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La vanguardia estudiantil en Francia sigue movilizada y combativa

Europa/Francia/17 Septiembre 2016/Autor: Josefina L. Martínez/Fuente: La izquierda diario

En el marco de la  jornada de movilizaciones del 15 de septiembre en Francia entrevistamos a Camille Münzer, estudiante de la Escuela Normal Superior de París.

Camille es estudiante de París y militante del la CCR en la juventud del NPA. Lo primero que nos comenta es que este verano fue muy diferente a los demás. En general en este período se paraliza toda la actividad política, pero esta vez no ocurrió de la misma manera.

“A pesar del verano, la movilización continuó hasta el mes de julio inclusive. Y el verano se politizó mucho por la ofensiva reaccionaria del gobierno contra el burkini, por la muerte de un joven inmigrante de los barrios populares, y por el atentado de Niza antes.”

“Podríamos decir que ‘La situación es prometedora y dramática al mismo tiempo’, tomando lo que escribió Juan Chingo en Revolutión Permanente sobre la situación francesa, que combina la continuidad de la movilización con una ofensiva de la derecha muy importante”, agrega.

En Francia las clases comenzaron la semana pasada para algunas universidades y esta semana para otras. Le preguntamos a Camille cuál es la orientación que están buscando llevar adelante en el movimiento estudiantil. “La política que nosotros impulsamos es a buscar que la vanguardia no se disperse”, responde.

Explica que la movilización del jueves 15 no viene tan bien preparada como se necesita, por la política de la burocracia sindical: “Los sindicatos llamaron una demostración para “salvar el honor” pero sin preparar un verdadero plan de lucha. La llamaron como para mostrar al gobierno que están, pero sin preparar la movilización. El único lugar donde se preparó más la manifestación fue en la región portuaria de Le Havre, una zona portuaria del norte de Francia con una tradición muy combativa”.

Sobre la política que llevan adelante en las universidades, desde la CCR y la juventud del NPA, dice que la clave es mantener a la vanguardia organizada.
“Nuestra política hacia la juventud es que la vanguardia amplia que surgió se mantenga organizada. En las universidades lo que hicimos fue llamar a que se reúnan de nuevo los comités de organización, organismos que son emanaciones de las asambleas generales, donde se reagrupa la vanguardia más consciente y donde se desarrolla la lucha de tendencias más fuerte en el movimiento estudiantil. Es allí donde están los nuevos elementos de la vanguardia juvenil en Francia.”

“Y en universidades donde antes no hubo asambleas muy grandes y donde había un comité de movilización que existía, los comités de organizaciones se reunieron y reagruparon a varias decenas de estudiantes la semana pasada.”

“Esto muestra que la vanguardia sigue movilizada, sigue con expectativas, no hubo una desmoralización de la vanguardia ni sacó conclusiones conservadoras, sino que hay una continuidad de la combatividad de la vanguardia estudiantil. Esto es lo más importante del momento actual.”

“Otro hecho que estamos viendo estos días es que en las asambleas de las universidades se han sumado jóvenes, muy jóvenes, que antes del verano estaban en los colegios secundarios, liceístas, que ahora se suman a las asambleas universitarias, que están listos para continuar movilizándose. También pasó en París I, jóvenes que el año pasado eran secundarios, ahora van a la asamblea como estudiantes de primer año de la universidad con la experiencia que ya hicieron antes.”

“Hay varios polos de la movilización estudiantil en la región parisina. Una de las universidades que más se movilizó fue parís VIII que está ubicada en Saint Denis, en un barrio popular en la periferia norte de París. Y hay otra universidad que se moviliza mucho que es Paris I, en el centro de París, donde varias asambleas tuvieron lugar en la facultad de La Sorbona y en otro centro, que es el centro de la vanguardia estudiantil con fuerte luchad e tendencias, que es Tolbiac. Tiene una gran historia de movilizaciones estudiantiles, le dicen “Tolbiac la Roja”.

En el movimiento estudiantil la lucha entre diferentes tendencias es muy importante. Dos corrientes se reforzaron durante la movilización, el movimiento autónomo y la corriente de la juventud anticapitalista en el NPA y la CCR.

“En Tolbiac, los autonomistas, junto con gente que llamaron de otras facultades, lograron votar el bloqueo de la facultad para la mañana del 15, una medida que fue minoritaria porque por el momento no cuenta con el apoyo de sectores más amplios del movimiento estudiantil.”

La crisis de la casta política en Francia

¿Cómo se percibe desde el movimiento estudiantil la situación del gobierno de Hollande y el lanzamiento de las campañas políticas electorales desde la derecha y la extrema derecha?

“Hollande recibió recientemente un “baldazo de agua fría”, un golpe político, con la dimisión de su ministro de economía, Emmanuel Macron. Un banquero que no era un miembro del PS, que lo llamaron para fortalecer el gabinete de ministros, y que por lo tanto su renuncia fue un golpe para el gobierno.”

“La campaña electoral francesa comenzó con un tono bastante reaccionario, con el asunto de la prohibición del burkini y lo que se puede ver es que todo el campo político está corrido hacia la derecha, tanto en las propuestas económicas como sociales y políticas.”

Hollande se lanzó como posible candidato hace unos días, a pesar de que está muy debilitado en la intención de voto. ¿Cómo está ubicado el gobierno frente a esta crisis?

“El gobierno lo que intentó con su discurso es demostrar que ‘sigue en carrera’, a pesar de que está muy debilitado y su principal adversario es Nicolás Sarkozy. Pero la legitimidad de la casta política francesa es extremadamente baja. Hollande ahora se juega el ‘todo por el todo’ en esta campaña, pone en juego todo para tratar de salvar su reputación política.”

Pero en la derecha las contradicciones políticas también son muy fuertes…

“Sarkozy también está bastante desprestigiado, porque después de que salió del gobierno empezaron a surgir decenas de escándalos de corrupción, ha sido llamado varias veces a declarar a la justicia, etc. Y la carta que juega Sarkozy es robarle algunos votos al Frente Nacional de Marine Le Pen sobre la base de un programa ultra reaccionario. Y no solo Sarkozy, en las elecciones primarias de la derecha también hay propuestas cada vez más reaccionarias, como por ejemplo obligar a los estudiantes a llevar uniforme y hacer el saludo a la bandera todos los días en el colegio, cosas así.”

¿Qué sucede con la ‘izquierda’ reformista francesa? ¿Cuál es el papel del Front de Gauche de Melenchon?

“Este giro a la derecha del campo política lleva a que una parte de la ‘izquierda’ también esté tentado de adoptar un discurso más proteccionista y nacionalista, por ejemplo, el Front de Gauche de Melenchon.”

“Melenchon hizo declaraciones durante el verano sobre los trabajadores inmigrantes que “roban el pan” a los franceses. Esto fue un escándalo, obviamente y mucha gente de izquierda lo criticó, y Melenchon lo único que respondió fue ‘lo asumo, mi internacionalismo no es un internacionalismo abstracto como la extrema izquierda’, etc. Y dijo que nunca se había posicionado a favor de la libre instalación de inmigrantes. De hecho, los medios le dijeron que la razón por la cual en 2012 no logró ir más allá electoralmente es porque su discurso era ‘demasiado internacionalista’. Y ahora él analiza eso como un error, que no debía haber tenido un discurso tan abierto hacia la inmigración, etc. Ahora intenta volver a un discurso más proteccionista y nacionalista, para poder disputar votos al espacio del Frente Nacional.”

Hay un giro a la derecha en el mapa político por arriba, pero hay también una vanguardia muy amplia que rompió con el PS y giró a izquierda. ¿Hay alguna alternativa política que exprese esta nueva situación?

“No hay todavía una alternativa política para expresar lo que fue el movimiento en las calles. En 2010 después de un movimiento impresionante contra las jubilaciones, con huelgas y movilizaciones, apareció la perspectiva de las elecciones del 2012 y apareció Melenchon presentándose como alternativa política, y estaba fuerte la idea de que el Partido Socialista iba a reemplazar a la derecha, la idea de la “alternancia”. Mucha gente de izquierda voto a Hollande como “mal menor” contra Sarkozy.”

“En cambio, ahora, la gente ya hizo una experiencia con el Partido Socialista. En las movilizaciones uno de los slogans era no solo “Todo el mundo odia a la policía”, sino también “Todo el mundo odia al Partido Socialista”. Y hubo acciones tipo ‘escraches’ contra los locales del Partido Socialista, donde la gente iba al final de las manifestaciones y rompía el local del Partido Socialista. Ahora no aparecen fuertes estas alternativas como políticas. Tal vez sea Marine Le Pen quien pueda capitalizar un poco más el descontento hacia el gobierno. Lo que nosotros decimos es que la candidatura de Philippe Poutou, a pesar de todas las contradicciones, podría ser llevada adelante como una vía de politización, una alternativa para gente que después de la movilización se plantea cuestiones más políticas. Desde la CCR en el NPA estamos peleando por desplegar una campaña política que exprese esto.”

