Nudos problemáticos de la educación como derecho social en Chile.
Aportes al debate constituyente.
La constitución mercantil:
La definición mercantil del derecho a la educación que se establece en la Constitución de 1980 ha sido uno de los pilares centrales del modelo extremo de mercado, competencia y privatización de la educación chilena.
Esta Constitución, que nos sigue rigiendo como país, señala, en su artículo 19, los 25 derechos constitucionales que tenemos como chilenos/as. De estos 25 derechos, solo dos de ellos se refieren explícitamente a la educación: el artículo 19.10 que establece el “derecho a la educación” y el artículo 19.11 que establece la “libertad de enseñanza”. 1 ¿Qué dicen estos derechos sobre la educación en Chile?
Primero: El derecho a la educación en la actual constitución (19.10) tiene una definición muy general, señala que tiene por objetivo “el pleno desarrollo de la persona” sin señalar que y para qué educar en la sociedad actual.
Segundo: En este mismo artículo se establece que “son los padres quienes tienen el derecho preferente y el deber de educar a sus hijos, el estado tiene el rol de otorgar especial protección al ejercicio de este derecho” (el derecho de los padres). Otras funciones del estado respecto a la educación sería fomentar el desarrollo de la educación en todos sus niveles; estimular la investigación científica y tecnológica, la creación artística y la protección e incremento del patrimonio cultural de la nación.
Aparte de lo cuestionable que resulta que el derecho a la educación sea de los padres y no de los sujetos mismos, este artículo coloca al estado en el rol de proteger el derecho de los padres y lo saca de la histórica definición del estado como garante del derecho educativo de todas las personas.
Tercero: el artículo 19.11 establece que la libertad de enseñanza es, básicamente, la “Libertad de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales”. Esta definición de “libertad de enseñanza” puede ser caracterizada, más bien, como una “libertad de empresa”. Es esta la libertad que defienden los argumentos conservadores en Chile, alejándose mucho de lo que comúnmente se puede considerar libertad de enseñanza: libertad de cátedra, adecuaciones curriculares, libertad de formas de aprendizaje, libertad de participar en la enseñanza, etc.
DERECHO A LA EDUCACIÓN PÚBLICA: UN DEBATE POPULAR NECESARIO
Chile asiste, durante las últimas semanas, a un intenso debate sobre el concepto de “libertad de enseñanza”. Organismos que agrupan a los dueños de colegios y los grandes medios de prensa escrita encabezados por El “Mercurio”, han iniciado una campaña de difusión en la defensa de sus intereses, resguardados por la “libertad de enseñanza” como un derecho que debería ser garantizado por la constitución.
El Foro por el Derecho a la Educación Pública ha venido desarrollando una lucha por conquistar la educación como un Derecho Humano y Social. En tal sentido, las experiencias y el saber acumulado permiten afirmar que la “libertad de enseñanza” que hoy defienden los sectores del gran empresariado del país no es más que la “libertad de la antigua oligarquía chilena, de la iglesia y de la empresa privada, que se ha unido para consolidar la oferta privada en educación y la destrucción del sistema de educación pública chileno, acentuando la desigualdad y la segregación social en nuestro país. La concepción de la “libertad de enseñanza” en absoluto obedece a una concepción educativa y pedagógica, por el contrario, la constitución pinochetista, en su artículo 19.11 reduce esta libertad de enseñanza al “derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales”, lo que le da garantía constitucional (art. 20), por sobre el Derecho a la Educación Pública.
Desmercantilizar la educación requiere desmantelar el concepto de la “libertad de enseñanza” que usan los poderosos. Debemos repensar el Derecho a la Educación Pública.
Como Foro por el Derecho a la Educación Pública llamamos a las organizaciones de base (sindicatos, gremios, asambleas, colectivos, estudiantiles, docentes, comunidades educativas, etc.) a formarnos y a discutir en cada espacio y territorio. Hay que organizarse y enfrentar la desinformación, construir argumentos y socializar la información. Así evitaremos que la elite continúe amparándose en la libertad de mercado, que solo los beneficia a ellos en desmedro del Derecho a la Educación Pública de todas las personas.
