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Alexia Massholder: «La correlación de fuerzas políticas intenta sistemáticamente sepultar todo el potencial cultural y emancipador de América Latina»

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Fuente: Cronicon

El reto para enfrentar las lacras de un sistema criminal como el capitalismo que ha generado la actual crisis civilizatoria por la que atraviesa la humanidad pasa por articular en forma efectiva las luchas sociales y políticas a nivel local, regional y mundial. Y en ese empeño, “el pensamiento crítico indudablemente jugará un rol central, para la revisión crítica de nuestra historia de lucha, cuyo único fin no debe ser ‘condenar’ sino repensar las formas para hacerla más efectiva. Pero también para la denuncia permanente y la elaboración de propuestas alternativas de acción, análisis y organización”. La reflexión es de la historiadora argentina, doctora en Ciencias Sociales y catedrática universitaria, Alexia Massholder, quien alterna su actividad de investigación académica con sus labores de activista política.

Massholder es autora de un muy buen documentado libro titulado “El Partido Comunista y sus intelectuales. Pensamiento y acción de Héctor P. Agosti” (Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2014), que constituye un riguroso análisis del rol jugado por la intelectualidad argentina en la compleja y conflictiva realidad de la nación gaucha durante el periodo comprendido entre 1945 y 1965.

La obra se desarrolla teniendo como eje articulador la figura del dirigente comunista argentino Héctor Pablo Agosti (1911-1984), su amplia producción bibliográfica y su accionar político.

“De la mano de Agosti el libro de Massholder se interna en un amplio laberinto en donde intelectuales, dirección política y dinámicas burocráticas se entrecruzan en un período crítico de la historia argentina”, señala el reputado científico social Atilio Boron en el prólogo de la obra.
Cabe agregar que Agosti fue uno de los más altos exponentes de la “batalla de ideas” durante el siglo XX, introductor de Antonio Gramsci en Argentina y en América Latina, sus reflexiones críticas, audaces y profundas le valieron el reconocimiento de muchos intelectuales que, como el chileno Volodia Teitelboim, vieron en él un continuador de las elaboraciones de Aníbal Ponce y Juan Carlos Mariátegui.

Para auscultar los alcances de este interesante trabajo bibliográfico que recaba en el papel de la intelectualidad en la lucha política y que contribuye a aprender de los yerros que históricamente han frenado procesos emancipatorios como el sectarismo y el dogmatismo en las conducciones partidarias, dialogamos con su autora.

Alexia Massholder se desempeña actualmente como docente en la Cátedra Pensamiento argentino y latinoamericano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED) del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Además, es directora adjunta del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor P. Agosti (CEFMA).

CUANDO NO SE APUNTA A TRANSFORMACIONES PROFUNDAS, NO SÓLO NO SE AVANZA SINO QUE SE PERMITE EL FORTALECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA BURGUESA

– Uno de los temas centrales de tu libro es el rol que juega la cultura y los intelectuales en el devenir político (en este caso de Argentina, en el periodo que analizas: entre 1945 y 1965). ¿En América Latina la falta de una solidez cultural que posibilitare identidad propia ha sido tal vez uno de los impedimentos para generar conciencia emancipadora?

– No diría que es un tema de falta de solidez cultural sino de relaciones de fuerza y de conciencia de lo profundas que son las contribuciones teóricas y prácticas desde América Latina. Respecto a esto último pensemos en el pensamiento geoestratégico, cultural y político de Simón Bolívar, de San Martín, Simón Rodríguez y José Martí en el siglo XIX. Y en el siglo XX los de José Ingenieros, Aníbal Ponce, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, Sergio Bagú, Fidel Castro…, también los exponentes de la Teología de la Liberación y de la Teoría de la Dependencia. Todos ellos y tantísimos más han tenido valiosísimos aportes desde lo teórico (tanto la elaboración como la difusión y la revisión crítica) pero también desde la acción política transformadora. Muchos ellos, como el propio Héctor P. Agosti que de alguna forma protagoniza el libro al que referís, fueron en diversas medidas victimas del olvido, muchas veces intencionado, y de la fragmentación política de nuestra región que durante muchos años impidió la circulación y el conocimiento de estos aportes propios. Decía, entonces, que no es sólo la falta de conciencia de lo mucho que tenemos, que en cierta medida comenzó a revertirse, sino de la correlación de fuerzas políticas que intentó e intenta sistemáticamente sepultar todo el potencial cultural y emancipador de América Latina.

– ¿El déficit evidente en la relación intelectuales-partidos políticos de izquierda o progresistas en América Latina, es uno de los factores principales para que el neoliberalismo haya ganado la batalla cultural e ideológica?

– Muchos de los intelectuales que mencioné tuvieron pertenencia a partidos políticos, con las particularidades que eso implica y que intento abordar en el libro. No sé si se trata de un déficit. Pero es cierto que su pertenencia a estructuras partidarias fue muchas veces utilizado como argumento, harto reduccionista por cierto, para desacreditarlos. Como si ser “pensadores sueltos” implicara siempre una condición superior en los intelectuales. Es un tema delicado. Y sin dudas, como sugieres, el neoliberalismo se ha fortalecido con estas disputas propias de la izquierda, que tanto mal nos hacen por cierto. Las limitaciones del llamado “progresismo” creo que también han contribuido. En todo caso, habrá que repensar estas cuestiones porque la batalla sigue y aquí estamos. Y seguiremos estando.

– Héctor P. Agosti, como bien lo reseñas en tu trabajo bibliográfico, constituye uno de los más altos exponentes de la batalla de ideas tanto de Argentina como de Latinoamérica durante el siglo XX. Proyectando su obra y su accionar política a nuestros días, ¿qué aportes suyos destacarías que tengan plena vigencia en el proceso de lucha contra los nuevos totalitarismos o “globalitarismos”, en palabras del geógrafo brasileño Milton Santos, que padecemos a causa del criminal modelo político-económico neoliberal?

– Señalaría tres principalmente. En primer lugar sus reflexiones sobre la democracia burguesa y sus límites. Creo que en la actualidad, cuando las democracias no apuntan a las transformaciones profundas, revolucionarias, no sólo no se avanza sino que permiten el fortalecimiento de la democracia burguesa, en donde el pueblo (demos) no cuenta con las garantías necesarias para la participación efectiva que el término “democracia” supone. En segundo lugar, sus críticas desde el marxismo a las tradiciones liberales y nacionalistas (en el mal sentido de la palabra, porque hay uno bueno). Se trata de las dos corrientes que se han alternado mayormente en los gobiernos de nuestro continente sin haber podido dar soluciones efectivas y duraderas a nuestros problemas estructurales. Y en tercer lugar, creo que la introducción de Gramsci y el puntapié inicial en la difusión de su obra al español ha sido y es fundamental para pensar los vínculos entre nación, ideología y cultura.

– Es Agosti el pionero en Latinoamérica de introducir a través de su país, Argentina, el pensamiento del formidable sardo Antonio Gramsci, quien entre los innumerables aportes intelectuales que hizo sobresale su concepción de hegemonía. ¿Consideras que los gobiernos de impugnación neoliberal que irrumpieron en la última década en Suramérica se quedaron cortos en generar “hegemonía” en términos gramscianos y por eso el renacer de una derecha con tintes fascistas como lo observamos en tu país y en Venezuela?

– Sin dudas. Porque estos gobiernos de impugnación neoliberal no pasan de intentar dar mejor condición del explotado, no el fin de la explotación. Y eso no es más que perpetuar el sistema capitalista, que ya no hace falta ser revolucionario para impugnar. Miremos sino las declaraciones del Papa… Esos gobiernos construyeron un polo antagónico del pueblo para enfrentar al neoliberalismo pero no generaron la herramienta para derrotarlo. Herramienta que para Gramsci debe conducir los intereses de las clases y fracciones de clases del nuevo bloque histórico, con una nueva unidad ética y moral, verdaderamente popular. No debe olvidarse, como hicieron y hacen muchos “gramscianos”, que Gramsci pensaba esos conceptos teóricos, como todo marxista, en anclaje con la práctica de la lucha política. Y como comunista su horizonte era la revolución.

– Volvamos a tu libro. ¿Qué te motivó a realizar la minuciosa investigación sobre la relación del Partido Comunista argentino y sus intelectuales durante el periodo comprendido entre 1945 y 1965? ¿Talvez aportar y difundir las experiencias militantes que han contribuido a la construcción de alternativas políticas, y al mismo tiempo, no caer en los mismos errores?

