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Impactos y desafíos de la pandemia en América Latina y el Caribe

Impactos y desafíos de la pandemia en América Latina y el Caribe

Lucía Verdugo

El mundo vive una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes en el último siglo y que evoluciona continuamente. Para reflexionar sobre los problemas críticos que viven los países de América Latina y el Caribe, con una visión al futuro, la Unesco convocó a una reunión virtual internacional de alto nivel, coordinada por su oficina en Guatemala. En dos paneles, moderados por los subdirectores de la Unesco, Firmin Matoko y Gabriela Ramos, participaron la premio nobel de la Paz Rigoberta Menchú; Boaventura de Sousa Santos, Universidad de Coimbra; Abel Prieto, Casa de las Américas; Simone Cecchini, Cepal; Saskia Sassen, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales; Michelle Mycoo, coordinadora del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU; Pablo Gentili, del Ministerio de Educación de Argentina; y John Antón Sánchez, Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador.

El evento dio inicio con una invitación de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, a aprender de una crisis que ha sacado a luz las brechas sociales, económicas y para el desarrollo persistentes, ha exacerbado las desigualdades y mostrado el impacto en la carencia de cobertura de seguridad social, para las poblaciones vulnerables, especialmente las personas indígenas, las niñas y las mujeres, conforme el virus fue avanzando. Destacó que la Unesco puso en marcha la movilización de la solidaridad de la comunidad internacional a través de la Coalición Mundial por la Educación y los sectores de las Ciencias Sociales y Naturales, de Cultura y de Comunicación e Información de la organización.

La Dra. Rigoberta Menchú planteó la pandemia como una encrucijada para la humanidad, que marca un antes y un después. Refirió que antes de la pandemia ya había desesperación en la humanidad, como se manifiesta en las grandes migraciones. Dijo que la pandemia nos muestra una realidad espeluznante de falta de protección desde los Estados para los más afectados. La pandemia nos ha dado la lección del retorno necesario a la familia y los saberes ancestrales, a la Madre Tierra. Y este es un reto para el humanismo, porque tiene que haber una dosis de humanidad en todo lo que vamos a construir para el futuro.

Boaventura De Sousa Santos, pensador e intelectual de la actualidad, expresó que la primera lección que nos trae el virus es que esta pandemia ocurre dentro de otra pandemia, que es el neoliberalismo. “Los mercados no son todo en la vida. Con la pandemia, la gente no pidió protección al mercado, sino al Estado”.

De Sousa planteó que el virus no es democrático. “En países se dio prioridad a la vida, pero en otros se le dio a la economía, como si la economía pudiera prosperar encima de un monte de cadáveres”. De Sousa llama al virus “un pedagogo cruel”, cuya enseñanza más importante es que la Madre Tierra nos pide terminar el modelo actual de desarrollo ante la hecatombe de la destrucción de la naturaleza.

Señaló que entramos en un período de transición paradigmática, con tres escenarios a futuro, de los cuales solamente el tercero produciría un cambio real de modos de vida, de producción y de convivencia; en el cual es esencial el conocimiento ancestral de los pueblos.

Simone Cecchini, de la Cepal, dijo que América Latina es el epicentro de la pandemia, con 300 mil muertos que representan un tercio del total de muertos en el mundo por coronavirus en una región que no estaba bien antes de la pandemia. Antes de la pandemia, gran parte de la población no accedía a derechos sociales, económicos y culturales, con un total de 54% de trabajadores informales. A ello se suma la alta conflictividad social por el descontento popular generalizado reclamando cambios estructurales en los países y la protección social de los estados, ya que quienes no acceden a sus derechos y a condiciones mínimas de empleo y desarrollo, no pueden acceder a educación a distancia, tecnologías y servicios básicos, sino por el contrario, sufren de hacinamiento, carecen de servicios de salud, agua y saneamiento.

Cecchini también expresó que hablar de América Latina es hablar de diversidad de estadísticas y de escenarios políticos y sociales. Según datos y proyehttps://profelandia.com/cciones de Cepal, la región puede esperar una caída del producto interno bruto (PIB) del 9,1% en 2020, un descenso en la actividad económica de tal magnitud que llevará a que el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010, es decir, se espera un retroceso de 10 años en los niveles de ingreso por habitante, según el Informe especial Covid-19 N⁰ 5 del 15 de julio de 2020.

Una de las expresiones positivas de la crisis es que ha habido un estallido del pensamiento, de la imaginación, del reclamo de dignidad de los sectores más afectados, dijo el coordinador del evento y representante de la Unesco en Guatemala, Dr. Julio Carranza, retomando algunas de las ideas expresadas. Resaltó las coincidencias expresadas sobre la urgencia de rescatar el Estado y las políticas públicas, como instrumentos de la democracia. Expresó la preocupación sobre el acceso desigual a la educación a distancia, así como por la vuelta a la educación presencial que tendría que plantearse con cambios fundamentales, aumentar la inversión en educación y combatir las desigualdades.

Enfatizó que es necesario reforzar la democracia en su sentido esencial y encontrar salidas que respondan a los intereses más nobles de la humanidad. Rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la consigna de que hoy debemos reforzar, más que nunca: “no dejar a nadie atrás”.