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com.ve/La-vanguardia-estudiantil-en-Francia-sigue-movilizada-y-combativa?id_rubrique=5442

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Entrevista de La Otra Mirada sobre la Calidad Educativa a Jurjo Torres Santomé

Por: La Otra Mirada 

Prof. Luis Bonilla-Molina, presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC – OEN) ha venido realizando un conjunto de entrevistas internacionales a los más importantes teóricos, estudiosos y directores de organismos nacionales e internacionales en materia educativa.  Este es un esfuerzo que se inició en el marco de la consulta por la calidad educativa y que hoy, en ese contexto cierra un primer ciclo al haber realizado 66 entrevistas desde 22 países, tanto en español como en inglés.  Las entrevistas abarcaron un amplio espectro, desde UNESCO, el PNUD, el Dialogo Interamericano hasta la marcha mundial por la educación con voces desde Argentina, Canadá, Colombia, Brasil, España, Bélgica, Chile, México, Suecia, Estados Unidos, Australia, Costa Rica, Cuba, Francia, Guatemala, Ecuador, El Salvador, Puerto Rico, Uruguay, Bolivia, Inglaterra, Panamá.

Los entrevistados fueron pedagogos de la talla de Jurjo Torres Santomé, Carlos Alberto Torres, Peter McLaren, Robert Arnove, Mariano Fernández Enguita, Ángel Pérez Gómez, Margarita Poggi, Juan Carlos Tedesco, José Joaquín Brunner, Mayra Castañeda, Paulo Padhila, Salete Valesan , Michel Lowy, Tom Griffths, Oscar Jara, Ezequiel Ander Egg, Diana Naiper, Jaime Calderón, Ana Silvia Monzón, Emir Sader, Pablo Gentile, Atilio Borón, Angélica García, Silvia Ons, José Luis Coraggio, Bradley Levinson, Axel Rivas, Rubén Estremera, Mauro Cerbino, Jorge Gantiva, Daniel Libreros, Eric Toussaintt, Nolberto Fernández Lamarra, Catalina Turbay, Bill Ayers, Carlos Álvarez de Zayas, Fernando Buen Abad, Marina Subirats, María José Bartrina,   Margarita Zorrilla, Alberto Croce, Pablo Imen, Camila Crosso, Atilio Pizarro, Marcela Mollis, Ariel Fiszbein, Jesper Wohlert, Rosa María Masson, Jefferson Pessi, Paulo Cosin, Jorge González Caro, Juan Ignacio Pozo, Abigail Castro de Pérez, entre otros.

Estas entrevistas se complementaron con la participación de una treintena de ponentes en el Centro Internacional Miranda quienes reflexionaron respecto a las tareas y agendas pendientes en materia de calidad educativa.  Entre otros expresaron su opinión Omar Hurtado Rayugsen, Armando Rojas, Luis Bravo, Rafael Gustavo González, Mariano Herrera, Rubén Reinoso Ratjes, Nacarid Rodríguez, Carlos Bracho, María Egilda Castellanos, Carlos Lanz, Leonardo Carvajal, Joaquín Rodríguez Alonso, Aurora Lacueva, Tulio Ramírez, Arnaldo Este, Zuleika Matamoros, Maigualida Pinto, Benjamín Scharifker, Carmen Tellez, Rita Añez y Antonio Fuguet.

 

 

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Entrevista con Angela Davis: Raza, género y clase son elementos entrelazados

Entrevista con Angela Davis, histórica activista e investigadora sobre feminismo, racismo y sistema penitenciario

“Raza, género y clase son elementos entrelazados”

Por: Maria Colera Intxausti

Angela Davis, filósofa, profesora de Historia de la Conciencia en la Universidad de California, histórica dirigente del Partido Comunista de EE.UU., ex miembro de las Panteras Negras e investigadora especializada en feminismo, marxismo, abolicionismo del sistema penitenciario, teoría crítica y estudios afroamericanos.

En el ensayo ‘¿Están las prisiones obsoletas?’ (Democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia. Editorial Trotta 2016), hablas del encarcelamiento masivo de los pobres y de los migrantes ilegales. El capitalismo considera a estas personas como seres prescindibles pero los utiliza como mano de obra esclavizada barata al mismo tiempo que los convierte en consumidores cautivos del excedente de producción, excedente que se sitúa en el origen mismo de una crisis económica que, la vez, genera pobreza y migración, en un bucle perfecto.

¿Observas algún paralelismo entre estas políticas de encarcelamiento y el proceso desarrollado durante la transición del feudalismo al capitalismo, en el que millones de personas fueron expulsadas de las tierras que hasta entonces habían sido su medio de reproducción y fueron forzadas a la esclavitud del salario?

Ciertamente, existen paralelismos entre ambas épocas, pero lo que quizá es más importante es constatar que también hay diferencias considerables entre los dos períodos. En la transición del capitalismo al feudalismo, tal como Marx la describió, los cercamientos y otros procesos de desposesión privaron a la gente de las tierras que constituían su fuente de subsistencia y, de manera simultánea, generaron una clase de personas a quienes no les quedó nada más que su fuerza de trabajo. Así, pues, se convirtieron en la mano de obra necesaria para que el capitalismo naciente pudiera incrementar su riqueza. Aquellas personas fueron liberadas de los constreñimientos del feudalismo, pero se vieron forzadas a cambiar una forma de opresión por otra.

Si bien es cierto que suele resultar inútil hacer un ranking de las diferentes formas de opresión, se puede afirmar que, a pesar de que el capitalismo depende total y absolutamente de la explotación, el hecho de dejar atrás la esclavitud y el feudalismo supuso cierto grado de progreso. Algunos trabajadores al menos encontraron su camino hacia el empleo, por degradante que fuera y siga siendo el trabajo.

Por otra parte, el complejo penitenciario industrial global es ciertamente rentable, pero su rentabilidad reside en las tecnologías destinadas a relegar ingentes cantidades de personas a unas vidas marginales, improductivas y cargadas de violencia. El encarcelamiento masivo de personas negras, de color e inmigrantes en EE UU, Australia y partes de Europa, junto con la persistencia de un racismo y una xenofobia estructurales, son prueba del fracaso absoluto del capitalismo global a la hora de responder a las necesidades de personas reales en todo el mundo.

Se podría argumentar, igualmente, que ello también es la prueba más convincente de la necesidad de concebir un sistema socioeconómico más allá del capitalismo. Así, pues, el movimiento abolicionista contemporáneo, en su llamamiento a desmantelar el complejo penitenciario industrial, se presenta como un movimiento anticapitalista que exige igualdad racial, puestos de trabajo con salarios vivibles, vivienda asequible, sanidad y educación gratuitas y justicia medioambiental para todos los seres vivos.

Abogas por la justicia restaurativa, en lugar de la punitiva. ¿Cómo se restauran la desigualdad y la injusticia causadas por el proceso de acumulación primitiva que conforman la base del capitalismo? En otras palabras, ¿qué forma tendría una justicia restauradora destinada a reparar el ‘pecado original’ de explotación y acumulación que se encuentra en el origen de las desigualdades de redistribución de nuestras sociedades?

Efectivamente, a menudo he utilizado el término ‘justicia restauradora’, junto con otros, como ‘justicia reparadora’ y ‘justicia transformadora’, como alternativas a la justicia punitiva o retributiva. De hecho, prefiero el término ‘justicia transformadora’, ya que no presupone la existencia de un estado ideal que sea necesario restaurar.

Respondiendo a tu pregunta, me gustaría destacar la importancia de la memoria histórica, especialmente en cuanto a la necesidad que hay hoy en día de un análisis explícitamente anticapitalista. «La llamada acumulación originaria» es uno de los capítulos más importantes de El capital, precisamente porque desenmascara la expropiación, injusticia y violencia que marcaron el inicio del capitalismo y que, aunque pudiera parecer que ya no es así, siguen en el centro del proceso capitalista. A finales del siglo XX, el complejo penitenciario industrial comienza a mostrar el grado en que las sociedades capitalistas continúan basándose en ideologías racistas y coloniales a la hora de fabricar tecnologías de violencia, reflejo, a su vez, de la violencia histórica ligada a la esclavitud y a la colonización.

Has hablado de nuestra problemática reacción automatizada con que a menudo respondemos al crimen y al delito, recurriendo a las instituciones jurídico-policiales, en vez de diseñar soluciones desde dentro de la comunidad. En el caso concreto de la violencia sexual, abogas por la autodefensa, lo cual nos lleva al tema de las mujeres y la violencia. En ‘¿Están las prisiones obsoletas?’ haces referencia a la «necesidad de cuestionar las premisas imperantes según las cuales la única relación posible entre las mujeres y la violencia implica que las mujeres sean víctimas». ¿Qué opinas del uso disuasorio y disciplinandor de la violencia feminista como mecanismo dirigido a defendernos a nosotras mismas? ¿Qué es la autodefensa feminista para ti?

Siempre he tenido un cuidado especial en la manera en que utilizo el término ‘violencia’. Como estudiosa de la teoría crítica, siempre me recuerdo a mí misma que las herramientas conceptuales que decido utilizar podrían estar haciendo un trabajo que, en realidad, contraviene lo que pretendo expresar. Así, pues, trato de no equiparar ‘autodefensa’ y ‘violencia contra el agresor’. Y mi apuesta por la formación en autodefensa se inserta en un contexto más amplio, basado en un análisis que vincula la violencia misógina con los sistemas de dominación de raza, género y clase, dentro de una estrategia que pretende purgar nuestras sociedades de toda forma de explotación y violencia.

