, en el caso de la ciencia, la brecha entre los estudiantes colombianos y los de Singapur es de 146 puntos, para que hagamos cuentas. De acuerdo con Ángel Gurría, Secretario General de la Ocde, cada 40 puntos equivalen más o menos a un año adicional de escuela de los estudiantes.

Según la Ocde, en ciencias, el 49% de los estudiantes colombianos no alcanzan los resultados mínimos básicos para aprovechar el conocimiento cotidiano y los procedimientos elementales para identificar una explicación científica apropiada, así como interpretar los datos e identificar un diseño experimental simple. Tampoco, ellos pueden utilizar el conocimiento científico común para identificar una conclusión válida, a partir de un simple conjunto de datos y menos ser capaces de identificar preguntas que podrían ser investigadas científicamente.

En matemáticas, igualmente, los estudiantes de Singapur alcanzaron el primer lugar con 564 puntos, mientras los estudiantes de Colombia ocuparon el puesto 63, de 72 países, y 390 puntos.

Ahora bien, estos resultados han sido presentados por el Ministerio de Educación Nacional de manera muy positiva. Veamos: ellos sostienen que “en Lectura: El país logró un incremento de 22 puntos, al pasar de 403 en 2012 a 425 puntos en 2015. Con este resultado Colombia subió cuatro posiciones en el ranking general de lectura, superando a países de la región como Brasil, Perú y México; en Ciencias: Colombia aumentó 17 puntos, al pasar de 399 en 2012 a 416 en 2015, El país subió tres puestos en comparación con la prueba anterior, quedando por encima de Perú y Brasil, e igualando a México y; en Matemáticas: El país aumentó 14 puntos, al pasar de 376 en 2012 a 390 puntos en 2015. Con este resultado el país ascendió una posición, superando a Perú y a Brasil”

Para jugar limpio, aclaro que en efecto avanzamos, no hay duda; pero seguimos entre los peores. Los resultados no dejan dudas, en todos los casos los estudiantes de Colombia están por debajo del promedio de los países de la Ocde, lo cual se correlaciona con el gasto educativo y la importancia que la sociedad otorga a la educación. Finalmente, destaco los resultados de Bogotá, cuyos estudiantes pueden decir ya que están entre los más educados de América Latina.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/pisa-2015-progresamos-pero-nos-va-mal-como-pais-por-angel-perez/239809

Imagen: http://www.adnpolitico.com/gobierno/2013/06/03/que-es-como-funciona-y-que-evalua-la-prueba-enlace

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Rectores de colegios Oficiales dedicados a temas administrativos y no a la Educación

Por: Ángel Pérez Martínez

En la introducción de su trabajo “Triangulación de la Eficacia de los Rectores”, Jason A. Grissom y Susanna Loeb señalan varios estudios que fueron publicados en las últimas tres décadas, los cuales encontraron vínculos entre el liderazgo de los rectores y los resultados positivos de la escuela, incluidos los logros estudiantiles.

Grissom y Loeb también destacaron cómo, desde la perspectivas de los padres, maestros y subdirectores, las habilidades directivas de los rectores se asociaban al manejo de la educación en variables como: el uso de datos para mejorar la educación, el desarrollo de un programa educativo coherente en toda la escuela, las observaciones de maestros en el aula, la realización de evaluaciones a maestros, currículos y programas, la retroalimentación de resultados con los maestros y su respectivo asesoramiento y, finalmente, la planificación del desarrollo profesional de los profesores. De igual forma, los autores destacaron otras funciones que cumplen los rectores como promover las relaciones internas con docentes, estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa.

Adicionalmente, un estudio de la Unesco, publicado en 2014, sobre liderazgo escolar en América Latina y el Caribe, con base en ocho sistemas escolares de la región, incluyendo a Colombia, encontró que “los directores tienden a cubrir una gran multiplicidad de tareas, con un predominio de lo administrativo y una relativamente baja asignación a las actividades propias del liderazgo pedagógico, con excepción de Cuba”.

Ahora bien, en la educación oficial de Colombia, en donde hay más de 10.000 rectores y directores de Instituciones escolares, éstos están dedicados a cumplir funciones administrativas, y no pedagógicas. El modelo de gestión que impone el MEN a las secretarías de educación y a los colegios se focaliza en actividades de planeación, seguimiento y ejecución presupuestal, mas no en los temas educativos.