Vínculo web directo a la conferencia y al análisis completo de la región. https://shorturl.at/wBPR0

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Entre el Aula y el “Zoom”: Los modelos híbridos como estrategia educativa para el escenario post-Covid19

Entre el Aula y el “Zoom”: Los modelos híbridos como estrategia educativa para el escenario post-Covid19

Publicado por: Pluma Invitada

Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez *

Monserrat Bravo-Delgado **

Los efectos de la pandemia por COVID-19 en los sistemas educativos ha llevado a poner el foco de atención en las brechas al acceso tecnológico y las deserciones escolares. Las cifras del INEGI (2021) muestran que 740 mil personas desertaron durante el ciclo escolar 2019-2020, lo que representa el 2.2% del total de personas entre 3 y 29 años para ese curso. Cerca del 60% lo hicieron por motivos asociados al COVID-19 y 8.9 por falta de dinero o recursos. Adicionalmente, la cifra de inscritos pasó de 33.6 millones en el ciclo escolar 2019-2020 a 32.9 millones para el ciclo escolar siguiente. Los motivos señalados en mayor porcentaje fueron: considerar poco funcionales las clases a distancia, pérdida de trabajo de alguno de sus padres o tutores y carencia de recursos tecnológicos para las actividades escolares.

Es importante señalar que, dentro de la opinión social, las clases a distancia no han logrado posicionarse como un espacio favorable para la construcción de los aprendizajes. Si bien en el 56.6% de las viviendas se reconoce el beneficio que aportan al salvaguardar la salud de los alumnos, únicamente el 22.3% considera que promueven la convivencia familiar y tan solo el 19.4% percibió un ahorro de dinero en gastos asociados a la educación. En cambio 58.3% consideró que en esta modalidad no se aprende o se aprende menos, el 27.1% reportó falta de seguimiento a los aprendizajes y el 23% reconoció falta de capacidad técnica o habilidades pedagógicas de padres o tutores para transmitir conocimientos (INEGI, 2021).

Re-pensar la construcción del espacio áulico más allá de los límites geográficos del aula tradicional ha sido un reto para todos los sistemas educativos. Las estrategias de implementación de modelos híbridos (Hybrid Model Learning) lleva a plantearse muchas interrogantes y brechas por resolver ¿todas las escuelas cuentan con el equipamiento tecnológico y de soporte técnico para su implementación? ¿qué pedagogías pueden involucrarse en la construcción de un sentido de aula más allá de las fronteras físicas?, ¿qué metodologías y aproximaciones pueden responder a las necesidades de un contexto social permeado por la incertidumbre?  Las cifras no son alentadoras hasta 2019 el uso de la tecnología en las escuelas públicas de educación básica era bastante limitado, como reportó en ese año el Instituto Nacional para la Evaluación en México: menos de la mitad de las escuelas contaban con computadoras para estudiantes e internet, al reportarse un 28.4% en nivel preescolar y un 43.91% en nivel primaria.  Esta situación es todavía más grave en las escuelas pertenecientes a CONAFE, donde menos del 10% cuenta con computadores, y en las escuelas rurales donde menos del 10% cuenta con internet. En este sentido, la implementación de un modelo educativo a distancia acentuó la desigualdad en el acceso a los recursos y obligó a docentes, alumnos y familias a migrar las actividades escolares a un entorno para el cual no estaban preparados.

Es importante destacar que, más allá de las clases implementadas en el programa Aprende en casa, los docentes han movilizado diferentes recursos tecnológicos para mantenerse en contacto con los alumnos y sus familias, así como para generar nuevos entornos de aprendizaje. Los resultados de la Encuesta Nacional a Docentes ante el COVID-19. Retos para la educación a distancia muestran que las principales herramientas para la comunicación con los padres de familia han sido distintas por zona geográfica, pero en términos generales se identificó: el uso del correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Messenger y llamadas tanto a celulares como a teléfonos fijos. En relación con las actividades, las plataformas que se emplearon también fueron diversas, entre las que se encuentran Classroom, Classdojo, uso de videos, simuladores y plataformas de capacitación.

Cuando hablamos de la implementación de un modelo educativo se tienen que discutir también el enfoque pedagógico, la flexibilidad de los contenidos, las estrategias para el diálogo presencial y virtual, la negociación del espacio, reglas, tiempos, el uso de metodologías adecuadas para el aprendizaje en un contexto de incertidumbre, la gestión de las emociones en el espacio áulico, entre otras.

Por ello, será crucial que en el nuevo tránsito a las aulas y la eventual implementación de los modelos híbridos de enseñanza se consideren las necesidades educativas de todas y todos los involucrados en el proceso educativo; que las instituciones educativas cuenten con un sistema de seguimiento de las y los alumnos, padres de familia y comunidades en las que se encuentran localizados. La implementación de programas de Inteligencia Emocional también son aliados importantes en el regreso a las aulas, así como la planeación de contenidos flexibles que permitan dar respuesta a un contexto social permeado de incertidumbre.

Referencias

Baptista Lucio, P., Almazán Zimerman, A., Loeza Altamirano, C. A, López Alcaraz, V. A. & Cárdenas Domínguez, José Luis (2020). Encuesta Nacional a Docentes ante el Covid-19. Retos para la educación a distancia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, L, 41-88.  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27063237021

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2020). Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/

Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. (2019). La educación obligatoria en México. Informe  2019. Capítulo 2. Computadoras para estudiantes e internet. https://www.inee.edu.mx/medios/informe2019/stage_01/cap_020204.html

*Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez 

Doctora en Psicología Educativa y del Desarrollo por la U.N.A.M. Investigadora miembro del SNI-1, asociada titular en el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Coordinadora del grupo de investigación “Formación Profesional e Innovación Educativa”.

