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¿A qué edad debería comenzar la educación ambiental y quién tendría que impartirla?

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: huffingtonpost

Durante la primera quincena de septiembre más de ocho millones de estudiantes no universitarios inician el nuevo curso escolar. Son niños que empezarán las clases con un «déficit de naturaleza», termino acuñado por el periodista americano Richard Louv en su libro Last Child in the Woods. Es cierto que el creciente distanciamiento del ser humano respecto a su medio natural está provocando en los más jóvenes graves dificultades de adaptación. Además, la falta de contacto con el mundo natural está también en la base del grave «analfabetismo ecológico» que padecen los más jóvenes aumenta sus niveles de estrés y no favorece el desarrollo de una conciencia ecológica que promueva una cultura de sostenibilidad para el planeta.

En El Huffington Post hemos preguntado a varios expertos sobre juventud y educación ambiental: ¿cuándo debería comenzar este tipo de materia? ¿Quién debería impartirla y dónde? ¿Qué papel tiene la familia dentro de este proceso educativo?

Susana Calvo, jefa de servicio de coordinación de educación ambiental del Organismo Autónomo Parques Nacionales, considera que la Educación Ambiental (EA) en los jóvenes debe comenzar en la infancia. «Si esperas a que sean jóvenes será más difícil captar su interés. Creo que el aspecto más interesante sería el establecer los objetivos, o sea, para qué se hace».

«Los primeros valores y la base de la educación nacen en la familia», asegura Calvo.

Calvo considera que la sensibilización es un término débil, que no lleva muy lejos y que la EA debe estar enfocada hacia lo concreto, «qué se puede hacer». Por eso recomienda «partir de las ideas y conocimientos previos de un determinado grupo, y desde ahí ver cuáles son sus intereses y sus posibilidades de acción. Las recetas generales son de poca utilidad y últimamente ha faltado centrarse en lo concreto. Eslóganes como Salvar el Planeta o que Hemos roto el equilibrio de la naturaleza no sólo son banales, sino poco exactos desde el punto de vista científico».

La jefa de servicio del OA Parques Nacionales asegura que «los primeros valores y la base de la educación nacen en la familia. Creo que es clave crecer en un entorno familiar que favorezca el respeto tanto por lo natural como por lo urbano. También hay que mencionar los aspectos sociales, es decir, prestar atención a los aspectos socioambientales, que es lo que se dice cuando se habla de la EA actual».

Para María Pérez, profesora titular de Ecología de la Universidad Pablo Olavide, la Educación Ambiental «es una materia obligatoria para todo ciudadano desde el mismo momento en que nace, y alberga una importancia incluso superior a otras materias que se nos inculcan de forma oficial y reglada, pues de esta depende nuestra supervivencia».

Pérez explica que desde el mismo momento en que un nuevo ser es engendrado, socialmente se crea ante los padres y el nonato toda una parafernalia de signos orientados a aculturarlo y a hacerlo uno más del grupo. Eso pasa por crear un ambiente agradable donde recibirlo y acomodarlo, ropa adecuada para la criatura en cada momento, juguetes más o menos educativos, y a medida que crece se dedica un gran esfuerzo a la enseñanza del lenguaje, expresiones propias de cada familia, de cada grupo, modales, rutinas higiénicas, por no hablar de modos de supervivencia en un mundo más o menos hostil. Sin embargo, «de lo que parece que nos hemos olvidado los aculturadores es de que la hostilidad del medio la creamos nosotros mismos. Del mismo modo que para un Neandertal fue elemental limpiar su cueva y respetar los ciclos biológicos de las especies vivas que le servían de sustento, para un Homo Sapiens Sapiens del sigo XXI, el conocimiento de su entorno —el de todos, no sólo el suyo y el de su familia o grupo—, de los valores que nos aporta y de la necesidad de preservarlo debería serle inculcado desde que nace», insiste la profesora de la UPO.

La Educación Ambiental alberga una importancia incluso superior a otras materias que se nos inculcan de forma oficial y reglada. De esta depende nuestra supervivencia», asegura María Pérez.

María Pérez considera que se ha dejado pasar la oportunidad, a lo largo de numerosas generaciones, de reconocer estas necesidades, eludiendo la responsabilidad familiar y dejándola recaer en las instituciones educativas y en los medios sociales. Por eso insiste en que «la sociedad tiene que esforzarse en recuperar el tiempo perdido y promover que nuestros jóvenes aprendan y aprehendan el valor del medio que nos sustenta desde el minuto primero en que son escolarizados, no dejando para mañana lo que debió de hacerse ayer, y la familia aquí es crucial. Los mayores, en un porcentaje superior al deseable, han olvidado enseñar a los más jóvenes aquello que nuestros ancestros entendían como razones de supervivencia».

La profesora de Ecología comenta que estamos viviendo una paradoja ya que «los niños adquieren en los colegios y en actividades de carácter social la importancia y necesidad de reciclar, no contaminar, no incendiar un bosque, o simplemente no matar un insecto porque desconocemos su valor, y ellos son quienes están actuando de maestros de sus mayores. La esperanza reside en los más pequeños, que crecerán con estos valores integrados en sus vidas y volverán a ser los mentores de sus descendientes, como nunca debió dejar de ser».

EDADES DISTINTAS, LECCIONES DIFERENTES

La Educación Ambiental para José Antonio Corraliza, catedrático de psicología social y ambiental de la Universidad de Córdoba, es un conjunto muy variado de recursos educativos para promover valores, creencias y comportamientos proambientales. En este sentido considera que la EA «no tiene edad pero sí tienen edad las estrategias que se utilizan en la educación ambiental» e insiste en que «utilizar una estrategia de adoctrinamiento en los niños pequeños es inadecuada».

Corraliza asegura que las fases de la Educación Ambiental podrían ayudar a plantear los contenidos de la asignatura en los colegios. Serían cuatro niveles:

  1. Conseguir que los niños tengan emociones positivas sobre la naturaleza. Para ellos es muy importante establecer contacto con elementos naturales como el paisaje, la vegetación, los árboles, el agua, etc. Hoy los programas escolares están demasiado cargados y no hay tiempo para promover el contacto fuera del aula, algo que se soluciona poniéndoles un vídeo o con el ordenador. «Nosotros defendemos el contacto directo con la naturaleza».
  2. Una vez que hemos creado una relación positiva, se deben establecer hábitos proambientales, como por ejemplo cuidar un huerto, ahorrar agua, controlar el consumo de papel «pero no pretendiendo adoctrinarles sobre el tema sino creando hábitos».
  3. El tercer nivel lo encontramos a partir de los 12 años y es el de promover conciencias proambientales, es decir, que los niños busquen las razones de lo que hacen.
  4. En el cuarto nivel se busca promover estilos de vida proambientales, crear contextos donde integrar valores, creencias y emociones.

Según el catedrático de psicología ambiental, es muy importante el orden: no podemos empezar culpando a los demás y diciéndoles ‘qué malo eres, no respetas la naturaleza, gastas mucha energía pidiendo que te lleven siempre en coche’. Muchos niños no tienen autonomía suficiente para recibirlo y lo importante es que la educación ambiental utilice estas estrategias adaptadas a la edad, al nivel de desarrollo psicológico para alcanzar una cultura proambiental y que no sólo trate de «promover comportamientos aislados como muchas veces sucede y que si no se hace bien pueden producir ecofatigas, es decir la sensación de para qué vas a hacer algo si no puedes hacer nada».

El profesor recuerda que la escuela es una agencia de socialización que compite con otras muchas como la familia, los medios, los videojuegos «que van definiendo el curriculum oculto, es decir los contenidos que los niños aprenden no sólo porque se lo enseñan sino porque están implícitos en las actividades de su vida diaria». Así, la frecuencia de contacto que los padres tienen con la naturaleza influirá mucho en los tipos de relación que los niños establecen con la misma. «La familia determinará valores, emociones y sentimientos, para bien y para mal y debería ser el escenario que posibilite el desarrollo de los hábitos prombientales que los niños han aprendido».

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/09/14/ninos-educacion-reciclaje_n_11989524.html

Imagen: www.elpuertolibre.cl/epl/wp-content/uploads/2015/04/minvu-quiero-mi-barrio-seremi-minvu-medioamb.jpg

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“La educación sexual es efectiva”

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: semana

Se ha comprobado que la educación sexual es determinante a la hora de combatir la violencia, el aborto ilegal y las enfermedades de trasmisión sexual.

Aunque el ministro de Salud Alejandro Gaviria aseguró que el índice de embarazo en adolescentes habría disminuido en Colombia, América Latina sigue siendo la región donde más se presenta esta problemática en el mundo. Estos retos de salud sexual se discutieron durante la I Conferencia de América Latina y del Caribe, (LAC) que finalizó en Cartagena.

Semana.com habló con Giselle Carino, directora regional de International Planned Parenthood Federation (IPPF), la organización más grande del mundo que trabaja con temas de planificación familiar, educación y salud sexual y reproductiva, sobre cómo reducir esas brechas e inequidades en cuanto a salud sexual y reproductiva de la región.

Semana.com: En Colombia se han hecho manifestaciones en contra de la educación sexual. ¿Cómo luchar contra estos retos?

Giselle Carino (G.C.): Hay que luchar con información. Tenemos los modelos y la evidencia a nivel mundial es contundente y nos soporta. En la región, sabemos que la educación integral en sexualidad, que tiene perspectiva de género, es cuatro veces más efectiva en combatir la violencia, el VIH. Si queremos combatir la violencia contra las mujeres, sabemos que la base es una educación sexual que permita a las personas desafiar esos patrones de género que son esas visiones de la masculinidad nocivas y muchas veces el origen de la violencia. Hay que combatirlo con una discusión abierta, democrática y madura.