En ‘Mujeres, raza y clase’ (Akal, 2004) desmontas el mito del violador negro y explicas que «fue una invención claramente política», propaganda construida con el fin de consolidar y justificar los linchamientos, como método de ‘contrainsurgencia’ destinado a evitar que los negros alcanzaran sus derechos. El pasado fin de año asistimos al despliegue de este mismo mito en Colonia, en este caso en los cuerpos de hombres «de apariencia árabe o norteafricana», en un nuevo ejemplo de ‘purple washing’ o utilización de una supuesta defensa de las mujeres para criminalizar a los solicitantes de asilo y a los residentes ilegales, de una manera que parece estar lanzando el mensaje de que «a nuestras mujeres sólo las podemos violar nosotros». ¿Cómo interpretas esta utilización de los derechos de las mujeres (velo, violador negro, opresión de las mujeres afganas …) para otras cruzadas?

En su libro ‘Arrested Justice: Black Women, Violence, and America’s Prison Nation’ [La justicia bajo arresto: mujeres negras, violencia y la nación prisión de América], Beth Richie expone los peligros de confiar en tecnologías de criminalización como supuestas soluciones a los problemas de la violencia de género. Su argumento es que el movimiento antiviolencia predominante en EE UU dio un giro peligrosamente equivocado cuando comenzó a apoyar la represión policial y el encarcelamiento como principales estrategias destinadas a proteger a las «mujeres» de la violencia masculina. Era fácilmente previsible que quienes más estarían el punto de mira de estas iniciativas destinadas a garantizar la seguridad de las «mujeres» serían los hombres de comunidades ya sometidas a una hipervigilancia de la policía y que ya contribuían de manera desproporcionada al incremento de la población penitenciaria.

Resulta, sin embargo, que el uso generalizado de la categoría ‘mujer’ escondía una racialización clandestina operativa dentro de esta categoría, según la cual ‘mujeres’ en realidad significaba ‘mujeres blancas’ o, aún más concretamente, ‘mujeres blancas acomodadas’.

El caso de Colonia y el discurso sobre el violador árabe, que pretende consolidar aún más las representaciones colonialistas de los hombres árabes como agresores sexuales, nos recuerdan la importancia de las teorías y prácticas feministas que cuestionan la instrumentalización racista de los ‘derechos de las mujeres’ y enfatizan la interseccionalidad de las luchas por la justicia social.

En las últimas décadas, hemos experimentado lo que Nancy Fraser define como «desacoplamiento de las llamadas ‘políticas identitarias’ de las políticas de clase», en lo que se ha convertido en una lucha por el reconocimiento, en lugar de por la redistribución, con un desplazamiento del sujeto colectivo hacia uno individual(ista). Tú, en cambio, siempre has defendido las ‘comunidades de lucha’, al considerar que «las comunidades son siempre proyectos políticos». ¿Qué opinas sobre las políticas identitarias y cuáles son, en tu opinión, las luchas y los proyectos políticos que deberían situarse en el centro, en la actual era de hegemonía neoliberal?

Lo que encuentro más problemático de las políticas identitarias es la manera en que las identidades muy a menudo se naturalizan y no son consideradas como un producto de la lucha política, de modo que no se sitúan en relación con las luchas de clase y antirracistas.

Recientemente, el movimiento trans, por ejemplo, se ha convertido en un importante territorio donde luchar por la justicia. Con todo, hay una diferencia fundamental entre las representaciones dominantes de las cuestiones trans, que habitualmente hacen hincapié en la identidad individual, y los movimientos trans interseccionales, que consideran que tanto la raza como la clase son elementos fundamentales en las luchas de las personas trans. En vez de centrarse en el derecho de la persona a ‘ser’ él mismo, ella misma, o ell@ mism@, estos movimientos trans afrontan la violencia estructural (en manos de la policía, la prisión, el sistema sanitario, el sistema de la vivienda, el ámbito laboral, etc.) que las mujeres trans de color tienen más probabilidades de experimentar que ningún otro grupo de la sociedad. En otras palabras, luchan por unas transformaciones radicales de nuestras sociedades en contraposición a la asimilación en un estado de cosas determinado e inamovible.

Continuando con el tema de la identidad, por lo que dices sobre la interseccionalidad, entiendo que apuestas por una confluencia de luchas (Ferguson, Palestina), más que por una conjunción de identidades diferentes, diversas y múltiples, en un momento en que gran parte de las defensoras de las políticas interseccionales afirman y naturalizan las identidades, en vez de cuestionarlas, ignorando a menudo el contexto material e histórico que rodea estas identidades. ¿Cómo entiendes la interseccionalidad y en qué términos resulta productiva hoy en día?

El concepto de interseccionalidad, tal como yo la entiendo, tiene una genealogía muy interesante, que se remonta al menos al período de finales de los años 1960 y principios de los 1970. Como ahora no puedo entrar en gran detalle, me limitaré a mencionar alguno de los elementos fundamentales que me gustaría destacar: la creación de la organización Alianza de Mujeres Negras, como respuesta a la voluntad de plantear un debate sobre cuestiones de género dentro del Comité de Coordinación Estudiantil No Violento (SNCC), principal organización juvenil del Movimiento por la Libertad del Sur.

La Alianza planteaba que no era posible entender el racismo en toda su complejidad sin incorporar un análisis del sexismo y, para sustentar esta tesis, en 1970 Fran Beale escribió un artículo que tuvo gran difusión, titulado «Double Jeopardy: To Be Black and Female» [Riesgo doble: ser negra y mujer]. Poco después de la publicación del artículo, de resultas del hecho de tener conocimiento de luchas como las de las mujeres puertorriqueñas contra la esterilización forzosa, la Alianza de Mujeres Negras se convirtió en Alianza de Mujeres del Tercer Mundo y publicó un periódico titulado Triple Jeopardy, en referencia al racismo, el sexismo y el imperialismo. Aquello implicaba una militancia sobre el terreno que abordaba de manera simultánea el racismo, la misoginia y la guerra imperialista.

Es con el espíritu de aquellos esfuerzos intelectuales orgánicos de comprender las categorías de raza, género y clase como elementos conectados, entrelazados y entrecruzados que entiendo actualmente los conceptos feministas de interseccionalidad.

En un ciclo de conferencias recientemente celebrado en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, con el título «La frontera como centro. Zonas de ser y de no ser [migra y colonialidad]», la representante del partido Indigènes de la République Houria Bouteldja afirmó lo siguiente: «No sé quién es blanco, pero la policía francesa lo sabe perfectamente. Nunca se equivoca a la hora de decidir a quién discriminar y a quien apalear». Igualmente, la feminista vasca Itziar Ziga, en una entrevista en Argia, decía que «Soy una mujer porque es así como he sido violentada física, afectiva, económica y simbólicamente… Proclamo que soy mujer, pero no por lo que tengo entre las piernas». En estos dos casos, el sujeto se define políticamente para/desde el locus de opresión y, por tanto, de lucha. En este sentido, ¿qué es para ti ser mujer y qué ser negra?

Ambas categorías se han ensanchado y expandido más allá de cualquier límite que hubiera podido imaginar en anteriores fases de mi vida. De modo que, si pretendiera aferrarme a modos de ser históricos, continuaría sintiéndome obligada a basarme en definiciones políticas del género y la raza en ambos casos, tal y como planteas en tu pregunta, tanto desde el punto de vista de las estructuras de dominación y sus ideologías asociadas como desde el punto de vista de los movimientos colectivos que buscan desmantelar estas estructuras y hacer frente a estas ideologías.

Al mismo tiempo, siempre he insistido en la prioridad de la práctica radical por encima de la identidad pura y simple. Importa más qué haces para facilitar la transformación radical que cómo te imaginas que eres. Y, claro, como ya he indicado, las categorías de género y raza, al igual que la sexualidad y la clase, sólo son significativas dentro de unas interrelaciones más complejas.

En relación con el panorama político estadounidense, has destacado «el reto de complicar el discurso», en vista de que «la simplificación de la retórica política facilita la adopción de posturas extremistas». En los últimos años, en Europa, hemos sido testigos de la aparición de la autodenominada ‘nueva política’, que se opone a ‘los de arriba’, con miras a provocar una ‘revolución democrática’ por la vía de la ‘revolución de las sonrisas’. ¿Qué significa para ti la democracia en esta era del populismo despolitizador y de los significantes vacíos?

Está claro que los que nos situamos a la izquierda en Estados Unidos, y no sólo a la izquierda, sino también en algunos círculos conservadores, asistimos totalmente estupefactos a la creciente influencia de Donald Trump, el cual se está aprovechando la atracción que importantes sectores de las comunidades de clase trabajadora blanca sienten por este tipo de retórica política simplista, extremista y de tendencia fascista. Esto también ocurre con la peligrosa atracción hacia personajes y partidos de extrema derecha que está habiendo en Austria, Francia, Polonia y otros lugares de Europa, crisis masiva de los refugiados —la cual pone de manifiesto el impacto que la historia de esclavitud y colonialismo de Europa sigue teniendo—, ha hecho prosperar el populismo de extrema derecha, alrededor del racismo antinegros y antiinmigrantes, y ha reactivado la islamofobia, con espectáculos que traen a la memoria racismos del pasado.

