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México: El césped de los vecinos: la apertura de escuelas en California, ¿cuánto dinero recibirán los distritos a cambio reanudar clases presenciales?

El césped de los vecinos: la apertura de escuelas en California, ¿cuánto dinero recibirán los distritos a cambio reanudar clases presenciales?

Israel Moreno Salto

Publicado por: Pluma invitada

En los EE. UU existe un refrán popular que dice: “el césped del vecino siempre aparenta ser un poco más verde”. A un año del inicio de la suspensión indefinida de clases presenciales a consecuencia de la expansión del virus SARSCoV2, este refrán cobra mayor sentido en suelo mexicano debido a que se puede notar un claro aumento de presión blanda (soft pressure) basada en comparaciones externas por parte de algunos medios de comunicación masiva, grupos de la sociedad civil y académicos, por retomar clases presenciales. Estas presiones gravitan en torno a dos mecanismos principales: la externalización y la Teoría de Capital Humano. En esta nota me enfocaré en el primero, dado que el segundo ha sido ampliamente discutido.

El sociólogo de la educación Bob Lingard, entre otros, acuñan el término de externalización de manera crítica para hacer referencia no solo al acto de mirar al exterior para aprender, copiar o emular de las experiencias de los otros, sino para citar lo que sucede en el exterior con la finalidad de legitimar y dar valor a ciertas ideas, creencias e iniciativas en contextos nacionales, regionales y/o locales.  Cabe la pena señalar que debemos evitar estigmatizar a la externalización, sin embargo, toca ser híper-vigilantes y críticos de las formas en que se lleva a cabo. En el caso de los proponentes de “PRO-CLASES presenciales en México”, se puede observar una forma de externalización que despoja cuestiones fundamentales de contexto. En este sentido y debido a que gustan por citar casos de los EE. UU, es vital ofrecer al público mexicano datos contextuales duros para poder realizar comparaciones más justas. Limitaré mis comentarios a cuestiones de dinero, no obstante, reconozco que asuntos culturales son igual o más importantes y también requieren un espacio de reflexión.

El plan de rescate americano (ARPA por sus siglas en inglés), aprobado por el congreso de los EE. UU en marzo del presente año otorgó al estado de California 15.3 billones de dólares para repartirse entre la autoridad estatal educativa, los diferentes distritos escolares [1] (K12) de educación obligatoria (preescolar, primaria, secundaria y preparatoria), e instituciones de educación superior. Esta ayuda se granjea con la condición de que se retomen las clases presenciales en las escuelas [2]. Los distritos comenzaron a recibir los recursos desde el 27 de marzo del 2021 y esperan que las y los estudiantes regresen a clases presenciales de manera voluntaria, escalonada y parcial el 5 de abril del año en curso. La Tabla 1 muestra los recursos en dólares americanos recibidos hasta el momento por algunos distritos.

Table 1

Distrito Cantidad total de recursos Apoyo por estudiante Iniciativa CARES 

Federal

(27/03/2020)

Iniciativa CARES 

Estatal

(27/03/2020)

Iniciativa de alivio COVID
(27/12/2021)
Iniciativa ARPA 

(11/03/2021)

Los Angeles Unified $4,737,973,310 $11,144 $349,400,229 $496,020,961 $1,207,592,257 $2,684,959,862
Fresno Unified $719,991,935 $10,510 $52,688,949 $80,312,872 $182,102,820 $404,887,294
San Diego Unified $524,263,339 $5,292 $37,051,275 $74,436,092 $128,056,106 $284,719,866
Sacramento City Unified $269,434,033 $6,919 $19,149,925 $36,941,142 $66,185,707 $147,157,259
South San Francisco Unified $15,067,293 $1,833 $841,028 $4,929,221 $2,884,236 $6,412,808

Fuente: https://edsource.org/2021/california-districts-and-charter-schools-get-covid-relief-funding-under-american-rescue-plan-act/650922

La cantidad total de recursos equivale a la suma de los tres apoyos gubernamentales recibidos desde que inició la pandemia hasta la fecha. En el caso del apoyo especial derivado de la iniciativa ARPA, dichos recursos deben emplearse para distintos fines, entre ellos: ayudar a los estudiantes a recuperar los conocimientos perdidos durante la pandemia, profesionalización docente, insumos para la limpieza, planes de prevención, compra de equipo de cómputo en preparación para futuros cierres, servicios de apoyo de salud mental, programas de extensión de horario de clases, sistemas de ventilación y mejoramiento de aire, entre otros permitidos por el marco de las leyes vigentes[2].  El distrito escolar Gallup-McKinley del estado de Nuevo México emplea 2.6 millones de dólares del incentivo federal parar cubrir el gasto de robots automatizados que realizan la limpieza de 32 escuelas y dos oficinas administrativas [3].

Esta maniobra extraordinaria que sin duda alguna es un enorme apoyo al pueblo de los EE. UU, generará eco y efectos diversos en países en vías de desarrollo que voltean al norte en búsqueda de guía. En este sentido, es posible augurar todavía mayor presión en México para que se retomen las clases presenciales. Como consecuencia de lo anterior y debido a la escasez de recursos, surgen de manera “natural” dos preguntas difíciles: ¿Se debe adquirir deuda pública parar garantizar un regreso menos riesgoso a clases presenciales?, ¿se debe regresar a clases con los escasos recursos existentes? Por supuesto que los bancos con fachada de organismos internacionales recibirán con brazos abiertos la primera pregunta, la cual según varios académicos es poco probable que el gobierno federal en México plantee debido a su política de austeridad. En cambio, la segunda cuestión se da por sentada, aunque ello signifique poner en riesgo la salud de algunos a cambio de la escolarización de muchos.

  1. Unidad de organización y administración de escuelas en los Estados Unidos de América.
  2. https://www.congress.gov/bill/117th-congress/house-bill/1319/text
  3. https://www.ksbw.com/article/whoa-a-team-of-robots-are-hard-at-work-cleaning-classrooms-in-this-new-mexico-school-district/35971689?utm_campaign=snd-autopilot&fbclid=IwAR1COGI8hNNy5ryhMelvDVmv1QM4R403xP0o2Dpg1JmtalEExI7cSdggJ8Y#

Israel Moreno Salto es Doctor en Educación por la Facultad de Educación de la Universidad de Cambridge, actualmente es Profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California.

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/el-cesped-de-los-vecinos-la-apertura-de-escuelas-en-california-cuanto-dinero-recibiran-los-distritos-a-cambio-reanudar-clases-presenciales/

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Impotencia y vergüenza: vacunas que no alcanzan y una economía en manos del FMI

Por: Juan Guahán*


Dos títulos encabezan estas reflexiones y, aunque parecen desconectados, una realidad profunda los vincula. La impotencia y la vergüenza se acercan al estado de ánimo que impregna a gran parte de la población argentina. Impotencia ante una economía que afecta a gran parte del pueblo y no encuentra su rumbo. E impotencia ante un virus que nos sigue acorralando.

Vergüenza porque el gobierno nacional y la principal fuerza opositora profundizan la “grieta” -pensando en las conveniencias electorales- en lugar de buscar soluciones de consenso, ante el tamaño del drama colectivo. Mientras el gobierno se aferra a la vacuna como si ésta fuera su único camino, para la oposición electoral el fracaso del actual oficialismo es su política mayor. 

La famosa “grieta” se ha profundizado hasta alcanzar los abismos que hoy exhibe. La cercanía de las elecciones la ha transformado en la gran protagonista de las acciones más importantes del oficialismo y la oposición electoral. Es difícil saber quién es el principal responsable de esa situación. Si los políticos que la originan o los medios de comunicación que la promueven, reproducen y multiplican.