En reuniones que he sostenido con rectores de Bolívar, Córdoba y Bogotá ellos informan que la gestión educativa no existe, pues sencillamente no tienen tiempo para ésta. Ellos están dedicados a contestar informes de todo tipo, siempre vinculados al seguimiento y evaluación de temas administrativos tales como: responder por el Plan Operativo Anual, el mapa de riesgos, el plan ambiental, el funcionamiento e idoneidad del sistema de matrícula, la validación del subsidio de transporte, la distribución y la validación de los refrigerios o de los comedores escolares y las auditorías de matrícula, entre otras; la lista es larga.

Los rectores se quejan porque en un día pueden llegar a recibir 3 o 4 comunicaciones que provienen de un directivo, un funcionario y un contratista de la Secretaría de Educación del departamento o municipio, solicitando información similar o igual. También lo hacen porque están obligados a contestar requerimientos, encuestas y a participar en diversos programas con estudiantes y maestros que no hacen parte de su Proyecto Educativo Institucional, PEI. En muchos casos esto no es otra cosa que entidades públicas cumpliendo metas de asistencia y divulgación con estudiantes y docentes.

Los rectores también se han visto obligados a aprender sobre derecho administrativo y derecho constitucional, pues para ellos aplican las mismas responsabilidades contractuales de cualquier entidad pública que elabora contratos. De igual manera ellos son ordenadores del gasto y deben contestar tutelas, derechos de petición y requerimientos de entidades como la Contraloría, la Procuraduría, la Personería, etc.

En Colombia los rectores como líderes de la institución escolar deben ser los garantes de la gestión académica, de los procesos de enseñanza y aprendizaje, del desarrollo curricular y de la calidad de la educación. Sin embargo, los rectores terminaron delegando estas funciones a los coordinadores, razón por la cual, se da el caso que las prioridades del rector van en contravía de las prioridades definida por el coordinador académico y los docentes.

Como he insistido en otros artículos, en Colombia quienes administran la educación no tienen formación en educación o en pedagogía. Luego, la fortaleza de quienes dirigen el sector es planear, establecer metas, hacer seguimiento y evaluar. Aclaro, no desconozco que algunas de estas metas tienen que ver con temas educativos o curriculares, pero el contenido, desarrollo y calidad de los temas pedagógicos pasan a segundo plano.

A través del Programa Todos a Aprender se está realizando un proyecto de formación de rectores, por todo el país, en donde se insisten en la necesidad de ganar tiempo en la dirección de los colegios para los temas educativos, los rectores están dispuestos, pero se requiere apoyo y definir acciones de política educativa: tomar medidas como, por ejemplo, que el MEN coordine con las Secretarías de Educación reuniones de rectores, visitas y solicitudes de información sólo 4 o 6 semanas al año. las Secretarías de Educación, además de coordinar con el MEN puede definir una semana al mes, en la cual se interactúa con el rector y si es necesario con la Institución. Obligar a que todas las instituciones públicas coordinen las actividades en los colegios con las secretarías de educación.

Por último, se requiere que funcionen los sistemas de información, modificar el modelo de gestión de los colegios, disminuir trámites y acciones administrativas y más educación y pedagogía, por acá también se conduce a la calidad de la educación.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/rectores-de-colegios-oficiales-dedicados-a-temas-administrativos-y-no-a-la-educacion-por-angel-perez/239095

Imagen: http://administradoreducativodoor.blogspot.com/

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Secretarías de Educación dedicadas a los favores y no a mejorar la educación

Por: Ángel Pérez Martínez

Uno de los problemas más graves de la educación en Colombia es la escasa importancia que otorgamos a la gestión administrativa y educativa de las secretarías de educación y de los colegios oficiales. Los resultados de la gestión de estas secretarias como en cualquier organización pública o privada dependen de quién está al frente y del equipo directivo.

