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Política educativa, actores y pedagogía

Por: Carlos Ornelas 

A pesar de que, por décadas, el campo de la educación comparada e internacional representó un papel de poca monta en investigación educativa, desde que un grupo de entusiastas convocamos a instituir la Sociedad Mexicana de Educación Comparada (Somec), el campo comenzó a crecer y a cosechar las semillas sembradas tiempo atrás. Hoy, sin ser abundante, sus practicantes avanzamos, tenemos más proyectos, congregamos a colegas con experiencia, a nóveles investigadores y a estudiantes de posgrado a participar en conferencias y a publicar los resultados de sus pesquisas.

Sé que las campañas políticas están a todo vapor y que hoy, como nunca, la educación —con mayor precisión la Reforma Educativa— está en el pandero de los debates; asunto que, con todo y las diatribas en que participan candidatos a puestos de elección popular, es sano para la discusión democrática. Sin embargo, hoy me desvío de la ruta que tomé en las semanas pasadas y aprovecho para anunciar el nacimiento de un nuevo libro de la Somec.

Con todo y que tiene fecha de publicación en marzo de este año, Política educativa, actores y pedagogía apenas llega a las librerías. Esta antología reúne 30 ensayos e informes de investigación de más de 40 investigadores. Una porción importante de las colaboraciones obedece a ponencias que, tras una revisión a fondo, los autores presentaron en los foros que organiza la Somec.

Como el título lo indica, el libro tiene tres partes. En la primera, los autores debaten asuntos políticos —en la acepción de lucha por el poder— y de política educativa, en su significado de estrategia gubernamental o institucional. Predominan reflexiones sobre la educación superior mexicana, en comparación con el devenir de universidades de América Latina. Esta parte también incluye dos ensayos —contrastantes— acerca de la autonomía escolar y una radiografía ecuánime de Mexicanos Primero.

La segunda parte extiende el debate a los actores principales del hecho educativo. Aquí hay miradas que provienen del ámbito internacional y permiten comparaciones sustantivas con la experiencia mexicana. De nuevo, los ensayistas presentan discordancia en sus perspectivas y los estudios cubren los niveles del sistema escolar, de básica a superior y el hacer de maestros, funcionarios, estudiantes y paterfamilias.

La tercera parte es la más poblada y de más discrepancias en los enfoques. Prevalecen los estudios críticos, pero también hay propuestas de mejora curricular o de proyectos que padecen discriminación, como el arte y la educación física. Si pudiera condensar en pocas palabras el contenido, diría que los 13 ensayos de este trozo hacen reproches a la política y la pedagogía dominante, pero también ofrecen casos donde los actores se aplican y obtienen resultados que redundan en beneficio de las y los estudiantes. De éstos, tanto la burocracia como investigadores y docentes pueden obtener referencias dignas de replicarse.

Los textos son producto de investigaciones, sus autores ofrecen pistas sobre la literatura que revisaron o el trabajo empírico que perpetraron para construir conocimiento. Sin embargo, están lejos del análisis frío. Casi ninguno se abstiene de hacer apostillas a la información, de ofrecer opinión y hacer juicios de valor sobre su objeto de estudio o sobre otros colegas que trabajan el mismo campo. Hay debates vivos y apasionados.

Somos integrantes del Congreso Mundial de Sociedades de Educación Comparada (WCCES) y mantenemos lazos fraternales con círculos homólogos de América Latina y el resto del mundo. La Somec ganó la sede para realizar el Congreso Mundial de 2019, en Playa del Carmen, en mayo.