Es imposible no vincular este hecho con la proximidad electoral. Los mismos actores que hace un año atrás se sentaban juntos hoy están mucho más que distanciados. Radio, televisión y medios gráficos son testigos de cómo su “guerra particular” olvida el drama colectivo para agudizar sus intereses personales o partidarios con vistas a la próxima consulta electoral.

Ese abismo, esa grieta efectiva entre realidad y politiquería, alcanzó una insoportable presencia. Los gritos, insultos y mutuas acusaciones mostraban la saña e intolerancia con la que abordaban la defensa de sus intereses sectarios. No luchan por la verdad, mucho menos para responder a la pandemia, que dicen combatir.

 (Fuente: EFE)A la vista -impotente- de las grandes mayorías están peleando para definir quiénes están mejor posicionados para seguir gobernando. La sociedad, los niños y sus padres, la propia pandemia y sus efectos son instrumentos para esa disputa. Los grandes medios, esos que se autodefinen “nacionales” porque se producen en Buenos Aires, completan este vergonzante panorama.

Las cifras oficiales indican que Argentina está atravesando un momento álgido de este coronavirus: dan cuenta que la infraestructura física del sistema sanitario y la capacidad de aguante del personal afectado está en sus límites. Sobre el dramatismo de esa realidad y los graves problemas de subsistencia de millones de compatriotas se dan esas insensatas discusiones.

La vacuna, sola, no alcanza

La Ministra de Salud, Carla Vizzotti, planteó dos cuestiones esclarecedoras. La primera, que “estamos en el peor momento” de este Covid y la segunda, que éste se va desplegando a partir de los grandes conglomerados urbanos.

Ambas cuestiones describen el momento actual y nos dan algunos indicios sobre lo que pasa y algunos remedios que, muchas veces, se olvidan. La gravedad del momento indica la necesidad de buscar las soluciones con la mente puesta en ese tema, con el consenso como metodología, evitando el desarrollo de estériles disputas.

El despliegue del virus a partir de los grandes conglomerados remite a un problema estructural de largo plazo que alguna propuesta política deberá tomar en sus manos para resolver, de lo contrario seguiremos retrocediendo, con rumbo a la disgregación. Una y otra vez seremos el blanco recurrente de este tipo de ataques.

Argentina tiene una población urbana del 93% y un 38% del total habita en la reducida geografía de lo que se conoce como área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Ésa es la muestra más evidente de una sociedad que vive a espaldas de su naturaleza y de sus posibilidades.Se confirmó la llegada de un millón de dosis de la vacuna Sinopharm - Télam - Agencia Nacional de Noticias

Una gigantesca concentración de riquezas, poder y tecnología separa la feracidad de sus despobladas tierras y una empobrecida población concentrada en unos pocos kilómetros cuadrados. En ese reducido territorio sobreviven millones de argentinos dependientes del asistencialismo estatal y el clientelismo mediador de variadas dirigencias.

Allí mismo se concentra el poder administrativo estatal que, guiado por las tradiciones y normas del embudo portuario, se impone al conjunto del país. Según la ministra Vizzotti y las recientes experiencias, desde allí se expande la circulación del virus, su primera escala son las grandes ciudades del interior.

El pensamiento político y sanitario más generalizado, deposita toda su confianza en las vacunas para superar este mal trance que quedará grabado en la historia. Pero esa perspectiva es una verdad a medias.

Las vacunas son un bien escaso, casi se puede decir que -vistas mundialmente- son un bien de lujo, para gran parte del mundo. Una de las razones de las limitaciones que tienen las vacunas es que ellas son fabricadas por una mayoría de laboratorios privados asentados en los grandes países -conocidos como centrales- y sujetos a las reglas y comportamientos del capitalismo aún dominante, su objetivo es la mayor ganancia y no la salud.

La propiedad intelectual farmacéutica y su amenaza para la salud pública - Viento SurEl registro de patentes impide la libre circulación de los conocimientos sobre su fabricación, a pesar de existir disposiciones que permitirían liberaciones temporarias. Tal como está comprobado la vacuna se transforma en una mercancía más, sujeta a precios y razones geopolíticas que deja afuera a los países más pobres o de escasa incidencia en esas cuestiones

Esto hace que el poder económico y los laboratorios sean quienes decidan sobre el futuro de todos. De ahí deriva esta trágica lógica por la cual 10 países concentran el 75% de las vacunas producidas, mientras que otros 130 no tienen acceso a las mismas. Esta profunda inequidad -entre países- ahonda las desigualdades ya existentes y exhibe las características del mundo actual.

Una buena noticia: fabricar la Sputnik   

Después de la mala experiencia de la Oxford Astra Zéneca, Argentina parece haber dado un paso importante. Ahora tendrá la posibilidad de fabricar una versión de la vacuna rusa Sputnik V. En este caso han procedido al revés de lo hecho con la Astra Zéneca, que produjo aquí el principio activo para -luego- remitirlo a México (aunque terminó en EEUU) y completar el proceso.

En este caso, aquí se recibirá ese componente básico y se terminará la vacuna para su distribución local y latinoamericana. Dentro de la lógica señalada, esta perspectiva es una muy buena noticia para toda nuestra sociedad. Permite pensar que, hacia fines de este año, estaremos en condiciones de haber superado los aspectos más duros de esta pandemia.

Más allá de estos debates y complicaciones hay otra cuestión que tiene que ver con un mejor abordaje de esta pandemia. Se trata del rol que tiene la población y sus propias organizaciones.

La concepción vigente de esta medicina hegemónica reduce su actividad al hecho pasivo de que cada uno de nosotros se quede en su casa evitando la circulación para frenar el avance del virus. Eso está bien. Pero podríamos aprovechar la enorme energía de millones de personas y valorar su aporte para otras medidas efectivas.

Se trata de aprovechar al propio pueblo, contribuyendo a organizarlo, para que actúe como instrumento de prevención, detección, aislamiento y seguimiento de los casos. Eso demandaría darle vida a la escasamente desarrollada atención primaria.

Una formación sanitaria básica de núcleos de un pueblo organizado, articulada con el sistema hospitalario de cada lugar, podría constituirse en una gigantesca contribución a la contención del virus, la atención precoz o ambulatoria del mismo o de otras enfermedades que afectan a la población liberando recursos para las atenciones más complejas.

Dispersas y aisladas experiencias de estas posibilidades ratifican esta posibilidad que la medicina oficial y los gobierno suelen desechar. Hacer sentir al pueblo que no está solo, no es un problema menor y ayuda a mejorar las respuestas de la población.

La economía en manos del FMI, a menos que..

Los últimos movimientos del gobierno prueban que nuestra economía está en manos del FMI. En efecto, durante este año Argentina tiene obligaciones por unos 20 mil millones de dólares. La mitad corresponde pagarla durante el primer semestre. De ellos, cerca de tres mil millones se deberían efectivizar en mayo, unos 2.500 al Club de París  y otras “menudencias” que ya venimos pagando rigurosamente hasta completar la cifra indicada.

El FMI llega a Argentina para refinanciar la deuda por u$s 44.000 millones | Tu NoticiaQuienes conocen esa negociación -que en su momento- firmó el entonces ministro de Economía Axel Kicillof- aseguran que si no se paga, el país tendrá  una “multa” por dos mil millones. Estos vencimientos están detrás de los extensos viajes del ministro Martín Guzmán.

Uno de sus objetivos es lograr un arreglo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permita “patear para adelante” esos y otros vencimientos. Argentina quiere que ese plazo, que el FMI acepta que sea de 10 años, se extienda a 20 y se disminuyan las tasas de interés. Desde el gobierno procuran que ese acuerdo se haga después de las elecciones parlamentarias para sacar este tema de la agenda electoral.