Las secretarías de educación son organizaciones descomunales en tamaño y responsabilidades, sólo menciono que ellas manejan más de 25 billones de pesos que Colombia invierte en educación básica y media, por año, sumando los recursos nacionales, territoriales y de regalías. Además, estas secretarías administran una planta de 360.000 funcionarios (320.000 docentes oficiales, más 40.000 personas de apoyo en los colegios y en dichas entidades), así como las 45.000 sedes educativas oficiales, y el acceso y la permanencia de 8.3 millones de estudiantes de los colegios oficiales, sin olvidar la alimentación, el transporte escolar, el mantenimiento y construcción de infraestructura y demás dotaciones escolares. En conclusión, son muy importantes estas secretarias de educación para el desarrollo de la educación del país.

Sin embargo, en Colombia casi que cualquier profesional con 2 años o más de experiencia puede ser secretario de educación y quien llegue a serlo depende de los gobernadores o alcaldes. No se hace concurso público de méritos, ni se necesita formación ni experiencia en el sector educativo. Lo anterior lo califico como un infortunio para el país, la educación, los niños, los docentes y los padres de familia. En la mayoría de los casos estas secretarías son apetecidas y entregadas a grupos políticos regionales o locales quienes deciden nombrar directivos sin experiencia ni vínculos previos con el sector educativo. Una vez posesionados, estos secretarios tendrán que empezar a visitar y a conocer los colegios y el sistema educativo oficial y privado; con seguridad abordarán las preguntas fáciles (imagínense las complicadas): ¿qué es Sistema general de participaciones? ¿Cómo llegan los recursos nacionales a la entidad? Y, más grave, ¿qué es pedagogía? ¿Qué llaman calidad en educación? ¿Eso es igual que resultados en pruebas SABER?

De igual forma, el Ministerio de Educación nacional, MEN, citará a los secretarios de educación y hará la respectiva capacitación de 2 días sobre los planes y programas nacionales en educación. En ese momento (primer mes de nombrados) empezará el calvario para ellos (los más interesados) aprender a manejar el sector, los sistemas de información y a responder los cientos de solicitudes del MEN, de las entidades nacionales, de las organizaciones de control, de alcaldías o gobernaciones y de las comunidades. Para el momento en que ellos logren asimilar las particularidades de la gestión del sector educativo habrán pasado 2 años o más de gestión. Ya algunos de los secretarios habrán salido o se irán pronto de sus cargos, y los secretarios que continúan arrancarán a administrar el sector con un mayor conocimiento, demasiado tarde, pues al finalizar el tercer año las entidades territoriales entrarán de nuevo al modo proceso electoral.

También suele ocurrir que alcaldes y gobernadores nombran como secretarios de educación a rectores o maestros en ejercicio, a dirigentes regionales o locales de los sindicatos educativos, quienes tienen formación en pedagogía, pero no en gestión educativa y menos en administración pública.

Cada 4 años el país cuenta con unos secretarios de educación que no saben de educación, ellos se dedicarán a lo que toca, a hacer toda clase de favores de tipo clientelar. Los secretarios, para sólo mencionar un caso, pueden trasladar docentes, coordinadores, rectores y personal de apoyo. Nadie se imagina cuánto aprecia un político y un docente la ayuda con un traslado de un municipio a otro, de un colegio ubicado en un barrio marginal a uno bien situado, o del sector rural al urbano. También, en esta cadena de favores, los secretarios pueden nombrar docentes y personal de apoyo en provisionalidad, más del 50% del personal de apoyo y administrativo se encuentra en provisionalidad y nadie parece tener interés en realizar los concursos meritocráticos. Así mismo, los secretarios pueden ayudar a conseguir un cupo escolar en los mejores colegios oficiales de sus entidades territoriales, o entregar un mayor número de cupos a financiar por el Estado en colegios en concesión o contratados, favor que también aprecian padres de familia, concesionarios, dueños de los colegios y los políticos que intermedian.

Entiendo que los males anteriores no se solucionan con un concurso de méritos o con un prohombre de la gestión educativa, pero con seguridad avanzaremos en la dirección correcta cuando como sociedad decidamos que la educación, su calidad y su gestión importan, así como la felicidad de los estudiantes. Para empezar, podemos establecer unos requisitos mínimos sobre quién puede ser Ministro o Secretario de educación, por ejemplo, exigir que quien ejerza uno de estos cargos para ser nombrado debe tener mínimo título de maestría en educación y experiencia en el sector educativo o social.