No será posible hacer frente al populismo de extrema derecha y generar un diálogo sobre futuros democráticos –enfoques sustantivos y transformadores que desplacen el foco político de la representación neoliberal del individuo hacia las necesidades y aspiraciones de las comunidades–, si no somos capaces de construir movimientos potentes contra el racismo y la xenofobia en el mundo.

Preguntada por tu posición ante las elecciones presidenciales de EE.UU., recientemente has destacado la necesidad de un partido nuevo. ¿Por qué motivo? ¿Qué tipo de partido tienes en mente? Como ex candidata a la vicepresidencia por el Partido Comunista de EE UU, ¿qué similitudes y qué diferencias con el PC debería tener este partido nuevo? En cuanto a su programa, ¿consideras que sigue vigente el Programa de 10 puntos del Partido de las Panteras Negras? ¿Y cuál sería la base electoral de este nuevo partido?

La política electoral norteamericana lleva muchos años siendo rehén del sistema bipartidista. Tanto el Partido Demócrata como el Republicano están absolutamente encadenados al capitalismo. Necesitamos una estructura política alternativa que no capitule ante las estructuras empresariales, sino que represente, en primer lugar, las necesidades de los trabajadores, de la gente pobre y de las personas de color. Esto es evidente desde hace muchos ciclos electorales, y cuando hace muchos años participé de manera directa en la política electoral, como candidata a la vicepresidencia por el Partido Comunista, fue precisamente para visibilizar esta necesidad de declarar la independencia respecto al sistema bipartidista.

Dada la respuesta que ha obtenido Bernie Sanders, ha quedado claro que hay un número considerable de personas que quieren una alternativa al capitalismo. Cada vez más gente está reflexionando seriamente sobre la necesidad de un partido que represente la clase trabajadora, los movimientos antirracistas, las cuestiones feministas y LGBTQ, las reivindicaciones contra la guerra y la justicia medioambiental.

En cuanto al Partido de las Panteras Negras, está claro que el Programa de 10 puntos está profundamente arraigado en las condiciones históricas de mediados del siglo pasado, pero, al mismo tiempo, todos y cada uno de sus puntos tienen un profundo vínculo con luchas radicales contemporáneas.

Continuando con las Panteras Negras, fueron pioneras en su política de womanism, que puso la lucha por los derechos de las mujeres al mismo nivel que la lucha de clases y racial, apoyó el derecho al aborto, organizó cuidados de niñas y niños durante sus reuniones, fomentó el modelo tradicional africano de familia extensa en contraposición a la familia nuclear burguesa, el diario del partido estuvo dirigido por mujeres, y hasta un 70% de su militancia era femenina. ¿Cómo se logró todo ello, más allá de que los hombres estaban siendo asesinados o encarcelados? ¿Qué lecciones pueden sacar los movimientos de liberación, y especialmente las feministas de estos movimientos, de la experiencia del Partido de las Panteras Negras?

En realidad, no debería sorprendernos excesivamente saber que la mayoría de militantes de las Panteras Negras eran mujeres, de la misma manera que no deberíamos sorprendernos por el papel fundamental que las mujeres jugaron dentro del Movimiento por la Libertad del Sur. Lo que sí resulta sorprendente es que medio siglo más tarde sigamos cautivos de visiones históricamente obsoletas sobre el liderazgo carismático masculino.

Históricamente, los paradigmas asociados al liderazgo de las mujeres –desde Ella Baker hasta Ericka Huggins– han tendido a enfatizar el liderazgo colectivo por encima del individualista. Los jóvenes de los actuales movimientos radicales están priorizando el liderazgo de las mujeres, el liderazgo queer y el liderazgo de las colectividades.

Como fuiste alumna de Marcuse, me gustaría hacerte una pregunta que él ya planteó en su Un ensayo sobre la liberación: «¿Cómo puede [el individuo] satisfacer sus necesidades sin [ …] reproducir, a través de sus aspiraciones y satisfacciones, su dependencia de un aparato explotador que, al satisfacer sus necesidades, perpetúa su servidumbre?». En otras palabras, ¿cómo podemos liberarnos de la mercantilización de nuestros sentimientos?

A estas alturas, no estoy segura de si es posible eludir completamente las consecuencias del deseo mercantilizado, ya que es esa la naturaleza del deseo contemporáneo; el capitalismo ha invadido hasta tal punto nuestras vidas interiores que nos resulta extremadamente difícil separar capitalismo y deseo. Sin embargo, creo que sigo la tradición filosófica de Marcuse cuando afirmo que deberíamos tratar de desarrollar una conciencia crítica sobre las maneras en que, en parte, estamos implicados en la propia reproducción del capitalismo, a través de la mercantilización de nuestros sentimientos. Es a través de este tipo de reflexiones negativas que podemos empezar a vislumbrar posibilidades de liberación.

Durante tu visita al País Vasco estuvimos hablando sobre la importancia del arte y la literatura como esferas donde expandir los límites de lo inteligible, desmontar los paradigmas del sentido común hegemónico, confrontar la camisa de fuerza de la verosimilitud, derribar el monopolio de la realidad y traducir, dar forma y ensayar nuestras nociones políticas. ¿Cómo se concreta todo esto?

Especialmente ahora que la posibilidad de liberación parece ser descartada por las mismas luchas políticas que pretenden mostrarnos vías hacia futuros mejores, podemos aprovechar lo que Marcuse llama ‘dimensión estética’ y Robin Kelley, ‘sueños de libertad’ o ‘imaginación radical’. Lo que el reino del capitalismo ha sofocado completamente es nuestra capacidad colectiva de imaginar una vida que no esté repleta de mercancías. Es por esta razón que necesitamos el arte, la literatura, la música y otras prácticas culturales, para educar nuestra imaginación de manera que consiga liberarse de las restricciones impuestas por la privatización.

Durante aquella visita, te organizaron un concierto de homenaje en Bilbao, donde hiciste mención de una canción preciosa de Nina Simone titulada ‘I Wish I Knew How It Would Feel to Be Free’ [Ojalá supiera qué se siente al ser libre ], y que dice así: «I wish I could break all the chains holdin’ me, I wish I could say all the things that I should say, say ‘em loud, say ‘em clear for the whole ‘round world to hear» [Ojalá pudiera romper todas las cadenas que me retienen, ojalá pudiera decir todo lo que debería decir, decirlo todo bien alto, decirlo para todo el mundo lo oiga] .¿Qué significa ser libre para ti, y cuáles son las cadenas que tenemos que romper?

Recordé esa canción de Nina Simone no tanto porque quisiera dar a entender que medio siglo o más después yo tenga una respuesta definitiva a la cuestión subyacente a su anhelo de saber qué es sentirse libre, sino más bien porque seguimos rigiéndonos por este deseo de poner nombre y experimentar la libertad. En los EE.UU., este objetivo nos resulta mucho más complicado hoy en día que a mediados del siglo XX. De hecho, parece que, cuanto más nos acercamos a lo que originariamente habíamos imaginado como ‘libertad’, más nos damos cuenta de que se trata de algo mucho más complicado, de algo con un alcance mucho mayor…

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216558&titular=%93raza-g%E9nero-y-clase-son-elementos-entrelazados%94-

Fuente de la imagen: http://www.universidad.edu.uy/prensa/renderItem/itemId/34640

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Francia: Una nueva generación militante de obreros y estudiantes

Francia/16 de septiembre de 2016/www.izquierdadiario.com

En el marco de la X Conferencia de la Fracción Trotsquista, charlamos con las compañeras de la delegación de la Corriente Comunista Revolucionaria del Nuevo Partido Anticapitalista de Francia, sobre las lecciones del gran proceso de lucha contra la Reforma Laboral, del cual fueron parte activa, y sobre las perspectivas que se abren para el activismo combativo y la izquierda revolucionaria en fábricas, facultades y colegios.

¿Cómo surgió el proceso de lucha?

Marina:
Lo primero que hay que decir es que la movilización comenzó de una manera bastante espontánea. Con una efervescencia en las redes sociales y la juventud que ejerció presión sobre los sindicatos y la primera movilización el 9 de marzo fue una entrada en escena bastante explosiva e importante en las calles. Desde el comienzo de la movilización la política del gobierno era impedir el «Todos Juntos», de romper la unidad sindical, haciendo concesiones a diferentes sectores, a los camioneros y la juventud.
Frente a esto la política de las direcciones sindicales fue de evitar la sincronía entre la juventud y los trabajadores. Tenemos muchas fechas de movilizaciones muy espaciadas, con ritmos de movilización que son muy diferentes para los jóvenes que son más aceleradas, más explosivas que las de los trabajadores.