La Somec tiene como uno de sus propósitos promover debates, reclutar a nuevos investigadores e invitarlos a contrastar visiones y teorías. El único dogma que tenemos es que no tenemos dogma, aunque —en términos generales— defendemos la educación pública y nos adscribimos a tendencias democráticas. Es una mancomunidad de profesionales dinámica gracias a la actividad incansable de su presidente honorario, Marco Aurelio Navarro, y su presidenta ejecutiva, Zaira Navarrete Cazales, dos investigadores talentosos y entusiastas. Aunque pudiera parecer autoelogio, les recomiendo que compren y lean el libro, está lleno de conocimiento nuevo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/politica-educativa-actores-y-pedagogia/

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Mensaje y destinatario

Por: Carlos Ornelas

En contraste con campañas presidenciales anteriores, el tema de la educación enciende debates. Se discute más que nada la Reforma Educativa, si sigue, si se abroga o se modifica; que está bien, pero que hay cambiar la evaluación; que hay que seguir con ella, a pesar de la oposición de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, nos dicen.

Parece obvio que los candidatos persiguen el voto de los docentes. La mayor parte de sus mensajes se dirige a ellos, escasos a los padres de familia y a la sociedad. No obstante, a pesar del tono de campaña, aquí y allá afloran planteamientos que indican las aristas de por dónde podrá ir la política educativa en el siguiente gobierno. Indicar, en este contexto enrevesado, no quiere decir que se discuta a fondo la pedagogía, los fines de la educación o la mejor educación posible para el futuro. La puja política se destina a ganar votos.

Me pregunto a qué se deberá que la mayoría de las ofertas de los candidatos en el campo educativo se dirija a los maestros, que son pocos, en comparación con el número de votantes que pueden arrojar los paterfamilias. ¿Por qué tanta atención al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y a la CNTE y poca a otros actores?

He escuchado o leído tres conjeturas que no se excluyen entre sí. La primera: El gremio está organizado y como tal, representa una fuerza política considerable. No sólo es el número de votos, es la participación en los grupos de “a pie”, en visitas casa por casa, representantes de casillas, observadores electorales y, además, los maestros pueden convencer a sus familiares cercanos de votar por uno u otro candidato.

No obstante, el SNTE ya no es la maquinaria corporativa formidable que hizo historia electoral en el régimen de la Revolución Mexicana. No es la organización que seguía la consigna del gobierno, no es ya más un todo orgánico y bajo un control riguroso. El SNTE es una confederación de grupos con intereses más diversos cada vez.

La segunda presunción, quizá más sofisticada, reza que, al dirigirse a los maestros, los candidatos envían mensajes a toda la sociedad para mostrar su interés por la educación. Al poner esmero en los actores más importantes del sistema escolar, revelan —aunque de manera subliminal— que les concierne un asunto que atañe a la nación.

Tal vez, pero, al poner a los docentes en el centro, también indican que seguirán en la mira de la política educativa —ya como víctimas, ya como villanos— y la sociedad y los niños en segundo plano. Esto lo intuyen los activistas de las organizaciones de la sociedad civil y por eso convocaron los aspirantes a la Presidencia a que firmaran un pacto (10 por la educación) para mejorar al sistema en su conjunto y no nada más colocar el acento en el magisterio.

La tercera tesis se enfoca a la plaza pública. No importa tanto lo que digan los candidatos sobre otros asuntos: El aprendizaje, la violencia escolar o bullying, el currículum, la pedagogía o los libros de texto, la prensa y los medios destacan los puntos sobre los maestros. Por ejemplo, las notas del 9 de enero en los periódicos nacionales reportaron poco de los puntos del Foro 10 por la educación, que no tengan relación directa con los maestros. Es más, la nota principal la dio Andrés Manuel López Obrador con su ausencia.

Quizá ésta explique algo de lo que le interesa a los medios —y el medio es el mensaje, diría McLuhan—, pero es insuficiente para entender por qué otros temas no “pegan” tanto y si se habla de los maestros sí.

Mi respuesta es más sencilla. La Reforma Educativa y la evaluación docente, aunque no los hayan finiquitado, debilitaron santuarios del SNTE y la CNTE; hubo cambios, unos de fondo, otros de superficie, pero tuvieron consecuencias. Allí está la cuestión.