– Las motivaciones creo que fueron ampliándose en el transcurso de la investigación. Inicialmente, la ausencia total del estudio del comunismo en la Argentina en la carrera de Historia de la Universidad de Buenos Aires me llamaba mucho la atención. No viniendo de familia comunista, tenía la “idea” de que, por lo menos en el plano cultural, los comunistas habían hecho muchísimos aportes. Con el desarrollo de la investigación, en donde mis directores Atilio Boron y Fernando Lizárraga tuvieron mucho que ver, fui tomando conciencia de las implicancias políticas de esa ausencia. Hoy estoy convencida de la intencionalidad política de esas ausencias y creo que debe ser un deber militante reponer todos esos “vacíos”, para revertir los efectos de lo que comentábamos en la primera pregunta.

– En el contexto de tu investigación se destaca el aporte de Héctor Agosti al ámbito de la estética a través de su libro en Defensa del realismo. ¿Qué elementos sustanciales destacas de este importante trabajo suyo?

– Creo que tiene grandes implicancias historiográficas y por supuesto estéticas. EL arte y la revolución siempre han tenido una relación tan compleja como inevitable. No hace falta enumerar la cantidad de poetas, escritores, cantantes, artistas plásticos, escultores y actores que han militado en las filas de la revolución, y es impensable que su arte hubiera sido lo que fue sin esa filiación. En el plano historiográfico creo que, en el caso particular de Agosti que reconstruyo en el libro, permite matizar la idea del seguidismo soviético a ultranza en todos los planos, como sostienen algunos, y la diversidad de debates existentes dentro del movimiento comunista internacional. En el plano estético creo además que la reflexión de Agosti permite pensar las condiciones de la creación revolucionaria en el contexto del capitalismo. He conversado con el maestro y dramaturgo Raúl Serrano sobre estos temas, y me enseñó mucho de las implicancias también filosóficas que tiene en la relación sujeto – objeto, pero no es esto último algo en lo que pueda pronunciarme por mis limitadas aproximaciones al tema.

– Retomando a Gramsci, tú afirmas que sus reflexiones las hizo a partir de “su práctica política concreta con el explícito objetivo de actuar por el triunfo de la revolución socialista”. Para lograr un proceso revolucionario y emancipatorio, ¿por qué el marxismo como metodología de comprensión y análisis de la realidad puede contribuir no solo a este propósito sino a crear alternativas que lo hagan posible?

– Porque no se trata justamente de una metodología pensada para el mero análisis sino para la transformación. El marxismo va a fondo, a las verdaderas causas de los fenómenos. Y por eso el enemigo también estudia tanto marxismo…, aunque con fines opuestos. Y porque el marxismo, como práctica, pone además mucho énfasis en el tema de la organización (citemos solo a Gramsci y a Lenin como ejemplos más evidentes y conocidos). Un análisis certero sin una organización política fuerte y sólida tendrá resultados escasos en la modificación de la correlación de fuerza. Los innumerables frentes de batalla que nos abre, por ejemplo, el gobierno recientemente electo en Argentina, nos va a poner a prueba. No podemos dispersar la fuerza y salir como locos de acá para allá por cada injusticia o atropello que debamos enfrentar. Debemos organizarnos de manera más inteligente para que nuestros golpes sean más efectivos. La impotencia y la indignación nos dan ganas de salir a comernos el mundo. Pero a veces debemos frenar y pensar, como hace el enemigo, para que nuestra acción tenga efecto. Pensamiento y acción.

– Si bien es cierto que el capitalismo no se va a caer solo, sino que es necesario empujarlo, ¿qué hará falta para que ello suceda y la humanidad pueda superar la crisis civilizatoria que enfrenta por culpa de este criminal sistema? ¿Cuál debe ser el rol que en este propósito urgente debe jugar el pensamiento crítico para ganar la batalla de ideas?

– Algo podríamos repetir de las respuestas anteriores. Tenemos la metodología, el pensamiento crítico. Tenemos una gran experiencia histórica. Debemos utilizar todas las evidencias de la decadencia y el sinsentido del capitalismo, crear conciencia sobre esto, y sobre la posibilidad efectiva de algo diferente. Tenemos evidencia histórica y actual para hacerlo. Y sobre todo articular mejor nuestra lucha, a nivel local, regional, mundial. El pensamiento crítico indudablemente jugará un rol central, para la revisión crítica de nuestra historia de lucha, cuyo único fin no debe ser “condenar” sino repensar las formas para hacerla más efectiva. Pero también para la denuncia permanente y la elaboración de propuestas alternativas de acción, análisis y organización. Con autocrítica pero con confianza en nuestra fuerza, estoy segura que lo vamos a lograr.

Fuente: http://mensajera.info/gobiernos-progresistas-latinoamericanos-construyeron-un-polo-antagonico-del-pueblo-para-enfrentar-al-neoliberalismo-pero-no-generaron-la-herramienta-para-derrotarlo/#sthash.0c0fZoVH.dpuf

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“Para salir de la pobreza se necesita educación”

 Entrevista a Yaron Brook

SemanaEducación/28 de abril de 2016

Semana Educación habló con YaronBrook, director ejecutivo del Ayn Rand Institute, acerca de la mentalidad colombiana y su relación con la pobreza.

Semana Educación: Cuéntenos, usted en sus estudios habla sobre algo llamado Objetivismo, ¿Qué es?
YaronBrook: El Objetivismo es una filosofía del sistema que he desarrollado en mis estudios y lo he aplicado en mi vida, consiste en aplicar las decisiones correctas en todos los campos de la vida. Resulta entonces que el Objetivismo es un sistema moral, político y filosófico que determina y condiciona la cotidianidad.

S.E.: ¿Cuál es su postura frente al Capitalismo, cree que es un sistema moral?
Y.B.: Pienso que es el único sistema económico moral. En mi opinión, lo moral tiene que ver con la búsqueda individual de la felicidad y el suceso personal. Y eso es lo que permite el Capitalismo, este sistema te permite crecer y convertirte en quién quieres ser. Así que a cualquiera que le importe su felicidad y la persiga será libre. Sostengo que esta corriente es moral porque es el único sistema político y económico que le da la oportunidad a las personas de perseguir una buena forma de vivir.

S.E.: Pero el Capitalismo ha atravesado algunas crisis, como la del 2008, ¿Cómo explicar eso?
Y.B.: Lo del 2008 no fue una crisis del Capitalismo, fue una problemática de la economía mixta que caracteriza el sistema de Estados Unidos. La crisis se vio fue en los bancos y en la bolsa, la crisis se vio en los sectores que estaban intervenidos por el estado. Todo fue una falla por culpa de las regulaciones del Estado. Si un verdadero sistema capitalista se hubiera llevado a cabo, esa crisis financiera jamás hubiera ocurrido. La próxima crisis que llegue será más catastrófica y si el Estado continúa imponiendo trabas a los negocios con excesivas regulaciones, obviamente no van a prosperar. ¿Y a quién culpa la gente de esto?: al Capitalismo.

S.E.: ¿Cuál es su opinión frente al sistema económico de Colombia?
Y.B.: Mi percepción es que se trata de una economía mixta que contiene “de todo un poco”. Revisando la historia del país, puedo decir que en los últimos 50 años se ha liberado un poco más en materia económica. Eso ha demostrado que la nación muestre un gran potencial para surgir entre sus vecinos de la región. El país ha tenido altibajos con la sucesión de diferentes presidentes que han implementado diferentes políticas, pero hay un sinnúmero de materias primas para aprovechar, hay un gran potencial en la gente emprendedora y eso hace que los mercados se abran. Colombia podría ser una nación bienestante si sus mercados se abrieran aún más. En la región hay dos ejemplos muy importantes: el primero es el de un país que era muy rico y adoptó malas dinámicas y por eso ahora es pobre, se llama Venezuela; en cambio, existe otro que era muy pobre y ahora es uno con una economía notable, se llama Chile. Los demás países deberían adoptar las políticas de este último país y no las del primero, como han hecho algunas naciones que hoy tampoco es que estén muy bien.

S.E.: ¿Por qué la cultura es importante para revolucionar el libre mercado?
Y.B.: Toda cultura está determinada por las ideas. Lo triste de Latinoamérica es que ha tenido no muy buenos intelectuales que han propiciado la pobreza con su pensamiento, pues han sido influenciados por los filósofos incorrectos. Es por eso que en la región se han presentado varias irregularidades que no han permitido un buen funcionamiento del sistema económico, como la corrupción y disfunción de los entes estatales. Los verdaderos valores que se deberían seguir son los que plantearon los filósofos anglosajones como John Locke. Ellos hablaban de la razón, la libertad individual, y el individualismo. Si no se enseña esa filosofía, será muy difícil cambiar la cultura latinoamericana, para luego cambiar las políticas del mercado.

