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Ser padres en la era de la deconstrucción masculina: un mapeo sobre las paternidades actuales

Por: Mariana Fernández Camacho

Papás que cambian pañales, participan de actos escolares y leen cuentitos de noche. ¿Es suficiente? Los últimos datos nacionales revelan que las mujeres dedican seis horas promedio al día en las tareas de cuidados del hogar y de los niños y los hombres sólo dos. ¿Se puede pensar en una nueva paternidad sin pensar en nuevas masculinidades?

La anécdota familiar recuerda seguido la vez que el bisabuelo hizo volar de un sopapo a su hijo Delfino, cansado de las travesuras con las que su esposa le contaba que tenía que lidiar todos los días.

-¿¡¡Pero qué has hecho Manuel?!! ¡¡Vas a matar al niño!! ─parece que gritó angustiada la bisa.

-Entonces, no me vengas con esas cosas mujer. Soluciónalo tú.

“Esas cosas” eran ni más ni menos que criar cinco hijos durante los primeros años del siglo 20 en una habitación de una casa de alquiler del microcentro porteño.

La historia se va heredando siempre en el mismo tono jocoso. “Es que el gallego era buenísimo, pero era así la época…”. Una época en la que se vivía con la amenaza firme sobre aquello que iba a ocurrir “cuando llegue tu Padre”. Un Padre con mayúscula ocupado en proveer que acechaba de lejos.

Pero los tiempos cambian y “ser papá” no es una vivencia inamovible que surge por default después de un parto. Ser papá es una posibilidad, un proceso en construcción permanente. La invitación a desaprender para hacer otros caminos al andar.

 

Sebastián Fonseca, sociólogo, fundador del Centro de Estudios de Masculinidades de la Universidad Nacional del Comahue y autor del libro La Ilusión Masculina

“Se supone que paternamos como aprendimos, de acuerdo a nuestra propia experiencia en tanto hijos. Existe una relación muy clara entre el modelo de masculinidad mayoritaria y la paternidad tradicional, donde podemos identificar roles y actitudes clásicas como ser competitivo, fuerte, independiente, no expresar emociones consideradas signo de debilidad, ser dominante, protector, etc. Pero quienes intentamos desaprender esas maneras tradicionales de ejercer la paternidad como una función de transmisión de normas sociales, empezamos a entenderla como relación afectiva, como presencia que estimule y acompañe el desarrollo emocional”, dice Sebastián Fonseca, sociólogo, fundador del Centro de Estudios de Masculinidades de la Universidad Nacional del Comahue y autor del libro La Ilusión Masculina.

Desde hace siete años, Mariano milita el apego con sus mellizos varones. Reconoce lo que le faltó y por eso insiste en democratizar el derecho a mimar y a disfrutar de los mimos: “En lo que más me esfuerzo en hacer distinto es en la demostración del amor. Llenar a mis hijos de besos, decirles que los amo, abrazarlos, estarles encima. Porque es hermoso construir un vínculo de pegoteo con los hijos y porque quiero que ellos sientan que es genuino y propio de la relación con un papá. A mí de chico me faltó y sentí esa falta, por eso hago lo contrario”.

Los mellis usaban pañales todavía cuando su mamá y su papá se separaron y comenzaron a pasar la misma cantidad de días y de noches en casas diferentes. Acomodar horarios para la consulta al pediatra o la reunión con las señoritas del colegio, bancar las clases de pileta y los zoom de matemática, cambiar regalos que quedaron chicos, mirar tutoriales de cocina que ayuden a variar menús, y recordar que en la heladera siempre haya tomate para un hijo y huevo para el otro son algunas de las tareas de Mariano que marcan rutinas paternas diversas.

Pablo también es papá de varones y también se propuso criar a consciencia a partir de revisar cómo se construyó su identidad de varón: “Creo que el desafío primero y fundamental tiene que ver con mostrar en acciones lo que transmito en palabras. No `ayudo´, me hago cargo de la crianza y de las tareas de cuidado a la par de mi compañera. Pero además trato de pensar en mi infancia ─los grupos de pertenencia, los medios de comunicación, etc─ para transmitirles ahora a mis hijos por ejemplo que las emociones, sean cuales fueren, no tienen sexo ni género”.La distribución de las tareas domésticasLa distribución de las tareas domésticas

¿Revolución masculina o lavado de cara?

Pareciera, entonces, que empieza a instalarse una era de cambios en el ejercicio de la paternidad. Camada de nuevos papás decididos a abandonar el rebaño en pos de porvenires familiares menos crueles y más liberadores.

Sin embargo, este imaginario colectivo choca de frente con la evidencia de los datos. Según la “Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia COVID‐19 y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana” que UNICEF realizó en hogares urbanos con niñas, niños y adolescentes durante 2020, las mujeres concentraron la mayor parte de las tareas del hogar y del cuidado sin distinción por nivel educativo.Mariano y sus mellizos en la cancha. La encuesta de UNICEF dice que los padres prefieren compartir con sus hijos actividades recreativasMariano y sus mellizos en la cancha. La encuesta de UNICEF dice que los padres prefieren compartir con sus hijos actividades recreativas

El informe asimismo reveló una mayor predilección de los hombres por las actividades ligadas a la esfera económica y el comando de recursos ─como ir de compras durante el aislamiento─ y a lo recreativo ─jugar con los niños y las niñas─. En cambio, tareas como cocinar, limpiar y acompañar en las responsabilidades escolares quedaron exclusivamente a cargo de las mujeres. Home office mata refregar inodoros. Es decir, lejos de aprovechar la oportunidad para renovar la baraja, el ASPO reafirmó los roles de género en la distribución de “lo doméstico”.

Lo llamativo es que a veces efectivamente el árbol tapa al bosque. Un trabajo de la consultora Bridge The Gap y Bumeran, que apuntó a conocer también el impacto de la pandemia en hogares del país, señaló una notable diferencia en la percepción de la realidad según el género. Mientras seis de cada diez varones encuestados consideró que existe una distribución más equitativa de las tareas domésticas, apenas tres de cada diez mujeres estuvieron de acuerdo con esa afirmación.