Fuente del Artículo:

Mensaje y destinatario

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INEE: atisbos de una nueva época

Por: Carlos Ornelas

El martes 24 el Senado de la República cumplió con el ritual. Designó a dos noveles integrantes de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; ya rindieron protesta del cargo. Me parece que los cambios no son menores, vislumbro el comienzo de un nuevo tiempo en el joven INEE independiente.

El relevo implica una mudanza generacional y de perfil, pero también puede indicar un movimiento —leve si se quiere— en la conducción del instituto hacia “una evaluación más amable”, como recomendó el senador Juan Carlos Romero Hicks. Empero, los nuevos consejeros no tendrán un camino adornado; el INEE y la Reforma Educativa están en la encrucijada electoral.

Margarita Zorrilla Fierro y Eduardo Backhoff Escudero cumplieron con su tarea en tiempos inaugurales y difíciles, su labor rindió frutos y heredan un legado de trabajo, disciplina y productividad. Hay que reconocerlo, no se amilanaron ante andanadas de los opositores ni ante reclamos de la Secretaría de Educación Pública; tampoco buscaron pleito.

Quienes los reemplazan pertenecen a generaciones subsecuentes. A Backhoff lo sustituye Bernardo Naranjo Piñera y a Zorrilla, Patricia Gabriela Vázquez del Mercado Herrera. Los consejeros bisoños son poco conocidos en el ámbito de la investigación educativa, pero tienen carrera de distinción en la consultoría profesional y el servicio público. Bernardo Naranjo obtuvo el doctorado en educación en la Universidad de Stanford, Patricia Vázquez es maestra en políticas públicas comparadas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y, hasta la semana pasada, secretaria de Educación Pública de Puebla.

Naranjo, al igual que Backhoff, posee capacidades técnicas y analíticas en el campo de la evaluación, pero, además, la experiencia de haber realizado e innovado proyectos educativos. Patricia Herrera comparte con Margarita Zorrilla pericia en la conducción de sistemas estatales de educación. Ni Naranjoni Herrera desmerecen ante sus antecesores.

La diferencia de edad —y no insinúo que Zorrilla y Backhoff estén fatigados— y de trazo profesional indican que los poderes Ejecutivo, al enviar las ternas, y el Legislativo, al hacer la designación, buscan fortalecer al INEE y, al mismo tiempo, inyectarle un nuevo hacer. Los nuevos consejeros equilibran la balanza en los currículos; la Junta tendrá tres portes académicos con Sylvia SchmelkesTeresa Bracho y Gilberto Guevara y dos cercanos al quehacer de las escuelas.

El Ejecutivo fue responsable, no descartó la posibilidad de que los consejeros salientes se reeligieran, Zorrilla y Backhoff estuvieron en las ternas. Con todo, el presidente Peña Nieto no envió al Senado ternas con personas de bajo perfil para facilitar su ratificación; brindó al legislativo opciones. Las presentaciones de los candidatos ganadores ante los senadores fueron cruciales, obtuvieron 79 votos cada uno.

Pienso que el canje tiene que ver con expectativas del Senado; espera un INEE más vuelto a la práctica. La enmienda al artículo 3 constitucional (IX, a) estableció que es función del INEE: “Diseñar y realizar las mediciones que correspondan a componentes, procesos o resultados del sistema”. Sin embargo, en algún momento el INEE evadió la porción práctica; en su misión, definió que al INEE le corresponde “Evaluar la educación obligatoria, así como coordinar y regular las tareas de evaluación en el marco del Sistema Nacional de Evaluación Educativa”. El verbo realizar desapareció.

El INEE es un organismo autónomo del gobierno, pero es un aparato del Estado (evaluador). No tiene que subordinarse a la autoridad, pero tampoco en controversia constante con ella. Vienen tiempos confusos, quién sabe cómo marche el INEE en la nueva etapa por venir después del 1 de julio.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/inee-atisbos-de-una-nueva-epoca/

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Educación para la democracia

Por Carlos Ornelas.