En medio de un desembarco abrupto y excluyente de la virtualidad y el mundo digital en la educación, esta escuela se realiza para generar una reflexión crítica respecto a cómo trabajar contenidos digitales alternativos en las escuelas, liceos y universidades. En ese sentido procura generar reflexiones respecto al espíritu conservador propio de la tecnofobía pero también sobre las ilusiones ingenuas que acarrea la tecnofilia en el aula. Se trata de iniciar un recorrido sobre lecturas y narrativas alternativas digitales desde las experiencias liberadoras en las aulas. Producir contenidos digitales para generar pensamiento crítico y justicia social.
La escuela está dirigida a docentes de aula de todos los niveles de los sistemas educativos, tesistas de postgrado, investigadores, educadores y educadoras populares, público en general.
Se realizará por medios virtuales del 25 al 31 de octubre de 2021. Es promovida, organizada y acreditada por el Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE), la Cooperativa de Educador@s e Investigador@s Populares Histórica (CEIP-H), Circulo de Investigadores del Pensamiento Crítico de América Latina y la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.
Existe la modalidad sincrónica a través de Zoom y asincrónica por si no logras conectarte alguno de los días pautados, para lo cual te dispondremos de la reposición (vídeo de la clase no asistida). Esta Escuela tiene doble certificación: Como participante asistiendo al menos a tres (03 de los encuentros por zoom) y Aprobado (elaborando una propuesta de contenido digital en alguna de las desarrolladas durante la Escuela).
Te dejamos el link por si quieres formalizar su inscripción y pago.
La profesora universitaria Sandra Leal advirtió que, debido a la pandemia, los alumnos están perdiendo hábitos de estudio, punto que también comparte la psicóloga Blanca Siso, debido a la alteración de las rutinas y estímulos que dificultan la concentración de los estudiantes.
Caracas. Cuando el gobierno de Nicolás Maduro informó sobre los primeros casos de la COVID-19 en Venezuela, una de las medidas de prevención fue establecer las actividades académicas bajo la modalidad virtual. Desde entonces, docentes y psicólogos evidencian fallas en este sistema educativo.
Las rutinas y los hábitos de los estudiantes venezolanos han sido alteradas debido a la pandemia. La psicóloga clínica, Blanca Siso, le aclaró a Crónica.Uno que la atención y la memoria de los niños y adolescentes se ven afectadas porque no están bajo supervisión directa de los docentes en las aulas.
Esto se debe a que los estudiantes se encuentran en un ambiente cómodo —su hogar— en el que adecuaron un lugar para poner la laptop y, mientras están asistiendo a la clase virtual, están haciendo otras actividades, ya sea escuchar música, ver televisión, dibujar, chatear a través del celular u otra acción que impide la concentración durante la jornada escolar.
Lo que va a interferir con la memoria y la atención es la cantidad de estímulos que están recibiendo los alumnos. No tienen supervisión, porque los padres están en sus labores y comúnmente confían en que los muchachos van a estar prestando atención a la clase”, explicó la especialista.
Con respecto al proceso de aprender a leer y escribir, la psicóloga recordó que el método de aprendizaje de la lectura es fonético, por lo tanto, se puede llevar a cabo tanto en las clases presenciales como virtuales. Sin embargo, ejercitar el modelaje de la escritura se dificulta,porque es una actividad motora.
“Ese contacto motor lo va modelando la maestra con los niños. A pesar de que puede explicarles de forma virtual, hay estudiantes que requieren de la supervisión de los docentes para corregir la postura de la mano, donde deben posicionar los dedos y el agarre del lápiz para escribir. Si este acompañamiento no ocurre en esa etapa, puede ocurrir un leve retardo”, relevó.
Agregó que este proceso se le puede dificultar a los niños que son zurdos, porque cuando ven las clases remotas mediante la pantalla, genera un efecto espejo y se les dificulta imitar al profesor.
Foto: Luis Morillo
Detectando fallas
De acuerdo con un informe de FundaRedes, el 55 % de los docentes se han dedicado a trabajar en otros áreas para obtener estabilidad económica, como dar clases particulares. Entre esos maestros se encuentra Sandra Leal, profesora de matemáticas egresada de la Universidad Experimental Pedagógica Libertador (UPEL).