Fonseca describe el panorama en términos de ilusiones: “En los talleres, cuando describo las características de la masculinidad tradicional nunca falta el varón que señala que ese modelo ya no se condice con la realidad y que muchos están cambiando. Pero cuando pregunto si alguien conoce a un varón que haya tomado la decisión de poner en pausa sus estudios o su carrera profesional para dedicarse tiempo completo a la crianza, la respuesta siempre es parecida: menos del 5% asegura conocer, o haber conocido, alguna experiencia así. Entonces, ¿de verdad está cambiando la manera en la que los varones construimos nuestra identidad masculina? Porque puede que se trate de una ilusión, de un maquillaje que la masculinidad tradicional nos presenta para no perder su centralidad en la configuración de las relaciones de poder. Es necesario que de verdad nos interesemos por las desigualdades que reproducimos a diario y que nos ocupemos de generar espacios igualitarios”.Licencia por partenidad en la ArgentinaLicencia por partenidad en la Argentina

Más días para cuidar

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Pero para modificar rasgos culturales súper naturalizados bueno sería contar con un sistema de licencias equitativo que aporte a garantizar el derecho a cuidar de las familias y a ser cuidados de las niñeces.

En Argentina, los varones y progenitores no gestantes que trabajan en el sector privado tienen derecho a dos días de licencia remunerada por nacimiento de hija o hijo ─de los cuales al menos uno debe ser hábil─, de acuerdo a la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo (LCT) sancionada en 1974. Por el Convenio Colectivo de Trabajo que regula a cada sector se pueden ampliar. La misma legislación establece para las mujeres y personas gestantes 90 días de licencia por maternidad paga. Si bien los tiempos son claramente más extensos, no alcanzan el piso de 14 semanas que marca el Convenio 183 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Licencia por paternindad en América LatinaLicencia por paternindad en América Latina

En paralelo, el sector público cuenta con distintos plazos según la jurisdicción. A nivel nacional la licencia es de 15 días por nacimiento para la persona no gestante y de 100 días para la persona gestante.

El régimen actual, además, ni siquiera repara en la diversidad de grupos. Las familias homoparentales y las adoptantes no disfrutan de los mismos derechos, tampoco se consideran días adicionales de licencia por embarazos múltiples o por hijos con discapacidades.

Cuando nacieron los mellizos, Mariano se pidió vacaciones. Que el parto fuera en diciembre le permitió juntar dos períodos de vacaciones y alargar un poco la vuelta al AFSCA (actual ENACOM) donde trabaja. Cuando ese tiempo acabó, pidió cambiar su turno laboral a la noche para lograr el enroque con la vuelta a la casa de la mamá de los nenes. Cual juego de ajedrez se fueron moviendo buscando la delicada y estresante conciliación de las vidas productivas y reproductivas.

Muy importante es señalar que solo el 47,5% de los trabajadores y el 51,1% de las trabajadoras que son padres o madres están cubiertos por las licencias escuetas. El acceso a este derecho se encuentra, encima, condicionado al modo de inserción laboral y es una garantía únicamente para los asalariados formales. El esquema excluye a informales, monotributistas, autónomos, desocupados e inactivos.Florencia Caro Sachetti, coordinadora del programa de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPECFlorencia Caro Sachetti, coordinadora del programa de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC

En diálogo con Infobae propone Florencia Caro Sachetti, coordinadora del programa de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC): “Proponemos una reforma del régimen de licencias por nacimiento o adopción basado en tres principios. La universalidad, abarcando a todas las personas con hijos/as. La co-parentalidad, fomentando el rol de los progenitores no gestantes en el cuidado y la crianza. Y, por último, la adaptabilidad, que apunta a brindar flexibilidad a las familias en el uso de las licencias. En este sentido, tanto la ampliación de la licencia por paternidad (o para progenitores no gestantes) como la creación de una licencia familiar de uso distinto pueden contribuir a avanzar en los principios por involucrar a ambos progenitores y por otorgar mayor libertad a las familias para organizarse según sus necesidades. Así, las familias tendrían mayores oportunidades para ejercer su derecho al cuidado”.

Por su parte, Carolina Villanueva, directora de la organización Grow -género y trabajo-, pone el foco en las evasivas: “Proyectos de reformas de licencias ha habido y hay un montón. Lo que falta es decisión política. La primera excusa que surge es la de pensar que en Estados quebrados es difícil aumentar la presión social sobre el sistema de seguridad y previsión para el financiamiento de estas licencias. Pero el tema es definir qué se prioriza en las políticas y por qué nunca termina siendo prioridad acciones que los movimientos de mujeres estamos demandando hace mucho. Por otro lado, creo que debería aumentar el pedido de los hombres por paternidades más activas. Sino, seguimos siendo las mujeres quienes demandamos por el derecho a cuidar de los varones”.

Lo personal es político

-Como hombre me beneficia, pero igual me parece raro que el feminismo no plantee más fuertemente el tema de las licencias siendo algo que igualaría bastante las situaciones laborales.

-¿Pero siempre depende de que nosotras nos movamos?

-Bueno, aprovechemos el impulso. Es como si te viera yendo a la cocina y te pida que lleves un vaso.Carolina Villanueva, directora de la organización GrowCarolina Villanueva, directora de la organización Grow

¿Por qué los varones se resisten a protagonizar una lucha que los involucra tan directamente? ¿Por qué no rebelarse con más compromiso quienes no se sienten reflejados en el espejo de la masculinidad tradicional? ¿Qué lugar se autoasignan como padres en realidad?

Para Sebastián Fonseca, los cambios identitarios ─entre varones de diferentes generaciones por ejemplo─ no alcanzan para hablar de nuevas masculinidades si no impactan en el plano de la subjetividad pero, sobre todo, en la democratización de las relaciones de poder: “Como colectivo no tenemos un horizonte político claro. Por eso es importante que cada vez más varones comuniquemos las ideas del feminismo, que es una invitación para el mundo, y desarrollemos propuestas que despierten el interés de los varones ideológicamente más cercanos. Es preciso que nuestras unidades organizacionales, familiares, de militancia, de acción social, política, sindical, barrial, etc, se parezcan lo más posible al horizonte social que nos permitimos desear”.

Criar y cuidar es un trabajo, una actividad permanente y fundamental que necesita de la politización de un abordaje colectivo. No debería tratarse de producir generaciones en serie, sino de crear un mundo nuevo con varones decididos a desmoldarse para paternar desde lo personal, lo familiar y lo político. Porque “padres eran los de antes”, pero mucho mejor serán los que vendrán… si se lo proponen.

Fuente e imagen: https://www.infobae.com

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LGBTIQ: ¿Cambio de mentalidad en Suiza?

Por: Katy Romy

El 26 de septiembre el pueblo suizo votará sobre el matrimonio para todos. De este modo, la Confederación tendrá la oportunidad de ponerse a la par de otros países europeos en materia de derechos de las personas LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer).