Hubo distintos momentos en la movilización…

Sí, podemos distinguir dos etapas en el movimiento. Hasta la mitad de abril aproximadamente una movilización bastante importante del lado de la juventud, en los secundarios pero también en las universidades, con un carácter muy explosivo y un activismo muy importante. Tuvo dificultad en la masificación, pero había una tendencia importante a la auto-organización, con la organización de la asamblea general, de un comité de organización y de un órgano de coordinación nacional de los universitarios y los secundarios.
A fin de abril, cuando el gobierno utilizó por primera vez el artículo 49.3 que le permite aprobar la ley sin el consenso del parlamento, hubo un regreso de la movilización con la entrada en escena de sectores combativos de la clase obrera. Los camioneros, los trabajadores de refinerías, los portuarios, los recolectores de basura, los ferroviarios. El 14 de junio, fecha de movilización nacional en París, hubo más de 1 millón de personas y una presencia de columnas importantes de la clase obrera. Pero durante el período de vacaciones escolares el gobierno hizo pasar la ley con una segunda utilización del 49.3 a fines de julio.

¿Cuál fue el contexto en el que se dio el movimiento?

Daniela:
Las movilizaciones tuvieron la particularidad de desarrollarse en el contexto del estado de emergencia y del giro bonapartista, antidemocrático del gobierno y el Estado.
De cierta manera vemos que se ha producido una polarización muy fuerte en la sociedad francesa. Al mismo tiempo que hay movilizaciones que se oponen a la ley de trabajo, hubo también eventos totalmente bárbaros, como los atentados en Niza, que han producido una reacción extrema del estado francés y una polarización muy fuerte en la sociedad.
El gobierno ha utilizado los atentados para justificar su política represiva pero eso funciona cada vez menos porque la población empieza a ver que la policía es muy eficaz para reprimir a la gente en las manifestaciones pero no es capaz de impedir los atentados que en gran parte son producto del colonialismo de Francia, el racismo y la represión brutal de la policía en los barrios contra los inmigrantes. Y esto no es de ahora ciertamente sino hace años y años como lo vimos en la revuelta en la periferia en 2005.
Tengo la impresión que si el ISIS puede reclutar gente en Francia, básicamente jóvenes, es porque no se han sentido acogidos por el país y porque sufren la represión policial cotidianamente, la miseria, el desempleo.
Para nosotros, los que pueden aportar una respuesta a esta situación, para evitar que continúen los brutales atentados, son efectivamente los trabajadores, la clase obrera junto a los diferentes sectores oprimidos, los que pueden aportar una respuesta para cambiar el mundo.

Habia un acuerdo muy general de la mayoría de la población que esta reforma es muy perjudicial. Había una oposición muy amplia de más de 75% de la población a la ley impuesta por el Partido Socialista. El debate fundamental era saber cuál era la estrategia, cuál era el método, con el que se pudiera imponer una derrota al gobierno y el retiro total de la ley. Y al respecto hubo al menos dos grandes estrategias que se enfrentaron en la movilización.
Una que era la principal fuerza dirigente en el movimiento obrero, la CGT, que aparecía en la escena nacional con una cara muy radical. El gobierno acusaba a su secretario general de ser un terrorista, etc. Pero la radicalización del discurso de la CGT y su método de lucha, no se correspondían con una estrategia que permitiese armar un movimiento, uniendo a todos los sectores en lucha y avanzar hacia la huelga general. Es que para ganar, es necesario paralizar de conjunto la economía de manera de obligar a los capitalistas y el gobierno a retroceder en el plan de ataque contra los trabajadores. Por el contrario, la estrategia de la CGT es solo la negociación.
En medio de esto, emerge notablemente en la juventud que es cada vez más autónoma, una estrategia más radical en las acciones en la calle. En las manifestaciones hubo miles de jóvenes que hicieron acciones combativas resistiendo una enorme presión policial. Por ejemplo, en la última marcha estaba a la cabeza una juventud radicalizada que se manifestó sola, separada de los sindicatos por un cordón policial, separada de la masa que se manifestaba atrás. La principal debilidad que nosotros vemos en el movimiento autónomo es no haber sido una alternativa para todos los trabajadores de base que eran críticos de la política de la CGT o que pensaban que la CGT debía ir más lejos.

¿Cuáles son las características más destacables del proceso?

Elsa:
Algo muy importante en este movimiento de lucha es que hubo una entrada en escena combinada de diferentes sectores con métodos de lucha diferentes pero con la aspiración al mismo objetivo y que peleaban por lo mismo. Si miramos, efectivamente el movimiento estudiantil, como decía Marina, tiene asambleas generales bastante masivas, tentativas de autoorganización.
Está el movimiento obrero con numerosos sectores en huelga, en particular el sector privado y los precarizados, cuando hacía mucho tiempo que no había una movilización de ese sector. Y finalmente, incluso por el lado de Nuit Debout (Noche de Pie), un fenómeno que se asemeja a los Indignados del Estado español que se caracteriza por la ocupación de plazas.
Toda esta movilización se efectuó en un contexto de estado de emergencia, instaurado después de los atentados de noviembre de 2015, que le ha permitido al gobierno ejercer una represión policial muy dura. Sin embargo, esto ha sido un fuerte elemento de radicalidad porque nos permitió obtener ciertos reflejos de lucha y de autodefensa, simplemente para defenderse de las agresiones policiales permanentes.

«Todo el mundo detesta la policía»

Ideológicamente, llevó a muchos estudiantes a desenmascarar la naturaleza del estado burgués, porque veníamos de una época en la que todos aplaudían a la policía en las calles «que nos preservaban de los terroristas, etc.»
De hecho pasamos de consignas como «la policía con nosotros» al comienzo del proceso, a la que luego fue la más levantada de todas las consignas en las movilizaciones: «Todo el mundo detesta la policía». Esto se inscribe en una dinámica en la que el Partido Socialista estaba en el origen de este ataque antisocial y esta represión muy dura. Por eso el Partido Socialista y Los Republicanos, los dos partidos burgueses tradicionales están en una dura crisis con su base social muchos menos ilusionada en una salida democrática electoral. Pienso que una de las características particulares de este movimiento es la constitución de su vanguardia, muy política y muy radical que se levantó durante cuatro meses, muy determinada, que continuó a pesar de la represión, y que no está dicho que vaya a adormecerse.

¿Qué rol jugó Revolution Permanente?

Marina:
En este movimiento, la cuestión de la batalla mediática ha sido una cuestión central, porque en el comienzo de la movilización había un sentimiento general contra la ley de trabajo y a favor de la movilización con más de 60 a 70% de la población que apoyaba la movilización. Por esta razón los diarios burgueses y tradicionales, llevaron a cabo una verdadera campaña contra “anarquistas que estaban ahí para romper todo”, también contra los huelguistas que eran comparados con secuestradores y terroristas, como refiere Daniela. Y en este contexto Revolution Permanente pudo volverse un medio de referencia para la movilización, siendo el contrapeso ideológico. Lo vimos con decenas de colaboraciones que nos mandaban de toda Francia pidiéndonos informar el estado de la movilización. El peso de los videos que muestran la violenta represión policial fueron compartidos y vistos millones de veces.
Lo vimos en el movimiento obrero durante la huelga de los ferroviarios, cuando vía Revolution Permanente lanzamos una campaña de solidaridad desde las Asambleas Generales estudiantiles que transmitíamos desde el diario, y cuando nos encontrábamos en los piquetes en las estaciones para intervenir en línea con los trabajadores, recibíamos una calurosa bienvenida. Nos decían “es genial lo que han hecho, nos devuelve el ánimo, cuando nos ponen en primera plana de los diarios como secuestradores, que impedimos a la gente ir a la Eurocopa, etc.” Y bajo esta óptica Revolution Permanente pudo jugar un verdadero rol. Pero no solo para cubrir la movilización, Revolution Permanente, permitió también tener una tribuna, proponer a gran escala una política y tomar posición en los debates abiertos, debates estratégicos de la movilización en la perspectiva de la huelga general, de la auto-organización, etc.

¿Qué perspectivas ven al movimiento y la situación general?

Elsa:
Podemos afirmar que hay algunos elementos a destacar. El primero es que incluso si Hollande logró aprobar su ley, toda la determinación de la vanguardia que charlábamos antes, toda esa radicalidad contribuye a la formación de toda una generación militante y eso es algo que no nos pueden quitar. Toda esa radicalidad y esa determinación se combinan con toda una serie de nuevos ataques que preparan y de una nueva reforma antisocial. Ya se designa el 15 de Septiembre como una nueva jornada de movilización y pienso que eso es bastante significativo ya que las direcciones sindicales se vieron obligadas a convocarla por el empuje de toda la población que lo desea rotundamente. Vamos a ver cómo se dará en las facultades.

Tomado de: http://www.laizquierdadiario.com/Francia-una-nueva-generacion-militante-de-obreros-y-estudiantes

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¿A qué edad debería comenzar la educación ambiental y quién tendría que impartirla?

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: huffingtonpost

Durante la primera quincena de septiembre más de ocho millones de estudiantes no universitarios inician el nuevo curso escolar. Son niños que empezarán las clases con un «déficit de naturaleza», termino acuñado por el periodista americano Richard Louv en su libro Last Child in the Woods. Es cierto que el creciente distanciamiento del ser humano respecto a su medio natural está provocando en los más jóvenes graves dificultades de adaptación. Además, la falta de contacto con el mundo natural está también en la base del grave «analfabetismo ecológico» que padecen los más jóvenes aumenta sus niveles de estrés y no favorece el desarrollo de una conciencia ecológica que promueva una cultura de sostenibilidad para el planeta.