En 2019 se jubiló de la UPEL, luego de ejercer 27 años la docencia en pregrado y posgrado. Desde 2009, es profesora del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Simón Bolívar (USB) y, en 2016, comenzó a dar clases de posgrado en la Universidad Monteávila.
A la par, Leal ha impartido clases particulares de matemáticas con el fin de reforzar el contenido académico de sus estudiantes de primaria, bachillerato y universitarios. Durante los primeros meses de la pandemia dio consultas vía telefónica y, a partir de septiembre de 2020 a víspera del período escolar 2020-2021, retomó esta actividad.
“Mis clases son presenciales porque quiero contrastar con el contenido virtual, dado que mi área de trabajo es la matemática, comprendo lo difícil que es estudiar una materia abstracta”, explicó. Leal agregó que sus estudiantes como los representantes, entendieron que no era suficiente escuchar las clases, sino que era importante llevar la explicación a la práctica.
Durante el año escolar 2020-2021, la docente tuvo catorce estudiantes, once eran de bachillerato, dos de primaria y un alumno universitario. Durante ese período, pudo identificar fallas en esos niveles académicos.
Se ha hecho evidente la inexperiencia de los docentes con respecto al manejo de la tecnología, a excepción de ciertos profesores universitarios, pero ninguno estaba preparado para dar clases a distancia. Un grave error ha sido trasladar todo el contenido a las aulas virtuales sin pasar por un proceso de planificación”, dijo.
Leal resaltó la importancia de crear un pensum dinámico, que permita adecuarse a las modalidades presenciales y virtuales. Mencionó que hay docentes que suben material excesivo y, en ocasiones, el contenido es pobre.
“Por ejemplo, ponen tres videos de YouTube para explicar un determinado tema, cada uno dura 45 minutos y contiene errores. Es mejor subir material audiovisual de corta duración y complementario para que el estudiante comprenda”, indicó.
Por otra parte, dijo que hay otras fallas que no son atribuibles al docente, como los problemas de conectividad y falta de dispositivos electrónicos. “Esta pandemia nos agarró con equipos obsoletos, la gran mayoría tenemos equipos de tienen ocho a doce años, por eso hay dificultad para dar clases en Google Meet y Zoom”.
La profesora Leal advirtió que, debido a la pandemia, los alumnos están perdiendo hábitos de estudio, punto que también comparte la psicóloga Blanca Siso, debido a la alteración de las rutinas y estímulos que dificultan la concentración de los estudiantes.
Durante la educación primaria, los niños aprenden a leer, escribir y consolidar sus primeras habilidades matemáticas como sumar, restar, multiplicar y dividir. La ausencia de las clases presenciales ha ocasionado que no haya refuerzo de esa información.
Hay niños de tercer grado que no se saben los números, como mucho llegan al 100, no manejan el sistema decimal, cuentan con los dedos. Al no tenerlos en las escuelas, las maestras no pueden identificar estas fallas como comprobar si tienen hábitos de estudio consolidados”, expresó.
También alertó que los alumnos de quinto y sexto grado no saben tomar apuntes de clases.
Cuando he tenido que revisar los cuadernos de los niños para buscar cuál contenido les dieron, me he percatado de que muy pocos hacen seguimiento. Es una falla enorme, porque cuando salgan de primaria les costará adaptarse al bachillerato, donde deben llevar al día de 10 a 12 materias”, resaltó.
Con respecto al bachillerato, Sandra Leal apuntó que muchos profesores asumen que sus estudiantes poseen hábitos de estudios consolidados, que pueden concentrarse durante las clases y “lamentablemente, eso no es así”.
“En el aula presencial, el profesor de bachillerato se da cuenta cuando un estudiante está atendiendo, cuando está interesado o desinteresado en el tema, cuando lo comprende e inclusive cuando quiere sabotear la clase. En cambio, con las clases virtuales y en donde todos apagan la cámara, es difícil identificarlo”, expresó.