Es tiempo de campañas políticas; mucha gente quiere hacerle llegar sus propuestas a los aspirantes a la Presidencia y, si no se puede, a los postulantes a puestos menores. Estoy convencido de que la mayoría de los proyectos que personas y organizaciones presentan a los candidatos son ejercicios en optimismo. No los van a leer, menos a tomar en cuenta. Hoy hago una maniobra de otra índole. Me pregunto cómo pudiera ponerse en práctica —a partir de lo existente— un gobierno democrático de las escuelas.

La educación para la democracia transita por el gobierno democrático de las escuelas (Dewey dixit). Complemento: el gobierno es política, no nada más administración. Con todo y que repruebo el uso de la palabra gobernanza, ciertos de los razonamientos expuestos en el Capítulo V del Modelo educativo para la educación obligatoria que propone la SEP abren la puerta —o al menos ofrecen la oportunidad— para ampliar la deliberación democrática en la base del sistema, en cada escuela. El Modelo asienta una estrategia de arriba hacia abajo.

Sin embargo, casi de inmediato despliega la posibilidad de franquear ese trazado al destacar que: “El nuevo esquema que coloca la escuela al centro del sistema educativo no sólo supone un cambio en la gestión y en la pedagogía, sino que implica una transformación cultural de la mayor relevancia, en la cual se subordina todo ejercicio de la autoridad al aprendizaje de los estudiantes”. De acuerdo, es oferta, no realidad.

En lugar de nada más criticar esta propuesta, pienso que vale la pena tomar en serio la idea de colocar la escuela al centro de la política educativa. Veo una coyuntura para poner en práctica la estrategia que propuso Jacques Delors, en su célebre, La educación encierra un tesoro: “La participación de la comunidad local en valorar necesidades por medio del diálogo con las autoridades y grupos interesados en la sociedad es una primera, esencial, etapa para ensanchar el acceso y mejora de la educación”. El desafío consiste en cómo involucrar al mayor número de maestros que conciban a la democracia como un ejercicio de la crítica y la acción libre.

Impugno la idea de que hacer huelgas, marchar por las calles y sitiar a las autoridades son acciones democráticas. La defensa de la educación pública —no de intereses de grupo o salvaguarda de privilegios— es más eficaz con un trabajo profesional. Los maestros la deben practicar —lo hacen ya en cierta medida— con su acción en la escuela y en las relaciones cotidianas con sus pares, alumnos y padres de familia; también con las autoridades inmediatas, pero no con un talante de subordinación, sino de respeto. La jerarquía, en las relaciones democráticas, no desaparece, pero se basa en la deliberación.

Ésa es una aspiración para el plazo largo. No obstante, ese vencimiento se compone de términos breves. El requisito previo es desmantelar la hegemonía del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, acabar con su temple vertical y autoritario que se funda en su estructura nacional. En lugar de la afiliación obligatoria, implantar sindicatos libres donde los maestros funcionen en libertad sustancial para elegir a sus representantes y actuar en su profesión. El gobierno, cualquier gobierno, no atentará contra el SNTE, liberarse del yugo corporativo es una tarea de los maestros mismos.

No me hago ilusiones, abogo por un proyecto democrático para la educación nacional, pero conozco las barreras que impone el corporativismo. El sindicalismo libre es el antídoto contra el autoritarismo y un instrumento clave del gobierno democrático de las escuelas. No me engaño con la idea de que el cambio democrático venga de arriba, por eso no me preocupa si los candidatos a cualquier puesto de elección popular no leen mi pieza.

Fuente del artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/educacion-para-la-democracia/1232555.

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Persistencia y reformas en la educación

Por: Carlos Ornelas 

En los últimos años, dirigentes políticos, empresarios, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, periodistas y académicos, no se diga los maestros, discuten a granel acerca de la Reforma Educativa, le ven los pros y los contras, la exaltan o la vilipendian. Los docentes de base la incorporan en su experiencia vital, aunque no la hayan deseado ni esperaran que en el lapso de unos años les cayeran encima varias aristas del Estado evaluador.