A propósito, los sistemas de información del sector educativo son un desastre y no son abiertos al público, tal vez exceptuando los de educación superior, porque estos se construyeron en el ICFES cuando esta entidad administraba la denominada educación terciaria. Invito a que miren las páginas web del MEN y encontrarán que las estadísticas de la educación básica corresponden a 3 años atrás, igual sucede con las páginas de las secretarías, DANE va hasta el 2015. Tampoco existen en la mayoría de las secretarias sistemas abiertos de traslados o nombramientos en provisionalidad y menos un sistema que permita que ciudadanos e investigadores conozcan los costos promedio de la alimentación y el transporte escolar por entidades territorial certificada, o el de las dotaciones. Por aquí también podemos empezar: información actualizada, en tiempo real, para mejorar participación, control ciudadano y gestión.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/secretarias-de-educacion-hacen-favores-no-mejoran-la-educacion-angel-perez/238889

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Hijos no deseados y calidad de la educación

Por ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

Cuando una niña queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente, y rara vez para bien. Puede no terminar su educación, se desvanecen sus perspectivas de trabajo y se multiplica su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia. Uno de los problemas que tiene las conceptualizaciones sobre calidad de la educación basadas en los resultados de las pruebas estándar, tipo SABER, es que obligan a la política educativa a concentrar su esfuerzo y recursos en cómo mejorar los puntajes de los colegios y de sus estudiantes, por esta razón olvidan, o hacen a un lado, la necesidad de elaborar e implementar reformas o planes que intervengan de manera estructural las causas de la mala calidad de la educación, tal y como ocurre con el embarazo juvenil y sus efectos negativos en la educación y el desarrollo social.

Sin embargo, a pesar de conocer y de tener suficiente evidencia sobre la importancia que tiene para la calidad de la educación alcanzar para los niños un adecuado desarrollo en las primeras etapas de la vida, en Colombia vamos en contravía por los efectos que tienen las altas tasas de embarazo juvenil, en las mujeres y en sus hijos, además del hecho comprobado que el embarazo no planeado reproduce o profundización las condiciones de pobreza de miles de familias y de los municipios y regiones más pobres del país.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) sobre el estado de la población mundial en el año 2013 sostiene que “cuando una niña queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente, y rara vez para bien. Puede terminar su educación, se desvanecen sus perspectivas de trabajo y se multiplica su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia”.

Luego por el impacto que tiene la pobreza y las condiciones socioeconómicas y de riqueza cultural de los hogares, en el momento de nacer un niño, la evidencia señala que un factor de mayor calidad de la educación empieza con la decisión de una mujer o de una pareja de tener hijos deseados o planeados. La investigadora Raquel Bernal y otros demostraron, a partir de la encuesta ELCA, que la mayoría de los embarazos en Colombia no son planeados y los más grave que a medida que el estrato es menor los embarazos planeados también decrecen, 47,6% de los embarazos en el estrato cuatro son planeados frente al 31% de los embarazos del estrato 1, igual pasa con los embarazos en la zona rural (31 %)

Según la directora del ICBF, presentación Semana Andina para la Prevención del Embarazo Adolescente, entre los años 2008 y 2013 nacieron en promedio cada año 159.656 niñas y niños de madres entre 10 y 19 años, lo cual significa que hoy existen cerca de 800.000 niños y niñas entre 0 y hasta 4 años que nacieron de mujeres menos de 19 años, de acuerdo con las proyecciones de población del DANE estos niños representan el 19% del total de los niños y niñas de Colombia de estas edades. Más grave, según la misma fuente, el 4% del total (32.000 niños y niñas) son de madres entre 10 y 14 años de edad.