**Monserrat Bravo-Delgado 

Doctora en Educación por la UDF. Colaboradora destacada del Laboratorio de Formación Profesional e Investigación Educativa. Investigadora en la línea de docentes y comunidades de aprendizaje. Se desempeña como docente de Licenciatura y Posgrado en Universidad ICEL y Universidad UCAD, en del área de Psicología y Pedagogía. A nivel básico, ha ocupado los cargos de Subdirectora Académica y Subdirectora de Gestión en instituciones públicas.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/entre-el-aula-y-el-zoom-los-modelos-hibridos-como-estrategia-educativa-para-el-escenario-post-covid19/

 

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El niño que no es abrazado, quemará la aldea

“El niño que no es abrazado, quemará la aldea”

Jimena Cándano

Hace poco escuché el refrán “El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor”.

Esta metáfora es más real el día de hoy. El niño que no es abrazado quema la aldea. La quema revelándose contra un sistema que no le ha dado las oportunidades para desarrollarse, la quema atentando contra los que lo rodean, la quema en detrimento de su salud y su vida y sin remordimientos comete actos que, ponen en riesgo a toda la sociedad, pero para él son claros resultados del enojo y desapego que siente, pues la aldea lo ha abandonado.

Hoy, en México la juventud sufre el abandono de un sistema que no le da las oportunidades necesarias para poder superarse. Desde las más altas esferas donde los representantes populares dicen que es aspiracional y egoísta estudiar, así como tratar de salir de las condiciones precarias dónde se encuentra, en las cuales la vía fácil para alcanzar los sueños es entrar en puertas falsas tales como la drogadicción y los actos delictivos. Como resultado de este abandono tan solo en 2017 6,891 adolescentes se encontraban en el Sistema de Justicia Penal, según la Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal (ENASJUP) elaborada por el INEGI.

Surge la pregunta, ¿qué comparten estos jóvenes?, cuestión compleja cuya respuesta puede ser simplificada en dos palabras: carencias y abandono. 9 de cada 10 adolescentes que se encuentran en el sistema de justicia penal son hombres, la mayoría por el delito de robo. Más de la mitad son miembros de familias con ingresos menores a 7,000 pesos mensuales, solo 1 de cada 4 concluyó la educación básica, 1 de cada 3 ha sido víctima de las adicciones.

Como aldea les hemos fallado todas y todos, fallamos como sociedad, como escuela, como comunidad y por supuesto les ha fallado el gobierno. Pero como miembros de la aldea tenemos la obligación de abrazarlos, pero ¿cómo lo hacemos?

Exigiéndole al gobierno verdaderas políticas públicas que los apoyen a conseguir sus sueños, no sólo dádivas que los hagan creer que no pueden aspirar a nada más que a eso, no estigmatizándoles y exigiendo que la sociedad y el gobierno construyan oportunidades a través de sus negocios o apoyando a fundaciones para que puedan construir un proyecto de vida que sume a nuestro país. ¿Cuántos talentos estaremos perdiendo a manos de la delincuencia organizada? ¿Cuántos niños y jóvenes que realmente podrían cambiar a México ven sus sueños y anhelos cortados? la cifra es incontable.

De nosotros depende abrazarlos y no solo en el sentido metafórico sino real, si queremos un país en paz tenemos que cuidar lo más importante que tenemos, nuestras niñas, niños y jóvenes. Abracémoslos para que cuando crezcan construyan un país desde el amor y la solidaridad y no desde el odio y el resentimiento. Si no lo hacemos, sin duda veremos arder la aldea como ya está ardiendo nuestro país.

Directora general de la Fundación Reintegra

Fuente de la Información: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/jimena-candano/el-nino-que-no-es-abrazado-quemara-la-aldea

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Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Publicado por: Pluma invitada

Hilda Ana María Patiño Domínguez *

Uno de los retos más importantes que planteó la pandemia por COVID-19 a la educación de las niñas y los niños fue lograr que desarrollaran su capacidad de autonomía para aprender y tomar decisiones. Este asunto parece paradójico porque por un lado, el hecho de no ir a la escuela abría la oportunidad de la flexibilidad de horarios, de usar otras fuentes que no fueran el libro de texto, de pasar más horas fuera del ojo vigilante de la maestra y sin la interrupción del juego con los compañeros, abría un espacio inédito para que los niños y niñas pusieran en marcha sus capacidades de aprender por sí mismos.

De hecho, en muchas circunstancias, el mensaje del Whatsapp era la única vía de comunicación de una maestra que solicitaba la tarea y que confiaba en que sus alumnos la resolverían por sí mismos, por lo que se vieron expuestos a echar mano de sus propios recursos e ingenio.

Esto, definitivamente, abona a la configuración de la autonomía. Sin embargo, por otro lado, esta misma situación se convirtió en un obstáculo para desarrollar personalidades autónomas, pues las madres y padres, al involucrarse más hondamente en la educación escolar de sus hijos, tomaron el papel de los maestros y ejercieron una vigilancia estrecha sobre la conducta de sus hijos. Hubo madres trabajadoras que sentaron a sus hijos junto a ellas para supervisar que realizaran los ejercicios y tareas.