Sin embargo, casi nadie discute sobre la permanencia de las estructuras profundas del sistema educativo. Pienso que, en un balance entre continuidad y reforma, estabilidad y cambio, la permanencia tiene más activos. La escuela es una institución que obedece a tendencias “pesadas”, es decir, que no se pueden mover con facilidad, aunque la necesidad de mudanza sea imperiosa. La cultura persiste.

Esta persistencia tiene razones de ser. Selecciono dos instancias polares. La primera, como repositorio de la historia. Como la necesidad de mantener el ritmo y proceso pausados de la sociedad. Jacques Delors, en su visita reciente a los cuatro pilares que definió en su célebre, La educación encierra un tesoro, reclama: “Las escuelas ponen fundamentalmente la memoria en la continuidad —no hay ningún futuro si se carece de memoria— y, por ello, intentan oponerse al ritmo veloz de la vida moderna y al dominio ejercido por el presente que nos impide dar un paso atrás, ejercer nuestro juicio y pensar acerca del devenir”.

La visión opuesta es la oposición a cualquier transformación en aras de mantener el orden establecido. Las estructuras profundas del sistema —normas, rutinas, procedimientos rígidos— y la persistencia cultural de los maestros son obstáculos formidables, tal vez más que la oposición activa de maestros disidentes. Torsten Husén razonó que las costumbres y tradiciones burocráticas son la cobertura de cemento que inhibe el espíritu innovador.

Al igual que en otras reformas educativas que navegan en la globalización, la mexicana contiene propósitos edificantes. Por ejemplo, elevar la calidad de la educación, hacer el sistema educativo más equitativo, mejorar la administración del sistema —la escuela al centro—, promover una ciudadanía activa y capacitar a los estudiantes para la vida y el trabajo.

En contraste con otras, la Reforma Educativa de México embate contra una tradición corporativa que hizo vida en el sistema escolar. Atención, el gobierno de Peña Nieto no pretende —y sospecho que ni siquiera era un designio implícito— acabar con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero sí restarle grados de autonomía relativa y alterar la correlación de fuerzas para que los órganos del Estado recuperaran la rectoría de la educación. Lo que sí logró —y que hoy está en disputa— fue reducir el poder que los líderes tenían sobre cada uno de los maestros. Ya no controla la trayectoria profesional de los agremiados. También les restó privilegios, les retiró comisionados, finiquitó, si no a todos, sí a la mayoría de los aviadores y disciplinó a la facción mayoritaria a las consignas gubernamentales. La resistencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación acaso represente la persistencia de rémoras —disfrazadas de demandas democráticas— para mantener el estatus existente.

Los instrumentos que utilizó el gobierno, como la enmienda a la Constitución, las leyes del Servicio Profesional Docente y del INEE, el Modelo Educativo para la Educación Obligatoria y otros documentos programáticos indican que se proponía un cambio a fondo. Pero la estructura profunda persiste. No obstante, escasean elementos para juzgar que la reforma sea un fracaso total o un éxito absoluto.

Cierto, el sexenio se agota y el gobierno no alcanza a consolidar lo hecho. La reforma está bajo sitio por maestros disidentes y por Morena, mientras los candidatos de los otros partidos sólo expresan vaguedades; da la impresión de que temen defender los logros y comprometerse a dar continuidad a la Reforma Educativa. Parece que aceptan con resignación que el tipo de persistencia cultural es muy fuerte y más vale no desafiarlo. Tampoco ven el lado bueno de mantener la memoria para ejercer un juicio sereno y pensar acerca del futuro, como apunta Delors. ¡Puras evasivas!

Lo razonable, pienso, es encontrar —a partir de lo alcanzado— un equilibrio entre memoria y mudanza. Mantener lo meritorio de la escuela actual y reformar lo nocivo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/persistencia-y-reformas-en-la-educacion/

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Tiempo nublado

Por: Carlos Ornelas

Aunque lo mío no es la metáfora, pido prestado al poeta el título y el epígrafe para esta pieza. Me parece que el breve y amargo poema ofrece una alegoría para pintar el estado que guarda la Reforma Educativa. No sólo los nubarrones de echar atrás los cambios si Morena gana las elecciones, sino la disputa cotidiana que mantiene la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación añublan el horizonte.