Diez años atrás la Organización Mundial de la Salud publicó el Informe de una reunión consultiva técnica sobre Promoción del Desarrollo Fetal Óptimo, como un “concepto  que abarca un amplio conjunto de consideraciones, como la salud de la madre antes y durante el embarazo, la duración de éste, el tamaño del neonato para la edad gestacional y la posibilidad de que se haya perturbado el desarrollo fetal o de que existan factores nutricionales, físicos y emocionales del entorno del neonato que potencien al máximo su capacidad de crecer, desarrollarse y tener una vida sana

Luego una preocupación fundamental del Estado y de la sociedad en Colombia debería ser disminuir el embarazo juvenil en el sector rural, en la región de la costa pacífica, en los municipios más pobres y en los barrios marginales de las ciudades, lugares donde existen las mayores tasas de embarazo juvenil y donde los estudiantes a la vez obtienen los peores resultados en las pruebas SABER. Además, es necesario garantizar el cuidado prenatal y las mejores condiciones posibles (físicas, emocionales y de ingresos básicos) para la madre y el niño en las primeras etapas de la vida que son fundamentales, más allá de la supervivencia, porque es en este momento de la vida humana que se desarrolla el cerebro y se construye la base cognitiva de los niños. La calidad de la educación empieza desde el feto.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/hijos-no-deseados-y-calidad-de-la-educacion-por-angel-perez/222516

Imagen: embarazo10.com/wp-content/uploads/riesgos-psiquicos-480×272.jpg

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¿Estandarizar o cambiar prácticas educativas?

La educación de aula, tablero y marcador, con niños en fila, sentados, en silencio, juiciosos y con un profesor expositor se constituye en la práctica educativa dominante en los colegios de Colombia.

Por: Angel Pérez Martínez.

Esta práctica o rutina de aula se opone a los procesos de innovación y creatividad del maestro, y en general, de cambio en los procesos educativos de los colegios. Los maestros deberían preguntarse: ¿Hasta dónde el trabajo tradicional en el aula escolar es un espacio de confort y tranquilidad en el desarrollo de su quehacer educativo?, en un mundo donde la escuela guardería impera, y a la mayoría de los padres de familia y aún a los estudiantes sólo les interesa tener un cupo y obtener un grado, no importa si el sistema educativo o la escuela es de buena o mala calidad.

Esta práctica o rutina de la escuela tradicional va contra la necesidad que tiene el sistema educativo de aceptar que la sociedad evolucionó y rompió las barreras de acceso al conocimiento, el cual ya no le pertenece de manera preponderante a la escuela.

El maestro ya no es el único depositario del saber y del conocimiento, sin embargo, la rutina de la clase tradicional ha cambiado muy poco. Lo anterior a pesar de que los sistemas de información modificaron el mundo, apoyados en redes, computadoras, programas y el uso intensivo en tecnologías de la comunicación. La escuela y los procesos de enseñanza en la mayoría de ellas no cambiaron, han subsistido por más de 50 años los usos al espacio escolar, el rol del profesor, las horas de clase y el calendario escolar.

También, los hacedores de políticas educativas deben preguntarse en cuánto contribuye al problema la estandarización de la escuela, la cual se da a partir de políticas donde la calidad depende del resultado de las pruebas SABER. De alguna manera la escuela y los maestros son obligados desde afuera a centrarse en competencias, a enseñar y evaluar en competencias; los estudiantes y los colegios se clasifican por los resultados en competencias, a los maestros se les otorgan incentivos por los logros en competencias y se les dice a los padres y a la sociedad lo que el Ministerio considera deben aprender por cada una de las competencias: los denominados derechos de aprendizaje. Esto es control y rutina para la escuela. Padres y maestros deberían ver el documental sobre la educación de Finlandia que publicó el cineasta americano Michael Moore y que Revista Semanareprodujo con el título: ¿Por qué Finlandia tiene uno de los mejores sistemas educativos?

Imaginación, creatividad e innovación son las fuentes de todos los logros humanos, sostiene ken Robinson. Luchar contra la rutina del salón de clase, no es una tarea fácil, el maestro, de manera normal, está dedicado a enseñar en el mismo centro educativo durante 10 o más años clase similares, en el mismo colegio y salón, lo único que cambia año a año es el grupo de estudiantes. Los maestros en ese espacio de confort no investigan, no se actualizan y menos innovan en sus prácticas de aula; al contrario, el contenido del curso es siempre el mismo, por fortuna no son todos los maestros. A ello también contribuye la estandarización de la educación y la definición de la calidad de la educación por los resultados obtenidos en las pruebas.