–“Si no lo hago así se me va de pinta”, me dijo una de ellas. “Ahora es muy fácil hacerlo. Basta con darle un click a la pantalla y te vas de la clase al TikTok o a un videojuego…”. 

Padres, madres y maestros coinciden, seguramente, en que la finalidad de toda educación es lograr que las personas se vuelvan autónomas: piensen por sí mismas, decidan por sí mismas y aprendan por sí mismas. Pero construir la autonomía no es cosa fácil. Requiere de años maduración de los factores cognitivos y socioafectivos  que permiten a la persona tomar las riendas de su propia vida y responsabilizarse por sus decisiones y las consecuencias de las mismas.

Se trata de una competencia socioemocional compleja que implica factores cognitivos, afectivos y sociales y que involucra habilidades intrapersonales como la autoconciencia, el autoconocimiento, la autoeficacia, la autoestima, pero también habilidades emocionales interpersonales como la empatía, la colaboración, y las actitudes prosociales en general.

La finalidad de la educación no sería lograr la formación de personas autonómas si esto no coadyuvara a la construcción de una sociedad mejor para todos. Por tanto, la autonomía no debe confundirse con el individualismo, que es la afirmación del yo y sus necesidades y deseos como criterio único de referencia.

Desde luego que la conciencia de ser un individuo es importante para entender que tomamos decisiones y que somos responsables de nuestros actos, pero es preciso añadir a la conciencia individual la conciencia de la intersubjetividad, de la necesaria relación con los demás para lograr nuestra identidad. Es decir,  que la construcción del concepto del yo como sí mismo implica una narrativa a partir de una dialéctica de identificación y diferenciación con el los otros.

La vivencia de la intersubjetividad nos lleva a la conciencia de la interdependencia: todos necesitamos de todos, y lo que yo hago repercute en otros,  así como lo que otros hacen repercute en mí. Llegar a esta conciencia implica un delicado balance a la que una buena educación debe aspirar. ¿Hasta dónde ayudar a un niño a aprender y hasta dónde dejar que aprenda por sí mismo? ¿Hasta dónde le permitimos que tome sus propias decisiones y hasta dónde debemos poner límites para las mismas? Evidentemente, se trata de un proceso gradual que requiere, en el fondo de una amorosa ética del cuidado.

Los tiempos de pandemia nos dejaron desarmados ante lo incierto y es natural que muchas madres y padres hayan exacerbado su instinto de protección. Pero los niños y niñas necesitan crecer y aprender a afrontar sus propios problemas. He dialogado con varias maestras que me han dicho lo importante que es que los padres de familia no traten de intervenir en las tareas de los hijos o resolverles los problemas matemáticos.

Antes de la pandemia, cuando los niños y niños dejaban su hogar para ir a la escuela, el aprendizaje quizás más importante para su vida futura era valerse por sí mismos y ganarse un lugar en una sociedad más amplia y diversa, fuera de la protección familiar.

De algún modo, la escuela les obligaba a  enfrentar sus problemas y a aprender con la ayuda de los profesores y de sus compañeros. Esa función de socialización necesaria para forjar tanto la autonomía como la vida en común se perdió cuando la escuela se trasladó al hogar y los padres se convirtieron en profesores, de manera intempestiva y sin ninguna preparación pedagógica previa. Hicieron lo que pudieron. Y tal vez, en esa necesidad de hacerlo bien, muchos ejercieron una vigilancia extrema sobre sus hijos.

Ahora las maestras y maestros están solicitando a esos padres que no les hagan la tarea a los niños, que respondan los exámenes por ellos, que, por favor, dejen que se equivoquen. Otra vez la virtud como justo medio entre los dos extremos del exceso y del defecto, de la que Aristoteles habló hace tanto siglos en su Ética a Nicómaco, vuelve a darnos luz,  pues para educar en la autonomía responsable tan malo es no guiar ni supervisar como hacerlo en demasía.

La buena pedagogía desafía a los alumnos a lograr cosas por sí mismos, a descubrir,  a resolver, pero, al mismo tiempo,  sienta las bases necesarias para que puedan dar el salto de lo conocido a lo desconocido. Es el andamiaje del que habla Bruner, siguiendo la idea de la Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky, otra idea del justo medio en la que Aristóteles vuelve a resonar con sentido realista: no poner a los estudiantes retos tan difíciles que se frustren por no resolverlos, ni tan fáciles que no les resulten aburridos.

Darles las armas necesarias para resolver retos emocionantes de manera colaborativa construye, además, el sentido de una comunidad de aprendizaje. Esa es la delicada, loable y muchas veces mal comprendida, labor de los docentes.

La vivencia de ir logrando desafíos forja el carácter de los niños y niñas, y su sentido de autoeficacia, un ingrediente indispensable para construir la autonomía.  El sentirse capaz de lograr algo, además, redunda en la estima que nos tenemos a nosotros mismos.

Educar en la autonomía, por tanto, requiere de promover habilidades como la autoestima, la autoeficacia, la tolerancia a la frustración y la perseverancia, y valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la solidaridad.