Si bien la Secretaría de Educación Pública puede decir que el sol brilla arriba de las nubes, las ventiscas y aguaceros por abajo producen fango en la senda. En su comunicado de prensa 66, la secretaría anunció que el 10 de marzo realizó la evaluación del desempeño al término del segundo año a dos mil 698 asesores técnicos pedagógicos de los dos mil 746 que concluyeron su proceso de inducción, lo cual representa 98.5 por ciento. Aquí el pronóstico de las secciones rebeldes no se cumplió, por más que trataron de boicotearlo. El sol salió.

En cambio, la prensa reportó que la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la de Oaxaca, acordó realizar un paro de 72 horas en las 13 mil escuelas de la entidad. Además de dejar sin clases a más de un millón de estudiantes de educación básica, los maestros disidentes convinieron que durante el lunes, martes y hoy cerrarían oficinas gubernamentales, carreteras, centros comerciales y bancos ubicados en el estado. El domingo realizaron pintas en edificios públicos de la capital oaxaqueña.

El lunes 12, más o menos una tercera parte de los docentes cumplieron su amenaza, mientras la SEP informó, en su comunicado 68, que: aplicará descuentos a los salarios de los maestros de Oaxaca que faltaron hoy a sus labores, en perjuicio de miles de niños, por lo que solicitó de manera urgente a las autoridades del IEEPO que reporten los nombres, curps y claves de centros de trabajo de los docentes faltistas. Reiteró que la secretaría paga la nómina magisterial, por cuenta y orden de los gobiernos estatales, con la información proporcionada por el propio estado, por lo que cualquier irregularidad en ese sentido será atribuible a dichas autoridades.

La SEP deja entrever que el gobierno de Oaxaca no consumará esa solicitud. Así lo exija Mexicanos Primero, no habrá descuentos ni docentes despedidos aunque falten tres días consecutivos a sus labores. Desde diciembre de 2016, el magisterio disidente dobló al gobernador Alejandro Murat. Los rebeldes disfrutan de impunidad.

No sólo los de Oaxaca, los de Chiapas también, aunque los agarren fuera de sus bases. Una delegación de maestros chiapanecos fue a manifestarse en Jalapa y las autoridades locales los encerraron en un corralón. Tras siete horas y mediante la intervención de la Secretaría de Gobernación, los liberaron. La ridiculez: pagar una multa de 850 pesos por estacionarse en un lugar prohibido y transportarse en un camión sin póliza de seguro. Nada más falta que la Segob haya pagado la sanción. ¡Lodo!

La Jornada reportó que antes de salir de Veracruz los disidentes dejaron un mensaje al gobernador Yunes Linares: en la lucha contra la Reforma Educativa no hay fronteras, y la única forma de echarla abajo es con la unión de los trabajadores. “Continuaremos con el brigadeo; vamos a regresar a Veracruz y trabajaremos escuela por escuela, delegación por delegación”.

El mensaje no sólo es para el gobierno de Veracruz, es para el presidente Peña Nieto. La CNTE y sus aliados no cejarán en su empeño de enlodar la Reforma Educativa, aunque para ello tengan que recurrir a crear malestar social. El tiempo de campañas políticas favorece sus aspiraciones, pues el gobierno no va a arriesgarse a crear otro Nochixtlán y agravar más aún la propaganda en contra del Partido Revolucionario Institucional.

Los cambios institucionales que provocó la Reforma Educativa, empezando por la enmienda a la Constitución, parecen fuertes y hay avances en las evaluaciones de todo tipo, pero no habrá blindaje seguro si el cielo sigue nublado y continúan las tormentas políticas que incita la CNTE. La bronca es que al calificarse como víctimas, los maestros disidentes también son verdugos. Sin embargo, si llegase a ganar el PRI, en lugar de devorar la Reforma Educativa, ésta los puede engullir. ¡La disputa por la educación proseguirá!