Pero ello metería al país en algunos incumplimientos con variados efectos. Seguramente habrá algún arreglo que se hará sentir, aunque se lo disimule, en el orden interno. El gobierno sabe que si “arregla” con el FMI tendrá costos políticos, pero también comprende que si no “arregla”, también los tendrá.

No pagar estas deudas, muchas de ellas injustas e ilegales, traerá enormes problemas, pero desde décadas venimos pagando y los problemas son cada vez mayores. Alguien, alguna vez, tendrá que tomar otro camino.

Un par de datos del mes de marzo dan una idea que esta situación toma al país bastante mal parado. Ya se ha difundido que la inflación de marzo fue del 4,8%. El INDEC publicó que, después de nueve meses de lenta pero continua recuperación a partir del nefasto primer trimestre 2020, la economía volvió a caer un 1% en febrero 2021, respecto  del mes de enero.

Más grave aún es el dato sobre el consumo, una bandera de Cristina y Alberto Fernández. El mismo se redujo, respecto a marzo del 2020, en un 26%, llegando a una disminución del 34% en los sectores más bajos. Si bien marzo del 2020 fue un momento especial por la tendencia a “abastecerse” en el inicio de las cuarentenas, este dato es un fuerte aviso al gobierno sobre la situación que están atravesando los sectores más empobrecidos.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente e imagen: estrategia

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Una ley Fifí para la educación superior mexicana

Por: Juan Carlos Silas Casillas

En algún momento de la campaña presidencial del 2018 y los primeros meses del sexenio 2018-2024, el presidente López Obrador utilizó la expresión “fifí” para referirse a las personas e instituciones que pretendían dar una imagen de liberales o progresistas y que, sin embargo, se trataba de actores más bien conservadores que buscan defender sus privilegios o al menos el estatus quo. Por momentos algunas personas tergiversaron el sentido de la expresión y lo orientaron hacia “rico” o incluso “amanerado”, generando una innecesaria crispación social, cuando el sentido original está más cercano a pretensioso. En este sentido, la Ley General de Educación Superior (LGES) se puede calificar como una ley fifí porque pretende ser lo que no es. En los siguientes párrafos se presentan algunas ideas que dan soporte a la afirmación.

Tras un largo proceso de consultas, foros y mecanismos electrónicos para recoger las opiniones de los interesados, a finales del año 2020 los 108 senadores que asistieron a la sesión la aprobaron de manera unánime. Hace unas semanas, 389 diputados de todas las bancadas la aprobaron y el 20 de abril, se publicó en el Diario Oficial de la Federación. Académicos de Instituciones de Educación Superior (IES) públicas y privadas han señalado inconsistencias y avizoran problemas. Una nota del 17 de marzo de este año en un periódico nacional señaló que 150 sindicatos universitarios rechazan la LGES por contravenir al artículo tercero de la constitución e instaban al presidente López Obrador a no promulgarla. Otras voces la acusan de ser neoliberal y privatizadora o de abrir la puerta a que las instituciones establezcan requisitos de forma unilateral.

Si se hace un rápido recuento histórico, lo primero que se debe señalar es que esta nueva LGES sustituye a la Ley de Coordinación de la Educación Superior de 1978 que francamente era letra muerta. En la práctica tenía poca importancia. Hablaba, entre otras cosas, de varios consejos nacionales consultivos (de educación normal y tecnológica) y tal vez era algo con cierta utilidad a la mitad del sexenio de López Portillo, pero 42 años después ya no. Un análisis minucioso puede dar cuenta de que la educación en México se ha regulado más con base en acuerdos secretariales que en leyes. En el caso de la educación superior y en específico la privada, el famoso acuerdo 279 de julio del 2000 y los que le nacieron: 17 11 17 del año 2017 y 18 11 18 del año 2018 o incluso en 286 (de octubre del 2000 y reformado en 2017) surgieron de la interpretación de la realidad que tenían los funcionarios en turno y de la factibilidad de poner en marcha sus ideas, tratando de establecer un marco regulatorio al crecimiento descontrolado de la educación superior privada. En este sentido, la LGES se parece más a la conversión en Ley de lo que ya se estaba haciendo desde los acuerdos secretariales que a una verdadera ley moderna y visionaria como la que necesitamos.

La LGES perdió la oportunidad de ser un elemento de transformación de la educación superior y se convirtió en la reiteración de lo que ya se hacía. Por otro lado, algunos de sus vicios permanecen, lo que significa una omisión importante a la luz de lo que los académicos y funcionarios educativos aspiramos para este y los próximos sexenios. Por señalar dos ejemplos: A) el artículo 17 de la Ley de Coordinación ya señalaba que algunas IES públicas podían otorgar y quitar RVOE a las IES privadas. B) el artículo 19 ya habla de que se multaría con 100 mil pesos (pesos de 1978) a las IES que no se registraran ante la SEP (no se entiende si se trata de RVOE o no) y la posibilidad de clausura si se reiteraba la falta. Ya estaba ese gusto por poner en las leyes cosas que corresponden a reglamentos, y no se corrigió. 43 años después tenemos frente a nosotros una LGES conservadora y reglamentaria que denota el firme interés por convertir en ley los acuerdos y en apoyar la ampliación de cobertura a partir de la acción del gobierno federal.

Algunos de los elementos positivos de la LGES son: 1) La voluntad de fortalecer el servicio social y convertirlo en una aportación a la comunidad, 2) La inclusión y la cultura de la paz y no violencia, especialmente a las mujeres, 3) El presumible apoyo a las Tecnologías de Información y Comunicación, 4) La vinculación (integración) con el sector productivo y 5) un relanzamiento de los Consejos Estatales de Planeación de la Educación Superior o su equivalente. Pero, siendo sinceros, incluso estas y otras ideas promisorias no son algo de avanzada, más bien es un nuevo intento de actualizar y convertir en ley lo que ya se proponía por otras vías. Es esperable que en un futuro se pueda ir hacia innovaciones mayores. De momento su foco está en reforzar la posición rectora del Estado en lo que ya existe desde los acuerdos secretariales, lo que deja como pendiente la creación de un sistema educativo superior nacional que funcione como verdadera palanca para el desarrollo nacional.

En lo que respecta a las IES de financiamiento público, busca asegurar que los recursos no disminuyan y usar la infraestructura instalada en la promoción de una de las promesas del actual gobierno: garantizar que se amplíe paulatinamente la matrícula hasta que se pueda cumplir la idea de una educación superior obligatoria y gratuita ofrecida por el Estado. En lo tocante a las privadas se reitera una visión de sospecha y se subalteridad. A pesar de representar un tercio de los estudiantes y profesores, así como 75% de las instituciones, la LGES asume una posición conservadora y centralista al evitar verlas como socios o al menos como actores confiables en la transformación nacional. No las asume como una fuerza más en la mejora comunitaria, científica y académica, más bien las ve como una caterva de emprendedores, creadores de pequeños negocios que requieren ser regulados para proteger a “los clientes”: los estudiantes y sus familias. La LGES parece centrar su mirada en el control más que en el desarrollo, asumiendo que las privadas “no dan el litro o kilo completo” y que son las únicas incumpliendo el compromiso formativo con estudiantes y familias…. tal vez no sean las únicas.

El desdén hacia las instituciones privadas queda claro en que están prácticamente excluidas del Consejo Nacional para la Coordinación de la Educación Superior. Lo mismo sucede en la composición de las Comisiones Estatales para la Planeación de la Educación Superior, o sus equivalentes. En otras palabras, es una participación simbólica.