Semana.com: ¿Cómo llegarles esos adolescentes que sabemos que están informados, pero que no saben cómo usar esa información?

G.C: Los adolescentes son centrales para nosotros. No solamente son el 35 % de nuestros usuarios y usuarias a nivel mundial, sino también son parte de nuestros cuerpos de decisión. Con ellos hay que comunicarse usando lo que usan para comunicarse, eso es muy útil. Además de la exploración de apps telefónicas y usar los medios de comunicación. Lo importante es llegar a donde ellos estén. Hay algunas experiencias en la región que están dando resultados muy positivos, sobre todo para dar información.

Semana.com: ¿Cuáles experiencias rescataría?

G.C: Tenemos una experiencia interesante en México con escuelas públicas de bachillerato donde llevamos los servicios a los propios colegios. Ha sido fundamental encontrarlos en donde están y abordar los problemas que enfrentan, que no son sólo de salud sexual y reproductiva, sino también de alcoholismo, drogas, problemáticas en los contextos familiar y escolar. Y el trabajo con padres y maestros ha sido fundamental también porque en la mayoría de contextos son ellos los referentes sobre sexualidad más cercanos.

Semana.com: ¿Cuáles cree que son los mitos que hay que desvirtuar para que haya mayor acceso a la salud sexual y reproductiva?

G.C: Muchos. El primero es que hay que dejar claro que las personas son sujetos de derechos y por lo tanto ellas y sólo ellas pueden tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva. Hay que crear las condiciones, ofrecer la información para que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre su vida. Por eso creo fuertemente en la educación integral en sexualidad que permita basarse en la evidencia y desmoronar esos mitos que sabemos que existen y esas nociones machistas de la sexualidad.

Semana.com: En cuanto a métodos de anticoncepción, ¿cuáles desafíos encuentran?

G.C: Hay 23 millones de mujeres en la región latinoamericana y del Caribe que quieren planificar y no tienen cómo. Hay que trabajar esta brecha. Para nosotros es fundamental que las mujeres puedan escoger, que todo el paquete de métodos esté disponible para ellas de manera regular, en los centros públicos y privados. En algunos países es un desafío con la anticoncepción de emergencia y con los métodos de largo plazo.

Semana.com: Habla de machismo, pero ¿tienen programas de educación y salud sexual enfocados en los hombres?

G.C: Tenemos programas de atención a hombres porque ellos tienen sus propias necesidades sexuales y reproductivas. También vemos cada vez más en nuestro servicio que las mujeres vienen acompañadas por sus parejas y nos parece importante crear formas de involucrarlos. Cuando los hombres están involucrados es un momento importante no sólo para la toma de decisiones, sino también para la implementación de las decisiones de las mujeres.

Semana.com: Entonces habría que fomentar educación sexual también en ellos…

G.C: Tenemos claridad absoluta de que el trabajo con los hombres comienza desde la infancia y la educación integral en sexualidad es clave ahí para prevenir la violencia y trabajar en la noción de relaciones igualitarias. Hay evidencia que dice que la violencia se transmite de generación en generación. Cuando una mujer creció en un lugar violento, tiende a buscar parejas que replican esa violencia y cuando es hombre, tiende a ser perpetrador de violencia. Pero esto no es lo único que pasa de generación en generación. Hay estudios que indican que cuando los chicos ven a sus papás compartir las tareas domésticas, eso también pasa de generación en generación y por eso creo fundamental intervenir en la edad temprana.

Semana.com: ¿En qué falta trabajar para que el acceso sea para todos?

G.C: En Colombia se han hecho grandes avances con respecto al aborto legal y seguro, también en la anticoncepción, aunque todavía queda mucho por hacer. Habría que trabajar en reformar algunas de las condiciones estructurales que hacen que, por ejemplo, las mujeres afrodescendientes experimenten los problemas de una manera mucho más grave. Las personas no tienen acceso al agua limpia y eso debe cambiar. Hay unas condiciones de infraestructura, de sanidad que son fundamentales para que la gente pueda crecer y desarrollarse.

Semana.com: Una de las conclusiones de la Conferencia LAC fue la necesidad de un apoyo intersectorial más fuerte, ¿Cómo debe funcionar esto para que sea más efectivo?

G.C.: Necesitamos de todo. La alianza fundamental es entre el Gobierno y la sociedad civil, que puede, no solamente puede colaborar en la provisión misma de servicios, en cerrar las brechas de anticoncepción, de embarazo adolescente, sino también puede ejercer un papel de rendición de cuentas, de asegurar que la plata está, preguntar cómo se utiliza y hacer auditorias sociales.

 Fuente: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/importancia-de-la-educacion-sexual/493488

Imagen:https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/9/12/493486_1.jpg

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Humberto De la Calle: el primer paso es que los colombianos entiendan que «no hay violencia buena»

Entrevista/15 de septiembre de 2016/Fuente: BBC

¿Está cansado el jefe del equipo negociador del gobierno de Colombia, Humberto De la Calle?

No, respondió al reunirse con BBC Mundo en la ciudad de Cali.

De hecho no lo parecía, a pesar de que se pasó unos cuatro años en los diálogos de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana y de que ahora está en la que él mismo llama una maratón pedagógica por el país para explicar los acuerdos alcanzados el pasado 24 de agosto.

En medio de esa maratón fue que concedió esta entrevista en la capital del departamento del Valle del Cauca, en el occidente de Colombia.

Habló de las amenazas a los acuerdos, el narcotráfico y qué puede ocurrir en el plebiscito del próximo 2 de octubre, en el que los colombianos refrendarán o rechazarán lo firmado en La Habana.

¿Qué pasa si los colombianos votan que no en el plebiscito? ¿Y qué pasa con usted?

Si gana el «no», se acabó el proceso.

La historia muestra que tradicionalmente después de una ruptura con las FARC pasan diez años antes de reiniciar conversaciones.

Luego, la idea del «no» para renegociar es un tremendo error histórico.

Yo creo que va a ganar el sí.

Cuando matan a un joven en las calles de Cali o de Bogotá para robarle su teléfono celular, el victimario puede ser el hijo de un desplazado que viene de la situación de violencia

¿Qué pasa conmigo si gana el «no»?

Sí, sería un golpe muy duro, pero más en lo personal.

Me entristecería mucho, porque me parece que es un error para Colombia, teniendo la posibilidad de buscar la paz por un método distinto al que hemos usado hace 52 años, que es la confrontación militar.

Campaña por el Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionSi el «No» gana sería un «error histórico», considera De la Calle.

Lo que pase conmigo yo creo que realmente es insignificante.

¿Cómo ve la campaña de cara al plebiscito? ¿Hay cosas que le preocupan?

Hay argumentos importantes por el «no» que uno respeta. Yo respeto a quien dice «nunca se debió haber hablado con las FARC, que es un grupo terrorista».

Luego hay quienes dicen: «Las FARC deben irse para la cárcel». Perfecto, esa es otra opción. Yo entendería que fuera más razonable, más sólida, si dijera: «Pero los demás también». También ha habido agentes del Estado que han violado la ley, hay terceros que han financiado masacres.

Ante la hipótesis de que un grupo de exmiembros de las FARC regrese a actividades de narcotráfico, ¿sabe qué nos han dicho las FARC? «Bueno, combátanlos»

Yo respeto al que me dice «que se vayan las FARC para la cárcel» si también dice «y los demás también».

Lo que yo aspiraría a que de aquí al 2 de octubre continuemos en la campaña dura, agresiva. Sin mentiras, pero dura.

¿Hay mentiras?

Sí, sí, sí. Muchas, ha habido muchas.

Las redes sociales han infectado a base de mitos, falsedades, afirmaciones inexactas y otras francamente mentirosas.

Humberto De la Calle: «Si en el plebiscito gana el no, se acabó el proceso de paz»

¿Cuál es el peor enemigo del «sí»?

La apatía. Colombia es un país de abstencionistas, hay una tradición de abstención enorme.

El conflicto es una realidad tremenda en Colombia, pero con el paso del tiempo creo que hay masas urbanas, sobre todo jóvenes, que ven el conflicto como algo remoto.

Yo quisiera que los jóvenes entendieran que cuando matan a un joven en las calles de Cali o de Bogotá para robarle su teléfono celular, el victimario puede ser el hijo de un desplazado que viene de la situación de violencia en el campo.

Uno no puede dividir las violencias.

Humberto De la CalleImage copyrightBBC MUNDO
Image captionHumberto De la Calle está recorriendo el país, junto a otros miembros del equipo negociador, para explicar los acuerdos de La Habana.

Esta va a ser una decisión crucial, como fue la del 57. Fue el momento de más alta participación electoral en Colombia.

Queremos que repita eso. Y si gana el «no», humildemente agacharemos la cabeza.

En el plebiscito de 1957 le preguntaron a los colombianos si querían la paz, para poner fin a unos diez años de extrema violencia, que cobró más de 200.000 vidas, tal vez 300.000. Votaron que sí, pero pocos años después apareció esta nueva violencia que se está tratando de cerrar hoy. ¿No teme que se repita la historia otra vez?

Hay que distinguir una etapa de la otra. La violencia que terminó en el 57, con el llamado plebiscito de ese entonces era una violencia entre partidos, si me permite decirlo, policlasista. Realmente el país estaba dividido entre liberales y conservadores. Y ahí no había diferencias de clase ni de ocupación. Ese plebiscito fue eficaz, la violencia terminó.