En la actualidad Suiza es uno de los pocos países de la Europa Occidental que no permite el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Estas personas solo pueden formar una unión registrada, es decir, una forma de vínculo que no les brinda los mismos derechos que el matrimonio ofrece a las personas heterosexuales. Pero esto podría cambiar el 26 de septiembre, cuando Suiza vote el proyecto de ley de ‘Matrimonio para todos’.

El texto, que el Parlamento aprobó en diciembre de 2020, prevé la apertura del matrimonio a las personas homosexuales. Además, facilitaría a las parejas de mujeres acceder a la donación de esperma, permitiría la adopción conjunta así como que el cónyuge obtenga la nacionalidad.

Un comité entre partidos –compuesto sobre todo por representantes de la derecha conservadora– ha puesto en marcha con éxito un referéndum contra esta ley. Consideran que el “matrimonio para todos equivaldría a abrir una brecha social y política que vaciaría de contenido la histórica definición del matrimonio, entendido como la unión duradera entre un hombre y una mujer”.

El pueblo deberá decidir en las urnas. Se trata de una decisión que las familias arcoíris suizas esperan con impaciencia para poder beneficiarse de una mayor seguridad jurídica.

La última pequeña victoria de la comunidad LGBTIQ tuvo lugar el 9 de febrero de 2020. Ese día la población suiza acordó en las urnas castigar la discriminación basada en la orientación sexual y el racismo.

Aunque todavía queda mucho por hacer para que las minorías sexuales y de género tengan plena igualdad de derechos, advierten los expertos en Suiza y en el extranjero.

No obstante, a pesar de los progresos continuos de la sociedad para aceptar la homosexualidad, la homofobia sigue siendo un problema en Suiza. La discriminación y los ataques verbales y físicos por la orientación sexual o la identidad de género marcan, todavía hoy, el camino de algunas personas.

“La característica de la homofobia y la transfobia es que el rechazo puede provenir de la propia familia”, dice Caroline Dayer, experta en cuestiones de violencia y discriminación, de género e igualdad.

Además, algunos movimientos religiosos ultraconservadores siguen siendo especialmente intolerantes hacia las minorías sexuales y, de manera más o menos transparente, practican a veces las terapias de conversión.

En los últimos años se han puesto en marcha medidas para combatir la homofobia, sobre todo en el contexto escolar. Son, a menudo, iniciativas privadas basadas en el voluntariado, como la de la asociación bernesa ABQ.

En el pasado, Suiza estuvo a la vanguardia de los derechos de las personas LGBTIQ. En 1942 (en un momento en que en los países vecinos la represión contra las personas homosexuales era feroz) Suiza despenalizó la homosexualidad. Y cuando en 2007 introdujo la unión registrada [las parejas de hecho], la Confederación se convirtió en el primer país del mundo en reconocer de forma directa y masiva a las parejas del mismo sexo. El 58% votó a favor.

Desde enero de 2018, las personas homosexuales tienen derecho a adoptar al hijo (o hija) de su pareja. Sin embargo, ser pareja inscrita no pone en el mismo plano de igualdad a las personas homosexuales y a las heterosexuales. Ya que esta unión civil no permite a las parejas del mismo sexo adoptar o beneficiarse de la reproducción asistida. Esto hace que muchas parejas opten por soluciones alternativas, y sobre todo que recurran a bancos de esperma en el extranjero.

Fuente e imagen: https://www.swissinfo.ch/

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Repensar la educación

Por: Hilario Vélez Merino

Con el tiempo, una prensa mercenaria, demagógica, corrupta y cínica crea un público tan vil como ella misma.

Joseph Pulitzer

El contexto

El domingo 4 de abril se iniciaron las campañas políticas con la difusión de 19 000 000.5 de spots en todas las estaciones de radio y televisión que hay en el país; el ritmo de transmisión fue de 314 516 spots al día, esto es, 17 473 cada hora de las 18 horas que se pautaron de 6 de la mañana a la medianoche.

Veamos algunos ejemplos del empleo de recursos estratosféricos. En la elección de quince gobernadores, al estado que menos recursos le asignó el Instituto Nacional Electoral (INE) fue Colima; el de más recursos para la campaña, Sonora.  En Colima, el Consejo Local del INE del Estado de Colima determinó que el máximo de gastos de campaña por candidato será de 16 565 988 pesos, y en Sonora lo fijó en 85 311 342 pesos.

Para la elección de diputados federales, el INE determinó un tope máximo de gastos de campaña por candidato de 1 648 189 pesos; serán votados 300 diputados de mayoría relativa; suman la “módica cantidad” de 494 456 700 pesos de gastos.

Más allá del financiamiento ordinario, este año los partidos políticos dispondrán de 3 361 293 411 pesos para lo que se conoce como “obtención del voto ciudadano”; las campañas durarán 60 días e implicaría un gasto diario de 56 000 000 de pesos en proselitismo político.

Estos gastos exagerados los pagamos los ciudadanos con la contribución que hacemos al Servicio de Administración Tributaria (SAT). México es uno de los países que más invierte en elecciones y en financiamiento a los partidos políticos.

Dejemos de lado el gasto que genera obtener el voto ciudadano. Vayamos a la lluvia de spots que las familias reciben a diario de la televisión y radio. Son 17 473 cada hora, representan 291 spots por minuto que escuchan los niños y adolescentes en edad escolar.

Fundamento

Pero vayamos a los contenidos de cada spot. En la investigación realizada por Enrique Castañeda Tenorio y Patricia Fabiola Coutiño Osorio (profesor investigador en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y profesora investigadora en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, respectivamente), los resultados del análisis revelan que en las campañas electorales no importa a quién se descalifique ni las consecuencias siempre y cuando las campañas en contra del adversario se ajusten a la normatividad vigente. Finalmente, se examinan los anuncios de distintos partidos políticos a la luz de la última reforma. Estos dan cuenta de la reiterada descalificación hacia los contendientes como estrategia política para atraer votos.

Analicemos ahora qué impacto tiene la publicidad y los spots de la televisión en los niños en edad escolar y sus familias

Muñoz Alonso sostiene que los medios, y muy especialmente la televisión, son los que moldean el entorno social. Gran parte de la percepción de la realidad de cualquier persona está tamizada en buena medida por los medios de comunicación y en concreto por la televisión; vivimos en una cultura mediatizada por la televisión.

    Los medios como televisión y radio influyen en los esquemas infantiles de tres formas diferentes pero no excluyentes entre ellos:

  • Los medios de masas pueden cambiar los esquemas emocionales cuando son débiles, pobremente integrados, aislados o inaprovechables.
  • Pueden cambiar los esquemas emocionales cuando son centrales, sobresalientes, importantes y bien integrados, e incluso si son también insuficientemente desarrollados para manejar eventos nuevos.
  • Pueden cambiar la consideración del esquema y de su proyección o desarrollo gracias a exposiciones sistemáticas, continuas y consistentes de los mensajes (efectos de cambios gota a gota) muy característicos de la televisión).