En El Huffington Post hemos preguntado a varios expertos sobre juventud y educación ambiental: ¿cuándo debería comenzar este tipo de materia? ¿Quién debería impartirla y dónde? ¿Qué papel tiene la familia dentro de este proceso educativo?

Susana Calvo, jefa de servicio de coordinación de educación ambiental del Organismo Autónomo Parques Nacionales, considera que la Educación Ambiental (EA) en los jóvenes debe comenzar en la infancia. «Si esperas a que sean jóvenes será más difícil captar su interés. Creo que el aspecto más interesante sería el establecer los objetivos, o sea, para qué se hace».

«Los primeros valores y la base de la educación nacen en la familia», asegura Calvo.

Calvo considera que la sensibilización es un término débil, que no lleva muy lejos y que la EA debe estar enfocada hacia lo concreto, «qué se puede hacer». Por eso recomienda «partir de las ideas y conocimientos previos de un determinado grupo, y desde ahí ver cuáles son sus intereses y sus posibilidades de acción. Las recetas generales son de poca utilidad y últimamente ha faltado centrarse en lo concreto. Eslóganes como Salvar el Planeta o que Hemos roto el equilibrio de la naturaleza no sólo son banales, sino poco exactos desde el punto de vista científico».

La jefa de servicio del OA Parques Nacionales asegura que «los primeros valores y la base de la educación nacen en la familia. Creo que es clave crecer en un entorno familiar que favorezca el respeto tanto por lo natural como por lo urbano. También hay que mencionar los aspectos sociales, es decir, prestar atención a los aspectos socioambientales, que es lo que se dice cuando se habla de la EA actual».

Para María Pérez, profesora titular de Ecología de la Universidad Pablo Olavide, la Educación Ambiental «es una materia obligatoria para todo ciudadano desde el mismo momento en que nace, y alberga una importancia incluso superior a otras materias que se nos inculcan de forma oficial y reglada, pues de esta depende nuestra supervivencia».

Pérez explica que desde el mismo momento en que un nuevo ser es engendrado, socialmente se crea ante los padres y el nonato toda una parafernalia de signos orientados a aculturarlo y a hacerlo uno más del grupo. Eso pasa por crear un ambiente agradable donde recibirlo y acomodarlo, ropa adecuada para la criatura en cada momento, juguetes más o menos educativos, y a medida que crece se dedica un gran esfuerzo a la enseñanza del lenguaje, expresiones propias de cada familia, de cada grupo, modales, rutinas higiénicas, por no hablar de modos de supervivencia en un mundo más o menos hostil. Sin embargo, «de lo que parece que nos hemos olvidado los aculturadores es de que la hostilidad del medio la creamos nosotros mismos. Del mismo modo que para un Neandertal fue elemental limpiar su cueva y respetar los ciclos biológicos de las especies vivas que le servían de sustento, para un Homo Sapiens Sapiens del sigo XXI, el conocimiento de su entorno —el de todos, no sólo el suyo y el de su familia o grupo—, de los valores que nos aporta y de la necesidad de preservarlo debería serle inculcado desde que nace», insiste la profesora de la UPO.

La Educación Ambiental alberga una importancia incluso superior a otras materias que se nos inculcan de forma oficial y reglada. De esta depende nuestra supervivencia», asegura María Pérez.

María Pérez considera que se ha dejado pasar la oportunidad, a lo largo de numerosas generaciones, de reconocer estas necesidades, eludiendo la responsabilidad familiar y dejándola recaer en las instituciones educativas y en los medios sociales. Por eso insiste en que «la sociedad tiene que esforzarse en recuperar el tiempo perdido y promover que nuestros jóvenes aprendan y aprehendan el valor del medio que nos sustenta desde el minuto primero en que son escolarizados, no dejando para mañana lo que debió de hacerse ayer, y la familia aquí es crucial. Los mayores, en un porcentaje superior al deseable, han olvidado enseñar a los más jóvenes aquello que nuestros ancestros entendían como razones de supervivencia».

La profesora de Ecología comenta que estamos viviendo una paradoja ya que «los niños adquieren en los colegios y en actividades de carácter social la importancia y necesidad de reciclar, no contaminar, no incendiar un bosque, o simplemente no matar un insecto porque desconocemos su valor, y ellos son quienes están actuando de maestros de sus mayores. La esperanza reside en los más pequeños, que crecerán con estos valores integrados en sus vidas y volverán a ser los mentores de sus descendientes, como nunca debió dejar de ser».

EDADES DISTINTAS, LECCIONES DIFERENTES

La Educación Ambiental para José Antonio Corraliza, catedrático de psicología social y ambiental de la Universidad de Córdoba, es un conjunto muy variado de recursos educativos para promover valores, creencias y comportamientos proambientales. En este sentido considera que la EA «no tiene edad pero sí tienen edad las estrategias que se utilizan en la educación ambiental» e insiste en que «utilizar una estrategia de adoctrinamiento en los niños pequeños es inadecuada».

Corraliza asegura que las fases de la Educación Ambiental podrían ayudar a plantear los contenidos de la asignatura en los colegios. Serían cuatro niveles:

  1. Conseguir que los niños tengan emociones positivas sobre la naturaleza. Para ellos es muy importante establecer contacto con elementos naturales como el paisaje, la vegetación, los árboles, el agua, etc. Hoy los programas escolares están demasiado cargados y no hay tiempo para promover el contacto fuera del aula, algo que se soluciona poniéndoles un vídeo o con el ordenador. «Nosotros defendemos el contacto directo con la naturaleza».
  2. Una vez que hemos creado una relación positiva, se deben establecer hábitos proambientales, como por ejemplo cuidar un huerto, ahorrar agua, controlar el consumo de papel «pero no pretendiendo adoctrinarles sobre el tema sino creando hábitos».
  3. El tercer nivel lo encontramos a partir de los 12 años y es el de promover conciencias proambientales, es decir, que los niños busquen las razones de lo que hacen.
  4. En el cuarto nivel se busca promover estilos de vida proambientales, crear contextos donde integrar valores, creencias y emociones.

Según el catedrático de psicología ambiental, es muy importante el orden: no podemos empezar culpando a los demás y diciéndoles ‘qué malo eres, no respetas la naturaleza, gastas mucha energía pidiendo que te lleven siempre en coche’. Muchos niños no tienen autonomía suficiente para recibirlo y lo importante es que la educación ambiental utilice estas estrategias adaptadas a la edad, al nivel de desarrollo psicológico para alcanzar una cultura proambiental y que no sólo trate de «promover comportamientos aislados como muchas veces sucede y que si no se hace bien pueden producir ecofatigas, es decir la sensación de para qué vas a hacer algo si no puedes hacer nada».

El profesor recuerda que la escuela es una agencia de socialización que compite con otras muchas como la familia, los medios, los videojuegos «que van definiendo el curriculum oculto, es decir los contenidos que los niños aprenden no sólo porque se lo enseñan sino porque están implícitos en las actividades de su vida diaria». Así, la frecuencia de contacto que los padres tienen con la naturaleza influirá mucho en los tipos de relación que los niños establecen con la misma. «La familia determinará valores, emociones y sentimientos, para bien y para mal y debería ser el escenario que posibilite el desarrollo de los hábitos prombientales que los niños han aprendido».

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/09/14/ninos-educacion-reciclaje_n_11989524.html

Imagen: www.elpuertolibre.cl/epl/wp-content/uploads/2015/04/minvu-quiero-mi-barrio-seremi-minvu-medioamb.jpg

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“La educación sexual es efectiva”

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: semana

Se ha comprobado que la educación sexual es determinante a la hora de combatir la violencia, el aborto ilegal y las enfermedades de trasmisión sexual.

Aunque el ministro de Salud Alejandro Gaviria aseguró que el índice de embarazo en adolescentes habría disminuido en Colombia, América Latina sigue siendo la región donde más se presenta esta problemática en el mundo. Estos retos de salud sexual se discutieron durante la I Conferencia de América Latina y del Caribe, (LAC) que finalizó en Cartagena.

Semana.com habló con Giselle Carino, directora regional de International Planned Parenthood Federation (IPPF), la organización más grande del mundo que trabaja con temas de planificación familiar, educación y salud sexual y reproductiva, sobre cómo reducir esas brechas e inequidades en cuanto a salud sexual y reproductiva de la región.

Semana.com: En Colombia se han hecho manifestaciones en contra de la educación sexual. ¿Cómo luchar contra estos retos?

Giselle Carino (G.C.): Hay que luchar con información. Tenemos los modelos y la evidencia a nivel mundial es contundente y nos soporta. En la región, sabemos que la educación integral en sexualidad, que tiene perspectiva de género, es cuatro veces más efectiva en combatir la violencia, el VIH. Si queremos combatir la violencia contra las mujeres, sabemos que la base es una educación sexual que permita a las personas desafiar esos patrones de género que son esas visiones de la masculinidad nocivas y muchas veces el origen de la violencia. Hay que combatirlo con una discusión abierta, democrática y madura.

Semana.com: ¿Cómo llegarles esos adolescentes que sabemos que están informados, pero que no saben cómo usar esa información?