En los años siguientes teníamos niveles de criminalidad de corte europeo. Y no es una exageración, la verdad. Ahí están las cifras.

En Colombia tenemos un problema (…) hay como la idea de que uno escribe una ley y resolvió el problema. Y normalmente no es así.

Pero luego vino un fenómeno distinto, parte por la guerra fría, por la confrontación de las grandes potencias, que introdujeron el apoyo a grupos rebeldes en Colombia, y se fue generando una violencia de otro corte, una violencia mucho más social, de reivindicación, de insatisfacción de necesidades de carácter social. Y también de un propósito netamente político a instancia de las potencias que estaban jugando ese ajedrez de la guerra fría.

Ahora estamos terminando el conflicto con una guerrilla que es autárquica, que se nutre a sí misma, no hay ninguna interferencia internacional. Hemos diseñado un acuerdo que tiene suficientes garantías, para prever que eso no se repita, que no ocurra. Lo cual no quiere decir que no haya al otro día criminalidad en Colombia.

En esta nueva etapa de una cierta paz, la paz con uno de los grupos (insurgentes) que operan en el país, ¿qué amenazas que pueden romperla? ¿Cómo evitarlas?

El primer paso es que la sociedad entienda que no hay violencia buena. Puede ser que en el fondo de algunos colombianos todavía exista la idea de que uno usa las armas para destruir al que llama su enemigo, y que esa violencia es la buena y la del enemigo es la mala.

Me parece que lo primero es decantar, claramente, la idea de que la única fuerza en una democracia es la fuerza del Estado, de un estado democrático. Segundo, tenemos que actuar contra bandas criminales que van a quedar actuando allí, sucesoras del paramilitarismo.

Vamos a tener que enfrentar decisiones de carácter fiscal, seguramente de crédito externo

El gobierno está articulando un plan, por ejemplo, para impedir que ciertas zonas que queden despejadas por el movimiento de las FARC sean ocupadas por el ELN –aspiramos a que el ELN (Ejército de Liberación Nacional, el segundo grupo insurgente de Colombia) entre en un proceso de paz también–, pero sobre todo bandas criminales relacionadas con el narcotráfico.

Si gana el «sí» en el plebiscito, ¿cuáles son las líneas rojas del gobierno para determinar que las FARC no están cumpliendo el acuerdo y no se puede seguir adelante?

Eso es bastante hipotético.

Hemos creado mecanismos para resolver diferencias, dentro del acuerdo hay un mecanismo para resolver esas hipótesis, porque puede suceder al revés, que sean las FARC las que digan que el gobierno no está cumpliendo.

Yo creo que tenemos suficientes salvaguardas.

Pero fundamentalmente me parece que este es un momento en que después del 2 de octubre debiéramos lograr un acuerdo mucho más amplio.

Incluso yo quisiera llamar al doctor Álvaro Uribe y al doctor Andrés Pastrana (ambos expresidentes que se oponen a los acuerdos). Respetamos su oposición, pero transcurrido el plebiscito creo que los colombianos nos tenemos que encontrar todos.

Expresidente Álvaro UribeImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionEl expresidente Álvaro Uribe es un férreo opositor al acuerdo que se llegó con las FARC.

¿Pero hay alguna línea roja?

Pues claro. Las FARC han hecho el compromiso de romper, por ejemplo, todo vínculo con el narcotráfico; si se reactivaran esos vínculos, quienes lo hagan –no hablaría yo de todas las FARC–, si un frente o una facción lo hace, lo claro es que sale del acuerdo y tiene que enfrentar el rigor de la ley y la persecución del Estado.

Le hago una confidencia: ante la hipótesis de que un grupo de exmiembros de las FARC regrese a actividades de narcotráfico, ¿sabe qué nos han dicho las FARC? «Bueno, combátanlos, nosotros estamos de acuerdo en que los combatan».

Yo creo que las FARC van a cumplir; creo que el gobierno va a cumpir.

Hay una tendencia en Colombia: lo que está en el papel es una cosa, pero lo que ocurre en la realidad suele ser muy distante de eso. ¿Cómo evitar que ocurra esto con el acuerdo de La Habana?

Sí, hay como una especie de fetichismo de la ley.

En Colombia tenemos un problema, es cierto lo que usted dice, hay como la idea de que uno escribe una ley y resolvió el problema. Y normalmente no es así.

Los acuerdos los critican porque son detallados, pero son detallados justamente porque establecimos mecanismos y procedimientos.

Luego viene un enorme esfuerzo de carácter fiscal. El acuerdo llega en momentos en que la economía está menos bien que hace por lo menos dos años. Ahora vamos a tener que enfrentar decisiones de carácter fiscal, seguramente de crédito externo, una combinación de instrumentos.

En ese sentido hay un nuevo desafío.

Transcurrido el 2 de octubre, hecha la dejación de armas, creo que todas las fuerzas políticas deberían valorar eso y hacer un acuerdo en términos de cumplir los compromisos más allá de las discrepancias que estamos teniendo.

¿Un acuerdo escrito?

No necesariamente. Vuelvo al fetichismo de lo escrito.

No. Yo creo que hay que consolidar una decisión política, escrita o no, pero irreductible, de respetar el resultado, reconocer la dejación de armas, abrir espacios a la reintegración de las FARC a la vida civil, y me parece que eso abriría un proceso de mayor solidificación y cumplimiento de los acuerdos.

¿Están los colombianos preparados para los cambios que propone el acuerdo, especialmente la reforma rural y la política?

Yo creo que mayoritariamente sí.

Yo siento que sí hay sustento político para lograr la reforma rural, aún cuando también comprendo que hay sectores que se oponen. Hay terratenientes que no quieren, hay personas que han ido expandiendo el territorio que dominan, muchas veces explotado no en forma productiva, no de la mejor manera.

Familia campesina en ColombiaImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionLa reforma rural es uno de los pilares fundamentales del acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC.

Pero yo creo que la gran masa crítica de los colombianos entiende que el campo se ha quedado, que los campesinos se han quedado, que hay todavía un porcentaje importante de colombianos que viven en el campo, que tenemos que mejorar la productividad.

En lo político hay resistencias, claro. Puede ser un tema más difícil. Puede haber personas enquistadas que se lucran de un sistema político, que echan mano de la corrupción, que es un enorme problema en Colombia, corrupción que luego se liga también con los círculos de poder local.

Pero me parece que crecientemente los colombianos, las masas urbanas, realmente anhelan una política más clara, más limpia.

La historia muestra que tradicionalmente después de una ruptura con las FARC pasan diez años antes de reiniciar conversaciones.

Lo que se pactó allí no se pactó sólo con las FARC, sino a propósito de las FARC.

Lo que se hizo fue decir: «Las FARC sin armas participan en un proceso de mejoramiento de la política». Pero esto se hace con las fuerzas políticas democráticas, y también con los movimientos sociales.

No es fácil, no va a ser fácil.

El estatuto de Roma dice que un alto mando tiene responsabilidad respecto a crímenes de subalternos cuando «hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momento, hubiere debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se proponían cometerlos». Pero el acuerdo de La Habana exige que haya un control más directo de los subordinados. ¿No la están sacando barata los altos mandos, entonces?

La interpretación de lo que allí se dice es armónica con el estatuto de Roma. Pero no puede llegarse al extremo de decir, como ha ocurrido, que altos mandos del Ejército sin ningún conocimiento y sin haber podido saber, sencillamente a kilómetros de distancia, terminen siendo juzgados por decisiones de subalternos.

Yo creo que es una visión mucho más realista, más acorde con una realidad de un enorme país, que además pretende resolver una situación para evitar que terminemos con guerrilleros haciendo política y militares 20 o 30 años en la cárcel, que es algo que los colombianos no soportarían.

Una pregunta a nivel personal: ¿hubo momentos de jocosidad de risas con los negociadores de las FARC en La Habana?

Siempre tuvimos claro que este no era un proceso de socialización, de festividades, la idea de que uno socializa y entonces termina generando confianza. Siempre lo entendimos como un trabajo, un trabajo en mangas de camisa, donde uno va a cumplir un oficio.

Iván Márquez, de las FARC, y Humberto De la Calle, conversando en La Habana, CubaImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionDe la Calle sostuvo conversaciones durante cuatro años con los líderes de las FARC.

Pese a eso, es claro que con el paso del tiempo lo que se generó fue –no confianza en las personas necesariamente– pero sí confianza en el proceso y en las garantías. Y un diálogo cada vez más franco.

Y luego, claro, pequeños momentos de risa o de intercambio de opiniones humanas, simplemente como colombianos.

¿Se imagina de aquí a diez años ser amigo de uno de los miembros del equipo negociador de las FARC?

La palabra amigo me parece como muy dura.

No necesariamente.

Al principio pasó una cosa muy interesante: había una gran retórica de las FARC, y hubo un momento en que yo les dije: «Miren, esto no es un ejercicio de convencimiento; no los vamos a convencer a ustedes, ustedes no no van a convencer a nosotros, y no nos convencimos mutuamente».