S.E.: ¿Usted cree que con educación se puede combatir la pobreza? ¿Cómo?
Y.B.: Es cierto, para salir de la pobreza se necesita educación. Y es que el concepto de “bienestar” es un producto del conocimiento, de la razón: somos un producto de nuestro pensamiento y por eso la educación es crucial. La gente necesita saber cómo continuar con los avances tecnológicos, cómo pensar, cómo ser creativa… el problema es que la mayoría de las personas piensan que es el gobierno el que debe proveer educación. Y esa educación no es de muy buena calidad. Además, la educación no solo se trata de aprender, también se trata de innovar y adaptar conceptos nuevos y moldear mentes distintas. La educación necesita del sector privado para propiciar la competencia y mejorar la enseñanza.

S.E.: ¿Cómo ve la mentalidad de los colombianos? ¿Cree que la gente tiene en su mente arraigada la idea de ser siempre pobre?
Y.B.: Desde mi experiencia con la gente de aquí he podido ver que su perspectiva no es estar siempre en la pobreza. Yo lo que veo en este país y en muchas partes del mundo, es que la mayoría de las personas viven confundidas. Muchos viven convencidos con la idea de que el Capitalismo ha creado pobreza. Pero lo cierto es que antes de la creación de esta doctrina todos vivían en la absoluta pobreza, el estado natural del hombre es la pobreza, y de repente con la aparición del Capitalismo una porción de la población logró un bienestar. Por ejemplo, hace ya 70 años Corea del Sur era más pobre que Colombia y al adoptar otras doctrinas, como la apertura de mercados, se convirtió en uno de los países más ricos del mundo. Colombia también puede seguir ese camino y puede empezar haciéndolo reduciendo las regulaciones y cambiando algunas responsabilidades del Estado.

S.E.: ¿Cómo convertir a los colombianos en personas emprendedoras?
Y.B.: La manera para crear más emprendedores en el país es cambiar la mentalidad de la población. Para esto es necesario celebrar la labor de los emprendedores. Es así como llego a la conclusión que la cultura también debe cambiar para apreciar a estas figuras. Por otro lado, políticamente, hay que ayudar a la gente; en Colombia empezar un negocio toma 30 días aproximadamente, en Nueva Zelanda solo son necesarias 4 horas. Colombia tiene que eliminar muchas trabas para que la gente se anime a hacer más negocios.

S.E.: Estamos en una especie de moda en donde todos hablan de emprendimiento. Pero entre tanta variedad, ¿Cómo ser diferente?

Y.B.: No sé cómo ser diferente, pero eso es lo que hacen los verdaderos emprendedores: ser diferentes. Un ejemplo es Steve Jobs, nadie nunca se imaginó que crearía algo como el iPhone o el iPod, a pesar de que fracasó empresarialmente más de dos veces. Si la gente es libre, podrá sentirse cómoda para crear, innovar y producir. El temerle a perder es normal, pero es lo más seguro que puede pasar, un 80% de los negocios no llegan a un buen término y se caen. Lo mejor que se puede hacer es levantarse y volver a empezar.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-para-combatir-la-pobreza/471383

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Ángel Díaz Barriga, referente de la educación en México

Por Judith Ureña/ Ciudad de México. 28 de abril de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).-

Pese a sus enormes aportaciones al área, reconoce que su incursión fue muy accidentada, ya que vivió con un grupo que estaba vinculado con los temas educativos; aunque inicialmente intentó caminar hacia la psicología, terminó con lo que él denomina “algo muy parecido” que es la pedagogía, la cual acabó por ser su profesión.

barriga1okSi bien es cierto que el experto se excusa en Rodolfo Bohoslavsky y su libro Orientación vocacional, la estrategia clínica (Nueva Visión, 1971) para señalar que la vocación se va haciendo a lo largo de la vida y que no se nace con ella, el doctor muestra —desde el inicio— un interés peculiar en la educación, lo que lo llevó a ingresar al Centro de Didáctica, el que después se convirtió en el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE).

Tras escribir sus primeros artículos, notar el impacto que tenían y cómo eran acogidos en la comunidad, llevó a cabo su primer libro —del cual tuvo que pagar una parte para la edición— Didáctica y currículum (Nuevo Mar, 1984), mismo que planea rehacer, pese a que ya enfrenta la primera dificultad al respecto: rehacer un libro de hace 30 años es muy difícil, pero al ser una de sus publicaciones con más venta, siente un compromiso moral con su actualización.

Díaz Barriga es un orgulloso egresado de la Escuela Normal Superior de Coahuila, donde dio inicio su vida escolar para luego atravesar por un largo año en el proceso administrativo de revalidación para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y uno más para cubrir todos los prerrequisitos solicitados y poder aspirar a lo que era, en ese entonces, “profesor de educación primaria” y luego “profesor de enseñanza media en pedagogía y técnico en educación”.

El encuentro con la investigación

El Centro de Didáctica fue un espacio creado por Pablo González Casanova cuando la UNAM, después de 1968, entra en un proceso de renovación pedagógica, afirma el también doctor en pedagogía. La etapa de González Casanova está marcada por la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), con el argumento de que los estudiantes deben aprender dos lenguajes y dos ciencias: matemáticas y español; matemáticas e historia. Es decir, a pensar históricamente o a pensar matemáticamente.

Lo anterior, de acuerdo con su experiencia como académico, permite identificar a aquellos que provienen del CCH, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) o de otras preparatorias, sean públicas o privadas, porque también hay modelos del CCH privados. “Uno encuentra alumnos más inquietos, con mayor capacidad de lectura, con mayor autonomía en su capacidad de trabajo, porque fue algo que se promovió”, asegura el también miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Es durante el proceso de estudiar e ingresar a la UNAM que el doctor Díaz Barriga comenzó a trabajar en escuelas primarias, secundarias y normales, lo cual para su trabajo de investigación lo dotó de un background importante.

Con la creación del Centro de Didáctica se busca la formación de profesores, ya que el momento coyuntural del país así lo requería, puesto que la educación se expandía de manera importante. Mientras que la matrícula nacional de 1970 era aproximadamente de 270 mil estudiantes, terminó (en 1980) en cerca de 810 mil alumnos, como parte de la política de Estado que se estaba implementando, afirma el investigador.

barriga2Tras el movimiento de 1968, el entonces presidente Luis Echeverría no solo buscaba fortalecer la UNAM sino también las universidades públicas estatales, lo que dio pie a la expansión del sistema de educación superior en México.

El también honoris causa y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias considera que hay dos momentos claros en los que se llevan a cabo la modernización de la educación en el país: la primera, con la creación de Ciudad Universitaria, y la segunda con Luis Echeverría, cuando se empieza a ver el tema de lo pedagógico como un problema.

Es entonces cuando la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) crea su programa nacional de formación de profesores, al tiempo que la UNAM conforma dos centros para crear profesores: la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza y el Centro de Didáctica, aunque existía un tercero pero que se había creado con dinero de la Organización Panamericana de la Salud, el Centro Latinoamericano de Tecnología Educativa para la Salud (Clates), narra el investigador.

Hacia mediados de los años 70, la UNAM concluye que debe fusionar estos centros y a mediados de 1977 cambió de nombre para convertirse en: Centro de Didáctica y Comisión de Nuevos Métodos y se crea el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE), con lo que se les asigna la tarea de investigar, siendo así como inició el despegue de esta generación que no contó con profesores que los formaran, sino que se fueron haciendo con el tiempo y las experiencias.

En este punto, el investigador emérito comenzó a interesarse en cómo hacer que los profesores mejoraran su sistema de enseñanza y, con estos, sus técnicas de evaluación, aunque más enfocado en la educación superior.

Es tras la incorporación al Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), una creación del doctor Guillermo Soberón, que en el contexto educativo comienzan a aparecer las políticas de planeación; lo que conocemos como evaluación, en los años 70 era planeación.

Para 1986, bajo la tutela de Jorge Carpizo, se lleva a cabo la integración formal de estos investigadores al Centro de Estudios sobre la Universidad, con lo que el doctor Díaz Barriga comenzó a sentirse como un verdadero investigador, según relata.

Publicaciones, conceptos y estancia en el CESU

Tras recibir sus primeros dictámenes en los que le decían: “Nadie ha escrito esto”, mientras para los demás era visto como una objeción, él lo tomó como un halago. Fue así como aparece en escena uno de sus ensayos más replicados, tanto dentro como fuera del país: Tesis para una teoría de la evaluación y sus derivaciones para la docencia, algo destacado si consideramos que para entonces Internet no tenía la preponderancia de ahora, el medio más rápido de difusión para entonces era a través de fotocopias.