RETAZOS

Para rematar, los dos versos finales de Tiempo nublado.

Es un desierto circular el mundo,

el cielo está cerrado y el infierno vacío.

Fuente del Artículo:

Tiempo nublado

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El Estado evaluador: el vaso medio vacío

Por: Carlos Ornelas

Este jueves, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación presentó Cambios y tendencias del aprendizaje en México: 2000-2015. Allí da cuenta del hacer de lo que Guy Neave bautizó como el Estado evaluador. En los años 80 del siglo pasado, este autor observó la tendencia de los estados nacionales a gobernar en la educación cada vez más con instrumentos de evaluación centralizados bajo el comando de agencias especializadas.

Parece que con el transcurso de las décadas, los dispositivos del Estado evaluador tomaron rumbo propio, con un agravante: Reducir a números el aprendizaje de los estudiantes y acortar su experiencia a pruebas estandarizadas. Es una noción de aprendizaje minimalista. Los resultados de esas evaluaciones estratifican —más aún— a la población y las regiones. Lo peor, fuera de recolectar cantidades, deja poco beneficio a la educación.

El informe que presentó Eduardo Backhoff, el presidente la Junta de Gobierno del INEE, ratifica esa tendencia. Reveló: México ha participado en estudios de logro desde hace dos décadas: TIMSS, en 1995; PERCE, en 1997 y Estándares Nacionales, en 1998. Pero los resultados no se publicaron. Fue con PISA, en 2000 y cinco años después con Excale y ENLACE, que el país empezó a publicar sus resultados de aprendizaje. México también participó los 2º y 3º Estudio Regional Comparativo y Explicativo (LLECE), así como en dos estudios de la IEA de Civics. Sin considerar a ENLACE (que fue censal), en el periodo 2000-2015, México ha participado en 22 estudios nacionales e internacionales, en los cuales evaluó a cerca de 730 mil alumnos de los estados.

El INEE dice que en este siglo hemos avanzado en transparencia, que los órganos del Estado hacen público lo que antes mantenían en secreto. Pero los dispositivos del Estado evaluador no han servido para modificar las tendencias profundas. El consejero presidente del INEE puso el acento en los pequeños avances en matemáticas y lenguaje (que no sé por qué las escriben con iniciales mayúsculas); nos presentó el vaso medio lleno. A pesar de ello, concluye que de las 256 posibilidades de observar variaciones en los estados, en 52 de ellos (20%) se presentaron cambios positivos, en nueve (4%) negativos y en 195 (76%) no se observaron giros significativos.

Además de reducir las nociones de aprendizaje y dejar fuera del panorama otras aristas (arte, tecnologías, historia, literatura) los informes del INEE y de la SEP señalan que la desigualdad no aminora, que los niños de zonas pobres, áreas indígenas, de cursos comunitarios y telesecundaria aprenden menos que los de las ciudades. Y eso lo sabíamos sin la necesidad de tanta parafernalia de números ni tantos exámenes estandarizados.

Algunos sugerirían que el énfasis en el aprendizaje no es accidente, sino una respuesta a las propuestas neoliberales que exigen “capital humano” más competente para que México se incruste en el mercado mundial, pero en un rol de subordinación. Aun así, desde otra perspectiva, poner el aprendizaje en el centro es una ventaja en la lucha contra la tradición autoritaria de la enseñanza y la pedagogía memorista. Pero esa no es la concepción minimalista que presenta el INEE.

La Reforma Educativa que emprendió este gobierno tiene activos (introducir el mérito para el desarrollo de los docentes en lugar de prácticas clientelares y corruptas) y planteamientos programáticos de avanzada en el Modelo para la educación obligatoria (aprendizajes situado y significativo). Sin embargo, carga con el fardo del Estado evaluador, que es muy costoso, además.

Quizá sería mejor tener una sola evaluación al año para estudiantes y que el INEE se aplique a diversificar la evaluación de los docentes con menos números y más conceptos.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/2018/03/18/1226991

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