Desde el punto de vista cognitivo, el ingrediente clave para lograrlo es la reflexión metacognitiva. Pensar antes de decidir, identificar los pros y los contras de una decisión, conocer cuáles son los propios procesos de conocimiento y las propias motivaciones y deseos, solo se logra cuando emprendemos un viaje al interior de nosotros mismos. Es el viaje que Sócrates realizó motivado por la frase inscrita en el Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”.  No en vano es el padre de la ética. Sus enseñanzas sentaron las bases del pensamiento crítico que se detona en el diálogo con un maestro que sabe hacer las preguntas pertinentes para tomar las decisiones correctas de cara a una comunidad.

Preguntarnos cómo ayudar a nuestras hijas e hijos a construir su autonomía es por ello, una cuestión ética de primera importancia.

…………….

https://www.muxed.mx/post/educar-la-autonom%C3%ADa-un-desaf%C3%ADo-en-la-pandemia

*Hilda Ana María Patiño Domínguez. Integrante de MUxED, Licenciada en  Filosofía y Maestra en Ciencias de Educación por Syracuse University, Nueva York. Es Doctora en Educación por la Universidad Iberoamericana y actualmente es la directora del Departamento de Educación en esa misma universidad. Sus líneas de investigación son la educación humanista, la educación socioemocional y las prácticas docentes a nivel universitario. Linkedin: linkedin.com/in/hilda-patiño-domínguez-15619111

Referencias:

Bandura, A. (1999). Autoeficacia: Cómo afrontamos los cambios de la sociedad actual. Biblioteca de Psicología. Bilbao, España: Desclée De Bower.

Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.

Bisquerra, R., & Pérez, N. (2007). Las competencias emocionales. Obtenido de UNED Facultad de Educación: https://casel.org/wp-content/uploads/2019/12/CASEL-wheel-competencies-Spanish.pdf

Vigotsky LS. (2006). “Interacción entre aprendizaje y desarrollo”. En: Segarte AL, compiladora. Psicología del desarrollo escolar. Selección de lecturas. La Habana: Editorial Félix Varela; 2006. p. 45-60.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/educar-la-autonomia-un-desafio-en-la-pandemia/

 

 

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Confinamiento, teletrabajo y estrés

Por: Manuel Bernales

¿Qué pueden hacer las organizaciones para ayudar a sus trabajadores frente al estrés y la presión laboral?

Me frustra mucho en la noche, cuando quiero acompañar a mis hijos a acostarse, tener que estar atendiendo cosas “urgentes” del trabajo, mientras mis hijos me esperan y yo no llego.

Padre

Acabo de terminar otro taller más sobre “Estrategias de Bienestar frente al Escenario de Presión Laboral” para un organismo de Naciones Unidas. Hace poco hice otros similares para el equipo del Tribunal Constitucional y otras organizaciones privadas también. ¿Qué han tenido en común estos talleres? Que la organización reconoce que su equipo humano está siendo impactado negativamente por el confinamiento y el teletrabajo. Esto causa estrés y buscan ofrecer herramientas para fomentar el bienestar de su personal.

Información básica, herramientas e intercambio

Ejercicio, alimentos, amistades y sueño.

La información que brindo en estos talleres incluye elementos básicos, tales como, nutrición, sueño, deporte o socializar con los amigos. También incluye consejos prácticos para esta situación especial que estamos enfrentando producto del Covid-19. Pero, el valor principal es lograr, durante una hora o dos, crear un espacio en el cual nos escuchamos. En esos minutos las personas se abren y sienten que el problema con sus hijos, con sus parejas o con su madre no es algo solo de ellos. Se comparten experiencias y se apoyan entre sí. Hay que recordar que el soporte social, es decir, el apoyo de la familia, amigos o colegas de trabajo es una vacuna poderosa contra el estrés, así como un mecanismo de alivio para enfrentar eventos negativos.

Cuatro pilares

Una herramienta que suelo presentar está referida a los cuatro pilares: familia, amigos, trabajo y pareja. Estos deben ser pilares de bienestar. Y si uno está mal los otros deben ser puntos de apoyo. No podemos darnos el lujo de tener dos o más pilares como fuentes de problema. Eso nos pasará una factura emocional y física.

Los cuatro pilares para nuestro bienestar

Y es a partir de este esquema que los participantes pueden hacer una breve evaluación de sus pilares de bienestar. Para ello utilizamos la siguiente herramienta:

Con esta matriz puedes evaluar tus pilares de bienestar

Conociendo a nuestros colegas

Pero, lo más valioso, tal como les decía, es la oportunidad de escucharnos. Por lo general, al hablar de teletrabajo y estrés pensamos en las mujeres que tienen roles de madre que deben de compatibilizar con su trabajo, que sin duda es una situación generalizada en nuestra sociedad y frente a la cual debemos de ser sensibles. Este espacio nos permite redescubrir a nuestros colegas. Algunos que cuidan de su madre o padre de edad avanzada; padres que quieren aprovechar el tiempo con sus hijos y se les hace difícil lograrlo por lo que experimentan frustración, personas que deben además estar doblemente alerta por sus condiciones de salud tales como hipertensión, diabetes, migraña u otros. Todas estas situaciones nos hacen ver a nuestros compañeros de trabajo en una dimensión integral que normalmente no percibimos. Darnos este tiempo nos permite tener una mejor disposición para construir un mejor clima laboral.