(Amigos no), pero interlocución yo creo que tendremos permanentemente.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37357984

Imagen: ichef.bbci.co.uk/news/660/cpsprodpb/166A1/production/_91190819_whatsubject.jpg

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Entrevista a Pablo Gentili: El neoliberalismo amenaza el carácter público de la enseñanza

Agentina/15 septiembre 2016/Fuente: Universidad De Santiago De Compostela USC

Doctor en Educación, Pablo Gentili (Buenos Aires, 1963) es profesor de la Universidad brasileña de Río de Janeiro, donde imparte un programa de doctorado. Autor de numerosos trabajos sobre las reformas neoliberales y sus efectos en el campo de la educación, el pensamiento de/ profesor Gentili ha sido motivo de reflexión debido a la publicación reciente de dos artículos en las revistas Cuadernos de Pedagogía y Kikiriki. Sus tesis desenmascaran las políticas educativas de los gobiernos conservadores, tendentes, según él, a profundizar en los procesos privatizadores y a promover transformaciones culturales profundas en la concepción de la educación.

Tus análisis sobre el futuro de la educación en los países capitalistas son preocupantes. En este contexto, la diversidad creciente de las redes de difusión de conocimientos, la televisión, los ordenadores, amenaza la función social de la escuela. ¿Es aventurado decir que a la escuela pública le queda poca vida?

La escuela continuará existiendo. Todas las teorías que anuncian que la escuela desaparecerá se basan en una fundamentación falsa, porque para las personas la escuela sigue siendo una referencia clara en su vida, una posibilidad para la realización de otras aspiraciones. Lo que está en cuestión es qué tipo de escuela tendremos el próximo siglo. Estamos discutiendo poco sobre un tema central, la amenaza del neoliberalismo al carácter público de la institución educativa, aunque en los contextos donde el Estado del Bienestar se ha consolidado, la escuela pública es todavía un espacio de atención universal al derecho a la educación de los ciudadanos y ciudadanas.

¿Cuáles son los rasgos que definen la situación actual?

En los países latinoamericanos el Estado del Bienestar no se ha realizado plenamente, pero al menos siempre ha sido una referencia en el horizonte, incluso para los gobiernos conservadores. Lo que hoy está en juego es si la educación es un derecho y si la escuela pública ha de seguir existiendo dentro de la esfera pública, Y esto se vive actualmente de la misma manera tanto en el primer como en el Tercer Mundo, aunque con intensidades diferentes. El problema no está sólo en que la escuela pública sea desmantelada institucionalmente; porque, incluso en el Tercer Mundo, los gobiernos han aumentado el gasto educativo. No es necesario usar en este tema un discurso maniqueísta, puesto que lo que ha avanzado muchísimo y ha penetrado capilarmente en la sociedad con gran fuerza es – más que una ficticia destrucción apocalíptica de las escuelas – el discurso que va creando un falso sentido común según el cual la escuela pública es un modelo agotado.

¿Qué quieres decir?

La gente empieza a aceptar como posible, deseable y necesario que, acabada la era de la escuela pública, una dinámica de mercado institucional solucionará los problemas que no ha resuelto la enseñanza pública. El neoliberalismo está realizando una auténtica contrarrevolución cultural, más que una transformación sustantiva de la institución educativa. Mirando al primer mundo, la escuela no ha cambiado demasiado, pero sí que ha cambiado la mente de las personas para pensar la escuela. Es lo que ha pasado ya con la reconversión de las empresas públicas: de tanto repetir que no funcionan, a la gente no le sorprende que se privatice todo. Esto también pasará en la escuela si estas políticas continúan.

¿Cómo se explica el avance del neoliberalismo en educación?

Por lo que respecta al Tercer Mundo, las políticas neoliberales están impulsadas por el mismo Estado. Se financian reformas orientadas a debilitar la propia institucionalización de la escuela pública. Y, ¿quién es el gran financiador de la educación en América Latina? El Banco Mundial (BM). A la hora de devolver la deuda, el BM fija condiciones. Cuando un gobierno pide dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI), se le responde que se tiene que proceder a una reestructuración para poder pagar los intereses. «¿Cómo hay que reestructurarse?», plantean los gobiernos. Y el FMI responde: “Preguntádselo al BM». El BM plantea que hay que precarizar las condiciones de trabajo del profesorado, con una reconversión a fondo. Como que los gobiernos no tienen dinero para hacerlo, el BM se lo presta, pero, claro, bajo la condición de ejecutar la reestructuración docente que se ha prescrito. Son los famosos programas de ajuste estructural, financiados con dinero público y que la gente -no los gobiernos – tiene que devolver. Hoy, el BM es el que financia la privatización de la educación pública desde el Estado, porque es el que aporta los recursos y quien pone las condiciones de los programas que los gobiernos aceptan.

Has escrito que los dictámenes de los llamados expertos internacionales en educación marcan las directrices de las reformas educativas. En este sentido, ¿es constatable el avance de las tendencias neoliberales?

El informe Delors para la UNESCO refleja la reconceptualización de la socialdemocracia en un contexto neoliberal. Este contexto supone una derrota política y cultural para la izquierda y un retroceso profundo para la socialdemocracia. Piensan que apropiándose de algunos elementos de este discurso neoliberal podrán recuperar la confianza popular. El invento de la ‘tercera vía’ reafirma la victoria cultural del neoliberalismo. Personalmente, no veo diferencias significativas entre el discurso de la tercera vía y las políticas neoliberales. Podría decirse que se trata de una especie de neoliberalismo con rostro humano, pero este neoliberalismo no funciona, porque lo que pretende precisamente el neoliberalismo es acabar con la dimensión humana de la política.

¿Qué sentido tienen los llamados Pactos por la Educación, impulsados desde los gobiernos conservadores?

Cada vez que oigo la palabra ‘pacto’ me pongo a temblar, porque sé lo que significa. Me sorprende que se siga insistiendo en los pactos, porque es una repetición de las malas experiencias que muchos ya conocemos. El Banco Mundial dice que las reformas educativas van a tener un coste elevado, y que la garantía de ura escuela universal que garantice derechos igualitarios no puede llevarse a cabo. Es una trampa y, por ello, intentan ganarse la confianza de la gente engañándola, ya que nadie apoya una política en la que se va a ser la víctima. Desde los gobiernos nos dicen que el acuerdo es necesario, pero inmediatamente indican aquello que hay que acordar. El pacto existe siempre que uno acepte pactar lo que ya está escrito en el pacto que ellos han elaborado. La maniobra es perfecta, porque ¿quién puede estar en contra de un pacto? Un pacto supone diálogo, pero aquí no hay diálogo, sólo hay un discurso unidireccional que se acepta o se acepta.

Es muy fácil trasladar tu análisis de los pactos desde Latinoamérica a los territorios del Estado Español donde la Administración los oferta.

Lo que se denomina pacto en Latinoamérica es una tentativa de confirmar políticas ya predeterminadas. Es una forma cínica de presentar un consenso que no existe, de falsificarlo. Cuando aparece consagrado un pacto de éstos es fácil que te acusen de no suscribirlo diciendo que no has querido discutir sobre calidad y sí sobre salarios. No ha habido pacto, pero ellos aparecen como propietarios del pacto o de la concertación, que son las palabras clave que utilizan. El contenido de los pactos lo vinculan a la ‘calidad’, que es para ellos el principal problema, pero en ningún momento aceptan discutir qué se entiende por calidad. Más que un acuerdo, se nos está invitando a capitular. «Firmad vuestra rendición», es lo que se nos pide, es lo que los gobiernos dicen a los sindicatos, y algunas organizaciones caen en la trampa. Hay que denunciar y desenmascarar esta operación. Nadie con dignidad está obligado a firmar su rendición si no quiere: no se nos puede obligar a capitular.

Desde vuestra perspectiva, ¿qué podernos hacer para ganar espacio y hacer retroceder las políticas neoliberales?

Es la pregunta del millón de dólares, pero es también una pregunta movilizadora. El problema es que esta pregunta se formula muy pocas veces. El neoliberalismo nos ha acostumbrado a conformarnos ante la dificultad que tenemos para responder a la pregunta que acabas de hacer. Lo que ahora tenemos es una dispersión y una desmovilización abrumadoras y necesitamos espacios para discutir estas cuestiones. Estudiantes, padres y sindicatos tendríamos que hacernos con más frecuencia esta pregunta, porque si fuésemos capaces de encontrar espacios públicos para hablar y discutir sobre esto, quizás no tuviéramos respuestas contundentes, pero estableceríamos unas esferas comunes de reflexión y de lucha pedagógica, unos espacios que hemos perdido últimamente. Hacernos esta pregunta conjuntamente serviría para agregarnos y para convertir la escuela en un espacio de trabajo cultural.

 

Fuente noticia: http://firgoa.usc.es/drupal/node/4673

Fuente imagen:http://www.siteal.iipe-oei.org/sites/default/files/imagecache/sitpub_image_large/sites/default/files/pablo_gentili_n.jpg

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Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale, aboga por un cambio radical en la educación con programas abiertos

Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

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Entrevista: Clacso TV con alvaro Garcia Linera, Vicepresidente de Bolivia.

ENTREVISTA CON ALVARO GARCIA LINERA, ENSAYISTA Y VICEPRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA.

Realizada el 24 de agosto de 2016 por Martín Granovsky para Clacso TV, en los estudios de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Martín Granovsky: Está con nosotros Alvaro García Linera, el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, que acaba de recibir el Premio Rodolfo Walsh otorgado por la Facultad de Periodismo de Universidad Nacional de La Plata. Al agradecer el Premio, dijo que no es un buen momento para América. Pero no es lo único que dijo. También pidió evitar una antología del llanto. Gracias por esta entrevista.

Álvaro García Linera: Muchas gracias por la invitación. Estoy aquí a tu disposición.