De otra parte, los entornos de familia y vecinos que ayudaban a la formación de la persona, a crear y a desarrollar valores, a motivar para el esfuerzo y para éxito escolar hoy están superados y avasallados por los medios de comunicación (radio, televisión, cine y redes sociales). Así mismo, el valor social y la importancia de la educación como formación y posibilidad de acenso social se ha perdido, quién de los adultos no recuerda a los padres con afirmaciones tales como: “hijo si no estudia no será nadie en la vida” o “yo lo único que le daré será educación”. La familia actual cada vez contribuye menos con el proceso de formación de los niños, queja generalizada de los docentes de la educación oficial.

Cambiar significa aceptar que hay nuevos paradigmas para aplicar en la escuela: trabajo en grupo desde el primer día, que los estudiantes aprendan a convivir y autorregularse, que los docentes promuevan lo que les gusta aprender a los niños y a los jóvenes, lo cual encamina a la escuela a lograr que los estudiantes y hasta los padres de familia (escuelas de padres) aprendan a hacer preguntas inteligentes y a buscar respuestas. Un reto nuevo es enseñar a los estudiantes a usar al señor Google, u otro buscador en la red, para que ellos aprendan a manejar y a ordenar el caos de la información que tiene y produce el señor Google. El educador Bernardo Toro sostiene que un estudiante puede estar al frente a la mejor dotada de las bibliotecas del mundo, pero si no tiene una pregunta clara y precisa, de nada sirve entrar a esa biblioteca.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/estandarizar-o-cambiar-practicas-educativas-por-angel-perez/237449

Imagen: https://static.iris.net.co/dinero/upload/images/2016/10/28/237459_1.jpg

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La educación en Colombia al garete

Por: Ángel Pérez Martínez

Quienes conocemos el funcionamiento del Estado en Colombia no podemos ignorar el efecto negativo que tiene para el equipo directivo y demás funcionarios de un Ministerio o de una entidad pública no contar con un jefe nombrado en propiedad y con el respectivo apoyo técnico y político que lo avala. En estos casos las decisiones complejas se posponen y la interinidad impide el desarrollo y la concreción de los programas.

Sorprende que no exista Ministro de educación en propiedad desde el 30 de agosto, dadas las responsabilidades y la importancia de este Ministerio en la política educativa y social del país, las cuales son enormes, veamos: El MEN tiene incidencia directa en la matrícula de 8.3 millones de estudiantes de la educación oficial en Colombia, la cual funciona en 41.736 sedes educativas por todo el país con más de 320.000 docentes. A las cifras anteriores se deben agregar los 1.6 millones de estudiantes de colegios privados y 2.3 millones de estudiantes de la educación superior, más sus respectivos docentes. Luego son cerca de 13 millones de personas entre estudiantes, docentes y personal administrativo y de apoyo que a diario asisten o laboran en un sistema educativo cuya responsabilidad es del MEN. Así mismo, los más de 34 billones de recursos públicos del sector educativo ($31.6 billones presupuesto nacional y más de $3 billones de recursos de las entidades territoriales) hacen del Ministerio la institución nacional con mayor presupuesto del país. Sin embargo, el MEN no tiene Ministro, y lo peor, parece no importar que no lo tenga.

También sorprende que no haya Ministro de educación porque el presidente Santos logró para su elección en la segunda vuelta el apoyo de la Federación Colombiana de Educadores, FECODE, de importantes organizaciones del magisterio tales como CANAPRO, CODEMA y SINDODIC, así como de diversos expertos del sector educativo. Además, por primera vez en los últimos gobiernos la educación se constituyó en uno de los 3 pilares del Plan Nacional de Desarrollo, PND, “Todos por un Nuevo País”, junto con la equidad y la paz. En las bases de dicho PND se sostenía que “la paz favorece la equidad y la educación, la equidad propicia la paz y la educación, y la educación genera condiciones de paz y equidad”.  Lo anterior es cierto, pero hasta ahora el MEN no ha logrado movilizar a los colegios y menos a los docentes en torno a la paz. La cátedra de la paz y una acción decidida de colegios, docentes y padres de familia a su favor han sido las grandes ausentes del proceso de paz.

