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La Ley General de Educación omitida en la Nueva Reforma Educativa

Por: Pluma Invitada

Con las enmiendas a los artículos 3, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos publicadas en el Diario Oficial de la Federación el quince de mayo pasado entró en vigor la Nueva Reforma Educativa nombrada así por el Senado de la República (http://bit.ly/2XmI30Y). En lo futuro, se prevé aprobar:

A).- Antes de 120 días:

1.- La Ley General del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros.

2.- La Ley del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación.

B).- A más tardar en el año 2020:

3.- La Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación.

4.- La Ley General en Materia de Educación Superior la cual contemplaría el caso de las escuelas normales: establecerá los criterios para su desarrollo institucional y regional, la actualización de sus planes y programas de estudio para promover la superación académica y contribuir a la mejora de la educación, así como el mejoramiento de su infraestructura y equipamiento.

Lo anteriormente le corresponde al Congreso de la Unión. Adicionalmente, se contempla que el Ejecutivo Federal defina las Estrategias Nacionales para la Mejora de las Escuelas Normales así como de Atención a la Primera Infancia en un plazo no mayor a 180 días. Por otra parte, las Legislaturas de los Estados deberán armonizar el marco jurídico en la materia, en el ámbito de su competencia a mas tardar en un año.

A pesar que en el transitorio segundo se menciona que a partir de la entrada en vigor de este Decreto se abroga la Ley General del Servicio Profesional Docente, se derogan todas las disposiciones contenidas en las leyes secundarias y quedan sin efectos los reglamentos, acuerdos y disposiciones de carácter general contrarias a este Decreto en ningún renglón se alude específicamente a la Ley General de Educación (LGE). ¿Sigue vigente? Si pero se contrapone a la Nueva Reforma Educativa. ¿Es obsoleta? Definitivamente, si. ¿Se modificará? Seguramente ¿Para cuándo? Puntos suspensivos.

La Ley General de Educación, al parecer, no es considerada como ley secundaria, y poco se ha hablado sobre su la necesidad de reformarla. Pudiera cuestionarse ¿qué caso tiene si no redundará en aportaciones directas para una ley secundaria? También puede ser que así suceda suceda también en el diseño, elaboración, discusión y aprobación de las leyes secundarias del Sistema de Carrera para las Maestras y los Maestros así como el Sistema Nacional de Mejora de la Educación.

En la Ley General de Educación se alude, por ejemplo, al Modelo Educativo, la calidad de la educación, la calidad de la enseñanza, la calidad de los aprendizajes, la calidad de los servicios educativos, la calidad de la prestación de los servicios educativos. Y, a manera de provocación, pregunto: ¿calidad? ¿qué no desapareció de la nueva reforma educativa? ¿y la excelencia? ¿cuál es la relación entre la excelencia educativa con la mejora de la educación, la admisión de maestros noveles al servicio educativo o la promoción de quienes están en funciones? ¿Cuál es la importancia de las otras Leyes Generales para el aprendizaje y viceversa? ¿cómo entrelazar la formación de los ciudadanos mexicanos con el Sistema de Carrera, el Sistema de Mejora Continua y la Formación de Docentes?

Permítame gentil lector enunciarle unos cuantos tópicos que bien pudieran traducirse en  razones que justifiquen la necesaria adecuación de la Ley General de Educación: la educación que imparte el Estado; el derecho a la Educación; la educación de calidad; los principios, criterios y fines de la educación; el Sistema Nacional de Evaluación; el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; los tipos  educativos; los planes y programas de estudio. También el aprendizaje de los alumnos; los propósitos y la conexión con las competencias; los contenidos; criterios y procedimientos de evaluación y acreditación de los aprendizajes son elementos esenciales de los programas de estudio. El verdadero problema no es la necesidad de reformar la Ley General de Educación. El desafío mayúsculo consiste, según mi parecer, en armonizarla con el resto de la leyes por legislar debidamente articulada con la reforma educativa independientemente si son consideradas técnicamente reglamentarias, secundarias, generales o cualquier otra denominación que fuere.

¿Y qué decir del Modelo Educativo para la Educación Normal y del resto de las instituciones de educaciones superior para la formación de docentes? ¿acaso no debiera incluirse también?