Martín Granovsky: ¿Cómo se conjugan el realismo analítico y el pedido de no quedarse en el llanto? Aunque uno también puede llorar un poco, ¿No?

Álvaro García Linera: No es un buen momento porque hay una retoma temporal de la iniciativa por los sectores conservadores, que se está traduciendo en un recorte de los derechos de la gente que logró ampliar esta última década virtuosa. Justamente, la derecha asume el gobierno justamente para recortar costos, para recortar derechos, para reducir la intervención del estado y permitir que todos esos recursos fluyan hacía al sector privado nacional o extranjero. Entonces, visto en su conjunto es un mal momento para la sociedad, porque de estar consiguiendo condiciones de vida más o menos dignas, ahora retrocede a situaciones de abuso, desempleo, de explotación. Pero, a la vez, es un momento exigente. Todo momento malo para la sociedad, a la vez, tiene como contracara ser un momento exigente porque obliga a que la sociedad, los sectores subalternos, las clases plebeyas retomen nuevamente la capacidad de organización. En la victoria, que fue una victoria producida por la lucha social, los tiempos de gobiernos progresistas vinieron acompañados de un momento de relajamiento de la organización. Esto es normal, también. Nadie se moviliza perpetuamente. No hay revolución perpetua. Las revoluciones son por oleadas; hay momentos de universalismo de la clase plebeya y luego un corporativismo y relativa desorganización. Entonces, esto significa que ese repliegue tiene que terminar. Básicamente, eso es organización, pero no solamente organización sino es, también, horizonte. Una combinación de idea movilizadora con fuerza que convierta la idea en hecho político, en hecho que influye en el escenario estatal y que puede modificar la correlación de fuerzas a corto y mediano plazo.

Martín Granovsky: Hace falta medir la correlación de fuerzas y voluntad para cambiarla. Si no equivaldría a conformarse con lo que existe.

Álvaro García Linera: Así es. Ésta es la frontera entre la aceptación de la dominación y la insurgencia y rebelión contra la dominación. La importante es que esta generación que hoy está de pie vivió los tiempos de la derrota del neoliberalismo, vivió la victoria temporal de los gobiernos progresistas y revolucionarios y ahora está en este periodo intermedio. Por lo tanto, tiene el conocimiento y tiene la experiencia para poder volver a retomar la iniciativa. A diferencia de los años 60 o 70, cuando se aniquila una generación en la derrota política y militar y la construcción de una nueva generación va a tardar 30 años, aquí es una misma generación que ha vivido derrota, victoria y temporal derrota. Por lo tanto, puede tener el conocimiento, la habilidad táctica y la capacidad de construcción de ideas fuerza para volver a tomar la iniciativa. Si no hacemos eso, este periodo de retoma parcial de iniciativa de la derecha puede extenderse y ampliarse a otros países de América Latina. Sin duda, esto significaría una catástrofe, porque estamos viendo allá donde triunfa la derecha, que la derecha es el recorte de lo social, recorte del estado, recorte de derechos y, por lo tanto, recorte del bienestar que fue lo que se logró en esos 10 años virtuosos de gobiernos progresistas.

Martín Granovsky: ¿Qué le cambia a Bolivia en términos de intereses del pueblo cuando ustedes miran desde La Paz el gobierno interino -o usurpador según dice el Partido de los Trabajadores en Brasil– de Michel Temer y el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina?

Álvaro García Linera: En términos de nuestras relaciones estatales, somos muy respetuosos de las decisiones que toman los pueblos y nos vamos a esforzar para que los vínculos comerciales y diplomáticos se mantengan muy fluidos en el marco del respeto y la colaboración. Pero en perspectiva continental y en perspectiva histórica, la situación es preocupante. La situación es preocupante porque lo que fue un momento brillante, no solamente por los gobiernos progresistas que colocaron por delante la temática social -porque fueron gobiernos sociales y, por lo tanto, el retroceso es un retroceso de las conquistas sociales de la población-, sino porque además hay una ralentización, un congelamiento y en, algunos casos, un retroceso en términos de la perspectiva de la acción continental. Junto con lo social, el continente ha experimentado en los 10 años que van desde el 2004 al 2014, 2015, el momento más avanzado de integración y de mirada autónoma continental. Antes, veíamos el continente apadrinados, con un padrino, con un tutor o con un padrastro que nos decía lo que se tenía que hacer y lo que no se tenía que hacer. En estos 10-15 años hemos experimentado algo muy distinto, con problemas, con dificultades, con lentitudes que muchas veces hemos llamados la atención, pero es el continente que comienza a mirarse a sí mismo y dice: bueno, ¿cuál es nuestro horizonte? Esto tiene una importancia extraordinaria, porque si no tenemos la capacidad de mirarnos continentalmente, cada país por sí solo, en este contexto mundial, va ser presa de las intervenciones, de las influencias, de las manipulaciones de los más poderosos del mundo. Siempre fue así y hoy corremos el riesgo que se vuelva a repetir. Entonces, 10 años sirvieron para reflexionar la posibilidad de actuar como continente plurinacional, respetuoso de las soberanías nacionales, pero con un segundo piso de instituciones jurídicas, económicas, culturales, financieras y sociales que te permiten que el continente actúe como actor colectivo en el contexto del mundo. Yo soy un convencido de que si no avanzamos en este escenario de plantearnos nuestro accionar como estado continental, plurinacional, la historia latinoamericana se va a repetir. Se va a repetir la historia pasada latinoamericana de ser un continente permanente maltratado por los grandes poderes planetarios. Es un tema de correlación de fuerzas, no es un tema moral. Las relaciones entre países no se mueven en funciones morales, sino en funciones de fuerzas y de intereses. Si el continente no logra articular una especie de coraza continental, cada uno por sí mismo es pequeño, es débil, es casi insignificante frente al contexto mundial y, por lo tanto, fácilmente manipulable. Pero un conglomerado de países 450 millones de personas, reservas de agua, mayores reservas de biodiversidad, minerales estratégicos, como el litio, alimentos, juventud formada, eso ya curva el espacio-tiempo planetario, modifica el escenario mundial. Pero si no actuamos así, aunque sea mínimamente y en algunas cosas, nuestro destino es volvernos a lamentar los siguientes 50 o 100 años de maltrato, de insignificancia planetaria, de subordinación a políticas que deciden otros. Entonces, mi preocupación es que en términos de articulación de intereses regionales estemos retrocediendo, que en temas de soberanía continental estemos retrocediendo y eso puede llevar a nuestro continente y a la población trabajadora a mayor pérdida de derechos y mayor subordinación.

Martín Granovsky: Mencionaste la palabra “oleadas”. Hablaste de oleadas también cuando agradeciste el premio que te dio la decana Florencia Saintout. Y añadiste que hablar de ciclos es mecanicista. ¿Cuál es la diferencia entre una cosa u otra?

Álvaro García Linera: Sí, es el debate con algunos intelectuales a que les he llamado de cafetín o deslactosados, que hablan sobre Latinoamérica y se ponen a aplaudir que haya llegado el fin de los ciclos progresistas, pero no hacen nada para que venga un ciclo superior al progresista y, simplemente, dejan pie a que entre la legitimización de la derecha. Cuando tú hablas de ciclo, significa que todo tiene un inicio, una estabilización y un fin, que es algo natural, como la ley de la gravedad. Y que hagas lo que hagas, protestes o te movilices, así será de aquí a 50 años, cuando venga otro ciclo. Esta es una mirada que le arrebata el protagonismo al ser humano, que olvida el papel de la subjetividad colectiva en la construcción de los hechos sociales. Es falsa. Es el mismo discurso recicladito, ahora con el concepto de ciclo, pero es la misma lógica que el fin de la historia. Se había acabado la historia, todo el mundo debía dedicarse a la democracia liberal, habían desaparecido las clases, todos éramos emprendedores y todo el mundo tenía que alinearse detrás de lo que ya era la culminación del desarrollo humano. Resulta que no fue así, aparecieron por otros lados clases sociales, aparecieron luchas, aparecieron organizaciones, aparecieron jóvenes, aparecieron gente que tomaba otra vez las plazas por asalto y luego, también, los palacios por asalto. Entonces, la historia no había tenido fin. Una versión desteñida de esa lógica, es esa. Así como nos querían inmovilizar y decir que la historia había llegado a su fin, que hicieras lo que hicieras no ibas a poder cambiar el destino de la historia, ahora te dicen lo mismo de una manera más desteñida, menos lucida y ni siquiera apoyada teóricamente. Los otros se apoyaban en Hegel, que era un filósofo universal, en cambio estos se apoyan en una pequeña clase de física de tercero básico, sobre los ciclos. Frente a eso, lo que reivindicamos es la lógica de los flujos, las oleadas, que es un poco la experiencia que uno adquiere en la vida. Las transformaciones se dan por oleadas. La gente se articula, se unifica, crea sentido común, tiene ideas fuerza, se convierte en ser universal, es decir, ser que pelea por todos, logra derechos, acuerdos, estado, política, pero luego pasa a la vida cotidiana, no puede estar en asamblea todos los días, tienes que ir a ver qué va a pasar con tu hijo, con el crédito de la casa. Viene el reflujo, pero luego más pronto que tarde puede venir otro flujo. ¿Cuándo será ese flujo? No lo sabemos. No está definido por una ley sociológica

Martín Granovsky. No está predestinado.