Además, el PND “Todos por un Nuevo País” asumió la educación como el “más poderoso instrumento de igualdad social y crecimiento económico en el largo plazo, con una visión orientada a cerrar brechas en acceso y calidad al sistema educativo, entre individuos, grupos poblacionales y entre regiones, acercando al país a altos estándares internacionales y logrando la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos” (Ley 1753 de 2015). Lo anterior es cierto, pero mientras no se mejore la calidad de la educación de los más pobres y se creen universidades con ubicación y programas estratégicos para aumentar el acceso de los estudiantes (cobertura del 50%) y la pertinencia de la educación superior, el punto de la equidad es un canto a la bandera.

También sorprendió, en su momento, que, a pesar del acompañamiento de los docentes y sus organizaciones, el Presidente Santos decidiera nombrar al frente del Ministerio de Educación a Gina Parody, mujer sin duda inteligente y capaz, pero que no conocía el sector y menos de política educativa y sus complejidades. Les recuerdo que durante los últimos cinco gobiernos el país no ha tenido una política pedagógica sería y coherente, que no estandarice y que acepte las disparidades regionales y la autonomía de los colegios. A cambio de política pedagógica el enfoque ha estado en las pruebas, los rankings, los índices sintéticos de calidad y los derechos básicos de aprendizaje,  todas ellas acciones de llegada —productos finales dirán algunos— pero que no tocan y afectan el proceso educativo de manera real. Una política educativa fuerte y coherente involucra un enorme esfuerzo de trabajo con los docentes, facultades de educación y comunidad educativa, esfuerzo que los gobiernos prefieren soslayar.

Destaco de la exministra Parody los programas de jornada única, el plan nacional de construcciones escolares, la propuesta de colegios 10 y su reclamo, bien sustentado, por mayores recursos para el sector educativo, a pesar de que en este gobierno, por primera vez, el sector educativo tiene la mayor participación en el presupuesto nacional, por encima del sector defensa. En palabras de la exministra: “Chile invierte 4.500 dólares al año por estudiante. Nosotros, con la devaluación, invertimos alrededor de dos millones y medio de pesos, o sea, 800 dólares. En la OCDE el promedio es de 8.400 dólares por estudiante al año. Por ahí comienza la inequidad”.

La exministra nunca logró el acompañamiento y la armonía de trabajo que se requiere con los docentes, las organizaciones del magisterio y del sector. En política educativa nada se logra sin el compromiso de los docentes.

Las propuestas del Plan Nacional relacionadas con la educación y la paz y equidad, y en general el impacto de la educación con el desarrollo social, político y económico de la población, a nivel macro, tienen pocos reparos, y con seguridad concretar estos propósitos educativos requerirá el esfuerzo de éste y de varios gobiernos (jornada única, construcciones de colegios y mejora de la calidad tienen metas a 2030).  Para empezar, se requiere contar ya con un buen ministro o ministra de educación con experiencia y conocimiento del sector.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-educacion-en-colombia-al-garete-por-angel-perez/235139

Foto de archivo

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Jóvenes: el futuro y la paz de Colombia les pertenece

Por: Ángel Pérez Martínez

En los últimos 13 días en Colombia la famosa frase del Entrenador de Fútbol Francisco Maturana “perder es ganar un poco” se convirtió en “Ganar es perder un poco”.

Quién se hubiera imaginado el 3 de octubre la capacidad de movilización de los jóvenes por todo el país, de manera especial de los universitarios, pidiendo paz ya en reacción a la victoria del No en el plebiscito. Y mucho menos nos íbamos a imaginar que los rectores de universidades como la Nacional, los Andes y el Externado invitaran y asistieran con sus comunidades educativas a participar en la movilización del pasado miércoles 12 en Bogotá. En una semana los estudiantes convocaron y llenaron dos veces la Plaza de Bolívar en la Capital.

Además, cientos de profesores universitarios de diferentes disciplinas, universidades y regiones pedían esta semana, mediante una carta pública, celeridad en los acuerdos a las FARC, a los representantes del No y a los del Sí: “nos unimos a las voces que subrayan lo imperioso de llegar con prontitud a un Acuerdo final para cerrar el conflicto con las FARC. Dilatar el proceso presenta enormes riesgos. Es fundamental definir con toda celeridad una agenda limitada de puntos a abrir para discusión, y un conjunto de propuestas concretas y viables para modificar el texto existente”.