El Modelo Educativo, de igual manera, es un entramado más complejo que sólo los planes y programas de estudio. ¿La Ley General de Educación se reformará antes o después de los 120 días contemplados para las leyes secundarias? ¿antes o después del 2020? ¿Cuál es el momento adecuado? No es un asunto menor sino todo lo contrario. Porque al parecer, el tipo de ciudadano que requiere nuestro país estará condicionado por el tipo de maestro que queremos. ¿no tendría que ser a la inversa?

En la Nueva Reforma Educativa se omite la Ley General de Educación. No se menciona la importancia de adecuarla ni siquiera contempla explícitamente su obligada modificación. Supongo que debiera hacerse de manera holística, integral y armónica con el resto de las leyes en materia educativa próximas a elaborarse, discutirse y aprobarse. El reto consiste en confeccionar un andamiaje jurídico debidamente articulado. Tejer un complejo entramado legal concordante para no dejar lagunas y evitar posibles errores que propicien interpretaciones sesgadas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-ley-general-de-educacion-omitida-en-la-nueva-reforma-educativa/

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La academia en jaque

Por: Pluma Invitada

Por décadas las instituciones de educación superior (IES) y los centros de investigación públicos han estado sujetos a políticas restrictivas y vaivenes del financiamiento federal. En el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 se reconoce que Durante el periodo neoliberal el sistema de educación pública fue devastado por los gobiernos oligárquicos; se pretendió acabar con la gratuidad de la educación superior, se sometió a las universidades públicas a un acoso presupuestal sin precedentes.

La elección de 2018 generó expectativas de cambio, con un gobierno que pusiera fin a las políticas de recortes presupuestales, de límites a la autonomía y la libertad de cátedra y de competencia por fondos y subsidios. En el ámbito de la educación y la investigación, fue un aliciente para que la academia (profesores e investigadores), los estudiantes y los trabajadores se inclinaran claramente en favor de esta opción electoral.

Las políticas que ahora impactan a las instituciones de educación superior, a los Centros-Conacyt y a la investigación en institutos nacionales de salud (INS) y hospitales de altas especialidades (HAE), sin embargo, han generado incertidumbre, decepción e indignación. La Secretaría de Educación Pública y el Conacyt no han definido proyectos específicos, pero de hecho el gobierno los ha fijado con los recortes de la Secretaría de Hacienda, los efectos de la Ley de Remuneraciones de Servidores Públicos y el memorándum del Ejecutivo (3 de mayo de 2019) sobre austeridad republicana. Todo ello se ha sumado a una actitud de descalificación superficial y desinformada de las instituciones y los académicos, acusados de ser privilegiados, corruptos e ineficientes, a partir de casos particulares como el de Sosa en Hidalgo o la estafa maestra.

Entre las acciones más drásticas contra las instituciones de educación superior, de investigación y de salud están las reducciones presupuestales a los INS, HAE y los Centros Conacyt; el congelamiento de fondos a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), con la consecuente suspensión de becas a estudiantes; la reducción de ingresos a académicos a través de la aplicación de impuestos a becas e incentivos en la UAM, el Cinestav y los Centros Conacyt; el despido de pasantes, residentes y académicos contratados por honorarios en casi todas las instituciones; y el control desde la Presidencia de los viajes de los académicos en IES no autónomas.

Estas políticas de hecho hacia la educación superior y la investigación no han sido presentadas, discutidas ni mucho menos consensadas con las instituciones y las comunidades académicas. Tensan la relación entre éstas y el gobierno federal al desconocer los procesos existentes de colaboración y los mecanismos de diálogo necesarios entre la academia y los diversos órdenes de gobierno. Con estas acciones se vulnera la libertad de cátedra y de investigación, y en el caso de algunas universidades, se violenta la autonomía. En suma, el gobierno ha puesto a la academia en jaque.

Desde la academia hay que debatir y argumentar para mostrar la necesidad de revertir estas decisiones. Al final, como en todo proceso político, esto dependerá de las respuestas y acciones de los actores institucionales y académicos involucrados en defensa de la educación superior y los espacios de investigación públicos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-academia-en-jaque/

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Manuel Castell: Guerra tecnológica

Por MANUEL CASTELLS

El 19 de abril Trump declaraba en la Casa Blanca, mientras anunciaba sanciones contra la empresa Huawei, refiriéndose a la tecnología de redes de comunicación inalámbricas: “No podemos dejar que ningún otro país supere a Estados Unidos en la poderosa industria del futuro. La carrera del 5G es una carrera que tenemos que ganar”. De hecho, ya la ha perdido, porque la única alternativa actual a la tecnología de redes de la ­empresa china Huawei es la que ofrecen Nokia y Ericsson, dos empresas ­europeas cuyas posibilidades de competir dependen sobre todo del perjuicio que ocasione a Huawei el Gobierno ­estadounidense.