Considera que la mayor falla que tiene la educación media es la falta de hábitos para estudiar, ya sea la toma de apuntes, estudiar en grupos y planificar horas dedicadas al estudio.
Para la profesora de matemáticas, los estudiantes que más afectados por la pandemia han sido los de primaria, porque se encuentran en el período de formar hábitos de lectura, escritura y dominar los números, lo cual se hace de la mano con las maestras.
“La gente se preocupa por los de bachillerato, por la cantidad de materias. Cada nivel tiene su complejidad, pero los niños se han visto más afectados porque necesitan atención presencial para afianzar las áreas de conocimiento”, manifestó Leal.
“La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. Esta frase del pedagogo brasileño Paulo Freire sintetiza la importancia de la enseñanza para la sociedad. ¿Podremos mejorar la salud del planeta a través de la educación ambiental?
La educación ambiental puede cambiar el mundo. Lo transforma de manera individual, reforzando el perfil de cada persona a través del fomento de valores, pero, sin duda, también de manera global. Solo así seremos capaces de construir un mundo mejor. No se trata de una frase hecha o de un eslogan. Es una realidad que, con el retorno a las aulas, adquiere un mayor significado. En especial en este nuevo e ilusionante curso escolar en el que la pandemia, las medidas y los protocolos de protección seguirán estando presentes.
La crisis motivada por la pandemia de la COVID-19 ha modificado nuestra perspectiva. Dieciocho meses en los que el mundo ha sido testigo de uno de los procesos de cambio más rápidos de la historia, que ha dejado muchos retos, pero también muchas lecciones a su paso. Por este motivo, es importante poner en marcha los aprendizajes que hemos adquirido tras esta situación. El que nos ocupa hoy es la relación directa que hay entre el cuidado del medioambiente y la salud.
De hecho, existen muchas coincidencias entre la situación provocada por el coronavirus y el deterioro que padece, muchas veces de manera sigilosa, la Tierra. Por ello, debemos aprovechar los avances en materia medioambiental que se han con seguido de manera rauda debido a los efectos tan fulminantes del coronavirus. Es un impulso que debemos ver como un filón que hay que aprovechar para intentar paliar el resto de las situaciones que provocan daño a nuestro planeta.
Solo a través de esta relación podremos entender la realidad actual. María Neira, directora de Salud Pública de la OMS señalaba hace algunos meses en esta dirección que teníamos que empezar a considerar «ya el respeto al medioambiente y entender por qué estamos aquí”. Porque el entendimiento es la fase previa al conocimiento. Una afirmación que solo se puede alcanzar a través de la educación.
En este sentido, la propia OMS calcula que un 23% de la mortalidad es atribuible a factores medioambientales. Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, distribuyéndose de manera desigual alrededor del planeta. Y es que la salud humana está estrechamente relacionada con nuestro entorno. Los alimentos que comemos, el aire que respiramos, el agua que bebemos y el clima que hace posible que vivamos. El estado de esos elementos, según el lugar en el que habitemos, determinarán la calidad de nuestro bienestar.
Unos datos que coinciden con la publicación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, en el sexto informe de evaluación, que ha ocupado recientemente las portadas de numerosos medios de comunicación. El organismo señala de manera muy precisa hacia dónde se encamina el planeta si no tomamos medidas inaplazables.
En cualquier caso, aún hay tiempo para la esperanza. De hecho, el texto señala que estamos a tiempo de revertir “el peor escenario en 30 años si actuamos ya” reduciendo nuestras emisiones de gases de efectos invernadero. Puede sonar lejano, pero es la única alternativa que tenemos. No podemos esperar más.
DAR LA ESPALDA AL MEDIOAMBIENTE PERJUDICA A TODOS
El aumento de estos gases en la atmósfera, por lo tanto, ha tenido, tiene y seguirá teniendo un grave impacto en nuestro entorno y, en un futuro, en la calidad de nuestras vidas. Un ejemplo han sido los fenómenos atmosféricos que se han producido durante este verano. Desde olas de calor, que cada año siguen alcanzando registros históricos, pasando por fuertes inundaciones e incendios que han generado un importante desastre a su paso en países del centro de Europa o incluso en países del arco mediterráneo, como Italia, Turquía o Grecia, y del que nuestro país tampoco se ha salvado.