    Causan una verdadera confusión entre realidad y ficción. Una de las razones que defendemos los profesores es que los niños son muy vulnerables a los mensajes televisivos porque toman por realidad lo que ven en el televisor.

   Vivimos una saturación propagandista impregnada de publicidad comercial y ahora la publicidad electoral que cansa y llega al hartazgo total.

Esta sarta de descalificaciones, mentiras y ofensas de los spots no sólo influyen en distorsionar la realidad de los alumnos, sino que vulneran los estados socioemocionales ya golpeados por la pandemia.

Propuesta

En la actualidad, los docentes reconocemos que los medios de comunicación de masas son considerados un elemento que forma parte de la vida de los escolares e influyen de manera directa en su percepción de la realidad y del mundo en el que viven.

En consecuencia, son una fuente de aprendizaje para ellos y se convierten, en definitiva, en agentes que influyen en su proceso de aprendizaje y socialización, aunque con pocos resultados.

La estrategia de la SEP Aprende en casa cambió la concepción de que los medios de comunicación ofrecían información contradictoria en relación con el aprendizaje que los niños adquirían en la escuela. Supone una intromisión en el trabajo realizado por el docente a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje porque se les consideraba como intrusos que actúan perjudicando el producto del trabajo docente.

Este paradigma se puede fundamentar en los siguientes elementos que conforman los acción educativa y pedagógica de la escuela:

  • Tendencia a ignorar los medios de comunicación por la influencia negativa que ejercen sobre el aprendizaje.
  • Acciones de protección para los alumnos con el fin de frenar su influencia.
  • Puesta en práctica de un proceso de enseñanza y aprendizaje en contra de los medios.

La pandemia nos está planteando otros escenarios debido a que los docentes implementamos nuevas pedagogías para generar aprendizajes virtuales y trabajamos con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), incluidos los programas establecidos en la TV

Con esta nueva percepción la escuela debe plantearse nuevos retos en relación con los medios de comunicación:

  • Enseñar al estudiante a seleccionar la información que recibe.
  • Considerar a las TIC como un recurso didáctico y un elemento de apoyo para el proceso educativo que determine aquellos que se pueden utilizar en los procesos de enseñanza y aprendizaje, y se descarten aquellos que se limitan al entretenimiento.
  • Analizarlos como objetos de estudio y de conocimiento.
  • Incorporar las TIC como objeto de estudio a través de los temas transversales con el fin de que el alumnado adquiera una actitud que conlleve al análisis crítico y reflexivo del contenido que estos transmiten.
  • Enseñar a los alumnos a analizar el papel que desempeñan los medios de comunicación en nuestra sociedad.
  • Aprender a analizar la forma en que los medios organizan nuestro modo de ver el mundo.

Los medios de comunicación son un espejo donde se puede observar el acontecer diario y lo que sucede en nuestro alrededor. Permiten al alumno acercarse a los principales problemas y provocan la toma de posición y la decisión personal.

La escuela no puede competir con los medios, pero tampoco puede ignorarlos o tratar de estigmatizarlos porque fracasará rotundamente. No es con el rechazo con lo que se puede neutralizar su influencia sino con la aceptación, el acercamiento y el conocimiento de todos los mecanismos que lo conforman.

La mejor manera de proceder es formando a los docentes y a los alumnos para que sean espectadores inteligentes y críticos, capaces de filtrar la información, elegir los programas y navegar por la red de una manera consciente y bien pensada, sin dejarse manipular ni recibir de forma pasiva mensajes que atenten contra su dignidad personal.

Dejemos las descalificaciones y el hartazgo que nos está causando los mensajes de cada partido en esta campaña electoral.

 Los recursos que están gastando los partidos y candidatos mucha falta nos hacen en cada escuela: no tenemos internet, ni tenemos equipos de cómputo ni contamos con docentes de las asignaturas de Educación artística, de Vida saludable y de Tecnologías. Y, para colmo, no tenemos recursos para comprar medidores de temperatura, gel desinfectante y jabón para el regreso a clases.

Se suma que gran cantidad de las escuelas fueron objeto de robos, solo en mi zona escolar de secundarias técnicas de 9 escuelas en total, cuatro fueron visitadas por ladrones que se llevaron: aires acondicionados, equipo de cómputo, mobiliario, cablería eléctrica, tubería de agua potable, más la destrucción de protectores de ventanas y puertas.

Todo ese dinero malgastado en campañas de desprestigio, que vulneran la realidad y la ética de los alumnos, bien puede servir para fortalecer los centros educativos: contratar a los docentes que nos faltan y contar con trabajadores sociales y orientadores escolares que muchas escuelas no tenemos; en fin, sobraría para construir más escuelas con amplias instalaciones, mobiliario y equipos electrónicos modernos.

Fuente: educacionfutura.org

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Educación Superior y Pospandemia

Educación Superior y Pospandemia

Mtro. Octavio Mercado G.

Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa

Si bien es claro, para el inicio de 2021, que la Pandemia iniciada en 2020 ha transformado de manera radical todos los aspectos de la vida cotidiana a nivel global, imaginar el futuro en el mundo pospandémico, si bien es impostergable, resulta difícil cuando las condiciones cambian día con día debido a la aparición de nuevas cepas del COVID-19 y de las variables relativas a la producción y aplicación de vacunas en los países que están condiciones de hacerlo. Probablemente pasaran varios años antes de que podamos entender completamente la forma de funcionamiento del virus, sus implicaciones y posibles consecuencias en el mediano y largo plazo, así como las variables precisas que incrementan la mortalidad. Poco a poco, hemos ido adquiriendo algún nivel de certidumbre acerca de los mecanismos de transmisión, que nos pueden ayudar a tomar medidas y que comienzan a orientarse no la desinfección de las superficies, sino la mayor ventilación posible en los espacios físicos. La certeza al respecto es indispensable para poder trazar una ruta de regreso a algún nivel de presencialidad.

Las restricciones a la movilidad son, posiblemente, el aspecto que ha trastornado con mayor fuerza nuestra experiencia cotidiana, llevando, en los casos en que esto fue posible, al teletrabajo y en otros, al franco desempleo, particularmente en los sectores del entretenimiento y la cultura. Ello representa, sin embargo, solamente una de las facetas de un proceso de cambio que está afectando todas las parcelas de la vida cotidiana. En las siguientes líneas, realizaremos una reflexión especulativa sobre el futuro de la educación superior en México en un contexto pospademia al cual, optimistamente, esperamos arribar entre el último trimestre de 2021 y los primeros meses de 2022.