Con relación a la autoridad que expide el Registro de Validez Oficial de Estudios RVOE existe un problema desde 1978 que se decidió no solucionar. El texto señala que el RVOE lo otorga la autoridad federal o estatal, o bien una institución pública facultada para ello. Actualmente, de acuerdo con Adrián de Garay, hay 14 Universidades Autónomas que otorgan RVOE, que no incorporación, mecanismo importante que parece soslayado en la LGES. Las IES públicas que lo otorgan son, las Universidades Autónomas de Baja California Sur, de Ciudad Juárez, de Chihuahua, de Coahuila, del Estado de Hidalgo, del Estado de México, del Estado de Morelos, de Nuevo León, de Querétaro, de Quintana Roo, de Yucatán, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional. La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) lo tiene en su ley orgánica pero no lo hace. Como ya se ha señalado en este y otros espacios, esto genera castas entre las instituciones de educación superior y que haya instituciones públicas que son parte del subsistema universitario como actores y también como autoridad que decide si se otorga o retira el RVOE, en pocas palabras, son juez y parte. Este tipo de errores históricos no corregidos solamente preservan el estatus quo en vez de transformar la educación.

Por último, el elemento estelar de la LGES en su trato con las IES privadas se centra en crear un Reconocimiento a la Gestión Institucional y Excelencia Educativa. No se sabe si se trata de un guiño hacia FIMPES o una acción para darle participación a los organismos acreditadores extranjeros o nacionales. En todo caso, no constituye un empujón hacia la calidad participativa, sino que se convierte en transferir un trozo de la participación y responsabilidad a los CIEES o los organismos que están bajo el paraguas COPAES. Es un reconocimiento de parte del estado a las IES privadas que cuentan con alta calidad en la provisión del servicio educativo, lo que es correcto. Sin embargo, se queda corto ya que ignora otras funciones sustantivas como la investigación, creación de ciencia y tecnología o el impacto social.

Algo preocupante señalado en muchos escenarios es que se dedica a determinar infracciones y sanciones (que corresponderían a un reglamento) o incluso a prescribir acciones que, aunque nobles, no corresponden a una ley general. Por ejemplo, el artículo 38 establece la creación de un Registro Nacional de Opciones, para que los posibles estudiantes conozcan el menú de programas e instituciones por los que pueden optar o el artículo 43-I-e, que prescribe que debe haber transporte escolar exclusivo para mujeres. Nobles ideas ambas, pero completamente fuera del alcance de una ley general.

En síntesis, la LGES es conservadora y se regocija en normar minucias operativas o establecer con carácter de ley lo que ya se tenía en los acuerdos secretariales. ¿Es una mejora comparado con lo que se tenía?, sí, sin duda. ¿Es la ley que necesita la educación superior? No, evidentemente se quedó corta y se asienta en ideas muy conservadoras. Falta mucho para que sea el elemento progresista, pro social y desarrollador que se necesita. En este sentido, con todo respeto, lo que tenemos es una ley Fifí, que pretende desarrollar a través de controlar. Ojalá el Programa de ampliación de oferta nacional, regional, estatal; el Programa nacional de educación superior y el Sistema de evaluación y acreditación de la educación superior no sean oportunidades perdidas en la tarea de relanzar la educación superior mexicana.

Fuente: educacionfutura

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El currículum pandémico

Por: Sergio Dávila Espinosa

Se dice que el currículum es el conjunto de criterios, intenciones, contenidos y estrategias que establecen y guían la acción educativa en las escuelas. Es responsabilidad de las autoridades educativas delinear, dar a conocer a la comunidad y evaluar sus resultados.

En los cursos de educación, a los docentes nos enseñan a distinguir entre varios tipos de currículums, como el currículum formal, que es el escrito en los planes de estudio; el currículum vivido que es el que realmente llega a las aulas debido a los ajustes que hacen los docentes y muchas otras circunstancias no previstas; y siempre hay quien señala también la existencia de un currículum oculto, formado por todas esas cosas, no necesariamente positivas, que aprenden los niños en la escuela pero que no son enseñadas formalmente por los profesores, sino producto de la convivencia con sus pares, como los prejuicios, la discriminación, la burla, o las groserías, por señalar sólo algunos ejemplos.

Así pues, a más de un año de haberse instaurado la escuela de lejos, nuestros niños y jóvenes no sólo están aprendiendo contenidos del currículum formal y que fue adaptado por las autoridades en el programa Aprendo en Casa N (creo que ya estamos en la tercera temporada y sería prudente pensar en preparar la cuarta). Sus ojos nos ven y aprenden de nosotros. ¿Qué les estamos enseñando como adultos a las nuevas generaciones ahora que por primera vez conviven más con sus padres y familiares que con sus maestros?

Ningún programa que la SEP transmita por televisión, ninguna videoconferencia organizada por sus maestros, ninguna actividad a distancia diseñada con uso de tecnología o sin ella, ni tampoco ningún libro de texto, tiene la influencia pedagógica sobre la formación de la personalidad de los niños que el ejemplo de los adultos. Y lamentablemente, creo que el balance no necesariamente será positivo. ¿Cuáles son las lecciones que les hemos impreso en el corazón de manera inconsciente a las nuevas generaciones?

Los pilares del currículum pandémico son las características de la sociedad con la que han convivido los niños y jóvenes en este último año. Propongo algunas de las más notorias:

  • Egoísmo: Lo importante somos nosotros, el otro no importa. Por que puedo, compro todo el papel higiénico, desinfectante o vitaminas del mercado. Y nuestros hijos miraron atónitos las compras y las anécdotas triunfantes: “como ya no había muchos, me compré una caja completa”.
  • Abuso: Si puedo pasar por encima del otro, para obtener algún beneficio, no sólo se justifica, sino que es característica de mi inteligencia. Y así, nuestros niños fueron testigos de cómo jóvenes veinteañeros fueron vacunados y lo presumieron en redes sociales sin formar parte del sector salud.
  • Mentira: Con tal de vacunar a un familiar antes de lo indicado, vale llevarlo a un centro de vacunación que no le corresponde y mentir en el domicilio, edad o algún otro dato. Los niños aprendieron que, tratándose de un miembro de la familia, está bien mentir, aunque nosotros les insistamos todos los días en no hacerlo.
  • Corrupción: Si hay posibilidad, y siempre la hay, todos conocemos a alguien que está ofreciendo las vacunas “sobrantes” de las jornadas, a cambio de una cooperación. Y claro, también estas conversaciones son escuchadas por nuestros niños, esos a los que les pedimos se esfuercen por ser honestos y rectos en su actuar.
  • Autoritarismo. ¿Cuántas discusiones familiares, gritos y sombrerazos habrán tenido que presenciar los niños ahora que están en casa más tiempo junto a sus papás? Los niños han presenciado de cerca la forma en que se resuelven los conflictos. Y han aprendido sobre quién tiene voz y cuánto vale la opinión de cada miembro de la familia.
  • Machismo. Según los estudios, muchas niñas han tenido que hacer a un lado sus tareas escolares para ayudar en las tareas domésticas, especialmente la preparación y servicio de alimentos, lavado de ropa y cuidado de los más pequeños. Tareas que no son repartidas por igual entre los hijos o hijas y de las que la escuela las salvaba.
  • Incongruencia: Una sociedad que califica como prematuro el regreso a clase, pero no tiene mayor reparo en realizar reuniones familiares, asistir a fiestas, antros o playas.