Alvaro García Linera. No está predestinado. ¿De qué depende el flujo? De muchas cosas, pero, en particular, de lo que tú puedes hacer, de lo que tú haces hoy en tu barrio, en tu universidad, en tu medio de comunicación, en tu poema o en tu teatro para articular sentido común, para impulsar ideas de lo colectivo o de lo comunitario. Y si en algún momento eso por algo no calculado se articula con otras iniciativas comunitarias, puede dar lugar a otro flujo, en un semana, en un año, en 10 años. Lo importante que tú luches sin esperar si va a ser en una semana, sino que tú le metas y que te organices y con suerte verás que ese esfuerzo se transforma en una articulación que te lleva a un nuevo flujo social. Si no te alcanza la vida, vendrá el siguiente que se sumará a lo que hiciste, para que él sí pueda ver que viene un flujo. Las revoluciones son así. Entonces, cuando tú miras la historia por flujos y no por ciclos, reivindicas otra vez el papel del sujeto, de la persona, de la subjetividad, que no inventa el mundo como le da la gana, pero que ayuda a construir el mundo. Me gusta la frase de Sartre: Uno hace al mundo en la misma medida en que el mundo lo hace a uno. Entonces, hay algo de objetividad, pero también hay otro pedazo de subjetividad y en esa comprensión entre objetividad que has heredado y subjetividad activa, que modifica la subjetividad, está la praxis: la capacidad de transformación del ser humano de su entorno, de su vida.

Martín Granovsky: ¿Cuáles son las tres claves que resaltarías de la oleada boliviana antes y durante el gobierno de Evo, iniciado en 2006?

Álvaro García Linera: La primera es que toda victoria política es precedida por una victoria cultural; que la victoria de los subalternos electoral, política o militar llegado el caso, como cuando enfrentamos el golpe separatista en Bolivia, estuvo precedida por una larga victoria cultural que se trabajó y labró en los distintos espacios de la opinión pública: medios de comunicación, periódicos, universidades, sindicatos, gremios, barrios. Hubo un sentido común que se fue apoderando de las personas, basado en la idea de soberanía, de igualdad entre pueblos. Hubieron instancias indígenas de participación, que llevó a la gente a desplegar creatividad e iniciativa en torno a un fin posible, porque la gente no solo se mueve porque sufre, se moviliza porque sufre y cree que movilizando puede cambiar su sufrimiento. Si no cree que puede cambiar su sufrimiento, por su malestar no va a movilizarse. Es decir, tiene que haber un norte u horizonte, ya que sin horizonte no hay capacidad de articulación. No es simplemente como decían algunos compañeros trotskistas: a mayor condiciones de vida deplorables, la gente se va a revelar. Eso no es cierto, porque muchas veces uno se acostumbra a su dominación y a su pobreza. Pero malestar, pérdida de derechos, deterioro de las condiciones de vida, enmarcadas en un horizonte de posibilidad conquistable distinto al que estás viviendo, eso sí se vuelve en un material explosivo que transforma la sociedad. La primera lección que saco de Bolivia es que no puede haber victoria política, electoral y social si no hay previamente victorias culturales y simbólicas. La segunda: todo proceso revolucionario tiene que sostenerse y reinventarse en ámbitos de participación democrática de la gente. No es fácil eso, porque la gente se moviliza y luego se repliega. Es fácil que los gobernantes, en ese repliegue, nos asumamos como los demiurgos históricos. Puedes hacerlo temporalmente, provisionalmente, pero si crees que eso es la historia estás perdido, porque has vuelto a reconstituir el viejo monopolio de la política contra el cual te sublevaste. Es desde el estado -si eres progresista y revolucionario- que tienes que entender los flujos de la historia, pero adecuarte a esos flujos para introducir, crear e inventar nuevos mecanismos que, aún en el reflujo, la gente se sienta participe y la gente participe en las grandes políticas públicas. Al final, se ha mostrado eso en Brasil, ¿quiénes te defienden al final? Es el pueblo, no te van a salir a defender los empresarios, puedes hacer muchas cosas para ellos. Pero al final cuando las papas queman, cuando los conflictos y las condiciones te reducen, cuando el excedente se achica, los que han de salir a pelear por lo que consideran que es su proceso, es la gente del pueblo, es la ama de casa, es el joven, es el obrero, es el desocupado, es el sindicalista. Si tú no has incorporado por métodos innovativos en la decisión y en la participación te vas a ver en problemas y te vas a quedar solo. Claro, porque tú los dejaste solo anteriormente. No es una venganza, solamente es el resultado de tu acción. Si tú abandonaste la consulta con la sociedad, si tú no le preguntaste, cuando tú tengas problemas, por qué va a venir a ayudarse, si tú ya lo habías abandonado antes. La segunda lección: un proceso revolucionario se mantiene sobre la permanente innovación y transformación de formas participativas de la sociedad en la toma de decisiones. Una es cuando tomas el Palacio de Invierno por asalto, que es una forma masiva, plebeya, cuasi armada, insurreccional. Esa es una forma, pero eso no es permanente. Luego, vienen otras formas más reposadas, más locales, pero uno tiene que tener la habilidad de articular esas otras formas que corresponden al momento de repliegue, pero que también involucran participación. Sin esa red corpuscular de participaciones democráticas, el gobierno revolucionario queda sin base y queda a la deriva. Eso hemos aprendido y yo lo rescato como elemento central. La tercera es que un gobierno revolucionario cuando es un proyecto, es una idea, es una voluntad, es un horizonte, es una propuesta. Entonces, todo lo que va a hacer para llegar a donde quiere llegar va a radicar en la certidumbre del horizonte que articula y en la capacidad de crear una fuerza de masa en torno a ese horizonte, por medio de organización social, sindical. Pero cuando uno es gobierno tiene que ir a eso, que no puedes bajar un solo milímetro. Por eso, a la segunda cosa que decíamos de participación democrática, tienes que incorporarle otra cosa que se vuelve decisiva, que es la gestión económica. No hay posibilidad de sostenibilidad o de defensa de un proceso revolucionario si no tiene la capacidad de generar un nivel de bienestar y de crecimiento económico. Últimamente, he pensado mucho sobre Lenin y la renta. Para mí, ahí radica la mayor lección de los que es el socialismo, lo que es la lucha por el comunismo, de lo que es un proceso revolucionario. Si los bolcheviques no tenían la capacidad de satisfacer la necesidad de hambre y estabilidad de su revolución, todas las demás experiencias, el comunismo de guerra, la abolición del dinero, la toma de fábricas ultra radical, no significaban nada. El mismo Lenin lo decía, que a pesar de todo eso, lo único socialista que tenemos es solamente la voluntad de ser socialistas. Es muy fuerte y la preocupación que le dedicó Lenin al tema de estabilidad económica, a la relación entre el campesino y el obrero en función de avances en la economía, es en particular para mí, en lo personal, la mejor lección que he sabido recoger de las experiencias previas para valorar la importancia de lo económico. Cuando uno está afuera del gobierno, valora la organización y el discurso, pero cuando uno está en gobierno más importante, no que la organización, que el discurso es la capacidad de gestión económica. Si ahí fallas todo se derrumba, porque va a aparecer la derecha diciéndote: yo sí puedo administrar mejor la economía; yo sí te ofrezco una mejor administrar; yo siempre he administrado; yo tengo empresas para mostrarte de que soy capaz. Eso es lo que te dice la derecha y si el gobierno revolucionario no es capaz de mostrar y de sostener la economía está perdida. Creo que parte de los problemas que estamos enfrentando los gobiernos progresistas en América Latina es el no haber colocado en el puesto de mando a la economía y haber mantenido en el puesto de mando el discurso y la organización. Pero cuando eres gobierno, el puesto de mando es la economía.

Martín Granovsky: ¿La economía debe estar dentro del puesto de mando o primera en el puesto de mando?

Álvaro García Linera: Es lo central, en torno a lo cual tienes que articular movilización, democratización, pero para lograr base económica, condiciones mínimas de sostenibilidad. Porque la gente es heroica, sale a pelear, entrega la vida, pero luego regresa a la casa y dice: ahora, cómo, cómo pago la deuda, cómo pago la luz, qué hace mi hijo que ha acabado la formación técnica y si tú no has abierto a esa cotidianeidad un espacio mínimo, aunque largo, de realización, tu revolución ya tocó un límite. Entonces, se genera el caldo de cultivo de un regreso de fuerzas conservadoras, que si te van a hablar de que ellos pueden resolver. ¡No lo van hacer! Pero van a alimentar la idea.

Martín Granovsky: Claro, van a tratar de disputar el horizonte. ¿Sería eso?

Álvaro García Linera: Sí, así es.

Martín Granovsky: Por lo que estás diciendo no habría una sola NEP, la Nueva Política Económica que diseñó Lenin, sino una NEP a cada paso. Supongo que hoy es más difícil hacerlo desde el punto de vista política y de gestión cuando bajan los precios de las materias primas y se agudiza la crisis mundial.