Durante febrero de 2020, las Universidades chinas fueron las primeras en el mundo en comenzar a cerrar sus campus, como una primera medida de contención, que fue seguida en los primeros días del mes de marzo por universidades del resto del mundo, hasta que, para el final de ese mes, se encontraban suspendidas las actividades presenciales en casi todas las instituciones de educación superior del orbe, las cuales comenzaron a plantear alternativas emergentes que permitieran mantener algún nivel de operatividad en modalidades a distancia. En el caso mexicano, el 20 de marzo la Secretaría de Educación Pública sugiere la suspensión de actividades presenciales, permitiendo a las universidades autónomas la última palabra al respecto. Entre el 17 y el 20 de marzo suspenden clases presenciales la gran mayoría de las universidades del país. Cabe señalar que, al momento de esta primera suspensión, el escenario planteado por las distintas instituciones y por el ánimo popular, era la de un confinamiento, relativamente breve, de algunas semanas, en una situación que quizás fuera solamente un poco más grave que la suscitada a partir de la pandemia de la influenza H1N1 en 2009. Este diagnóstico, sin embargo, se desvaneció en unos cuantos días

El 24 de abril, el Consejo Nacional de la ANUIES emite el “Acuerdo Nacional por la Unidad en la Educación Superior frente a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19” en el que establece el compromiso de salvaguardar la salud de las comunidades y el aseguramiento de la continuidad de los servicios académicos.

Aquí, es importante hacer un señalamiento que es, de hecho, el origen de este texto: lo que ha ocurrido durante el último año en el contexto de la educación superior a nivel global ha sido (y de esta manera ha sido asumido repetidamente por las instituciones), un mecanismo para enfrentar una emergencia que, en un primer momento parecía que tomaría algunas semanas o, en el peor de los casos, algunos meses. En la primera mitad de 2020, no existía claridad sobre la duración del confinamiento, y no había condiciones para plantear, en ese momento, un programa razonado y planeado de educación a distancia. Explico la diferencia: un programa de educación a distancia tiene, necesariamente que habilitar a los profesores, adaptar los contenidos de los planes de estudio, las actividades didácticas e incluso, de ser necesario, los objetivos curriculares a aquello que es posible alcanzar a través de actividades no presenciales. En estos momentos, en las universidades trabajamos sobre planes diseñados en su mayoría para el trabajo presencial y en los que distintas actividades están siendo omitidas o postergadas y en los que, necesariamente, habrá algún nivel de perjuicio en la formación, en un problema cuya dimensión comienza apenas a ser valorada una vez que se ha hecho visible que las condiciones de la pandemia implicarán ajustes y adaptaciones en la operación del sistema educativo en todos sus niveles durante varios años. Esto porque, es también evidente, el problema de la educación remota en condiciones de emergencia afecta no solamente a las universidades, sino a todos los niveles educativos, en los cuales se están produciendo altos niveles de rezago y abandono, así como la ausencia de actividades prácticas que, necesariamente, impactaran en la formación, provocando carencias que tendrán que ser asumidas por los niveles educativos superiores, en la medida de los recursos disponibles.

La operación de los mecanismos emergentes se ha encontrado con múltiples obstáculos, el más evidente quizás sea la brecha tecnológica no solamente entre el país y el primer mundo, sino, de manera más preocupante, entre las distintas regiones al interior del país.

El problema principal no está, sin embargo, en la tecnología sino la manera en que se ha asumido el paso a la educación a distancia no solamente desde la emergencia sino desde una falsa normalización de las condiciones de trabajo de profesores y alumnos y donde algunas instituciones parecieran diagnosticar el éxito de la estrategia implementada sin acabar de sopesar lo perdido en esta etapa.

Es enorme la diversidad de la educación superior en México, no solamente por los distintos subsistemas que la conforman, sino por los recursos y por tanto posibilidades diferenciadas de adaptación a nuevas condiciones de las distintas instituciones. Aquí, es pertinente aclarar que el presente texto está orientado al problema de la docencia, reconociendo que la investigación se encuentra en un problema de mayores dimensiones y complejidad y por lo mismo, requiere de mayor espacio y de otro enfoque para poder abordarlo.

Particularmente en el caso mexicano, al momento de escribir estas líneas (primer semestre de 2021), y dado el rezago en la entrega de vacunas con respecto al primer mundo, particularmente EEUU y Europa, es muy probable que exista un retraso de varios meses en la vacunación frente a estos espacios, lo que producirá un desfase en la reanudación de actividades presenciales, así como en los programas de movilidad y en las posibilidades de alumnos y egresados nacionales para la realización de estudios de posgrado en el extranjero.

El calendario de vacunación, que contempla importantes avances para el último trimestre de 2021, si bien aliviará enormemente la situación, no resuelve por completo el problema de una planta docente, que en las instituciones públicas tiene una baja movilidad y por lo mismo, cuenta con altos porcentajes de profesores en edad de riesgo y con comorbilidades que amenazarán seriamente su retorno a actividades presenciales en el futuro inmediato, al menos mientras no estén totalmente claros temas como la duración de la inmunidad de la vacuna o las implicaciones de la reinfección.

De tal forma, si bien estamos todos sujetos a condiciones y tiempos globales a partir de la producción y distribución de vacunas para su posterior aplicación, o bien, el descubrimiento y desarrollo de tratamientos eficaces que logren disminuir la tasa de mortalidad del COVID-19, comienza a ser evidente que hay un conjunto de acciones sobre las que es necesario comenzar a trabajar para ir preparando a nuestras instituciones para el retorno a actividades en un clima que difícilmente podrá seguir siendo descrito como “normalidad” y que, por el contrario, obligará a redefinir, en las medidas de cada institución, condiciones particulares para el retorno a una nueva realidad que, casi con total seguridad, sabemos hoy que no será la de diciembre de 2019.

Decíamos al inicio del texto, que se trataba de una reflexión especulativa sobre el futuro, esto es, sobre todo, porque hay como pocas veces en la historia, total incertidumbre sobre las condiciones y tiempos del futuro inmediato, marcado por variables como las señaladas respecto a reinfección y tiempo de inmunidad, pero también por las afectaciones producto de la crisis económica global como primera consecuencia de la pandemia, y las posibilidades de aprender algo sobre la operación remota que sea posible aplicar en la nueva realidad a la que nos enfrentaremos, con las implicaciones que esto tiene en términos no solo pedagógicos sino incluso, de dinámicas laborales.