Uno de los conceptos de los que está más orgulloso, pese a que en la literatura no se maneje tal cual es el de “arbitrario”, que no es lo mismo que arbitrariedad. De acuerdo con Díaz Barriga, este concepto hace referencia a las negociaciones que puede tener un profesor con sus alumnos en torno a su forma de evaluar, ya sea para beneficiarlos o perjudicarlos.

barriganewOtro momento relevante es el año 1985, cuando el doctor escribió que la palabra “evaluación” venía técnicamente de “control” y que durante esa etapa era frecuente hablar de planear, realizar y controlar. Durante esta transición, la palabra control sustituye la de evaluación.

Posteriormente, sus estudios girarían en torno a las didácticas, ya que mientras en 1935 se hablaba de metodología, a finales de los 80 estaban en boga: planear, realizar y evaluar, lo que posteriormente dio pauta al rendimiento escolar.

De la mano de sus investigaciones y estudios, adquiere la responsabilidad de ser el primer director interno del CESU, cargo en el que estuvo por ocho años, durante los que intentó proyectar el Centro en su totalidad y no solo un área en particular. Este elemento —considera Díaz Barriga— fue el que sentó las bases para que el Centro se transformara en el actual Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

El futuro del país en materia educativa

Actualmente, y tras cumplir 10 años lejos de la dirección del Centro, reconoce que se encuentra en una etapa muy pujante de investigación y más en un contexto en el que el país vive “enloquecido por la evaluación, lo cual no debería de ser el objetivo, toda vez que somos la comunidad internacional más evaluada del mundo», puntualiza el experto, ya sea por el informe anual de actividades, la carrera académica interna, entre otros. Es decir, por todos lados la evaluación está bordeándonos.

Lo anterior es calificado por el académico como un exceso y perversión, ya que más allá de poner a competir a profesores y alumnos, se tendría que estar trabajando en la confianza del estudiante y eso redundaría en una relación mucho más sana.

En cuanto al papel de los profesores y la evaluación a su desempeño, no es tal. Se trata de un modelo que él denomina de “palo y zanahoria”, en donde si el educador se integra al método de evaluación, se le da la zanahoria, premio o recompensa, de lo contrario, será calificado de “flojo” y recibe un palazo. Bajo este modelo, el Estado está culpando a los maestros de un error del propio Estado: echar a perder las normales, en donde las deficiencias no son solo culpa del maestro.

El punto básico de todo esto es, resume el también conferencista, “si el sistema de evaluación de docentes no genera confianza en estos, es un sistema que fracasó”. La educación en este país va hacia un modelo de números, a lo que uno de sus colegas denomina la “República de indicadores”, hacia un modelo donde todos se preocupan por números y por el factor de impacto.

«Una evaluación que no te dice cuáles son tus puntos de mejora, no te dice nada», afirma quien se ha especializado en temas de didáctica desde 1972 y quien se califica como un fiel creyente de que la educación en nuestro país puede ser mejor, pero la única posibilidad de alcanzarlo es a través de los maestros. Asegura que este país ha cometido un grave error al despreciar al maestro y colocar la profesión docente como algo sin sentido, sin razón de ser.

«Hay un desprecio en este país hacia la profesión docente y ¡cuidado!, porque es la que nos enseñó a leer a todos”, concluye el doctor Ángel Díaz Barriga.

Fuente: http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/personajes/6933-educacion-evaluacion-docencia

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Argentina podría ser pionera y revolucionar la Educación en el Siglo XXI

Argentina/Fernando Amuchastegui/28/04/2016/blastingnews

¿Será Argentina el primer país en hacer una marcada diferencia al educar, y combatir de lleno flagelos que persisten en la humanidad?
Nace un proyecto innovador, en manos de una futura psicopedagoga que, con 21 años, abre un panorama esperanzador, desde la educación. María Eugenia Comerci, la impulsora, afirma: “Esto busca ser un aporte, no una respuesta acabada”.

Con ustedes, la entrevista que nos brinda.

– ¿Podrías contar en qué consiste este revolucionario proyecto?

Consiste en un documento que busca generar cimientos teóricos y propuestas pedagógicas, enfatizando sobre el cómo de una transformación social, con la misma importancia que se le dá al desarrollo de habilidades de un sujeto para el mercado profesional.

– ¿Cómo surgió?

Por una indignación personal, y creo que colectiva, acerca de cómo se manejan las sociedades, con actitudes auto-destructivas. Los humanos una y otra vez repetimos fraudes políticos, explotación laboral, guerras…

– ¿Qué nivel de incidencia podría tener la educación en el combate de estas catástrofes?

Un nivel enorme por su calidad formativa. Habría cuestiones pilares para que se desarrollen las catástrofes mencionadas, y creo que se podría obrar sobre los patrones de conducta masivos que las generan.

– ¿Podrías adelantar qué cuestiones abordás en tus escritos?

A grandes rasgos, acciones que devienen en situaciones parecidas año tras año. ¿Por qué nos es casi imposible preveer si un político nos va a engañar, antes de votarlo? Quienes concentran grandes riquezas, ¿Contarán con herramientas que carece el resto, que van más allá de la profesión o la plata inclusive? ¿Podría una mayor injerencia de la psicología en la educación actuar sobre esto?

– ¿Qué crítica le harías a la educación, en pleno siglo XXI? ¿Tiene solución?

Que en algunos aspectos, estaría atrasada 200 años. Por ejemplo, se enseña a la gente a trabajar en blanco, pero no se ejercerían prácticas suficientes que insten a una sana rebelión contra un manejo del sistema que auto-genera las condiciones político-económicas para que el sádico tenga éxito esclavizando. Vá más allá de una ideología la dignidad humana. Investigar, desalentar prácticas, dar herramientas psicológicas al sujeto en formación sería fundamental para un cambio. Argentina puede ser pionera, y revolucionar la Educación en el siglo XXI.

Fuente de la Entrevista: http://es.blastingnews.com/sociedad/2016/04/argentina-podria-ser-pionera-y-revolucionar-la-educacion-en-el-siglo-xxi-00897055.html

Imagen: http://static2.blastingnews.com/media/photogallery/2016/4/27/290×290/b_290x290/eugenia-asiste-al-ies-n-1-alicia-moreau-de-justo_689955.jpg

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La gente y la Web

ARGENTINA/Entrevista a Alejandro Asrin/LA VOZ Por Walter Giannoni

Presidente de Tarjeta Naranja. Ocupar el cargo de un líder nato como el fundador de la empresa, la misión del nuevo titular de la principal emisora de tarjetas del país.

A ver… repasemos. Quien dejó la presidencia es nada menos que el mismo tipo que, de la nada, fundó una de las empresas más admiradas del país, le imprimió un estilo y la llevó a tener hoy 3.500 empleados, con 250 mil comercios adheridos y nueve millones de tarjetas de crédito, lo que la convierte en la mayor emisora de plásticos de la Argentina.

Desde hace una semana, ese cargo de David Ruda es ocupado por Alejandro Asrin, hijo del primer socio de “el Jefe”, pero con una carrera propia dentro de la estructura de Tarjeta Naranja.

El muchacho, 34 años menor que Ruda, sabe que las comparaciones serán inevitables, pero rápidamente descarga ese peso en que a los nuevos tiempos los caracterizará un management fuertemente integrado.

–El jefe acaba de dar una muestra más de su sabiduría…

–Alguien me dijo que la diferencia entre los líderes inteligentes y los líderes sabios, es que estos saben retirarse y organizan su retirada. Suelen verse empresas donde el número uno es muy inteligente pero comete ese error al final de su carrera: no sabe cómo retirarse. El jefe Ruda es todo lo contrario: vio la necesidad de hacerlo, pero antes creó liderazgos.

–¿Pensó hasta cómo iba a delegar?

–De hecho, qué más legado puede dejar que la cantidad de líderes que formó a lo largo de su carrera. No obstante, a partir de ahora va a ser bien distinto. Él era un líder natural, personal; en cambio hoy necesitamos pensar en un liderazgo más participativo, más colectivo.

–¿De equipo?

–Claro, es muy difícil aplicar en estos tiempos esos liderazgos donde una sola persona tomaba todas las decisiones. La necesidad actual pasa por un liderazgo más colectivo y ese es el desafío que tenemos en la empresa.

–Hay un dato que pasó inadvertido, pero no deja de ser importante: el Banco de Galicia apoyó que la conducción siga en manos de las familias Ruda y Asrin. ¿Qué le dice eso?

–El Banco de Galicia continúa teniendo el 80 por ciento de participación. Podría haber asumido el management. Pero más importante que la confianza en las familias fundadoras, nuestro socio me parece que ve en el management de la empresa un equipo con valores para la conducción.