Álvaro García Linera: Sí. Cada país tiene su propia dinámica, pero algo que hemos aprendido nosotros es no confiarte plenamente en el mercado externo, sino trabajar también tu mercado interno. Si nosotros nos hubiéramos confiado solo en el mercado externo, estaríamos en situación de crecimiento negativo, porque exportación de petróleo y de gas está en negativa, crecimiento de los minerales en negativo. Entonces, ¿cómo crece la economía? Porque en paralelo hemos apostado a otras canastas, fundamentalmente al mercado interno. En el caso de Bolivia, pero se puede aplicar también a otras realidades. La superación de la extrema pobreza y de la pobreza, no solamente es un tema de justicia, que tiene que hacerlo, sino para qué estás en el gobierno, sino que es un tema de dinámica económica. Esto tiene una función económica, porque lo que estás haciendo es expandir la capacidad de gasto de la sociedad y en el caso boliviano -por eso digo que depende de cada país- como la gente gasta entre el 50 Y el 55% de su salario en alimento, lo que estás haciendo es promover la economía campesina, la economía intermedia de servicios del mercado interno. No te vas traer un asado de Uruguay, lo hará algún excéntrico, pero vas a comprarte el asado o el pollo de fin de semana del agricultor de aquí, que produce en Santa Cruz o en el Altiplano. Eso ha dinamizado el mercado interno y esa fue una decisión muy sabia de Evo. En el año 2008, tuvimos precios del petróleo 130 dólares y en el mismo año precio del petróleo de 30 dólares, de 130 a 30 dólares. Ese fue un golpe muy duro para nosotros, pero Evo viene de una cultura campesina muy previsora. En el campo o el Altiplano como viene la sequía o viene la granizada, cultivas acá, no cultivas en extensión, dejas, cultivas acá, dejas, cultivas acá. Entonces, si viene granizada va a arruinarte este, pero se va a salvar este y si viene la sequía va arruinar el que está en altura, pero va a salvar lo que está en una pequeña hondonada porque es más húmeda. Esta lógica muy campesina andina de moverte en varios pisos ecológicos es la que Evo ha aplicado en la gestión de gobierno. Vamos a meterle al gas, sí produzcamos más gas, perfecto, ¿pero si falla? Entonces, metámosles a la electricidad, metámosle también a la agricultura, metámosles también al tema del litio. Entonces, vas diversificando y si te falla una tienes tres o cuatro que funcionan o si te faltan dos, tienes tres. Eso es lo que ha permitido que ahora nosotros en gestión de gobierno tengamos un crecimiento del 4,2% hasta el 5%. Estamos compitiendo con Perú, que tiene una economía de libre mercado absoluta, es un país que está bajo el control del empresariado chileno y extranjero y tiene mar. Nosotros si tuviéramos mar creceríamos un 2% más. Es decir, nuestro crecimiento podría ser del 6,4 %, según el Banco Mundial, que establece la influencia del mar para un país. Entonces, el que hayamos diversificado en varios «pisos ecológicos» las políticas públicas, nos ha permitido que si falla un motor, te funcionan otros cuatro que son, básicamente, del mercado interno y una vez que superemos esta etapa de ampliación del consumo de las clases más pobres, ya tienes en funcionamiento otros motores: energía eléctrica, litio e industrialización de la agricultura. Entonces, de este modo, ya puedes pensar en los siguientes 10 o 15 años de un crecimiento que va a estar fluctuando entre el 4 y el 6%. Con petróleo 100 o con petróleo 25, vas a moverte ahí. Esto ha tenido que ver con la capacidad planificadora y el hecho de que digamos la economía es decisiva y la sepas manejar al estilo campesino. El presidente es muy ahorrador, muy previsor, tiene siempre una reserva, no se arriesga.

Martín Granovsky: La papa congelada del Altiplano, ¿no?

Álvaro García Linera: Claro, siempre tienes tu reserva por si te va mal. Vas a sembrar todo lo que puedas, pero capaz viene la helada, capaz te quedas sin cosecha y tuviste tus reservas. Nuestras reservas internacionales: somos el país de América Latina que tiene más reservas internacionales en función del su producto interno bruto, el 50%. ¿Cómo hizo Evo? ¿Por qué no agarró y comenzó a utilizar las reservas internacionales? No. Él dijo: mejoro aquí pero me guardo, invierto aquí pero tengo mis reservas y cuando vino la caída de los precios internacionales y dejó de ingresar la misma cantidad de dinero al Estado, teníamos la reserva internacional, teníamos la PIL andina que es para los momentos en los que te va mal en la cosecha actual. Yo creo que esta combinación entre experiencia campesina llevada a la gestión de estado acompañada con cierta reflexión sobre los procesos mundiales se han combinado para que hoy en Bolivia, pese a las dificultades, mantenga una tasa de crecimiento bastante alta, si la tomamos en cuenta en el contexto internacional.

Martín Granovsky: Quiero hacerte una última pregunta sobre un tema que analizaste muchas veces: la cuestión de la corrupción. Vos hablaste de corrupción institucionalizada en el sistema económico pero fuiste más allá de eso. No te quedaste tampoco en los discursos armados por las fuerzas conservadoras sino en la necesidad del cuidado propio. Pepe Mujica dice que uno tiene que sentarse en cualquier mesa, pero debe darse cuenta de cuando la mesa no es la propia. ¿Qué hicieron ante la corrupción de funcionarios de Evo?

Álvaro García Linera: Toda democratización real del estado siempre va a tener riesgo de procesos de patrimonialización del estado. El estado siempre funciona como patrimonio de las clases dominantes, como una prolongación de la familia, eso lo consideran como normal y parte de la la meritocracia. En Bolivia, cuando uno estudia sociológicamente cómo se distribuían los accesos a los méritos, está claro que eso está definido en función de tu condición de clase y de tu apellido, pero le llaman meritocracia. La gente se revela contra eso, se subleva, dice que eso es indigno, esa forma de utilizar lo público en beneficio de lo privado. El neoliberalismo es el paradigma de la patrimonialización del estado, porque es agarrar lo que es de todos y utilizarlo para tus amigotes, mejor si es tu cuñado, mejor si es tu esposa que tiene algunos amigos accionistas en el extranjero. Cuando viene la sociedad e irrumpe en el ejercicio del estado, lo hace en función de universalidad, de proyectos universales, pero luego se vuelve funcionario público. Es el dirigente sindical que se vuelve funcionario, es el compañero militante que luego aparece como ministro o parlamentario, y en ese momento sale de su control social y entra en el ámbito estatal. No es normal, pero es altamente probable que busqué repetir en ese espacio, al que por primera vez en 20 generaciones alguien de su familia logra y al estar separado de su control social diga: nunca más alguien de mi familia va estar donde está y si jalo un poquito, aprovecharé alguito. Este tipo de razonamiento no es raro que se dé, por eso nosotros sociológicamente lo hemos analizado, pero políticamente es catastrófico, porque puede dar lugar a una especie de democratización de la corrupción. Parece ser que es un proceso que acompaña a todas las revoluciones, no me he fijado bien qué pasó en Rusia, no me he fijado bien qué pasó en China o qué pasó en Cuba, pero por la experiencia que yo veo en Bolivia y el proceder de la gente, es el campesino, es el dirigente obrero peleador que caminaba que acostumbrado a los sacrificios más extremos de un día para otro se vuelve ministro y de él dependen 500 funcionarios y la definición de 500 millones de dólares en programas, entonces piensa: y qué tal si contrato aquí a mi cuñado. Así comienza esta micro corrupción. Esto se ha dado, una especie de democratización de la micro corrupción. La pregunta es, ¿qué haces tú ahí? Puedes asumir la actitud de decir: pucha, es parte de la condición humana y del resarcimiento histórico, pero no puedes. ¿Por qué? No solamente porque es un hecho delictivo por ley, sino porque es un hecho que te corroe la moral y la única fuerza que uno tiene cuando viene de abajo es su fuerza moral. Evo y los sindicatos no tienen dinero, no tienen patrocinio extranjero, ¿qué tienen? Su fuerza moral. Eso es lo que los ha convertido en el núcleo que simboliza una época y una voluntad colectiva de cambio. Entonces, ante una tolerancia por decir que es parte de un resarcimiento histórico de los oprimidos, si te vuelves tolerante pierdes tu fuerza moral y ahí tuvo que darse el combate. Nosotros hemos tenido que tomar decisiones muy fuertes que no se han dado en ningún gobierno de América Latina, y mucho menos en gobiernos de derecha. Hemos tenido que meter en la cárcel al jefe del partido político, Santos Ramírez. Él era el segundo /en el Movimiento al Socialismo/ después de Evo.

Martín Granovsky: Fue condenado a 12 años y era el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) también.