Desafortunadamente, hace pocas semanas, pudimos ver como ardían más de 20.000 hectáreas de bosque y pasto en la provincia de Ávila. Recientemente, también hemos sido testigos de la muerte de oxígeno, un problema con graves consecuencias ambientales, y también sociales.
El cuidado del medioambiente, por lo tanto, no es una opción, sino una necesidad que nos apela a todos. Para ello, es importante la concienciación. O, dicho de otra manera, la educación, ya que es evidente que tenemos que cambiar determinados hábitos de vida como nuestra manera de producir y consumir, exprimiendo el planeta como si no tuviera límites.
EDUCACIÓN AMBIENTAL, PUNTA DE LANZA DE LA LEGISLACIÓN
Ante este escenario, surge una pregunta. ¿Y ahora qué hacemos? La respuesta es clara. La educación se posiciona como una herramienta fundamental en el proceso de construcción social que tenemos ante nosotros. La educación con propósito, por lo que en este caso hay que potenciar aspectos relevantes para nuestra propia sostenibilidad como especie, como todo lo que tiene que ver con el medioambiente y su situación actual.
Desde el ámbito institucional, ya se están dando pasos en este sentido. Ejemplo de ello es la nueva Ley de Educación, que pretende, entre otros aspectos, promover una cultura basada en la sostenibilidad ambiental para que el alumno pueda acceder a los aprendizajes y competencias necesarios para promover el desarrollo sostenible, y que los docentes reciban capacitación específica relacionada con la Agenda 2030.
En paralelo, y de manera más específica, el Plan de Acción de la Educación Ambiental para la Sostenibilidad en España 2020-2025 (PAEAS), aprobado por el Gobierno, se ha presentado recientemente para definir las líneas estratégicas para la transición hacia una educación para el desarrollo sostenible en nuestro país en los próximos años, convirtiéndose en un fuerte impulso en materia de valores ambientales, conocimiento e información.
Todos estos ejes de actuación suponen la puesta en marcha de un cambio real en materia de sostenibilidad en consonancia con la aprobación en mayo de este año de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Una medida legislativa que viene a reforzar el acervo jurídico impulsado desde la Comisión Europea y que cada país miembro debe trasponer a su legislación. Se trata de un avance sustancial, ya que se hace referencia directa en un apartado a la educación: “el sistema educativo español promoverá la implicación de la sociedad española en las respuestas frente al cambio climático”. Una ley que debe trabajarse en el ámbito académico de una manera transversal y urgente.
En este sentido, la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, recientemente ha vuelto a recalcar su posición manifestando que debemos situar la educación como un eje prioritario.
NATURALIZA, PROPUESTA PARA UN APRENDIZAJE AMBIENTAL ACTIVO
La primera mujer médica e importante pedagoga y educadora italiana María Montessori decía: “Siembra en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan… los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas crecer en su corazón”. Este es precisamente el espíritu del trabajo que tenemos que realizar para concienciar a los alumnos sobre la situación actual en materia de sostenibilidad. Son varios los proyectos que están trabajando en este sentido.
De hecho, la UNESCO lanzó en mayo de este año la propuesta de que la educación ambiental debía convertirse en un elemento clave para los planes de estudio en 2025. Un compromiso suscrito por más de ochenta ministros y viceministros a nivel internacional, así como más de dos mil especialistas en el sector de la educación y el medioambiente.
En España ya estamos avanzando en esta dirección y el nuevo marco legislativo, al que me refería antes, defiende que nuestros hijos deben disponer de las herramientas necesarias para construir un nuevo sistema que transforme el mundo en un lugar más respetuoso. Con esta premisa, desde Ecoembes quisimos poner en marcha un proyecto que ayudase a llevar el medioambiente a las aulas y sacar las aulas al medioambiente, poniéndose en marcha, hace casi ya cuatro años, Naturaliza.