El artículo 3º de nuestra vulnerable constitución indica las características de la educación que deberían recibir nuestros niños y jóvenes. Señala, y esto hace parte del currículum formal que deberá desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y menciona como criterios basarse “en los resultados del progreso científico”. Sin embargo, las autoridades han ignorado o hasta contradicho los criterios científicos sobre el manejo de la pandemia. En la mañana se quitan el cubrebocas y en la tarde se lo ponen. Recomiendan desde la Condesa o Zipolite que la gente se quede en casa y con solemnidad afirman que la población regala inmunidad.

Las autoridades no han mostrado un solo criterio de orden científico para el regreso seguro a clases presenciales. No nos han dicho si la tasa de contagio esperada puede ser mínima, de lo cual hay evidencia, dada la experiencia en los países que ya han regresado. No nos han explicado por qué se considera segura la operación de una escuela con maestros vacunados y alumnos desprotegidos. Todos hemos sido testigos de que volveremos a clases por el simple e irrefutable argumento esgrimido desde el púlpito matutino: “ya urge”. Y esto, también es parte del currículum oculto, del currículum pandémico con el que nuestros estudiantes aderezan su formación.

Fuente: educacionfutura

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La crisis de la educación en la pandemia

Por: Katiuska Fernández Morales*

Para nadie es difícil reconocer que la pandemia sumergió a todos los actores del sistema educativo en una crisis sin precedentes en la historia moderna. Hasta el primer trimestre de 2020, la estabilidad de la práctica educativa, aunque cuestionada por investigadores y pensadores educativos por la predominancia de prácticas consideradas obsoletas y de poca concordancia con los avances en el aprendizaje y la enseñanza no se debatían en gran medida.

Cuando el país tomó conciencia de la gravedad de la situación ocasionada por la pandemia y las instituciones educativas declararon que no habría regreso al aula por tiempo indefinido, inició el descontrol por la falta de preparación ante la “nueva normalidad”. ¡Nadie esperaba nada parecido! Solo algunos de los profesores que trabajábamos en línea y que estábamos involucrados con el aprendizaje mediado por tecnología consideramos que el proceso formativo podía llevarse a cabo sin mayor inconveniente, sin embargo, los detractores de esta modalidad educativa siguen sosteniendo que no ofrece una educación de calidad.

Ahora bien, es evidente que los cambios que hemos experimentado últimamente dividirán a la comunidad académica en dos segmentos: por una parte, aquellos que añoran dejar atrás la distancia y regresar a las aulas para seguir haciendo lo que usualmente hacían y, por otra parte, los que visualizaron o descubrieron las “oportunidades”. Mientras que unos profesores desean regresar a su mundo pre-pandémico con el método expositivo en su práctica docente junto con horarios bien definidos y rígidos, otros conocieron o empezaron a conocer modelos de aprendizaje colaborativo y significativo donde los horarios flexibles pudieran ser la norma.

Es importante resaltar que no solo el profesor entró en crisis, las instituciones educativas también lo hicieron, lo cual implica crisis de identidad, de funciones y obviamente de control.

De estas reflexiones me surgen muchas preguntas: ¿quién garantiza que administrativos y académicos “cumplan” con su horario?, ¿se pueden llevar su computadora a su casa?, ¿y si se la toman de vacaciones?, ¿cómo firmarán las asistencias?, ¿cómo respondemos a las auditorías?, ¿la deserción escolar es culpa de quién?, si resulta que no necesitan venir presencialmente a clases, entonces ¿cuál es el papel de la escuela que conozco?, ¿puedo pedir y ejercer el mismo presupuesto?, ¿ahora qué tipo de informes debo hacer?

Sería una pena que después de todo lo vivido por las instituciones, los profesores y los estudiantes en esta crisis de salud que nos afecta a todos se siguiera pensando igual, o peor aún, que el proceso educativo regresara como si la pandemia nunca hubiera existido. Desaprovechar todo el esfuerzo y la creatividad surgida del deseo de continuar buscando el aprendizaje de nuestros alumnos sería una verdadera lástima. Realmente hay tantas cosas que rescatar, reflexionar y hacer, que me hacen pensar que esta crisis puede ser un escalón orientado a la mejora de todos.

*Katiuska Fernández Morales es Doctora en Investigación Educativa por la Universidad Veracruzana. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) e investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo (IIDE) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), México, en la línea de “Mediación Tecnológica del Proceso Educativo”. Su producción científica se centra en temas relacionados con investigación educativa, innovación educativa y tecnología educativa en la educación superior.

Fuente: educacionfutura

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México: Lo que está en juego. Los libros de texto gratuitos

Lo que está en juego. Los libros de texto gratuitos

Publicado por Pluma Invitada

Renato Aranda

Recientemente se desataron polémicas por las convocatorias que la SEP ha lanzado para el rediseño y el acompañamiento gráfico de los libros de texto gratuitos de educación primaria, por un lado, por convocar a “normalistas, investigadores universitarios, becarios del CONACYT, miembros de los Consejos Técnicos Educativos, Mesas Técnicas, maestros y directivos de educación pública o privada, bibliotecarios de todo el Sistema Nacional de Bibliotecas, maestros jubilados, cronistas y población en general residente en México” a participar en el rediseño de los libros, —pedagógico–didáctico se interpreta, aunque no es explícito y se acentúa al no estar convocados pedagogos—, sin necesariamente tener experiencia en la elaboración de materiales educativos, y por otro lado, por convocar a “Artistas y artesanos en general; Artistas urbanos; Ilustradores; Pintores; Diseñadores gráficos; Infógrafos y cartógrafos; Escultores; Dibujantes; Fotógrafos; Escenógrafos y Grafiteros” a participar “en la creación de nuevas ilustraciones para los Libros de Texto Gratuitos de Educación Primaria, que generen el acompañamiento gráfico de los aprendizajes y actividades en todos sus contenidos” a cambio de una constancia de participación con valor curricular, el crédito correspondientes y un ejemplar del libro en el que se participó. No habrá remuneración económica.

I.

Hace 62 años se creó la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito (Conaliteg) bajo el gobierno de Adolfo López Mateos y por recomendación de Jaime Torres Bodet para «fijar, con apego a la metodología y a los programas respectivos, las características de los libros de texto destinados a la educación primaria» (Diario Oficial, 1959) y por supuesto, para dar cumplimiento al artículo tercero de la Constitución de dar acceso a una educación libre, laica y gratuita, condición esta última que sólo se daría, cuando los estudiantes recibieran de manera gratuita los libros indispensables para sus estudios y tareas.

Importante es que ya desde décadas anteriores se otorgaban libros de manera gratuita a los estudiantes, pero la condición de libro único, gratuito y obligatorio, cambió las responsabilidades y atribuciones del Estado ya que el LTG se volvió de carácter obligatorio para todos los docentes y escuelas públicas o privadas, urbanas o rurales. Por otro lado, ya desde hacía muchos años se tenían comisiones evaluadoras de libros que podrían formar parte de la bibliografía oficial autorizada por la SEP de libros creados por editoriales privadas y que eran vendidos en las escuelas. Los maestros, además del uso obligatorio del LTG, podían utilizar y solicitar libros que estuvieran en esa bibliografía.

Por último señalar que en aquel momento las reacciones del sector privado fueron muy importantes ya que el estado mexicano se convertía en autor, editor, impresor y distribuidor capaz de llegar a todos los rincones del país y reduciendo una parte del mercado accesible comercialmente. Los argumentos principalmente se centraron en la unificación de contenidos, —un tema que sigue siendo importante en la discusión de la elaboración de los LTG, pero además y principalmente, en el modelo educativo y los planes y programas de estudio—, en ser una disposición autoritaria, inconstitucional y contraria al interés educativo y cultural del país, además de discriminar a prestigiados autores de libros educativos que en esos momentos contaban con publicaciones muy exitosas para la industria editorial.