 

El futuro que es posible imaginar hoy

A partir de la observación de la manera en que distintas universidades han reaccionado frente a la pandemia, es posible comenzar a imaginar la manera en que, durante la segunda mitad de 2021, y posiblemente por un par de años más, al menos, se transformarán las dinámicas de los procesos de enseñanza-aprendizaje en la educación superior, particularmente en las instituciones públicas de nuestro país.

Regreso en fases y en horarios escalonados

Es muy probable que el ritmo de avance en la campaña de vacunación, sumado a la diversidad de edades de los integrantes de la comunidad, lleve a la organizar al personal de las universidades, distinguiendo aquellos ya vacunados, de los que aún no han pasado por el proceso, y a quienes se encuentran dentro y fuera de los grupos de riesgo. A partir de estas distinciones, será posible planear el retorno, mes con mes, de una cantidad cada vez mayor de integrantes de la comunidad universitaria, en una dinámica que, de cualquier manera, requerirá muy probablemente de horarios escalonados para mantener cantidades reducidas de alumnos en los salones con el mínimo indispensable de actividades presenciales.

Grupos reducidos o en espacios abiertos

El retorno no puede ser inmediato, la diversidad de condiciones de profesores y alumnos, así como de infraestructura física y digital, habrá de llevarnos a modificar las dimensiones de los grupos, Ahí donde en diciembre de 2019 era posible que 20 alumnos tomaran clase, probablemente  permitirá solamente el acceso de 10 alumnos para mantener condiciones de distancia y circulación del aire, Esto, por mera aritmética, obligará a establecer otra organización para cada clase, separando a cada grupo en fragmentos que, seguramente, tendrán que ser atendidos por el mismo profesor y en el mismo espacio, abriendo un problema cuya solución inmediata podría estar en esquemas semipresenciales y la utilización de la figura de ayudante de profesor o incluso, en casos extremos, de alumnos de los grados superiores, como apoyo para los profesores en la gestión de esos grupos multiplicados. Una variante al respecto será la modificación de los espacios para la docencia, habilitando espacios abiertos, sin muros, en los que sería posible mantener algún nivel de actividad en grupos de mayor tamaño, dependiendo, por supuesto, de que existan condiciones de infraestructura para una planeación semejante.

Mantenimiento de oferta a distancia

Algunas de las experiencias de educación remota, posiblemente las menos, han resultado claramente exitosas, cubriendo los contenidos establecidos y, además, estableciendo posibilidades de discusión a través de videoconferencias. Estos casos de éxito permiten plantear el establecimiento de modalidades semipresenciales como una constante en la educación superior en nuestro entorno, reconociendo que, como señalamos antes, cualquier cambio requerirá de un proceso de discusión amplio respecto a cuáles son las posibles materias en las que la modalidad a distancia puede resultar funcional.

Un buen proceso de planeación en este camino puede llegar a facilitar enormemente la operación de la docencia, al contar con diversidad de materiales didácticos y actividades diseñadas y listas para su utilización dentro de plataformas académicas, que pueden ser fácilmente activadas y complementadas con sesiones de discusión y retroalimentación con el profesor (pero donde el grueso del trabajo de preparación de clase ha sido realizado ya y solamente requerirá de actualizaciones)

Frente a este futuro, es importante comenzar a dar los primeros pasos que permitan adaptar a las universidades para los cambios que se aproximan:

Sometiendo a revisión los planes de estudio y perfiles para hacer frente a las modificaciones que podemos percibir en el entorno, reforzando habilidades y conocimientos relacionadas con medios digitales, autonomía y trabajo remoto.

En el mismo sentido, se debe de verificando cuales contenidos son susceptibles de mantenerse en modalidades no presenciales para pasar a realizar los cambios pertinentes que permitan que se mantengan operando a distancia.

Diseñando programas de capacitación para el reforzamiento de las habilidades en el uso de TICs del personal académico.

Estableciendo programas de equipamiento, o bien, de uso del equipo de las instituciones en condiciones seguras, para evitar que la brecha en recursos tecnológicos empuje a los alumnos a abandonar sus estudios.

Construir un futuro no en condiciones ideales, si en las mejores condiciones posibles

El funcionamiento de una oferta semipresencial de manera permanente, apoyará el desarrollo de una mayor autonomía por parte de los alumnos, pero requerirá también, de reforzar las formación de profesores para la producción de material didáctico y sobre todo, para replantear el papel del docente en un escenario de educación no presencial, en donde, lejos de impartir cátedra, ha de servir como una suerte de asesor que planee, supervise el acceso a los materiales y después pueda establecer mecanismos de retroalimentación y aplicación con los alumnos, señalando con claridad los mecanismos para realizar las tareas de acompañamiento en la modalidad que sea posible.

El tamaño de la posible demanda obligará a diversificar los mecanismos de solución para el equipamiento de la comunidad, en un conjunto de alternativas que puede incluir, el préstamo de equipos existentes, el otorgamiento de becas en especie y la posibilidad de tener un uso extendido de los equipos de computo existentes en las instituciones. Todo esto, entendiendo los distintos niveles de compromiso que se deben de plantear al respecto en los casos de profesores y de alumnos.

El proceso de cambio al cual están a punto de entrar las universidades, no es sino el reflejo de un macrocosmos, de un mundo cambiante en el que las dinámicas laborales y por lo mismo, las habilidades y conocimientos que requerirán los alumnos para integrarse al campo profesional, también se están transformando y donde, no nos queda, como parte de las instituciones, sino reaccionar reflexivamente, pero sin la menor dilación, para ajustar nuestras formas de trabajo al nuevo mundo que se está dibujando frente a nuestros ojos.

Biliografía

Garner, L (2020)  What higher ed has learned from Covid-19, Chronicle of Higher Education, Vol. 67 Issue 6, p34-35

Hodges, Ch, Moore, S, Lockee, B, Trust, T, Bond, A (2020) The Difference Between Emergency Remote Teaching and Online Learning, Educause review

https://er.educause.edu/articles/2020/3/the-difference-between-emergency-remote-teaching-and-online-learning

Ordorika, I (2020) Pandemia y educación superior. RESu Revista de la educación superior 49, 1-8

https://doi.org/10.36857/resu.2020.194.1120

Schmelkes, S. (2020). La educación superior ante la pandemia de la Covid-19: el caso de México. Universidades, 71(86), 73-87.
https://doi.org/10.36888/udual.universidades.2020.86.407

Animal político (16 de marzo de 2020) UNAM, Ibero, ITAM, UAM, el TEC e IPN adelantan suspensión de clases para evitar contagios de COVID-19. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/2020/03/universidades-suspension-clases-covid-19-unam-poli-uam-ibero-tec-itam/

ANUIES, Acuerdo Nacional por la Unidad en la Educación Superior frente a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19. Recuperado de: http://www.anuies.mx/noticias/para-enfrentar-emergencia-sanitaria-por-el-covid-19-rectores-y

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/educacion-superior-y-pospandemia/

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México: Mujeres y Elecciones 2021

Mujeres y Elecciones 2021

Publicado por: Pluma invitada

Sofía Gutiérrez Larios

México tiene 126 millones de habitantes. El sexo femenino representa el 51.58%.