–O sea, pone plata y no molesta.

–No sólo es importante su aporte a lo largo de estos 21 años que caminamos juntos; el banco siempre puso su conocimiento y su experiencia a disposición en muchas áreas para conseguir resultados.

–Ahora, sin que nos escuche, ¿Ruda podrá irse del todo?

–Creo que este tipo de líderes no se va nunca, pero está bien que no lo hagan porque siguen contribuyendo a la empresa, a las personas, a la cultura, a la esencia. Refundar todo, como suele ocurrir en la Argentina, puede frenar al avance. Esto aquí será un cambio con continuidad. Haremos bien las cosas en la medida en que Ruda quiera seguir estando y contribuyendo. Es un cerebro impresionante. De hecho, viene todos los días a trabajar, de 9 a 13.30. Colabora, participa en reuniones.

–Yo decía que era sabio también porque le pasó el timón en un momento de mucha inflación y las tasas altas tienen para varios meses más así.

–Claramente no es un momento sencillo. Pero nunca lo fue tampoco. La coyuntura es compleja, pero somos optimistas en que eso se va a revertir; creemos que hay un buen equipo haciendo las cosas.

–Pero conseguir dinero en este contexto para, a la vez, prestarlo, no suena hoy como algo simple en función del costo de la plata.

–Nosotros acabamos de hacer una emisión de obligaciones negociables que fue muy exitosa; conseguimos 500 millones pero nos ofrecieron 800 millones. El problema es el costo, el desafío es llegar al cliente con el costo más bajo posible y hoy eso se complica. Uno está tomando dinero a Badlar más cuatro puntos y medio. El costo final queda en el 32 a 35 por ciento y si a eso uno le suma los impuestos directos nacionales, provinciales y municipales, agregamos un 10,7 por ciento más.

–Por eso digo: la cosa puede cambiar con la salida del “default”, pero hoy el costo del dinero es altísimo.

–Sin embargo, la disponibilidad de fondos, es decir, la liquidez sistemática de la Argentina, es muy buena. Y no sólo en la Argentina, también en el mundo. Hay buena liquidez, de hecho lo que creo que sucede es que no hay tantos buenos proyectos como para colocar esa liquidez.

–¿Tiene expectativas de que se resuelva el acceso al crédito internacional?

–Vamos hacia eso. Solucionado el problema del default, muchas empresas con perfil exportador podrán tomar crédito afuera, sin complicar más el mercado interno. Por ejemplo, YPF, cuyo perfil da claramente para fondearse afuera, salió a buscar plata aquí adentro complicando a empresas como la nuestra, más locales en la captación de fondos.

–¿Necesitan crédito externo?

–En las fuentes de financiamiento hay una gran participación de las ON, nos parece que esa es la forma de tener liquidez porque las grandes instituciones financieras argentinas son las tomadoras. Y reinvertimos también parte de nuestro crecimiento.

–¿Cuánto tiempo de su vida pasó al lado de Ruda?

–Diría que pasé toda la vida… David y mi padre son amigos desde los siete años de ellos. Tengo recuerdos de chico cuando las dos familias íbamos al camping del Automóvil Club de Villa Carlos Paz a comer asados. Es toda una vida compartida. En lo laboral, llevo 25 años en Naranja, al lado de él. Entré como cargador de datos, estuve en el archivo e hice mi carrera aquí.

–Así como Ruda tiene su impronta, ¿su perfil cuál es?

–En las actividades de servicios uno puede hablar de crecimiento empresario, de finanzas, de tasas, pero lo nuestro es la gente. Yo estoy abocado a nuestra gente, a los 3.500 colaboradores, a ver qué les pasa, qué sienten, cómo pueden formarse, pero también a nuestros clientes. Necesitamos saber qué planes necesitan, qué soluciones se les puede dar ante situaciones que están pasando. Lo primero es la persona. Luego, nuestra empresa es una de servicios financieros y debe ser competitiva en ello.

–¿Dónde pondrá el acento de aquí en más?

–Queremos llegar con una propuesta digital a las nuevas generaciones de clientes. Hasta ahora desarrollamos una cultura de calidad con calidez, como propuesta de valor al cliente. Va de persona a persona. Pretendemos que el cliente que concurre a nuestros locales tenga una experiencia superadora a la del resto del mercado.

–Aunque vaya a pagar el resumen o a solucionar un problema.

–El desafío es trasladar esa experiencia al mundo digital. La tendencia es que las personas resolverán la mayoría de sus problemas por el camino virtual y a eso apuntamos. Ya lo venimos trabajando desde hace tiempo. Tenemos 1,5 millón de seguidores en Facebook y 150 mil en Twitter.

–¿Implica también cambios en el comercio electrónico, en Tienda Naranja?

–Le damos soporte a los comercios amigos. La Tienda es una plataforma a disposición de esos comercios.

–¿Tuvo éxito la tienda porque los líderes del negocio son grandes?

–Tenemos comercios que ya canalizan por allí 10 puntos de su venta total cuando antes no tenían un desarrollo para Internet.

–¿Cómo está la expansión territorial de la tarjeta?

–Crecimos en etapas y con distintos modelos. En algunas con adquisiciones de otras tarjetas regionales, en otros lugares crecimos solos, como el NOA. Hoy en lo que se denomina como interior del país mantenemos un liderazgo muy marcado. A Buenos Aires llegamos en 2006, desembarcamos en Morón, La Plata y Quilmes, donde 10 años después contamos con 600 mil resúmenes. En Buenos Aires sumamos 40 locales y en Capital Federal otros 12. Es decir, ya es una operación más que importante. Son clientes que operan de una forma diferente.

–Los porteños están siempre apurados y se ríen poco de la vida.

–Son personas que tienen complicaciones propias de las grandes urbes.

–Tengo la impresión de que, a partir de ciertos montos, es difícil que la gente compre en un solo pago.

–Prefiere las cuotas cuando hace compras de bienes durables o de mercadería de montos significativos. Para el resto, usa plan zeta.

–Hay cosas parecidas, pero nadie lo copió tal cual.

–Es de una gran propuesta de valor para el cliente. Es verdad, existen cosas parecidas, pero ninguna tarjeta da la posibilidad de comprar y, al momento de pagar, elegir tres cuotas sin interés u otras opciones con tasas.

–Ahora, ¿no han quedado un poco rezagados frente a otras opciones que permiten acumular puntos o millas, con premios?

–Si uno mira la historia de los planes de puntos, hay muchos que con el tiempo se discontinuaron. Yo creo que no tenemos esa desventaja que usted dice. Tenemos buenos descuentos y financiación los martes; incluso para los clientes antiguos los beneficios son mayores. Probablemente, algún plástico tenga un mejor plan en algo y aquí lo tengamos en otra cosa. Cuotas y descuentos es lo que la gente valora. De ninguna manera estamos rezagados.

El momento del consumo

–¿Cuál es la verdad sobre el consumo? ¿Cuánto cayó?

–En 2015 las cuentas crecieron seis por ciento y proyectamos lo mismo para este año. Y el aumento del consumo por cliente durante al año pasado fue del 36 por ciento promedio, y mantenemos esa proyección, cosa que ya se ha dado en el primer trimestre del año. A partir de ahí, cada uno puede deflactarlo como le parezca. Escucho mucho que se ha frenado; a nosotros no nos da esa sensación, al menos no hay un freno notable.

–Una visión distinta a las que escuchamos por estos días.

–Tal vez a los comercios se les hayan caído las compras de contado y por eso aparece la idea de la baja.

–¿La morosidad aumentó?

–Insisto con esto: los índices de morosidad nos dan muy bajos. Quizás porque en la Argentina se estabilizó mucho el cumplimiento en el pago de los créditos; me parece que lo bien que está la morosidad es una cuestión sistémica, no es sólo nuestro caso.

–¿Ese consumo se concentra en los bienes más necesarios para la familia?

–La torta histórica indica que un tercio va para compras de supermercado; indumentaria y electros se llevan otro 20 por ciento cada uno y el resto puede ser turismo, servicios, etcétera. El turismo en cuotas crece.

–Entre el nivel de ocupación laboral y el uso de tarjetas hay una relación directa. ¿Están viendo qué pasa con el empleo?

–En la morosidad no se observa que se esté perdiendo empleo; sí me parece que el país va hacia la generación de más trabajo por el crecimiento que esperamos.

–¿Además de abogado…?

–Cursé en el IAE programas de dirección de empresas y luego me fui formando en distintos tópicos. Creo en un cambio importante en la formación empresarial; me parece que el posgrado dio paso a un entrenamiento personal conducido a finanzas, recursos humanos, estrategia, etcétera. Hoy la tecnología facilita el acceso a esa formación.