Hoy nadie puede cuestionar la legitimidad de los libros de texto gratuitos y el gran beneficio que han dado a la educación en México, aún estando en tela de juicio su papel de instrumento ideológico, sus carencias en cuanto inclusión y diversidad en tanto material único, la incorporación o exclusión de ciertos temas y contenidos, etcétera, la valía de estos materiales está demostrada. Además, con la incorporación del nivel de secundaria y la apertura de su elaboración a editoriales privadas, es un programa fundamental para el sostenimiento de la actual cadena del libro.

II.

En la elaboración de los libros de texto, gratuitos o comerciales, siempre se recurrió y se sigue recurriendo a los docentes, cuya experiencia en las aulas, en teoría, les otorga herramientas y conocimientos que les permiten desarrollar propuestas cercanas a las necesidades de otros docentes y de los propios educandos, estos docentes–autores además, muchas veces respaldan su trayectoria con investigaciones y/o estudios de carácter didáctico pedagógico, necesarios para el desarrollo de materiales de esta naturaleza. También es frecuente que se recurra a especialistas de las distintas áreas de conocimiento que de alguna manera se han dedicado a la divulgación de su área ya sea como conferencista, investigador, docente o con la publicación de otros materiales similares. Siempre con el apoyo técnico pedagógico necesario.

Hasta ahora, no conozco que exista una formación académica en “autoría de materiales educativos” o “escritor de libros de texto” como tampoco lo existe de su trabajo de edición, ilustración o diseño, es en el hacer del oficio, que todos los profesionales del libro de texto se forman a lo largo de los años. Cualquier editor que se haya enfrentado a un primer original elaborado por un docente o por un especialista de área, puede dar cuenta de la dificultad que representa para un incipiente autor de libro de texto, comprender la complejidad de todos los elementos que se ponen en juego a la hora de elaborar, tan solo, una secuencia didáctica: el enfoque didáctico, la pertinencia de las actividades o situaciones, el cumplimiento o no de los elementos necesarios para la adquisición de aprendizajes específicos, la articulación con otros contenidos de lecciones, trimestres o grados anteriores y posteriores, la recuperación de conocimientos previos, los criterios de inclusión y diversidad cultural, etcétera. Por poner un ejemplo, conozco dos casos de autores consagrados a los que en el trabajo editorial se les reescribía prácticamente sus originales porque tenían, no solo inconsistencias en lo mencionado, sino además por tener errores conceptuales, gramaticales y ortográficos. Y lo mismo sucede con ilustradores y diseñadores a quienes eventualmente resulta difícil supeditar sus creaciones a las necesidades didácticas de una imagen, tipografía o composición y que sólo a través del trabajo continuo se logra un equilibrio entre el hacer creativo y la necesidad didáctica.

Contradictoriamente, muchas veces el trabajo de autoría, edición, diseño e ilustración de libros de texto es menospreciado dentro de los mismos gremios, situación que no se corresponde con el nivel de especialización que requieren los profesionales de esta industria, que hace que las editoriales o la misma SEP se “peleen” por ellos.

III.

Apelar al honor que representa colaborar en la elaboración del LTG, no es una novedad, incluso es una modalidad de colaboración que lamentablemente han tomado también medios de comunicación, instituciones y empresas, “si escribes aquí te va a ir bien”, “es una plataforma para darte a conocer”, “después te lloverá trabajo”.

Incluso desde la óptica del nacionalismo, el trabajo voluntario y la donación del trabajo en México tiene una larga tradición. Dependiendo de “la causa” o de “la lucha” el mexicano puede lanzarse a empresas nobles y algunas veces titánicas, los septiembres de 1985 y 2017 son pequeños botones de muestra. Los gobiernos post revolucionarios a partir de Lázaro Cárdenas y quizá hasta López Mateos, tuvieron en mayor o menor medida muestras en donde se sumaban las voluntades del pueblo para emprender algunas tareas que requerían grandes esfuerzos. En el terreno de la educación, entre 1944 y 1946 durante el gobierno de Ávila Camacho y siendo también secretario de educación Jaime Torres Bodet, este último lanzó la Campaña Nacional contra el Analfabetismo, que se convirtió en una cruzada nacional. Con el apoyo de dos docentes y él mismo redactaron la Cartilla Nacional de Alfabetización de las cual se imprimieron 10 millones de ejemplares y se apeló al nacionalismo de los mexicanos para que todo aquel que supiera leer y escribir enseñara a al menos otro mexicano a hacerlo. Para Torres Bodet el problema de la educación no era sólo enseñar al pueblo a leer y a escribir, era parte de una batalla mundial por la paz, la democracia y la justicia por lo que además de la campaña nacional de alfabetización, estableció un programa efectivo de construcción de escuelas y organizó la capacitación de los profesores no titulados y llevó a cabo la completa reorganización de los planes de estudios vigentes. Cuando Torres Bodet, creó la Conaliteg, reconoce en sus memorias, se convocó a los maestros y escritores a “concursos” para redactar los textos de los LTG, pero los resultados no fueron alentadores por lo que se tuvo que recurrir a maestros y maestras de competencias reconocidas.

Voluntad y especialización, no necesariamente son coincidentes, la primera apela a una conciencia o convicción con relación a la “causa” o al “proyecto” y algunas veces, al liderazgo que la convoca, la segunda, la especialización, está ligada al nivel de experiencia y conocimientos adquiridos para desarrollar de manera profesional, eficiente y efectiva una tarea determinada, y ésta, a menos que el especialista decida lo contrario, debe ser remunerada.

IV.

Durante los últimos 50 años se han llevado a cabo diversas modificaciones a los LTG, la mayoría vinculadas a las reformas curriculares de 1972, 1993 y 2009, motivadas también por los replanteamientos acerca del quehacer educativo y los materiales didácticos, impactando principalmente los cambios curriculares, de objetivos, de aprendizajes e incluso de enfoques pedagógicos que requerían de un acompañamiento a los docentes más intensivo que no necesariamente se ha dado. Algunas modificaciones importantes también se han dado en términos gráficos y plásticos, quizá de las más recordadas la que se llevó a cabo en el inicio de los años 80 del siglo pasado.

El sistema político mexicano, —basado en proyectos sexenales—, a partir de la alternancia ha acentuado la urgencia de los gobiernos en turno de concluir sus propuestas en seis años. Hablando en términos de educación, los tiempos para llevar a cabo un proyecto educativo de largo alcance no necesariamente son coincidentes con los tiempos políticos y legales que le acompañan. Por poner ejemplos, la reforma de 1993 de Salinas con Zedillo a cargo de la SEP, fue concebida dentro del Programa para la Modernización Educativa 1989-1994, es decir tuvieron que darse, durante los primeros cuatro años del sexenio, procesos de diagnóstico, consulta y elaboración de pilotos y modificaciones antes de tener un modelo educativo definitivo para la elaboración de los LTG. Lo mismo sucedió al final del sexenio de Fox con la reformas de 2006 a la educación secundaria para buscar su articulación con los niveles de preescolar y primaria y los respectivos ajustes que tuvieron que sufrir estos últimos niveles en 2009 y el acuerdo definitivo de 2011, ya al final de la administración de Calderón, casi dos sexenios para finalmente quedar trunca en su implementación final en los libros de texto. Y qué decir de la reforma educativa de Peña Nieto de 2013, que concluyó en planes y programas hasta 2017 dentro del cacareado Nuevo Modelo Educativo y que no logró apenas concretarse en algunos libros de texto.