Álvaro García Linera: Sí, él era presidente del YPFB. Hemos tenido que meter a dos ex ministras a la cárcel, dos ex ministras compañeras nuestras de lucha maravillosas, de las cuales estamos seguros que no han tocado un solo centavo, pero fueron permisivas a un mal manejo del dinero. Ellas son incorruptibles, pero permitieron. ¿En qué país de América Latina, en gestión de gobierno, ex ministros están en la cárcel? Tenemos un ex alcalde de la segunda ciudad más importante de Bolivia, del Alto, en la cárcel. Si no hacíamos eso, y si no hacemos eso, corremos el riesgo de perder lo único que tiene un proceso revolucionario: su fuerza moral. Ha sido muy doloroso y ha sido un aprendizaje. Hemos encontrado que estaba sucediendo que de parte de los compañeros no había el suficiente control y había esta especie de permisividad basada en que son compañeros nuestros, lo requieren, es poquito dinero, no hago el informe, pero en ese descuido se pone en riesgo tu propia moral y si tú no actúas de una manera fuerte, golpeándote a ti mismo, porque es tu propia gente, lo que haces socialmente es perder infinitamente tu fuerza moral, que es lo que te mantiene en pie. Ayer ha salido la última encuesta, Evo -con todo lo que lo han atacado del tema del fondo indígena, de la corrupción con dirigentes indígenas, del tema del supuesto hijo- en ciudades capitales tiene un 54% de popularidad, ¿por qué? ¿Qué ha hecho Evo? Eso, la fuerza moral. Una revolución no puede perder la fuerza moral, porque es lo único que tiene para combatir todo tipo de ataque. Ese es otro aprendizaje de todo tipo de revolución, por muy doloroso que sea uno tiene que tener la valentía y la fuerza de poder cortarte tú, cortar el dedo infectado o la mano infectada. Tú cortártela, no que otro te la corte, porque cuando otros te la cortan te van a meter el cuchillo al corazón y de eso no te vas a poder reponer ni en una generación. Entonces, tú tienes que asumir y tú tienes que cuidarte. Es preferible que tú te cortes la mano y cortes lo que se está comenzando a pudrir, por decisión propia, porque así mantienes la fuerza moral de tus principios con los cuales llegaste al poder. Pero si tú por cuidar lo que te pertenece, parte de tu cuerpo, eres permisivo con lo que se está pudriendo en tu cuerpo, otros van a venir a acabarte o la putrefacción va a alcanzar hasta tu propio cuerpo y ahí estás perdido. ¿Qué decirte? Lo que yo aprendo es esto, que nuestra fuerza nace del hecho moral. Tienes que saberlo cultivar y sino lo cultivas, no lo refrendas y no lo muestras continuamente, la derecha se va a venir con toda en esa política moralista que te echa en cara: han robado 5 mil dólares, terribles estos indígenas, son unos incapaces, unos ladrones. Ellos robaban 20, 40 o 100 millones de dólares y nadie decía nada, pero desaparecieron 5 o 100 mil y se desgarran las vestiduras. No importa, es parte de la guerra. Aquí nadie puede levantarte el dedo y decirte te has levantado un dólar, no pueden decir que te has levantado ni medio dólar, ni medio boliviano, ni medio peso argentino. Pero si eso sucede vas a perder, porque va a venir toda la jauría moralizante de la sociedad para descalificarte y si pierdes moralmente, pierdes generacionalmente. La peor derrota de un revolucionario es la derrota moral. Puedes perder elecciones, puedes perder militarmente, puedes perder la vida, pero sigue en pie tu principio y tu credibilidad. Cuando pierdes la moral, ya no te levantas. Va a ser otra generación, va a ser otro líder el que va a poder levantarse. Hay que protegerse, Así como en la gestión estatal la economía es lo fundamental, en preservación de tu liderazgo  lo fundamental es tu fuerza moral. Nunca permitas que te debiliten tu fuerza moral porque de eso tampoco te recuperas.

Martín Granovsky: Álvaro, muchas gracias

Álvaro García Linera: Gracias a ti.

 

Fuente:

 http://www.clacso.org.ar/prensa/detalle_noticias.php?id_clacso_medios=273&s=11&idioma=

Imagen: http://www.clacso.org.ar/imagenes/clacso_en_los_medios/273_clacso_medios.jpg

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Entrevista a una educadora Social: Maria Esther Morales.

Por:educacionsocialcanarias.org/

1.-Hola, María. Llevas muchos años dedicada a la Educación Social. Una profesión que no tiene un reconocimiento tanto por parte de las instituciones donde debe desarrollarse como por parte de las personas en general. A veces se confunde con otras profesiones. Explícanos ¿Qué es para ti la Educación Social?

Es la disciplina que aborda la transformación personal y social desde la intervención socio-educativa. El educador social se acerca a la persona, familia, grupo o comunidad siendo consciente y manejando los procesos sociales y educativos que faciliten la superación de la adversidad y el logro de un desarrollo óptimo.

2.-¿Qué aporta, diferente a otras profesiones, la Educación Social a las personas y grupos?

 Yo creo que los profesionales de la ES pretendemos el cambio personal y social utilizando los propios recursos y fortalezas que tienen las personas y grupos. Aportamos la posibilidad de adueñarse de las propias circunstancias, a partir de una relación comprometida, digamos afectiva, a partir de la cual reflexionar sobre los problemas, los desafíos, las fortalezas para iniciar un proceso de transformación positiva.

Aprovechando los términos que identifican nuestra profesión, educamos a partir de un contexto social, que puede ser la relación educador-educando, educador-grupo. Básicamente es un enfoque positivo, que cree en el cambio a través del aprendizaje en el contexto de relaciones sociales comprometidas.

3.- Estamos en un amplio debate sobre lo que tiene que ser la escuela como institución social. Un lugar abierto a la sociedad que favorezca el desarrollo de las personas ¿qué hace la Educación Social en la escuela?

 Aprovechando que no estamos encorsetados en procesos formales de aprendizaje, somos una referencia de cómo ayudar a los niños y adolescentes (y como no, a los padres y profesores) a iniciar un proceso de cambio si partimos de un enfoque afectivo, comprometido, donde transmitimos “yo creo en ti, en tus posibilidades”. Donde lo educativo señala el potencial siempre abierto a la superación, a la mejora. Donde lo social, es el contexto de encuentro, donde sentirse escuchado, apoyado, reconocido.

 4.-¿Existe una diferencia entre educar y enseñar?

 De alguna manera acabo de señalarlo. Enseñar hace referencia a procesos formales de aprendizaje, transmisión de información desde una posición asimétrica: yo el adulto, el profesor, el profesional, te enseño a ti que no sabes, lo que debes aprender.

Educar es un proceso participativo, donde partimos de un reconocimiento explicito del momento actual de la persona, donde la hacemos reflexionar sobre cómo aprende, de lo que quiere aprender y lo que puede hacer para alcanzar un mayor nivel de desarrollo (escolar, personal, social, emocional, etc.).

5.- A veces cuando se menciona la profesión de Educador/a Social se confunde con otras ¿Qué diferencia hay entre un Trabajador Social, un Psicólogo/a y un Educador/a Social?

 Resaltar las diferencias con otras profesiones no se puede hacer sin señalar las similitudes. Las tres profesiones trabajan con personas, están orientadas a ayudar a las personas y grupos a cambiar de una situación precaria o de dificultad a una situación de desarrollo positivo. Esto es lo que permite el trabajo interdisciplinario, el punto de encuentro para trabajar juntos y ayudar al cambio.

A nivel práctico, existen muchas diferencias. Quizá la mas evidente, es la tendencia general del trabajador social a situarse como un gestor de recursos sociales. El psicólogo como un profesional que se centra más en el estudio y abordaje de la experiencia personal o grupal, principalmente cuando existe patología que hace necesaria la revisión en profundidad de los mecanismos de cambio que se han quedado rígidos. El educador social, encuentra entre estos dos profesionales el respaldo para promover de forma práctica, a través del acompañamiento y la reflexión, nuevos patrones de comportamientos, nuevas formas de situarse ante sí mismo y el mundo desde la acción.

6.- Otro ámbito de trabajo que se señala para el Educador/a Social son las adicciones ¿Qué aporta la Educación Social a las adicciones?

 De lo que acabamos de comentar, el ámbito de las drogodependencias ejemplifica bien lo que queremos decir. Cuando alguien inicia un proceso de desarrollo personal, porque desea vivir sin drogas, recibirá la ayuda de la trabajadora social que pondrá a su disposición todos los recursos socio-sanitarios que faciliten la motivación para el cambio, el tratamiento de desintoxicación y la vuelta al mundo social. El psicólogo abordará los hábitos rígidos de gestión de las emociones, de afrontamiento del estrés y las dificultades cotidianas. El educador social, se planteará acompañar a la persona con problemas de adicción, a empezar los cambios, a situarse junto a ella en nuevos contextos sociales positivos, a promover los cambios sociales y educativos que permita un ajuste creativo sin necesidad de recurrir a las drogas.

 7.- Regresando a la escuela. A pesar que no exista todavía una reglamentación que reconozca y promocione la Educación Social en la Escuela de una manera general, parece que la infancia y la adolescencia se ha convertido en el ámbito donde más se visualiza la labor del Educador/a Social. ¿qué hace la Educación Social en la Infancia y adolescencia?

 Históricamente la educación de familia en los equipos territoriales de riesgo era llevada a cabo por múltiples disciplinas: profesores, trabajadores sociales, pedagogos, etc. Por la naturaleza social de la mayoría de las dificultades, por su tarea fundamentalmente educativa, el ámbito de la infancia se está convirtiendo en paradigmático para la intervención socio-educativa propia del educador social. Los procesos formativos de padres y madres, los grupos de adolescentes que aprenden nuevas estrategias socio-emocionales para manejar los conflictos, el desarrollo personal de padres y madres como elemento de transformación de la tarea parental, son entre otros, nuevos escenarios idóneos para el educador social.

 8.- Finalmente parece que el ámbito de la Justicia está queriendo abrir puertas a la profesión de Educador Social ¿Qué hace la Educación Social en la justicia?

  En cuanto a justicia juvenil, los ES realizan tareas de acompañamiento y supervisión de las tareas reeducativas “impuestas” a los menores infractores por parte del sistema judicial. No importa si la intervención socio-educativa se hace en régimen abierto o cerrado. Los menores con medidas judiciales necesitan de un educador social, que comprendan su situación de sufrimiento actual, su dificultad para iniciar un cambio positivo y sostenido en el tiempo. Un educador social, como un tutor afectivo, como un mentor, que cree en las posibilidades de cambio y superación personal, que se muestra firme pero afectuoso, informal pero estructurado en su intervención, puede ser un “regalo” para un menor que ha perdido la esperanza, que no tiene a nadie que crea en él, en sus fortalezas, en sus recursos personales para alcanzar un desarrollo positivo.

Fuente: http://www.educacionsocialcanarias.org/?p=657

Imagen: http://www.educacionsocialcanarias.org/wp-content/uploads/2014/11/cropped-cg3_060714.jpeg

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