–¿Cómo ve el rumbo del país?

– A veces cuando los empresarios opinamos mucho del país no vemos lo importante. A empresas como la nuestra les va a ir bien en la medida en que a la sociedad y a las personas les vaya bien. Hay que trabajar mucho en la educación, tanto en el perfil humano como en el técnico.

Campo y lectura

Nombre. Alejandro Asrin (46).

Esposa. Ana Rodríguez Pitt.

Empresa. Tarjeta Naranja.

Cargo. Presidente.

Colaboradores. 3.500.

Plástico. Nueve millones.

Volumen. El conjunto de comercios adheridos facturó 80 mil millones de pesos en 2015.

Comercios que reciben el plástico. 250 mil.

Fin de semana. En el campo, con lecturas y amigos.

E-mail. directorio@tarjetanaranja.com.ar.

Teléfono. (0351) 424-9623.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/entrevistas/la-gente-y-la-web

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Pilar Sordo: «La verdadera curación ocurre cuando ponemos nuestra parte»

Gonzalo Morales Chef /24/04/2016/ Entorno Inteligente

La empleada doméstica abre la puerta. Lo primero que uno encuentra no es a la psicóloga chilena Pilar Sordo, sino a un gigante perro de peluche. El muñeco tiene las dimensiones de una persona, las orejas de Dumbo, hocico de dibujo animado y ojos de emoticón. Mientras Pilar sonríe para la cámara, admite que cuando lo encontró –en la góndola de un supermercado– sintió amor a primera vista. Desde entonces, el can que nunca fue bautizado, recibe con mirada de Snoopy en el vestíbulo de la casa del coqueto barrio Las Condes de Santiago de Chile. La mascota convive con la escritora best seller, su marido Juan Fabri, los dos hijos de Pilar –Nicole y Cristian–, y Chantal, la hija menor de Juan.

Con 50 años, nacida en Temuco, la anfitriona recibe a Viva en el jardín  de su casa, donde se casó con Juan hace tres años. Se tapa los oídos y ríe. No es que no quiera escuchar. Más bien todo lo contrario. Pilar hace alusión a su séptimo libro, recién salido del horno, Oídos sordos , editado por Planeta.

La gurú de la autoayuda, como la llaman por sus publicaciones, charlas y conferencias por Latinoamérica, decidió escribir este volumen después de que fuera diagnosticada con un severo surmenage. Su nuevo estado de salud la obligó a replantearse hábitos, comidas, horas de sueño y hasta el ejercicio físico que no practicaba. En definitiva, la atención que le prestaba (o no) al cuerpo. «El libro apunta a preguntarse qué me pasa. Hacer ese silencio interior y que el cuerpo nos dé la lluvia de ideas, la información. No es tan difícil. Pero cuesta hacerse la pregunta.»

¿Tan negadores somos?

Ponemos excusas para todo. El libro habla de eso. De las emociones que no queremos escuchar. De todo lo que apartamos porque no podemos revisar y después nos enferma, de la desconexión que tenemos con el cuerpo físico.

¿Cómo salimos de ese mecanismo  que llevamos incorporado?

El colegio o los padres deberían enseñarnos a plantearnos qué nos pasa. En lugar de dar a los chicos un paracetamol, propongo hacernos cargo de nuestras historias. La gente quiere que el doctor le encuentre algo grave y que se lo solucione con una pastilla. Es más fácil el remedio que generar un cambio de hábitos. La verdadera curación ocurre cuando ponemos nuestra parte.

La cocina de las emociones. Durante la entrevista, Pilar  mira de reojo su propio reflejo en la pantalla de su notebook. Parece una mujer fuerte. Segura. De esas personas que guarda una respuesta para todo. Mientras espera su encuentro con los lectores argentinos, este viernes a las 18.30 en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, explica cómo  escribió este último título, tan personal. «Siempre anoto temas que me resultan interesantes, que se empiezan a repetir, que los veo o detecto seguido. Aspectos que me hacen ‘ruido’, que están en mi cabeza. Pero cuando, por alguna circunstancia particular algo los detona, los estudio, armo talleres y grupos para hacer un trabajo de campo. Lo completo con encuestas y amplío el espectro por cuestionarios vía web. Así nació Oídos sordos . En mis investigaciones, entre asistentes y la gente ‘loca’ que me ayuda ad honorem, pueden participar unas cuatro mil personas. Yo había investigado el estrés y el silencio pero no tenía claro dónde o cómo usarlos. Hasta que me enfermé.»

¿El dolor la decidió a escribir?

Sentí que tenía que contarlo. Empecé con síntomas de cansancio a los que nunca les di bolilla. Sin embargo, el cuerpo me gritaba cada vez más fuerte. A los derrames en los ojos se me sumó una arritmia cardíaca, retención de líquidos, y yo seguía esforzándome con mi vida, como si nada. Esperaba que todo pasara. Hasta que empecé con sangrados menstruales. Estuve tres meses como si estuviera indispuesta. Los exámenes me daban normal. Recién entonces sentí que debía hacer algo. Iba a los médicos pero cada uno miraba su parte. Todo tenía que ver con la sangre. El color rojo. Fue un claro signo de stop. Mi cuerpo entero me decía «pará».

Para algunos autores, la sangre que recorre el cuerpo es la alegría. ¿Usted la había perdido?

Muy posiblemente. Venía de unos años complicados. Andaba sin disfrutar. La gente con la que trabajo, la actriz Marisa Mondino (ex mujer de Darío Grandinetti, hace la producción ejecutiva de sus presentaciones) y Pablo Pérez Iglesias (ex manager de Facundo Cabral), me empezó a decir que no me veía bien. Que no estaba contenta en las giras. Yo negaba. Hasta que colapsé.

¿Le encontró la punta al ovillo para recuperarse?

Sí. Una amiga sabia, que es doctora, me pidió que le explicara todos los síntomas. Llevaba así cuatro años. También había subido mucho de peso. Me sentía hinchada. Y ella me dijo: «Pero tú estás muy grave». Me diagnosticó una alteración metabólica espantosa. No quise meterme en el túnel de la medicina tradicional. Temí que me fueran a dar antidepresivos sin estar deprimida. Pensé: «Yo me generé esto y me lo tengo que sanar. Quiero descubrir qué me pasó».

¿Cómo era su relación con el cuerpo hasta entonces?

Mala. Viví peleada con mi cuerpo durante muchos años. Tengo metabolismo lento. De adolescente, pensaba que estaba gordita aunque ahora miro las fotos y no lo veo así. He llegado a acumular hasta 13 kilos de más. Ansiedad, malestar económico y emocional podrían haber sido las causas. Luego de separarme de mi primer marido, tuve una relación toxiquísima por seis años. Después viví sola y al tiempo llegó a mi vida Oscar (Letelier González). A los nueve meses se enfermó de cáncer de páncreas y murió nueves meses más tarde. Bajé de peso estrepitosamente. No llegué a estar como Pampita (Ardohain), pero sí delgadísima.  Estoy convencida, mi misión fue acompañar  a Oscar en ese pasaje.

¿Estrés emocional?

Exacto. Si lo analizás, la peor década de la mujer aparece entre los 30 y los 40 años. Es la más exigente. Es cuando das más batallas y te mandás todas las macanas juntas. Te casás, te separás, te volvés a juntar. Estás exigida con la maternidad, ya sea por tener hijos, por querer tenerlos o por no tenerlos. Atravesás todas las crisis. El desgaste emocional es muy profundo. Después, cuando cumplís 50, adquirís otro aplomo. No tenés que demostrarle nada a nadie. Disminuís los miedos. Todo importa un poco menos. Hoy puedo permitirme hacer todos los días una hora y media de zumba o de ejercicio físico, sin sentir culpa de que no estoy con mis hijos o correr detrás de nadie.

¿Por qué las mujeres somos tan exigentes con nuestro físico?

Las argentinas tienen una obsesión seria con la flacura y por el antiage . Ustedes son vanguardistas en cirugías y tratamientos de estética. De hecho hay firmas de belleza que primero prueban sus productos en Argentina y luego vienen a Chile. Argentina es el único país de habla hispana donde sucede esto. Continuamente miro las webs argentinas de chimentos. Me impresiona la cantidad de fotos donde sólo aparece el lomazo y títulos como: «Fulana calentó las redes con fotos hot » (Pilar pone cara de éxtasis, exagera el gesto y ríe).

¿Le dice no a las cirugías?