Las consecuencias de estas urgencias al final de los sexenios han sido funestas para los libros de texto gratuitos, al menos la última década han sido libros hecho con márgenes de tiempo muy justos que han comprometido la calidad de los materiales, tanto en términos didáctico–pedagógicos como gráficos, y que sólo han sido salvados —y no siempre de la mejor manera—, con el concurso de profesionales muy experimentados en la elaboración de materiales educativos.

López Obrador publicó en mayo de 2019 el decreto mediante el cual se reformaron, adicionaron y derogaron diversas disposiciones de la Constitución cuya última modificación se efectuó bajo el gobierno de Peña Nieto, en este decreto se conserva como responsabilidad del ejecutivo determinar los principios rectores y objetivos de la educación así como como los planes y programas de estudio correspondientes.

 

También en 2019 se dio a conocer el Modelo Educativo: Nueva Escuela Mexicana un documento que esboza a grandes rasgos las directrices y objetivos del decreto, pero no su instrumentación. De acuerdo a su propio calendario, en julio de 2020 se publicarían los planes y programas correspondientes, en ese año y hasta julio de 2021, se elaborarían los LTG, para su implementación gradual escalonando grados por nivel. Hoy no se cuenta aún con planes ni programas, continúan vigentes en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo de 2011 y conviven en este ciclo libros elaborados con estos programas, los de 2017 y algunos materiales de esta nueva administración. Como nota adicional, el mismo documento marca las etapas del proceso editorial y estima en nueve meses la elaboración de los materiales educativos, no los dos meses en los que la actual dirección de materiales pretende hacerlos.

V.

2020 quedará marcado como el año de la pandemia y con ella las múltiples afectaciones que ha tenido en todas las industrias, instituciones, proyectos, empresas, negocios y personas. En la SEP, es cierto que el calendario para la implementación de la Nueva Escuela Mexicana y elaboración de planes y programas se vio afectado por la realización e instrumentación de los contenidos y materiales del programa Aprende en casa, que tuvieron que echarse a andar en una situación emergente.

Sin embargo no se ha hecho una pausa seria para valorar el impacto real de la pandemia en la educación, en lo que ha evidenciado de carencias y brechas en la infraestructura, equidad, inclusión y calidad. La desigualdad social y la falta de una propuesta convincente, pertinente y suficiente (Aprende en casa no lo ha sido), ha hecho que, según algunas estimaciones, más de cinco millones de estudiantes hayan abandonado las aulas en un año. La condiciones en las que docentes y estudiantes se las han tenido que arreglar para continuar con el proceso de enseñanza aprendizaje, han sido, en la mayoría de los hogares, altamente precarias y solo salvadas en algunos casos con ingenio, vocación y nuevamente con voluntad, no con un proyecto ni con una política de Estado.

En el mismo decreto de 2019 se creó Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación al que le corresponde “Realizar estudios, investigaciones especializadas y evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales del Sistema Educativo Nacional;”, “Determinar indicadores de resultados de la mejora continua de la educación;” así como “Sugerir elementos que contribuyan a la mejora de los objetivos de la educación inicial, de planes y programas de estudio […]”. ¿Dónde está este Sistema? ¿Dónde el diagnóstico y dónde la evaluación de los resultados de Aprende en casa? ¿Dónde las pautas que permitan con claridad no sólo instrumentar el rumbo planeado, sino además los ajustes necesarios tras las carencias y necesidades que ha evidenciado el 2020?

Las convocatorias del director de materiales educativos de la SEP, Marx Arriaga para la creación de los nuevos libros de texto gratuito carecen de proyecto, entendiendo por este aquel que tiene definiciones precisas de sus alcances —como se esperaría de una transformación como la que se anuncia y que afectará a millones de estudiantes—, y sus consecuentes demarcaciones en diagnósticos y evaluación, instrumentación de modelo educativo, modificaciones de planes y programa, acompañamiento y capacitación docente, implementación, tiempos coherentes con un proyecto de esta envergadura, conformación de equipos especializados e inversiones necesarias, pero principalmente las redefiniciones que necesitarán los nuevos materiales educativos a partir del funesto 2020.

Su llamado al nacionalismo y al honor de pertenecer a esta nueva generación de materiales, no logra eco en lo hueco de la propuesta, en lo poco pertinente y hasta absurdo que resulta echar la carreta antes que los caballos, —además de lo incongruente por la remuneración que niega, pero que él sí recibe a pesar de su evidente inexperiencia en la creación de materiales educativos—, pero quizá en su dimensión chiquita, es para lo que le alcanza, veremos si la actual secretaria de educación, Delfina Gómez, tiene la altura necesaria.

*Renato Aranda es diseñador gráfico por la UAM con experiencia de más de 15 años en la industria editorial y más de 10 de ellos en la elaboración de materiales educativos. Ha sido director de literatura infantil y juvenil, y de arte y diseño en dos de las principales editoriales de libro de texto en México.

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/lo-que-esta-en-juego-los-libros-de-texto-gratuitos/

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El duelo también regresa a clases

Por: Herzel García Márquez *

Las cifras que describen las consecuencias de esta pandemia en el contexto escolar son alarmantes. El primer impacto, sin duda, lo causa la deserción escolar. De acuerdo con MejorEDU (2020), el abandono corresponde a 1.8 millones de estudiantes (1.5 millones de educación pública y 243 mil de privada).  Muchos de estos estudiantes han tenido que decidir entre el trabajo y el estudio, y esta decisión no solo evidencia el grave problema que significa la eficiencia terminal, también lo que será una pérdida afectiva en cada salón de clases, alumnos de menos en cada lista, personas ausentes en los equipos de trabajo. Faltaremos varios y otros viviremos duelos.

MejorEDU también indica que son en total, 5.2 millones de estudiantes entre 3 y 29 años que no están inscritos en el ciclo 20-21, ya sea por COVID o por falta de recursos; de esa cifra, 3 millones corresponden a educación básica. Atrás de cada número existe una historia que representa un duelo para familias y personas, para cada alumno y cada profesor. Las condiciones que cada uno vive en este reencuentro escolar son  tan particulares como la clase de pérdida que vivimos. Cada uno, por más amable que haya pasado el tiempo de confinamiento presenta al menos, una mínima pérdida. De la libertad de tránsito, de la decisión sobre medios y tiempos para divertirse, hasta la ausencia de seres queridos y la pérdida de casas y trabajos.

La pandemia por la COVID-19 debe considerarse como una catástrofe humanitaria para entender la importancia de las repercusiones que tienen las mismas en la reconstrucción social, principalmente por la vivencia del duelo colectivo, la pérdida del sentido de trascendencia de la muerte debido a las connotaciones mediáticas con que se trata, un trato superficial a las cuestiones trascendentales de la vida y la muerte, tales como ritos de luto y aflicción; un sentimiento común entre los sobrevivientes de gratitud, pero también de culpa.

El escenario es sumamente complejo por presentar diferentes pérdidas para cada persona, sobre todo se debe considerar que el confinamiento ha impedido que se viva en comunidad, en compañía, los rituales y momentos que favorecen el proceso de duelo, cualquiera que haya sido la pérdida. No se ha tenido la oportunidad para dolerse ni para celebrar, lo que también duele. No hemos podido acudir a funerales, a velorios, pero tampoco a fiestas de bodas, a nacimientos, graduaciones; el duelo se encuentra presente.