CURRÍCULUM ESCOLARMás de la mitad de los planes de estudio de casi 50 países no mencionan el cambio climático y apenas el 19% se refiere a la biodiversidad, según la UNESCO, que hace un llamamiento para que se incorpore la educación ambiental al currículum escolar de aquí a 2025. La educación no prepara suficientemente a los estudiantes para adaptarse, actuar y responder al cambio climático y a la crisis medioambiental
Se trata de un proyecto con el que intentamos aportar nuestro granito de arena hacia el cambio y del que nos sentimos muy orgullosos, sobre todo de los cerca de 1.400 docentes que forman parte de él. Si algo podemos destacar de todos estos años es el nivel de implicación y compromiso de cada uno de ellos. Docentes que, a pesar de las circunstancias, y de los nuevos ritmos y protocolos marcados por la pandemia, no han querido dejar de formarse para acercar a su alumnado, a través de métodos de innovación educativa, una materia tan importante como es el cuidado del medioambiente y el amor por la naturaleza.
Y es que la educación ambiental en las escuelas, como la entendemos nosotros, es una responsabilidad que no debe recaer solo en el profesorado o los centros educativos. Es imprescindible contar con el apoyo de todos. Por este motivo, desde Naturaliza quisimos crear una Escuela de Docentes. Una plataforma a través de la cual les garantizamos las herramientas y el conocimiento necesario para poder impartir sus clases con una mirada ambiental. Un curso guiado y dirigido por expertos en la materia.
EN LÍNEA CON LOS ODSNaciones Unidas aprobó en 2015 la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Planteando así 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Desde Naturaliza trabajamos en línea con los ODS a través del Objetivo 4 meta 7: “Asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible”
Además, ponemos a su disposición una biblioteca con más de 2.000 recursos que les sirven de guía para transformar el currículo escolar. Nuestra apuesta tiene una sola dirección: el medioambiente debe estar integrado en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para ello, estos recursos establecen una serie de objetivos curriculares y objetivos ambientales a cursar en asignaturas como matemáticas, lengua, ciencias sociales o ciencias naturales. Se trata de un método que genera aprendizajes significativos en el alumnado, además de ser un elemento motivador. A través de proyectos, sesiones y salidas, el alumnado explora su entorno y aprende a cuidarlo reflexionando y proponiendo continuamente acciones de mejora individual y colectiva.
En este sentido, durante este periodo también hemos aprendido que no hay mejor aula que la naturaleza, y que aprovechar el entorno directo como una clase puede no ser solo una gran solución a niveles logísticos, sino que es también un aspecto muy beneficioso para el desarrollo de los más pequeños.
El comienzo del curso escolar es siempre un buen momento para recordar prioridades. En este caso, ligadas a la educación y al futuro de nuestro planeta. No tanto para mirar al horizonte y plantear cambios, sino para actuar desde lo colectivo.
Ahora toca apoyar a la educación y, en concreto, la medioambiental. Ya se están escuchando estos reclamos y, entre todos, comenzamos a dar pasos en esta dirección. Un soplo de esperanza que esperemos que sirva para mover el mundo. No nos detengamos.
Desde el año 2020 hasta la actualidad, alrededor de 10 millones de estudiantes en Colombia vivieron la zozobra de no saber cuándo volverían a las aulas. Escuelas, colegios y universidades pusieron pausa a sus actividades curriculares y cientos de docentes se enfrentaron a un mundo desconocido para muchos de ellos, el de la virtualidad.
Este repentino cambio trajo consigo la pérdida de cientos empleos en el sector educativo y afectó de gran manera la solidez de nuestra región. Desde el fabricante de maletines y útiles escolares hasta el estudiante que los usa, desde el universitario que toma el bus hasta el que lo conduce, desde la dueña del restaurante a dos cuadras de la universidad hasta el vendedor de manga poma con limón y sal a las afueras del colegio y un sinfín de personas, componen esta gran cadena de abastecimiento.
Colegios, universidades, instituciones, escuelas, jardines y todos quienes hacen parte de esta comunidad encienden diariamente los motores de la actividad económica, contribuyendo enormemente al tejido social y al crecimiento económico de la región. En suma, la educación contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas, un bien social que hace más libres a los seres humanos y que los une sin discriminación.