Separando espacios

Los consejos prácticos no pueden dejar de faltar en este tipo de reuniones. Aprovecho mucho de escuchar las prácticas que los propios participantes ejecutan para enfrentar algunos problemas difíciles. Y resulta aleccionador escucharlas. Tal como decía una persona hoy: “no hay recetas mágicas” pero sí funciona cuidarnos a nosotros mismos para, con ese bienestar, poder cuidar mejor a nuestros colegas y familia.

USAR AUDÍFONOS MÁS VISIBLES AYUDA A QUE VEAN CUANDO NECESITAMOS PRIVACIDAD EN NUESTRO TRABAJO

Un consejo que ofrezco con regularidad es evidenciar cuando no podemos ser interrumpidos. Avisar sobre este horario y usar, por ejemplo, audífonos más grandes ayuda a que sea fácil para nuestros familiares en casa darse cuenta cuando necesitamos privacidad. Pero, del mismo modo que exigimos privacidad para nuestro trabajo, corresponde tener un tiempo para la familia, como puede ser los almuerzos y cenas, o el momento de acostar a los pequeño para quienes tienen hijos menores, o la hora de las cartas para quienes les gusta disfrutar con sus padres de esta actividad.

Finalmente, instalar rutinas saludables ayudará mucho a cuidar y desarrollar nuestro bienestar. Las rutinas harán que nuestro esfuerzo se instale y se normalice. Haga su plan personal.

Fuente de la información e imagen: https://transforma.lamula.pe/

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4 reglas para la excelencia en las personas (no confundir con ser perfecto)

4 reglas para la excelencia en las personas (no confundir con ser perfecto)

Hay una realidad: Cuando una persona se destaca en determinados ámbitos de su vida se debe a que confluyen una serie de factores que logran que sea considerada especial en algo, sin importar en qué. Su don, su talento, su fuerza, empuje y optimismo, son algunos de ellos.

Un aspecto nada menor es el de la búsqueda permanente de la excelencia, a la que no hay que confundir con perfección -que no existe en este plano de existencia humana-.

La excelencia es la cualidad superior en algo, por ejemplo, en aquello se hace muy bien, en forma sobresaliente, por ejemplo, en su estilo distinguible desde lejos; en el alcance y profundidad al asumir compromisos y asuntos, y en el brillo que surge cuando está presente. Cuando se la sostiene en el tiempo y se la convierte en un hábito, es justamente la repetición de ese conjunto de hábitos de donde surge el perfil de persona reconocida por sus méritos y por sus cualidades distintivas.

Lo más notable es que casi siempre logran transformar la excelencia en el hacer y en su sentir interno en un estilo de vida. Seguramente conoces personas muy buenas en su profesión o en su desempeño cotidiano; y, sin embargo, no rozan la excelencia, porque por diferentes motivos no están dando lo máximo permanentemente; quizás lo hagan de vez en cuando.

  • Cómo ser una persona excelente

Una definición de excelencia es hacer lo mejor posible al máximo nivel con los recursos disponibles. Es obtener la más alta calidad en todo lo que se hace, todo el tiempo.

Tener excelencia implica, también, ser excelente como persona. No les vale hacerlo a medias, postergar, dejar las cosas por la mitad, decir “me da igual”. Asumen un compromiso tan fuerte con lo que sienten, piensan, dicen y hacen, que es notable la calidad superior del resultado final que obtienen permanentemente.

Si quisieras empezar a funcionar con excelencia en cualquier ámbito (personal, profesional, relaciones, comunicación interpersonal, etcétera) estas cuatro reglas pueden servir de guía:

Hacen siempre el máximo de lo que pueden dar. Las personas excelentes tienen como lema no hacer las cosas a medias. Usualmente deciden no encarar un proyecto si no están seguros de poder hacerlo. Saben pedir disculpas; son puntillosos con los detalles; cuidan todo el proceso en el que están involucrados y pueden mantenerse enfocados por largos períodos para garantizar que todo salga excelente (no necesariamente perfecto).

Cumplen siempre con su palabra. Otra característica resonante es que siempre y bajo toda circunstancia cumplen con la palabra que han dado. Si dicen que “sí”, es “sí”, y ten por seguro que harán su mayor esfuerzo por alcanzar y hasta superar los objetivos planteados. Difícilmente no puedas confiar en una persona excelente, porque es extremadamente cuidadosa al asumir desafíos: los mide de antemano; los toma como un reto a superar a partir del aprendizaje continuo. Su nivel de compromiso es muy alto en todo lo que se proponen: por eso llegan muy lejos y son dignos de confianza por parte de los demás.

Son extremadamente enfocados. La cualidad del foco y mantener la atención por más tiempo que el promedio habitual también los caracteriza en forma sobresaliente. Se diría que hasta llegan a tener tal nivel de enfoque en lo que tienen entre manos que, como lo asumen y sienten tan profundamente, el tiempo suele pasar volando. Pueden ser multi tarea sin problemas, aunque prefieren desafíos mayores, que les permita sostener un nivel alto de energía concentrada en algo específico que los mueva desde adentro.

Tienen disciplina en todo lo que hacen. Esta cuarta regla es un mantra, un lema permanente en las personas excelentes. Son extremadamente disciplinados: llegan a tiempo, no dejan esperando a los demás, son asertivos en su comunicación y, si lo prometen, lo cumplen como sea. Se entrenan en ser mejores cada vez, y lejos de sentirlo como una obligación o una carga extra, lo viven con naturalidad y espontaneidad: es su forma de ser y de concebir las cosas.