Reconocer que cada persona está lidiando con estas pérdidas, permitirá que se facilite   una postura empática en el reencuentro social y en el caso específico de la escuela, es indispensable que se considere esta realidad para detonar cualquier proyecto para el regreso. Plantearnos que el duelo regresa a la escuela resulta un escenario sanador, ya que si bien no tenemos el mínimo control sobre los momentos y tipos de pérdidas que se viven, sí podemos lograr la sistematización de atención psico-emocional para los sujetos educativos que conviven en el centro escolar.

El duelo es la forma saludable para procesar la pérdida que nos duele. Esta pérdida no tiene que ser la vida o salud de una persona, también vivimos el duelo por la pérdida de un objeto o de una situación. Pensemos en ese dejo de melancolía que de niños es tan común sentir cuando  nos despedimos de los amigos o lugares vacacionales o en el sentimiento agridulce que se siente al graduarse y saber que si bien se abre un ciclo, también se cierra otro, y eso en ocasiones, duele.

En el caso de la pandemia COVID-19, las pérdidas se han presentado como un maremoto que deja diferentes mecanismos de respuesta accionados, varias formas y tiempos de proceso y de comunicación, elementos relacionados con la historia y personalidad de cada individuo. El programa para el regreso a clases debe considerar el contexto planteado como una prioridad pues es real que habrá alumnos y profesores quienes hayan perdido familiares, bienes materiales, condición de salud, entre muchos otros factores indispensables en cada vida.

Atender a la muerte y los procesos socio-emocionales relacionados con ella desde y dentro el contexto escolar significa una gran oportunidad de reconstrucción social y reorientación de cada brújula, considerando las circunstancias de la escuela, de la comunidad y de cada persona.

El manejo de la muerte que propone la industria del cine y la televisión cumple con su tarea de divertimento con tintes fantasiosos, pero deuda mucho en cuanto a un soporte emocional fuerte y sólido que permita procesos de madurez y regulación emocional realistas. Por ello, es indispensable que, como adultos, fomentemos que la escuela sea el lugar seguro cuyo ambiente favorece la vivencia y desarrollo de procesos personales que tienen que vivirse y no ocultarse, pues la reflexión deja sin duda, aprendizaje y crecimiento para todos.

Así, la propuesta de la Pedagogía de la Muerte sirve como una valiosa herramienta pues permite identificar al proceso de la muerte como un momento clave del ciclo de la vida, quitándole el drama fantasioso y aterrizando los recursos humanos al servicio de la necesidad personal.

La pedagogía de la muerte es una puerta a la reflexión personal sobre el indudable costo que pagamos cuando dejamos que los prejuicios encasillen a la muerte en un tabú social, porque hablar de las pérdidas y más de la muerte, pareciera que no es educado, no es propio, es íntimo y muy privado.

La escuela tiene la gran oportunidad de respaldar a la familia en cuanto a la contención emocional que implica la pérdida. Puede ser que sea la razón para que la pedagogía de la muerte entre al aula y ayude a procesar a los estudiantes más allá de sus saberes académicos comprometidos, cómo relacionarse con los procesos del ciclo vital, incluidos la muerte

El comprender que la muerte es inevitable permite que, desde la mirada pedagógica, cada persona se cuestione más allá de fechas y nombres, las consecuencias de decisiones bélicas; también permite que pensemos más sobre nuestra educación financiera y los servicios de salud y el derecho del enfermo y la calidad de la vejez. La pedagogía de la muerte, de acuerdo con Cortina (2015), pretende formar ciudadanos que consideren la finitud como condición humana desde la cual orientar valores vitales para la mejora social; es la oportunidad de entender que esta vida es solo una y debemos ejercer nuestro talento y vocación para lograr esa convivencia que asegure para cada uno, la calidad de una vida humana plena; para Herrán y Cortina (2006), la pedagogía de la muerte puede ser uno de los caminos para conectar a la educación ordinaria con la Educación para la Evolución humana. para los autores, la pedagogía de la muerte es una rama importante del árbol de la Educación de la conciencia.

La conciencia es precisamente el detonante necesario para prever y atender las situaciones que sabemos vamos a encontrar. Cada profesor conoce, escucha y sabe qué ocurre en su grupo y esa sabiduría traspasa el aula y rebasa la distancia, así como el tiempo. Bastará con pocos días para que cada profesor nombre a las faltas que ya sabía, existirían.

Es importante considerar algunas propuestas tanatológicas para que, como docentes, encontremos mejores rutas de acción:

-No estás solo. Cada profesor debe reconocer que también él regresa a clases con pérdidas importantes y que es indispensable pedir ayuda, atendernos para procesar nuestros duelos. También implica que ser profesor no te obliga a ser psicólogo, médico, tanatólogo, sino que te compromete a ser el mejor profesor que tus alumnos en este momento pueden tener y eso te permite conocer la maravillosa oportunidad del trabajo interdisciplinar para la atención integral de cada persona, empezando contigo.

-Hagamos comunidad. Significa activar grupos colegiados, programas de cine-debate, foros de discusión de temas y apoyo, así como contar con un directorio de una línea de Vida con los servicios de emergencia indispensable para cualquier situación, comunicarlo y tener protocolos revisados y actualizados. Es momento de prevenir cualquier emergencia, más vale pensar por adelantado.

-Vive los principios logoterapéuticos. Viktor Frankl dejo grandes enseñanzas que la Logoterapia resume en pilares claros y valiosos. Algunos de ellos pueden servir para trabajar en el contexto del regreso escolar, los procesos de duelo favoreciendo momentos de introyección y expresión.

Algunos de estos principios son:

-Vive y acércate a la naturaleza. Crear un huerto, un jardín y cuidar de él favorece estos espacios de acción y pensamiento reflexivo, además de contribuir a la actividad y disfrute estético para el ambiente armónico.

-Vive el humor. Enseñar a reír nuevamente, demostrar y acompañar en el redescubrimiento de la sorpresa, del chiste y volver del error y la risa, elementos de seguridad en vez de espacios obscuros de incertidumbre que atentan contra el autoconcepto.

-Vive el arte. Todos tenemos un lado artístico, descubrirlo y ponerlo al servicio de varias tareas es una oportunidad constante de vivir el éxito y la alegría de encontrar un sentido a lo que hacemos. Los proyectos escolares favorecen y dan oportunidad de que cada uno viva sus reflectores, hay que celebrar el talento.

En este reencuentro escolar, todos venimos incompletos y es una gran posibilidad de la escuela el abrir las puertas a la creación de ambientes que puedan contener a cada miembro encontrando brazos de nutrición en las organizaciones e instituciones externas que pueden y quieren apoyar a la reconstrucción social en el centro escolar, entendiendo que evidenciar es el primer paso para la reflexión necesaria en el proceso de mejora continua, y estos tiempos, son para mejorar, para seguir adelante.

Referencias

MEJOREDU (2020) https://www.gob.mx/mejoredu/es/articulos/la-educacion-en-mexico-no-se-detuvo-por-la-pandemia-mejoredu?idiom=es

Herrán, A. de la (2005). El nuevo paradigma complejo-evolucionista en educación, en A. de la Herrán, E. Hashimoto y E. Machado (Coords.), Investigar en educación. Fundamentos, aplicación y nuevas perspectivas (pp. 481-571). Madrid: Dilex.

Herrán. A. de la (2006). Los estados de conciencia: análisis de un constructo clave para un enfoque transpersonal de la didáctica y la formación del profesorado. Tendencias Pedagógicas, 11, 103-154.

Rodríguez Herrero, P.; de la Herrán Gascón, A. y Cortina Selva, M. (2015). Pedagogía de la muerte mediante aprendizaje de servicio. Educación XX1, 18(1), 189-212. doi: 10.5944/educXX1.18.1.12317

*Consultora Académica de la RCSA

Fuente: educacionfutura

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