El Valle avanza cuando nos unimos por un mismo propósito, cuando valoramos al otro y reconocemos que todos somos parte de esta cadena que conduce hacia el progreso, por eso hoy nos une la educación
Bajo el lema ’10 años trabajando por la Educación’, la Fundación Ibercaja retoma la décima edición de su programa con siete videoconferencias y conversaciones en las que se abordaran diferentes retos educativos.
La importancia de la educación emocional, la cooperación entre familia, escuela y comunidad como clave del éxito escolar, el desarrollo sostenible en educación conectando metodología, pedagogía y evaluación, la brecha digital y la nueva ecología del aprendizaje serán los conceptos que se abordarán en esta segunda parte de la edición bajo el lema ’10 años trabajando por la Educación’. En este décimo aniversario, las charlas han abordado además otros retos como liderazgo educativo, personalización y el nuevo currículo.
Durante los meses de octubre y noviembre se desarrollarán siete actividades digitales que impartirán ponentes de ámbito internacional que son expertos profesionales de reconocido prestigio en distintas metodologías. Entre ellos figuran Rafaela Santos, Roberto Aguado, Inés Dussel, Javier Bahón, Heike Freire, Miriam Campos, Roser Battle, Siro López, Coral Regí, Linda Castañeda, Víctor Kuppers y Francisco Castaño.
Educación emocional y cooperación con las familias
Durante su charla de este jueves, Rafaela Santos y Roberto Aguado abordarán la importancia de la educación emocional para conseguir capacidades como la confianza en uno mismo, el sentido de la autonomía, la motivación para incidir de forma efectiva sobre el entorno, la capacidad de encontrar solución a dilemas interpersonales, la flexibilidad o la creatividad.
El programa continuará el 26 de octubre con la charla ‘La escuela y los desafíos de la postpandemia’, impartida por Inés Dussel, profesora investigadora del CINVESTAV-IPN en México. La tercera conferencia correrá a cargo del pedagogo Javier Bahón, bajo el título ‘Proyectos que salvan el mundo’, el próximo 2 de noviembre. La siguiente cita será una conversación el 4 de noviembre entre Heike Freire, experta en Infancia e Innovación Educativa, y Miriam Campos, educadora e intérprete ambiental, quienes hablarán sobre ‘El desarrollo sostenible en educación’.
Por otra parte, el día 11 de noviembre tendrá lugar la charla entre Roser Battle, pedagoga especializada en aprendizaje-servicio, y Siro López, formador especializado en creatividad, bajo el título ‘La nueva ecología del aprendizaje’. La siguiente conversación, ‘Retos de la evaluación en línea, la pandemia como catalizador de prácticas’, con Coral Regí, directora de la Escola Virolai de Barcelona, y Linda Castañeda, profesora titular del departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia, podrá seguirse el 23 de noviembre.
‘Educar para el futuro’ finalizará este ciclo con la charla ‘Cooperación entre familias, escuela y comunidad’, que correrá a cargo de Víctor Kuppers, conferenciante, formador, consultor y escritor, y Francisco Castaño, fundador del proyecto aprenderaeducar.org, asesor y orientador familiar.
El debate versará sobre la mejora de los vínculos que unen a la familia y a la escuela como una de las estrategias más importantes para reducir el fracaso escolar y el abandono prematuro del sistema educativo por parte de los jóvenes, así como para conseguir el éxito educativo.
El diseño de este programa es exclusivo y propio de Fundación Ibercaja y cuenta con el reconocimiento y homologación del Gobierno de Aragón en todas las actividades con créditos de formación permanente del profesorado. ‘Educar para el futuro 2021’ está patrocinado por la UOC y Océano Atlántico, que ayudan a multiplicar los resultados del programa y colaboran de manera activa en el mismo.
Además, se cuenta con la colaboración de Grupo San Valero, Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, FECAPA Aragón, Grupo Piquer, Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y Escuelas Católicas de Aragón y Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria.
El programa ‘Educar para el futuro’, que se desarrolla desde el año 2012, ha contado con 142 ponentes y ha registrado un alto grado de participación, como así lo demuestran las más de 51.000 personas que han asistido de forma presencial y las cerca de 52.000 visualizaciones online de las conferencias.
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