Es evidente, la comunidad educativa, y los jóvenes en particular, le están demostrando a la sociedad colombiana, aquella que se crio y desarrolló con la guerra, que la violencia que ha permeado a este país no es normal, aunque a veces lo parezca. Somos de lejos el país de América latina con más muertos por violencia política en los últimos 52 años (220.000 según el Ministerio del Interior) y más de 6 millones de desplazados. Según la Revista Semana Colombia conserva el deshonroso título del segundo país del mundo con más desplazado. Además, Colombia es el tercer país en presupuesto militar de América Latina, después de Brasil y México, países que tienen más de 130 millones de habitantes, duplicamos el gasto militar de Argentina y Venezuela y más de 4 veces el de Chile y Perú (ver Infodefensa.Com). En contravía, no tenemos la mejor educación de América latina y según la OCDE gastamos mucho menos por estudiante que países como Chile, Argentina, México y Brasil.

La guerra y su posterior vinculación, a partir de los años 90s, con los cultivos ilícitos, con el narcotráfico, con la corrupción y con unas formas de hacer política es parte inherente de la cultura violenta y de poca valoración a la educación de los niños y los jóvenes en esta sociedad. El horror de la muerte, los heridos, los bombazos, las voladuras de oleoductos, los secuestros y extorsiones, en muchas ocasiones, sirvieron para que esta generación aprendiera a leer, a escuchar la radio, a ver televisión y a debat.

Es duro escribirlo, pero es nuestra generación –la de los “viejitos”- la que hoy transmite como parte de la cultura a los niños y jóvenes, en algunos casos de manera irresponsable y en otros de manera inconsciente, sus pasiones, amores y odios hacia una guerra que durante 52 años no fuimos capaces de parar.

Lo reconfortante es que conozco cientos de proyectos de escuelas y maestros que luchan contra esta cultura a través de proyectos pedagógicos como la enseñanza de las ciencias sociales a través de la didáctica viva y la educación para una cultura de paz en San Juan de Nepomuceno, Bolívar, o la propuesta del Sistema Institucional de Convivencia para el ejercicio de los Derechos Humanos, en Florencia Caquetá.

También, motiva la respuesta de los miles de jóvenes que han decidido que la lucha por la vida y la paz de su país es un bien superior que debe estar por encima de ideologías, partidos, personalidades buenas o malas, gestiones de gobierno y religiones. Y aquí un paréntesis: nadie puede justificar la presencia de un Dios guerrero y vengador, que no perdona y que excluye seres humanos por cualquier condición.

Los jóvenes con sus cantos y mensajes han entendido que luchar por alcanzar los acuerdos con las FARC ya, así como con el ELN, es empezar a recorrer un camino que ningún colombiano conoce: el de vivir en paz, sin miedo. Según las proyecciones del DANE hoy existen en Colombia 22. 3 millones de niños y jóvenes entre 0 y 25 años, el 46% del total de la población. Ellos serán en últimas quienes disfrutarán o padecerán a futuro lo que hagamos en el presente con respecto a la paz, no los personajes del Sí y del No, y menos la cúpula de las FARC.

Los niños, los jóvenes y quienes nazcan a futuro en esta maravillosa tierra son quienes merecen a mediano plazo una sociedad que les brinde mejor educación, buenos colegios, nuevas universidades y oportunidades de bienestar y realización personal, ese es el mejor camino a la equidad, a la inclusión, a la convivencia y a la paz estable y duradera. La evidencia ha demostrado que la guerra y la cultura de la violencia son un obstáculo para una educación de calidad para todos.

La generación que no logró parar la guerra debe respetar y apoyar a los jóvenes. Debemos ser conscientes de que su lucha y la nuestra será para ellos. Comparto el mensaje de uno de los carteles que portaban algunos jóvenes el miércoles en la Plaza de Bolívar: “Nosotros los jóvenes hijos de la guerra seremos los padres del futuro de nuestra tierra: La paz florece.”

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/jovenes-el-futuro-y-la-paz-de-colombia-les-pertenece-por-angel-perez/234966

Imagen: http://www.elespectador.com/noticias/paz/paz-colombia-resta-negociar-articulo-639511

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