En las recientes elecciones, el 52% del listado nominal fueron mujeres.

Pero se habló de avance femenino en los comicios, y fue histórico.

6 de las 15 gubernaturas fueron obtenidas por mujeres: Baja California (Marina del Pilar Ávila), Campeche (Layda Sansores San Román), Chihuahua (María Eugenia Campos), Colima (Indira Vizcaíno), Guerrero (Evelyn Cecia Salgado Pineda) y Tlaxcala (Lorena Cuéllar Cisneros).

A finales de este año, serán 8 las gobernadoras simultáneas, considerando a las actuales Claudia Sheinbaum, de la Ciudad de México; y a Claudia Pavlovich, de Sonora. El mayor registro hasta ahora.

De hecho, en México únicamente 9 mujeres habían gobernado un estado: Griselda Álvarez Ponce de León (1979-1985 en Colima), Beatriz Paredes Rangel (1987-1992 en Tlaxcala), Dulce María Sauri Riancho (1991-1993 en Yucatán), Rosario Robles (1999-2000 en el Distrito Federal), Amalia García Medina (2004-2010 en Zacatecas), Ivonne Ortega Pacheco (2007-2012 en Yucatán), Claudia Pavlovich Arellano (2015-2021 en Sonora), Claudia Sheinbaum Pardo (2018-actual jefa de Gobierno de Ciudad de México), y Martha Erika Alonso Hidalgo (2018 en Puebla).

Nueve gobernadoras en la historia, y hoy, ocho simultáneas. Un triunfo indudable que, en gran medida, fue impulsado por las acciones afirmativas para la igualdad de género.

La reforma político-electoral de 2014 dictó que el 50% de las candidaturas de partidos políticos debían ser para mujeres. En 2021 el porcentaje fue superado por 1.5 puntos.

El 24 de diciembre de 2020, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) acordó que los partidos políticos estaban obligados a postular a siete mujeres a gubernaturas en 2021. El tribunal también vinculó al Congreso de la Unión y a los congresos locales a regular dicha paridad en las elecciones de 2024.

Como en todo avance, aún quedan pendientes. Las candidaturas para las gubernaturas y presidencias municipales; es decir, las de mayor responsabilidad, fueron mayoritariamente para hombres.

Es del todo erróneo pensar que sólo por cuotas de género las mujeres acceden a puestos de poder, pero su importancia es innegable para la evolución cultural. Las leyes forman sociedades.

Para concluir, repasemos algunas reflexiones de las mujeres mexicanas que han gobernado un estado.

Griselda Álvarez, primera gobernadora de la historia, pronunció en su toma de protesta: “Vivamos  un  tiempo  nuevo de plena igualdad con los hombres; sin privilegios que no requerimos, pero sin desventajas que no merecemos’’.

Beatriz Paredes, primera gobernadora de Tlaxcala, se pronunció: “Estamos viendo pero no estamos mirando. Ése es el gran desafío para quienes hemos participado en otros momentos en abrir brecha».

Ivonne Ortega, segunda gobernadora de Yucatán: “Tener presentes nuestros sueños, es motivo suficiente para levantarnos día a día y preguntarnos: ¿qué haremos hoy para hacerlos realidad?”.

Ellas han ostentado el mayor poder en cargos de elección popular hasta ahora. ¿Qué piensan ustedes?, ¿en qué concuerdan y difieren? y… ¿cuándo estará preparado México para su primera presidenta? Desaparecen los temores: podría ser pronto.

Maestra de primaria en escuela pública. Licenciada en Educación Primaria por el Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima (ISENCO) sofiglarios@hotmail.com 

 

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/mujeres-y-elecciones-2021/

 

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El amor no hace daño

Por:  Eliana Soza Martínez

Las noticias cada día nos dejan más alarmados, especialmente por los crímenes cometidos hacia los grupos vulnerables, en este caso las niñas y niños, quienes se ven afectados por todo tipo de violencia. La peor es el infanticidio, cometido dentro del seno de los hogares en la mayoría de los casos.

Estos hechos los vemos todos los años y los casos que se presentan en Bolivia cada vez son más espantosos. Pensemos en los niños que fueron ahogados por sus propios padres en Sucre, hace unos días. Parece ser que la situación se agravó en el tiempo de pandemia, cuando la educación se realiza desde casa.

Esto puede llevarnos a una amplia reflexión, empezando por la necesidad de mejores políticas de protección a este grupo etario; o por otra parte, la premura de castigos más duros a los victimarios. Sin embargo, creo que como sociedad y ciudadanos de a pie tenemos que ir a un nivel más profundo de meditación. Por ejemplo, preguntarnos: ¿cuáles son las características de la educación que damos a niños y niñas?

¿Por qué hablo de la educación? Pienso que venimos reproduciendo un modelo “adultocentrista” en nuestro estilo de vida. Lo que hacemos y todo lo importante se centra en los adultos; por tanto son ellos quienes detentan el poder sobre los demás, en este caso los menores. Al tener esta potestad, creen poseer vía libre de cometer cualquier abuso. Ven eso como algo natural, ya que cuando fueron niños es probable que hayan sufrido la misma violencia, y ahora al ser mayores es como si hubieran ascendido de rango, teniendo el derecho de abusar de los pequeños.

Me parece también que los victimarios son personas que no aprendieron a gestionar sus emociones ni sentimientos; que se caracterizan por un comportamiento impulsivo. Así mismo, la falta de comunicación e interacción con los menores, mezcladas muchas veces con el alcohol y otras enfermedades, son las que llevan a que se ejerza violencia contra los infantes. Otro aspecto que demuestra lo “adultocentrista” de la sociedad es que no se cree a un niño o niña al informar sobre un abuso. Sólo cuando estos traen consecuencias físicas se hace una denuncia. Finalmente, lo alarmante es que las vejaciones se den en el ámbito familiar, lo que se traduce en que uno de los lugares más peligrosos es el propio hogar.