G.C: Los adolescentes son centrales para nosotros. No solamente son el 35 % de nuestros usuarios y usuarias a nivel mundial, sino también son parte de nuestros cuerpos de decisión. Con ellos hay que comunicarse usando lo que usan para comunicarse, eso es muy útil. Además de la exploración de apps telefónicas y usar los medios de comunicación. Lo importante es llegar a donde ellos estén. Hay algunas experiencias en la región que están dando resultados muy positivos, sobre todo para dar información.

Semana.com: ¿Cuáles experiencias rescataría?

G.C: Tenemos una experiencia interesante en México con escuelas públicas de bachillerato donde llevamos los servicios a los propios colegios. Ha sido fundamental encontrarlos en donde están y abordar los problemas que enfrentan, que no son sólo de salud sexual y reproductiva, sino también de alcoholismo, drogas, problemáticas en los contextos familiar y escolar. Y el trabajo con padres y maestros ha sido fundamental también porque en la mayoría de contextos son ellos los referentes sobre sexualidad más cercanos.

Semana.com: ¿Cuáles cree que son los mitos que hay que desvirtuar para que haya mayor acceso a la salud sexual y reproductiva?

G.C: Muchos. El primero es que hay que dejar claro que las personas son sujetos de derechos y por lo tanto ellas y sólo ellas pueden tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva. Hay que crear las condiciones, ofrecer la información para que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre su vida. Por eso creo fuertemente en la educación integral en sexualidad que permita basarse en la evidencia y desmoronar esos mitos que sabemos que existen y esas nociones machistas de la sexualidad.

Semana.com: En cuanto a métodos de anticoncepción, ¿cuáles desafíos encuentran?

G.C: Hay 23 millones de mujeres en la región latinoamericana y del Caribe que quieren planificar y no tienen cómo. Hay que trabajar esta brecha. Para nosotros es fundamental que las mujeres puedan escoger, que todo el paquete de métodos esté disponible para ellas de manera regular, en los centros públicos y privados. En algunos países es un desafío con la anticoncepción de emergencia y con los métodos de largo plazo.

Semana.com: Habla de machismo, pero ¿tienen programas de educación y salud sexual enfocados en los hombres?

G.C: Tenemos programas de atención a hombres porque ellos tienen sus propias necesidades sexuales y reproductivas. También vemos cada vez más en nuestro servicio que las mujeres vienen acompañadas por sus parejas y nos parece importante crear formas de involucrarlos. Cuando los hombres están involucrados es un momento importante no sólo para la toma de decisiones, sino también para la implementación de las decisiones de las mujeres.

Semana.com: Entonces habría que fomentar educación sexual también en ellos…

G.C: Tenemos claridad absoluta de que el trabajo con los hombres comienza desde la infancia y la educación integral en sexualidad es clave ahí para prevenir la violencia y trabajar en la noción de relaciones igualitarias. Hay evidencia que dice que la violencia se transmite de generación en generación. Cuando una mujer creció en un lugar violento, tiende a buscar parejas que replican esa violencia y cuando es hombre, tiende a ser perpetrador de violencia. Pero esto no es lo único que pasa de generación en generación. Hay estudios que indican que cuando los chicos ven a sus papás compartir las tareas domésticas, eso también pasa de generación en generación y por eso creo fundamental intervenir en la edad temprana.

Semana.com: ¿En qué falta trabajar para que el acceso sea para todos?

G.C: En Colombia se han hecho grandes avances con respecto al aborto legal y seguro, también en la anticoncepción, aunque todavía queda mucho por hacer. Habría que trabajar en reformar algunas de las condiciones estructurales que hacen que, por ejemplo, las mujeres afrodescendientes experimenten los problemas de una manera mucho más grave. Las personas no tienen acceso al agua limpia y eso debe cambiar. Hay unas condiciones de infraestructura, de sanidad que son fundamentales para que la gente pueda crecer y desarrollarse.

Semana.com: Una de las conclusiones de la Conferencia LAC fue la necesidad de un apoyo intersectorial más fuerte, ¿Cómo debe funcionar esto para que sea más efectivo?

G.C.: Necesitamos de todo. La alianza fundamental es entre el Gobierno y la sociedad civil, que puede, no solamente puede colaborar en la provisión misma de servicios, en cerrar las brechas de anticoncepción, de embarazo adolescente, sino también puede ejercer un papel de rendición de cuentas, de asegurar que la plata está, preguntar cómo se utiliza y hacer auditorias sociales.

 Fuente: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/importancia-de-la-educacion-sexual/493488

Imagen:https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/9/12/493486_1.jpg

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Humberto De la Calle: el primer paso es que los colombianos entiendan que «no hay violencia buena»

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: BBC

¿Está cansado el jefe del equipo negociador del gobierno de Colombia, Humberto De la Calle?

No, respondió al reunirse con BBC Mundo en la ciudad de Cali.

De hecho no lo parecía, a pesar de que se pasó unos cuatro años en los diálogos de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana y de que ahora está en la que él mismo llama una maratón pedagógica por el país para explicar los acuerdos alcanzados el pasado 24 de agosto.

En medio de esa maratón fue que concedió esta entrevista en la capital del departamento del Valle del Cauca, en el occidente de Colombia.

Habló de las amenazas a los acuerdos, el narcotráfico y qué puede ocurrir en el plebiscito del próximo 2 de octubre, en el que los colombianos refrendarán o rechazarán lo firmado en La Habana.

¿Qué pasa si los colombianos votan que no en el plebiscito? ¿Y qué pasa con usted?

Si gana el «no», se acabó el proceso.

La historia muestra que tradicionalmente después de una ruptura con las FARC pasan diez años antes de reiniciar conversaciones.

Luego, la idea del «no» para renegociar es un tremendo error histórico.

Yo creo que va a ganar el sí.

Cuando matan a un joven en las calles de Cali o de Bogotá para robarle su teléfono celular, el victimario puede ser el hijo de un desplazado que viene de la situación de violencia

¿Qué pasa conmigo si gana el «no»?

Sí, sería un golpe muy duro, pero más en lo personal.

Me entristecería mucho, porque me parece que es un error para Colombia, teniendo la posibilidad de buscar la paz por un método distinto al que hemos usado hace 52 años, que es la confrontación militar.

Campaña por el Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionSi el «No» gana sería un «error histórico», considera De la Calle.

Lo que pase conmigo yo creo que realmente es insignificante.

¿Cómo ve la campaña de cara al plebiscito? ¿Hay cosas que le preocupan?

Hay argumentos importantes por el «no» que uno respeta. Yo respeto a quien dice «nunca se debió haber hablado con las FARC, que es un grupo terrorista».

Luego hay quienes dicen: «Las FARC deben irse para la cárcel». Perfecto, esa es otra opción. Yo entendería que fuera más razonable, más sólida, si dijera: «Pero los demás también». También ha habido agentes del Estado que han violado la ley, hay terceros que han financiado masacres.

Ante la hipótesis de que un grupo de exmiembros de las FARC regrese a actividades de narcotráfico, ¿sabe qué nos han dicho las FARC? «Bueno, combátanlos»

Yo respeto al que me dice «que se vayan las FARC para la cárcel» si también dice «y los demás también».

Lo que yo aspiraría a que de aquí al 2 de octubre continuemos en la campaña dura, agresiva. Sin mentiras, pero dura.

¿Hay mentiras?

Sí, sí, sí. Muchas, ha habido muchas.

Las redes sociales han infectado a base de mitos, falsedades, afirmaciones inexactas y otras francamente mentirosas.

Humberto De la Calle: «Si en el plebiscito gana el no, se acabó el proceso de paz»

¿Cuál es el peor enemigo del «sí»?

La apatía. Colombia es un país de abstencionistas, hay una tradición de abstención enorme.

El conflicto es una realidad tremenda en Colombia, pero con el paso del tiempo creo que hay masas urbanas, sobre todo jóvenes, que ven el conflicto como algo remoto.

Yo quisiera que los jóvenes entendieran que cuando matan a un joven en las calles de Cali o de Bogotá para robarle su teléfono celular, el victimario puede ser el hijo de un desplazado que viene de la situación de violencia en el campo.

Uno no puede dividir las violencias.

Humberto De la CalleImage copyrightBBC MUNDO
Image captionHumberto De la Calle está recorriendo el país, junto a otros miembros del equipo negociador, para explicar los acuerdos de La Habana.

Esta va a ser una decisión crucial, como fue la del 57. Fue el momento de más alta participación electoral en Colombia.

Queremos que repita eso. Y si gana el «no», humildemente agacharemos la cabeza.

En el plebiscito de 1957 le preguntaron a los colombianos si querían la paz, para poner fin a unos diez años de extrema violencia, que cobró más de 200.000 vidas, tal vez 300.000. Votaron que sí, pero pocos años después apareció esta nueva violencia que se está tratando de cerrar hoy. ¿No teme que se repita la historia otra vez?

Hay que distinguir una etapa de la otra. La violencia que terminó en el 57, con el llamado plebiscito de ese entonces era una violencia entre partidos, si me permite decirlo, policlasista. Realmente el país estaba dividido entre liberales y conservadores. Y ahí no había diferencias de clase ni de ocupación. Ese plebiscito fue eficaz, la violencia terminó.