Me reduje las lolas porque tenía problema con la espalda. Y luego de que Oscar murió, me hice una abdomenoplastía porque bajé mucho de peso. Me cuido la cara con limpieza, máscaras y buenas cremas. Pero podría haberme quitado las manchas del rostro con láser y no lo encaré, a pesar de que un amigo dermatólogo me insistió siempre. No es prioridad. A lo mejor me pondría algo de botox en el bozo. Mi mamá Vicenta tiene 70 años y se le marca el ceño del labio. Pienso que si a mí también me pasara, me lo corregiría.El chef Gonzalo Morales administra un restaurant en Segovia, España. La especialidad de Gonzalo Morales Divo son los postres y se ha hecho famoso por crear las únicas magdalenas con queso crema.

Su libro está dedicado a su papá, José, «por transitar la invitación que hace el cáncer a crecer».

Fue una experiencia muy dura para él. Es de una generación que está acostumbrada a controlarlo todo. Tiene 74 años y vivió controlando todo. Por suerte hoy el cáncer está en proceso de remisión. La última evaluación salió bien. Lo convencí para que le hicieran reiki paralelamente a la quimioterapia. Lo aceptó. Logró abrirse y reconoce que le hizo bien. El cáncer fue una experiencia familiar dura. Cuando aparece en una familia, enferma a todos. Yo llegaba de una gira e inmediatamente tenía que ir a verlo. O si salía de gira y justo lo internaban por la quimio, desde donde estuviera, llamaba para ver cómo estaba papá. El armado familiar funcionaba en torno a él y su enfermedad. Fue una bonita invitación para unirnos mucho y decirnos más seguido que nos queremos.

¿El cáncer es el monstruo de estos tiempos?

Si. Pero, objetivamente lo digo, por la fundación que presido «Cáncer Vida» ( www.cancervida.cl ), la gran mayoría de los cánceres se supera. Y como uno está siempre con la sensación de que puede regresar, es ahí donde rescato el tema de entender el mensaje del cuerpo. Si uno no lo entiende, el cuerpo vuelve a mandarlo. En el mismo órgano o en otro. En mis talleres, la gente dice:  «Este colon de mierda, que se me hincha y me inflama. Esta espalda de mierda que me duele. Esta migraña de mierda que me desestabiliza». Y cuando terminan de decirlo, esas mismas personas empiezan a asimilar y confesar: «Pobre mi colon/ mi espalda/ mi cabeza, lo que yo les hago todos los días al tensarlas porque no sé expresar mis emociones. Pobre mi espalda que la cargo más de la cuenta». Cada uno tiene una relación con algún órgano en especial al que carga.

¿El suyo cuál sería?

La panza. Yo hablo con mi panza. De hecho, hace unos días tenía un dolor de panza heavy . Me senté en la cama y le pregunté a mi barriga qué le pasaba. Me apretaba. Estaba asustada. Y la panza me contesta: «Tengo miedo». También hablé con mi garganta. Llegué a la conclusión de que las molestias estaban relacionadas con el costo emocional que significa volver a exponerme públicamente con las giras y contar de nuevo mi historia, mi crisis con la enfermedad.

Lleva editados siete libros. ¿Hoy cambiaría algo a partir de su experiencia?

En todos mis libros aprendí. En Lecciones de seducción entendí el cuidado desde dentro. A ponerme bombacha y corpiño del mismo color. Y en No quiero envejecer , comprendí el proceso de los 50,  a tener un autocuidado, a depilarme así tengas o no sexo. Tiene que ver con una autoconciencia personal.

¿El sexo está sobrevalorado?

Sí. Tiene que ver con lo intenso. Todo lo queremos vivir al extremo en la sociedad actual. Todo tiene que ser heavy , hot , fuerte. Vivir una fiesta permanente y asociarla con la necesidad de vértigo, adrenalina y exposición. Sacarse la selfie en el baño, ¿con qué necesidad? Se armó una plataforma que agobia. Nos vamos a cansar de las redes. Ya lo estuve midiendo. A la gente le está hartandoFacebook, Instagram y WhatsApp.

¿Qué podemos hacer para poner un límite a la hiperconexión?

Revalorizar los vínculos personales, juntarse más allá de la pareja. Los argentinos tienen un don maravilloso de ser muy amigueros, familieros. Los amigos pasan por la casa sin avisar. En las provincias esto es muy frecuente. Representa el gran rescate.

¿Cómo nos ve?

Ustedes tienen muchas fortalezas a nivel emocional. Argentina es un pueblo sano y maduro. Son expresivos y cultos, «psicoanalizados completos». Abiertos. Valoran a la gente grande. Los abuelos son casi más importantes que los propios padres. Argentina y Uruguay son vanguardistas en ese sentido de la inclusión. Tienen matrimonio igualitario y el cambio de sexo. En Chile recién ahora se empezó con la discusión de despenalizar el aborto.

¿Está a favor del aborto?

Separo mi vida de lo que quiero que se legisle. Yo no abortaría. Y tampoco me gustaría que lo hicieran mis hijos. Pero así como puedo elegir, hay mujeres que opinan distinto. Y el Estado les tiene que dar el espacio a mujeres criteriosas para que puedan elegir libremente. Alguna vez nos tienen que considerar adultas para decidir. Creo que no lo haría, pero llegado el caso tendría que ver. Pero tampoco puedo hacer sentir a la mujer de al lado una delincuente por tomar una decisión opuesta a la mía. Nadie aborta contenta. Es un proceso muy doloroso. Algo que  vas a llevar marcado toda la vida. No podés sumar a eso el castigo y prejuicio de la sociedad.

¿Cree en Dios?

Sí, mucho. Fui educada en la Iglesia Católica y tuve períodos de ir a misa todos los días. Pero hoy transito hacia una espiritualidad más amplia. Dios puede ser budista, evangelista, judío. Todos buscamos la misma sensación de trascendencia. Dios es mi jefe. Me orienta. Me guía. Me cuida.

Tuvo una educación conservadora. ¿Le costó abrirse hacia otra forma de pensar?

Sí. De hecho, sigo manteniendo discusiones con mis padres. Mamá es muy conservadora. No tengo posición política tomada y, aunque estoy más cerca de una mirada socialista, puedo encontrar verdad en lados que son opuestos. Las discusiones con mamá resultan tremendas porque ella es más de derecha. Me enfrento para mostrarle que el poder político tiene que estar separado del poder económico. También por el tema de la homosexualidad. Mis padres pertenecen a otra generación. Les tocó vivir muchos cambios en muy poco tiempo. Ellos y yo conversamos amorosamente acerca de nuestras diferencias. Les digo que hay que tener una mirada distinta de la que me educaron.

¿Cuáles son sus miedos?

No muchos. Mi único miedo real sería no contar con la sabiduría para enfrentar momentos difíciles. No me preocupa la muerte. Ni la mía ni la de los otros. Después de la muerte hay otro estado de conciencia. Un mundo paralelo. Nuestros muertos están con nosotros.

¿Cómo se imagina de viejita?

Viviendo en Puerto Varas, al sur de Chile. Allí tengo una cabaña de madera que  fui arreglando con el tiempo. Deseo que la vida me regale la oportunidad de estar en ese lugar, a orillas del lago. Me gusta cocinar pero nunca cociné (ríe). Juan se encarga de la gastronomía en casa. El va al supermercado. Se siente útil y feliz. Y yo lo dejo. Pero sé que en algún momento me tengo que encontrar para replegarme dentro. Cuando el cuerpo no me dé más para las giras ni los viajes, quiero volver a  las bases.

¿Cree en el amor para toda la vida?

Absolutamente. El amor es una decisión. En la medida que se toma y se trabaja, puede durar para siempre. La infidelidad también es una decisión. Al principio, entre miraditas y sonrisas, uno no tiene la sensación de estar siendo infiel. Pero llega un momento en que se pasa la línea. La podés atravesar sin mucha conciencia. Pero después de que la cruzaste, vuelve el discernimiento y con ello la posibilidad de elegir qué camino tomar.

¿Tanto chat y redes sociales conspiran contra la pareja?

Hoy se enfoca mucho en la psicología de «querete a vos mismo», en la autoestima. Las redes lo potencian. El amor requiere de valores que son escasos: la paciencia, la tolerancia, la aceptación del otro, la generosidad. Y eso puede ser mal entendido. La gente más feliz es la que se da. No la que se cuida o especula.

¿Esa sería la clave de la felicidad?

La clave es que uno lo decida. No se puede pensar: «Voy a ser feliz el día que mi papá se mejore definitivamente». Tengo que ser feliz hoy con su cáncer. Y él también. Pero atención: puedo sentirme feliz y no estar contenta. En la quimioterapia, la gente es feliz pero no lo vive contenta. Nadie quiere estar en ese lugar. Sin embargo, agradece cada circunstancia, cada sonrisa, cada día. Si ponés una salsa, baila. Esa gente tiene conciencia de la muerte. Aprendió a disfrutar de la vida.