¿A qué se debe esto? ¿Por qué los que tendrían que proteger, cuidar y dar amor llegan a hacer tanto daño? No soy una especialista ni una científica para responder estas preguntas desde la ciencia; sin embargo quiero compartir con ustedes lo que yo pienso. Lamentablemente muchos conceptos son enseñados, aprendidos y vividos de forma errada en nuestras familias, por ejemplo los del amor, la pertenencia y la sexualidad.

El amor no es un valor que se lo enseñe de manera sana, ya que como lo hemos desdibujado en chistes y otros, todavía muchas mujeres entienden que la violencia es una manera de demostrarlo, por eso es tan común escuchar “me pega porque me quiere” y eso es lo que estamos transmitiendo a los pequeños. De la misma forma la pertenencia. ¿El ser amado nos pertenece? Pienso que muchos responderían “sí”; por lo tanto, se puede hacer cualquier cosa con esa persona porque es de nuestra propiedad. Finalmente, la sexualidad. Existen tantas instancias públicas y privadas preocupadas por una educación de este tipo que se centra solo en el uso de preservativos para evitar embarazos no deseados. Cuando los problemas dentro de los hogares van mucho más allá, pues los adultos sienten que pueden ejercer su dominio sobre los infantes a través de su sexualidad. Por lo que en realidad se necesitaría una educación sexual enlazada con la gestión de emociones para así controlar impulsos y darse cuenta de que no los hace fuertes lastimar a los débiles.

En conclusión, pienso que el tema de violencia en contra de los niños y niñas tiene aristas de las cuales no se está hablando, por lo que es más difícil encontrar soluciones estructurales de fondo, y de prevención. Insisto que necesariamente pasa por la educación a todo nivel. Cada uno de nosotros puede contribuir a aquello, informándonos, deteniéndonos a pensar y analizar qué estamos enseñando a nuestros hijos y qué están aprendiendo, ellos dentro y fuera de los hogares. En especial concentrarnos en transmitir que el amor, por sobre todas las cosas, nunca causa daño ni es sinónimo de dolor.

Fuente e imagen: http://blogs.e-consulta.com

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El regreso inminente a las aulas

Por: Jesús Andriano*

El presente ciclo escolar está por culminar, las actividades escolares se han desarrollado en casa, el proceso educativo se adaptó a las diversas condiciones de los actores educativos; la escuela continua como un espacio vacío, inerte de la vida de los alumnos y ausente de los cambios sociales generados por la pandemia; la dinámica escolar se transformó, el aprende en casa no solo fue el eslogan para atender la educación mediante televisión educativa, aprender desde los medios televisivos o tecnológicos se convirtió en la única alternativa para algunos y en una posibilidad de acercamiento para atender los programas de estudio.

Ante el anuncio de las autoridades sobre el regreso inminente a las aulas, sería pertinente valorar y reflexionar sobre los alcances de una educación a distancia a más de un año de su implementación, si bien, es cierto que ningún plan de estudios de educación básica ésta diseñado para ser atendido fuera de lo escolarizado, es oportuno reconocer que algunos de los objetivos se alcanzaron y que muchos de los aprendizajes que se generaron en casa contribuyeron al reconocimiento de lo que la casa puede brindar para dar respuesta a las condiciones de vida en tiempos complejos.

Las condiciones son tan diversas y adversas, como las posibilidades para dar cumplimiento a los objetivos educativos. De acuerdo con la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes de 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a los nuevos escenarios de una educación no escolarizada. La presencia de la tecnología en él presente siglo ha generado un cambio en la vida cotidiana de la sociedad, en la mayoría de los hogares existe una televisión o un aparato electrónico de uso común asociado a la necesidad del entorno. La situación generada por la pandemia ha orillado a la modificación del proceso educativo, el uso de la computadora y el acceso a internet se han convertido en una condición inherente de la enseñanza y el aprendizaje, sin embargo, los datos que se señala el INEGI, muestran un vacío para atender el desafío educativo, el 43% de los hogares en México cuenta con una computadora, 56.4% cuenta con una conexión a internet y el 10.7% acceden a la conectividad fuera de casa, ante dicho panorama parece que la realidad supera la intencionalidad de dar cumplimiento a una buena educación.

Lo pertinente sería que toda la población inmersa en la educación contara con un equipo de cómputo y acceso a internet, sin embargo, la realidad es otra el poco acceso a la conectividad implica una reconfiguración de la escuela ante la nueva normalidad. La escuela debe ser otra, las prácticas educativas diferenciadas fuera del entorno escolar favorecieron el desarrollo ciertas habilidades en todos los actores educativos.

El docente debe realizar una aproximación al contexto inmediato actual, ser consciente de que el proceso educativo en el aula ahora es diferente –presencial o virtual– y no depende exclusivamente de él, debe tener claro cuál es la finalidad formativa y cuestionarse cuáles son los medios que le ayudarán a alcanzarla. De esta forma, el hecho de que la tecnología reemplace al maestro es ahora, algo que está lejos de ocurrir, por el simple hecho de que las condiciones y los programas de estudios no están adaptados para desplazar el papel del docente como mediador en el proceso de enseñanza.

Habría que cuestionarse la capacitación en la formación continua del docente, considerando un escenario donde tengan las habilidades y herramientas para adaptar su enseñanza mediante otros medios y recursos, que no propiamente sean los escolarizados si la circunstancia de enseñanza así lo requiere. Por su parte, es ineludible reconocer que los alumnos necesitan un sentido educativo en el uso de las herramientas tecnologías, la adaptabilidad a los entornos digitales no puede limitarse al cumplimiento de las actividades escolares, la configuración de un mundo cambiante es parte del objetivo de la sociedad y no propiamente de la escuela; es sabido que el alumno de ahora requiere información clara y concisa que no le demande más de unos minutos de su atención; de lo contrario, se corre el riesgo de que encuentre poco atractivo el material de estudio y lo abandone.

Ante el presente escenario, la practica educativa se tiene que reinventar, la lógica del trabajo docente debe situarse desde la planeación en el uso de recursos adaptables al aprendizaje en la que se consideren las características del contexto y las posibilidades de generar un ambiente educativo cuya finalidad contribuya a una educación contemporánea de adaptabilidad a la nueva normalidad educativa.

*Profesor investigador en la formación de docentes, Colaborador de Voces Normalistas

Referencias

INEGI. (23 de Abril de 2021). Instituto Ncional de Estadística y Geografía . Obtenido de INEGI: https://www.inegi.org.mx/default.html

UNESCO. (25 de Abril de 2021). Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Obtenido de UNESCO: https://es.unesco.org/

Fuente e imagen: https://www.educacionfutura.org/el-regreso-inminente-a-las-aulas/

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