En las empresas siempre hay personas excelentes que, por lo general, logran llegar muy alto en sus carreras profesionales. No necesariamente lo hacen a costa del estrés, sino que, por el contrario, al ser enfocados y disciplinados han aprendido a balancear su vida personal y laboral. Lo que sí es factible es que este tipo de personalidades generen cierta rivalidad y envidia en aquellos que no le llegan ni a los talones. Como generalmente deben convivir con este tipo de personas, refuerzan su talento para la excelencia, y se mueven aplicando su habilidad de liderazgo, posición para la que son observados y buscados en las empresas por su alto nivel de auto superación.

Ser excelente es un rasgo que se puede entrenar y adquirir; se desarrolla en base a la práctica y a modelar a estas personas que, desde afuera, parecen un poco auto exigentes; aunque, por dentro, en verdad, lo que hacen es llevar adelante su auto disciplina para obtener resultados mejores cada día. Y esto es lo que los hace distinguirse de la mayoría.

La pluma invitada de ElCapitalFinanciero.com es: Daniel Colombo

Fuente de la Información: https://elcapitalfinanciero.com/4-reglas-para-la-excelencia-en-las-personas-no-confundir-con-ser-perfecto/

 

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Ay Nicaragua, Nicaragüita… (III)

Ay Nicaragua, Nicaragüita… (III)

Mario Alberto Puga

Alguien me dijo alguna vez que a los nicaragüenses les gusta sufrir; y que cuando están felices, buscan la manera de arruinarlo todo, con tal de volver a su estado natural: la desgracia.

Y pareciera cierto pues teniendo todo para salir de esta crisis -incluyendo al propio sandinismo-, su clase política ha elegido la más peligrosa de las opciones: la obsesión por el poder.

Por un lado, el gobierno de Daniel y Rosario ha hecho caso omiso de todas las recomendaciones y todos los señalamientos y, como si no pasara nada, se dirigen hacia un cuarto mandato presidencial, aunque para ello tengan que encarcelar, expulsar, reprimir e inhibir a toda oposición o crítica, sin pensar en las consecuencias.

Nunca ha pasado por su cabeza la posibilidad siquiera de un proceso electoral equitativo y transparente, mediante el cual ellos mismos pudieran reivindicarse o ganar limpiamente su continuidad, -en caso de que el voto duro les favoreciera-, a través de un sandinismo fresco y renovado, que deje atrás el caudillismo de Ortega y el esoterismo de Murillo y rescate lo poco que queda de una revolución que una vez fue apoyada por todos los nicaragüenses, pero que hoy es cuestionada por buena parte de sus simpatizantes dentro y fuera del país.

Por el otro lado, la oposición, con sus más de 10 precandidatos -fieles también a la fijación por el poder-, ha optado por la atomización de fuerzas, en lugar de consolidar una alternativa real y única, que le permita competir y buscar el triunfo, pues -como dijo uno de ellos- “nadie quiere bajarse del pedestal”, por lo que su primera batalla será entre ellos y ellas.

Tampoco se dan cuenta que entre esos diez se encuentra la candidata idónea para evocar la otra parte de la historia -Cristiana Chamorro Barrios-, cuando el sandinismo y el propio Ortega fueron derrotados por doña Violeta -madre de aquella- que, de manera natural, atraería no sólo el voto oculto de 1990, sino el voto de castigo por la represión de 2018, el voto de justicia por los muertos, heridos, detenidos y expulsados de 2019, 2020 y 2021 y, finalmente, el voto de la esperanza para los años venideros.

En esa fascinación por el poder han quedado atrapados unos y otros, además de la sociedad nicaragüense, que no sólo ha perdido de nuevo su libertad, sino -peor aún- la alegría de vivir, aunque sea en una crisis permanente, donde su desahogo era cantar, bailar, escribir, pintar y reírse de sus desgracias. Sin embargo, hoy sus cantantes se han ido al exilio; su música ha sido prohibida o confiscada; sus libros, especialmente de los autores opositores o críticos han desaparecido; los noticieros y sus periodistas favoritos hacen milagros para transmitir desde el exilio o en la clandestinidad; mientras los demás artistas pintan y esculpen nuevos paisajes de libertad en su imaginación. En una palabra, se ha perdido la alegría de ser “nicaragüense por gracia de Dios” y eso debe ser un pecado más para el gobierno de Ortega.

Mientras tanto, la estrategia del sandinismo ha dado los primeros pasos para asegurar su permanencia en el poder, primero, con la aprobación de leyes totalmente arbitrarias y violadoras de los derechos humanos que buscan destruir la disidencia; segundo, ha renovado a todos los miembros del Consejo Supremo Electoral a fin de garantizar el triunfo en las elecciones del 7 de noviembre próximo, donde tampoco se permitirá la observación electoral, lo que contraviene todas las medidas sugeridas por la OEA para lograr unas elecciones equitativas, transparentes y justas. Tercero, mediante la aplicación de dichas leyes, ha sacado del camino no solamente a posibles candidatos, sino a toda oposición y crítica, en una demostración clara de que no abandonará el poder de manera pacífica.