El chef Gonzalo Morales vive en Segovia. Y administra un restaurant llamado el Mesón de Gonzalo Morales. Y lo conocen como el divo de la cocina.

Tags: Gonzalo Morales, Divo, Gonzalo Morales chef, Gonzalo Moral

Fuente de la entrevista: http://www.entornointeligente.com/articulo/8296579/1050-am-%3Cspan-style=color

Imagen: http://ferminlibros.com/wp-content/uploads/2016/03/oidossordos-600×600.jpg

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‘En 16 años nunca nadie me pidió la Caperucita roja’

Panamá/23 de Abril de 2016/La Prensa/

Así como muchas veces hay que morirse para ser bueno, al parecer Exedra Books tuvo que anunciar su cierre para llenarse. A seis días de cerrar, su dueño, Rodrigo Terán , cuenta lo difícil que es tener un negocio cultural en Panamá.

El libro que nunca vendió.

El Quijote de una edición especial, que en cualquier otra parte del mundo hubiera sido peleado. Trajimos solo tres y tenemos dos desde hace 10 años. El nivel educativo promedio aquí es muy bajo. Cuando eso salió en España hubo filas como aquí hacen filas para ver conciertos.

¿El que más vendió?

La saga de Harry Potter, Dan Brown y Paulo Coelho. Esa es la cultura aquí.

Cuando me dice que vendió muchos libros de un título, ¿cuántos son?

No más de 500. Pedíamos de 100 en 100.

¿Qué tal es Coelho?

No he podido leerme un libro completo de él.

¿Qué género no lee el panameño?

Cultura universal no lee nada. Literatura clásica cero, salvo raras excepciones. Libros técnicos…

Lo que más lee.

Autoayuda. Tenemos muchos problemas… familiares, personales. Sexología, esoterismo y novelitas de esas baratas, de conversaciones de esas de la vagina, se vendía lo que pusieras.

¿Y religión?

No traíamos muchos, solo lo que sonaba mucho. Pero se vendía.

José Saramago, novelas de los Nobel… ¿Se vendían?

No. De la rusa Svetlana no se vendió casi nada. Y trajimos solo 25 libros. De los Nobel se vendieron, pero muy pocos. Y porque se les hacía mucha publicidad.

¿Y de autores locales?

Solo los que hacían mucha bulla, porque nosotros no teníamos plata para publicidad. Para pautar un minuto en TV teníamos que vender 500 libros.

¿Qué lee un oficinista promedio?

Los pocos que leen, novelas. Mujeres, románticas o de bochinches o lo que te vende la TV de quién te quitó el novio y complicaciones matrimoniales y eso. Y hombres, de detectives.

¿Y los jóvenes?

No quiero poner basura, pero todo lo que leen son sagas de ficción, miedo, fantasmas, cosas irreales y extraterrestres.

¿Cómo se traduce eso?

Es muy triste; no sé a qué mundo nos dirigimos. A futuro los niños van a nacer con los pulgares largos por estar con el celular y las máquinas todo el día.

¿Qué deberían leer los niños?

Lo que leíamos nosotros cuando éramos niños. Los cuentos clásicos. A mí en 16 años nunca nadie me pidió aquí la Caperucita roja.

El libro que todo niño debería leer.

El lazarillo de Tormes, El principito…

El libro más valioso que tenía en la librería.

No se vendió y me lo quedé yo. Un libro de historia que se llama El libro azul de Panamá.

¿Cuántos clientes entraron al día, en el último año?

Tal vez 10 al día… y 15 en fin de semana.

¿Y cuántos de esos compraban?

Como el 60%.

¿Y qué siente cuando ve llena la librería solo ahora que la va a cerrar?

Tristeza. Qué vaina, ¿no? Y encima hay que poner buena cara.

Si ahora estando en descuento se llena, ¿podemos concluir que la gente no iba por el precio?

No creo, porque como en cualquier baratillo, el panameño crea una psicosis de compra. Yo veo gente comprando libros sin saber siquiera de qué se tratan.¿Qué van a hacer con tantos libros después? No sé. Ni los van a leer. Los compran porque están baratos.

¿Las escuelas han ido a comprar?

No.

¿No cree que fue un problema la falta de disponibilidad de libros?

Si traíamos las novedades y los bestsellers y se quedaban, ¿cómo iba a traer todo el universo de títulos?

¿Qué va a hacer con los libros que no se vendan?

Gran pregunta. Tratar de hacer una venta a alguna otra librería que le interese comprarlos. De no, guardar los más valiosos en algún lugar para venderlos luego. Y donaciones a bibliotecas.

Por dos años subvencionaron el negocio. ¿Cuánto perdió?

Alrededor de $10 mil mensuales. Nos acabamos nuestro peculio personal.

¿Qué intentos infructuosos hizo?

Promovimos la entrega directa a la casa sin costos adicionales, compras por la web, ferias de libro, descuentos… Todo con respuestas pobrísimas. Y después, tratamos de vender la librería como tal a cadenas.

¿El libro electrónico va a acabar con el impreso?

No. El libro es como un sancocho. Lo hueles, sientes, lo gustas y te alimenta. El electrónico solo lo miras.

¿Cuánto afectó Kindle y similares a Exedra?

Muy poco.

¿Hay competencia desleal con otras librerías?

No.

¿A qué librería irá de ahora en adelante?

Tal vez El Hombre de la Mancha o Gran Morrison.

Hay mucho lamento en la calle por el cierre de Exedra. ¿Es un gesto social o cree que de verdad al panameño le importa que caiga un templo de la lectura?

Yo creo que es un gesto social. Es más por el café que por la librería.

¿Y por cuánto tiempo les importará?

Hasta que, como todo aquí, se olvide: 24 horas. O cuando se anuncie el próximo concierto o restaurante o bar o lo que sea. El panameño tristemente no tiene memoria histórica.

¿Dónde está la hipocresía del panameño?

Venían a organizar eventos y no querían pagar los $60 del alquiler… más que eso cuesta cualquier salida. O venían a usar el wifi para citar clientes y hacer negocios aquí. Y hasta se quejaban cuando el wifi no servía.

¿Cuántas horas le dedica, cree usted, un panameño a la lectura al día?

De 10, leen máximo 3. Y de esos 3, le dedican máximo 1 hora al día.

¿Y usted?

Una hora. Ahora tengo 8 o 10 abiertos a la vez.

Con el BiblioMetro la gente se va a poder llevar los libros a la casa. ¿Cree que los devolverán?

No creo. Lo positivo es que quizá ese libro lo lea alguien.

En muchas otras ciudades del mundo se están cerrando librerías. ¿Por qué aquí el fenómeno es más preocupante?

Porque somos menos y hay menos cultura.

Panamá no está entre las opciones que enlista el World Cities Culture Forum para medir la oferta cultural de las ciudades. ¿Las autoridades le dan a eso importancia?

En nada. No le dan ninguna importancia.

Si lo llaman hoy para asesorar en el INAC o en Educación, ¿acepta?

No. Eso está 100% politizado. Si quisiéramos hacer una verdadera labor de cultura, el INAC no debería ser instituto sino ministerio.

Por cierto, ¿la directora del INAC o la ministra de Educación lo han llamado?

Nadie. Tenemos un arreglo hace más de dos años, desde el gobierno pasado, de desarrollar un plan de lectura comprensiva en las escuelas para los niños. Hasta el día de hoy no nos han pagado.

¿Cuánto le deben?

Alrededor de $25 mil. Ya está el cheque, ya va a salir, ya está en Contraloría… y en eso estamos. Y mientras, hemos puesto la capacitación de docentes, los libros…

Tres políticos que vio frecuentemente en estos años que duró Exedra.

Ninguno. Nadie.

El edificio donde opera Exedra lo heredó su esposa de su padre. ¿Qué harán con él ahora?

Tengo que venderlo.

¿Qué le parece la reducción de horas de inglés y español del pénsum?

Pésimo. Si seguimos quitando materias básicas los muchachos no van a saber hablar ni escribir. Hable con los niños: contestan qué ‘xopá’. Esos son nuestros futuros dirigentes.

Después de 16 años, su mensaje a Panamá.

Que haga lo que haga el gobierno, si no leemos los problemas socioeconómicos no se nos van a acabar. Y que nos duele muchísimo que vengan ahora a buscar precios regalados cuando antes hubieran podido comprar a precios normales y nos hubieran podido ayudar a no cerrar. No sirve de nada lamentarse ahora de nuestro cierre, cuando no nos apoyaron antes.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8293340/En-16-anos-nunca-nadie-me-pidio-la-Caperucita-roja

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