En los años siguientes teníamos niveles de criminalidad de corte europeo. Y no es una exageración, la verdad. Ahí están las cifras.

En Colombia tenemos un problema (…) hay como la idea de que uno escribe una ley y resolvió el problema. Y normalmente no es así.

Pero luego vino un fenómeno distinto, parte por la guerra fría, por la confrontación de las grandes potencias, que introdujeron el apoyo a grupos rebeldes en Colombia, y se fue generando una violencia de otro corte, una violencia mucho más social, de reivindicación, de insatisfacción de necesidades de carácter social. Y también de un propósito netamente político a instancia de las potencias que estaban jugando ese ajedrez de la guerra fría.

Ahora estamos terminando el conflicto con una guerrilla que es autárquica, que se nutre a sí misma, no hay ninguna interferencia internacional. Hemos diseñado un acuerdo que tiene suficientes garantías, para prever que eso no se repita, que no ocurra. Lo cual no quiere decir que no haya al otro día criminalidad en Colombia.

En esta nueva etapa de una cierta paz, la paz con uno de los grupos (insurgentes) que operan en el país, ¿qué amenazas que pueden romperla? ¿Cómo evitarlas?

El primer paso es que la sociedad entienda que no hay violencia buena. Puede ser que en el fondo de algunos colombianos todavía exista la idea de que uno usa las armas para destruir al que llama su enemigo, y que esa violencia es la buena y la del enemigo es la mala.

Me parece que lo primero es decantar, claramente, la idea de que la única fuerza en una democracia es la fuerza del Estado, de un estado democrático. Segundo, tenemos que actuar contra bandas criminales que van a quedar actuando allí, sucesoras del paramilitarismo.

Vamos a tener que enfrentar decisiones de carácter fiscal, seguramente de crédito externo

El gobierno está articulando un plan, por ejemplo, para impedir que ciertas zonas que queden despejadas por el movimiento de las FARC sean ocupadas por el ELN –aspiramos a que el ELN (Ejército de Liberación Nacional, el segundo grupo insurgente de Colombia) entre en un proceso de paz también–, pero sobre todo bandas criminales relacionadas con el narcotráfico.

Si gana el «sí» en el plebiscito, ¿cuáles son las líneas rojas del gobierno para determinar que las FARC no están cumpliendo el acuerdo y no se puede seguir adelante?

Eso es bastante hipotético.

Hemos creado mecanismos para resolver diferencias, dentro del acuerdo hay un mecanismo para resolver esas hipótesis, porque puede suceder al revés, que sean las FARC las que digan que el gobierno no está cumpliendo.

Yo creo que tenemos suficientes salvaguardas.

Pero fundamentalmente me parece que este es un momento en que después del 2 de octubre debiéramos lograr un acuerdo mucho más amplio.

Incluso yo quisiera llamar al doctor Álvaro Uribe y al doctor Andrés Pastrana (ambos expresidentes que se oponen a los acuerdos). Respetamos su oposición, pero transcurrido el plebiscito creo que los colombianos nos tenemos que encontrar todos.

Expresidente Álvaro UribeImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionEl expresidente Álvaro Uribe es un férreo opositor al acuerdo que se llegó con las FARC.

¿Pero hay alguna línea roja?

Pues claro. Las FARC han hecho el compromiso de romper, por ejemplo, todo vínculo con el narcotráfico; si se reactivaran esos vínculos, quienes lo hagan –no hablaría yo de todas las FARC–, si un frente o una facción lo hace, lo claro es que sale del acuerdo y tiene que enfrentar el rigor de la ley y la persecución del Estado.

Le hago una confidencia: ante la hipótesis de que un grupo de exmiembros de las FARC regrese a actividades de narcotráfico, ¿sabe qué nos han dicho las FARC? «Bueno, combátanlos, nosotros estamos de acuerdo en que los combatan».

Yo creo que las FARC van a cumplir; creo que el gobierno va a cumpir.

Hay una tendencia en Colombia: lo que está en el papel es una cosa, pero lo que ocurre en la realidad suele ser muy distante de eso. ¿Cómo evitar que ocurra esto con el acuerdo de La Habana?

Sí, hay como una especie de fetichismo de la ley.

En Colombia tenemos un problema, es cierto lo que usted dice, hay como la idea de que uno escribe una ley y resolvió el problema. Y normalmente no es así.

Los acuerdos los critican porque son detallados, pero son detallados justamente porque establecimos mecanismos y procedimientos.

Luego viene un enorme esfuerzo de carácter fiscal. El acuerdo llega en momentos en que la economía está menos bien que hace por lo menos dos años. Ahora vamos a tener que enfrentar decisiones de carácter fiscal, seguramente de crédito externo, una combinación de instrumentos.

En ese sentido hay un nuevo desafío.

Transcurrido el 2 de octubre, hecha la dejación de armas, creo que todas las fuerzas políticas deberían valorar eso y hacer un acuerdo en términos de cumplir los compromisos más allá de las discrepancias que estamos teniendo.

¿Un acuerdo escrito?

No necesariamente. Vuelvo al fetichismo de lo escrito.

No. Yo creo que hay que consolidar una decisión política, escrita o no, pero irreductible, de respetar el resultado, reconocer la dejación de armas, abrir espacios a la reintegración de las FARC a la vida civil, y me parece que eso abriría un proceso de mayor solidificación y cumplimiento de los acuerdos.

¿Están los colombianos preparados para los cambios que propone el acuerdo, especialmente la reforma rural y la política?

Yo creo que mayoritariamente sí.

Yo siento que sí hay sustento político para lograr la reforma rural, aún cuando también comprendo que hay sectores que se oponen. Hay terratenientes que no quieren, hay personas que han ido expandiendo el territorio que dominan, muchas veces explotado no en forma productiva, no de la mejor manera.

Familia campesina en ColombiaImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionLa reforma rural es uno de los pilares fundamentales del acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC.

Pero yo creo que la gran masa crítica de los colombianos entiende que el campo se ha quedado, que los campesinos se han quedado, que hay todavía un porcentaje importante de colombianos que viven en el campo, que tenemos que mejorar la productividad.

En lo político hay resistencias, claro. Puede ser un tema más difícil. Puede haber personas enquistadas que se lucran de un sistema político, que echan mano de la corrupción, que es un enorme problema en Colombia, corrupción que luego se liga también con los círculos de poder local.

Pero me parece que crecientemente los colombianos, las masas urbanas, realmente anhelan una política más clara, más limpia.

La historia muestra que tradicionalmente después de una ruptura con las FARC pasan diez años antes de reiniciar conversaciones.

Lo que se pactó allí no se pactó sólo con las FARC, sino a propósito de las FARC.

Lo que se hizo fue decir: «Las FARC sin armas participan en un proceso de mejoramiento de la política». Pero esto se hace con las fuerzas políticas democráticas, y también con los movimientos sociales.

No es fácil, no va a ser fácil.

El estatuto de Roma dice que un alto mando tiene responsabilidad respecto a crímenes de subalternos cuando «hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momento, hubiere debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se proponían cometerlos». Pero el acuerdo de La Habana exige que haya un control más directo de los subordinados. ¿No la están sacando barata los altos mandos, entonces?

La interpretación de lo que allí se dice es armónica con el estatuto de Roma. Pero no puede llegarse al extremo de decir, como ha ocurrido, que altos mandos del Ejército sin ningún conocimiento y sin haber podido saber, sencillamente a kilómetros de distancia, terminen siendo juzgados por decisiones de subalternos.

Yo creo que es una visión mucho más realista, más acorde con una realidad de un enorme país, que además pretende resolver una situación para evitar que terminemos con guerrilleros haciendo política y militares 20 o 30 años en la cárcel, que es algo que los colombianos no soportarían.

Una pregunta a nivel personal: ¿hubo momentos de jocosidad de risas con los negociadores de las FARC en La Habana?

Siempre tuvimos claro que este no era un proceso de socialización, de festividades, la idea de que uno socializa y entonces termina generando confianza. Siempre lo entendimos como un trabajo, un trabajo en mangas de camisa, donde uno va a cumplir un oficio.

Iván Márquez, de las FARC, y Humberto De la Calle, conversando en La Habana, CubaImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionDe la Calle sostuvo conversaciones durante cuatro años con los líderes de las FARC.

Pese a eso, es claro que con el paso del tiempo lo que se generó fue –no confianza en las personas necesariamente– pero sí confianza en el proceso y en las garantías. Y un diálogo cada vez más franco.

Y luego, claro, pequeños momentos de risa o de intercambio de opiniones humanas, simplemente como colombianos.

¿Se imagina de aquí a diez años ser amigo de uno de los miembros del equipo negociador de las FARC?

La palabra amigo me parece como muy dura.

No necesariamente.

Al principio pasó una cosa muy interesante: había una gran retórica de las FARC, y hubo un momento en que yo les dije: «Miren, esto no es un ejercicio de convencimiento; no los vamos a convencer a ustedes, ustedes no no van a convencer a nosotros, y no nos convencimos mutuamente».

(Amigos no), pero interlocución yo creo que tendremos permanentemente.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37357984

Imagen: ichef.bbci.co.uk/news/660/cpsprodpb/166A1/production/_91190819_whatsubject.jpg

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