Por el contrario, mientras la oposición discutía quien sería su candidato o candidata, el gobierno canceló el registro de algunos partidos políticos, que servirían de instrumentos para la participación electoral. Luego, inició la persecución y acusación de precandidatos, comenzando con Cristiana Chamorro -por aquello de los fantasmas del pasado-, quien durmió una noche en prisión, para luego recibir casa por cárcel, de donde no puede salir, bajo la acusación de lavado de dinero en la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, la cual tuvo que cerrar temporalmente. Por si fuera poco, también se emprendió persecución a los dos hermanos de Cristiana -Carlos Fernando y Pedro Joaquín-, donde el primero alcanzó a exiliarse en Costa Rica y el segundo se encuentra preso.

Así, se siguió luego con otros precandidatos: Arturo Cruz, Juan Sebastián Chamorro, Félix Madariaga y Miguel Mora, con el pretexto de encabezar un golpe de Estado o bien, por traición a la patria, lo mismo da. De igual manera, la amenaza se ha extendido a ex compañeros sandinistas, hoy militando en la oposición o, simplemente, críticos de la pareja presidencial como son el ex comandante Víctor Hugo Tinoco, la inolvidable Dora María Téllez y el General retirado Hugo Torres, además de conocidos empresarios, periodistas y líderes sociales, hasta completar más de una veintena de casos.

Por su parte, la comunidad internacional ha hecho público su rechazo a todo lo que el gobierno orteguista está haciendo. Desde la OEA se aprobó hace poco -con 26 votos a favor- una resolución que rechaza las acciones del gobierno de Ortega y exige la liberación de todos los presos políticos. En la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se adoptó también una resolución con 59 votos a favor, donde se denuncia la violación de los derechos humanos por parte del gobierno de Ortega, al tiempo que exigen elecciones limpias y equitativas, así como la libertad de los presos políticos.

Cabe señalar que en ambos foros México se abstuvo en la votación -junto a Argentina-, lo que no ha sido bien recibido por la gran mayoría de países, ni tampoco explicado claramente por ambos gobiernos, más allá de invocar el principio de No Intervención, aunque sin convencer a muchos de su validez ante una realidad que sobrepasa cualquier justificación. Y es que, tan no quedó claro que ambos países tuvieron que llamar a consultas a sus respectivos embajadores en Managua, lo que tiene varios significados.

Uno, que México y Argentina requieren de mayor información, lo que implica entonces que ninguno de ellos sabe realmente lo que está pasando en Nicaragua. Dos, que cuentan o elaboran una estrategia conjunta para destensar el conflicto. Tres, que podrían reconsiderar su decisión, ya que, de acuerdo a las prácticas diplomáticas, los países acostumbran llamar a consultas a un embajador cuando no están de acuerdo con alguna decisión del país receptor, ya sea para dar nuevas instrucciones a su embajador o hasta para bajar el nivel de la representación, nombrando a un encargado de negocios en su lugar, como una forma de manifestar su desacuerdo.

En mi opinión, México demuestra con su accionar las tres hipótesis anteriores, es decir, no sabe realmente lo que está pasando en Nicaragua, pues de otra forma no se explica el voto de abstención y luego el llamado a su embajador. Lo de una estrategia conjunta me parecería tardía y sin ninguna oportunidad de incidir en un proceso que lleva años y donde el comandante Ortega ha sido enfático en todo este tiempo en no escuchar a nadie, mucho menos a la comunidad internacional. La última vez que lo hizo -al expresidente de EU Jimmy Carter- le costó entregar el poder a doña Violeta en 1990, que no recuperó sino hasta 17 años después. Tercero, ha reconsiderado su decisión, según el comunicado posterior que se suma a la petición de elecciones transparentes y libertad a precandidatos, aunque no estoy tan seguro que se pretenda bajar el nivel de representación.

Sobre el principio de No Intervención invocado por México me parece que por sí solo no sirve al propósito de esta crisis, si no va sustentado en acciones o declaraciones firmes y claras. Esto es -como ya expliqué en otro momento-, hay que enarbolar la No Intervención Activa en su lugar, “aquella que por definición no es pasiva, no es neutralidad a ultranza, (sino) que toma partido, no por una de las partes en conflicto, sino por el dialogo, la concertación y la resolución pacífica de las controversias, única vía para superar los conflictos en la región” que, además de acompañar el proceso, busca incidir en el devenir de las cosas.

Recordemos que, en 1978, México -más apegado que nunca a sus principios- rompió relaciones con el dictador Anastasio Somoza, justo en un momento clave del conflicto, que significó un apoyo fundamental para el FSLN, al que un año más tarde reconoceríamos como gobierno y con quien reanudamos relaciones de inmediato.

En ese sentido, México -aún con el liderazgo regional a cuestas y la calidad moral intacta sobre el FSLN- debe enviar un mensaje contundente al gobierno de Ortega de que la crisis social y política debe terminar de una vez por todas y que el proceso electoral y las elecciones generales del 7 de noviembre representan una oportunidad sinigual para que el país recupere la gobernabilidad e inaugure una nueva etapa de paz y desarrollo. De lo contrario, estaremos animando al comandante y a su compañera a incendiar lo que queda del país.

 

Politólogo y exdiplomático.
Fuente de la Información: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mario-alberto-puga/ay-nicaragua-nicaraguita-iii

 

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