¿Por qué la competición tecnológica se centra en esta tecnología de redes? Porque de estas redes, que multiplican por veinte la capacidad de transmisión y por cincuenta el volumen de datos transmitidos, depende el despliegue de la llamada internet de las cosas, que conecta miles de millones de objetos y máquinas (no personas) difundiendo la información en todos los ámbitos de la vida con extraordinaria rapidez y de forma global. Es la infraestructura de la sociedad red que ahora sí constituye la base material de nuestra existencia, nos guste o no. La cuestión es que quien domine los estándares de comunicación en el inicio de esta nueva tecnología de redes domina su futuro, porque el 6G ya está en la fase de prototipos en Huawei.

¿Cómo puede ser que las empresas estadounidenses no estén a la altura? Este es el choque sufrido por Trump. Fundamentalmente, porque en el mundo de los negocios preocupa menos la política y cada uno se dedicaba a lo que le hacía ganar más dinero y luego se complementaban entre ellos sin preocupar la nacionalidad de los componentes que entran en la producción. En realidad, la mayoría de sectores tecnoló­gicos del complejo 5G tienen otras empresas dominantes, generalmente de Estados Unidos: en la microelectrónica, el principal proveedor es Intel; en los módems y la dirección IP es Qualcomm; en los centros de datos es Cisco; en servicios de telecomunicación sigue siendo ATT, aunque sufrió un golpe cuando se descubrió que su 5G Evolution era en realidad su 4G disfrazado. Y, sobre todo, en las máquinas, o sea, los teléfonos inteligentes y demás, el Samsung Galaxy 10 es el más avanzado, aunque iPhone sigue ahí, y Huawei, en función de su precio y diseño, es el segundo productor mundial. Y Android, un sistema operativo de Google, es la base de las aplicaciones de los teléfonos Huawei. Pero todo ese complejo tecnológico depende de las redes de comunicación y aquí Huawei tiene, según la opinión casi unánime de los expertos, una clara hegemonía que va incrementándose. Si pensáramos en una economía global interconectada y con tecnología compartida, la división del trabajo sería beneficiosa. Pero si se piensa en naciones Estado defendiendo territorios ­mediante aplicaciones militares y ciberespionaje, ahí la geopolítica manda, aunque retrase el desarrollo tecnológico de todos. Los pretextos iniciales de Trump se han demostrado pueriles. Que si Huawei negocia con Irán. Que si es una empresa del Gobierno (no lo es, pero es igual porque hay empresas públicas en todo el mundo). Que si espía. Huawei no está en ese negocio. Pero claro que el Gobierno chino sí, y el Gobierno estadounidense y todos los gobiernos en lo que pueden. Y utilizan todas las redes y tecnologías a su alcance. Pensar que porque una red sea china pueden introducir una puerta trasera mediante la que superar los controles informáticos es confundir las redes con el software, donde eso sí se practica.

¿Tendríamos que dejar de usar el software Microsoft porque sea estadounidense? El profundo significado de esta batalla es que ha empezado la guerra por el nuevo poder mundial. Estados Unidos estaba relativamente tranquilo en su hegemonía porque estaba seguro de su superioridad tecno- ­lógica (en gran medida derivada de sus universidades), que se traducía en superioridad económica y militar. La ­superioridad económica ya ha desaparecido. El déficit comercial es insostenible (de ahí la guerra de aranceles con China), la deuda pública se dispara y China retiene un 20% de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Y la superioridad tecnológica empieza a desvanecerse en sectores clave, como el 5G. Si a ello unimos la política china de construir la nueva ruta de la seda global en infraestructuras de transporte y comunicaciones, cooperando con países de todo el mundo, se entiende el pánico de los que siguen pensando en mantener la supremacía occidental.

Es una confrontación peligrosa y equivocada. En lo inmediato, Huawei tiene suficiente capacidad tecnológica (invierte en I+D más que cualquier otra empresa) para producir sus propios componentes, incluido un nuevo sistema operativo. Perderá partes de mercado en la gama baja de sus móviles, pero no en los nuevos modelos, imbatibles por ahora en calidad/precio. Y lleva tres años anticipando esta batalla y diseñando aplicaciones sustitutivas de las de Google.

En cuanto a la reacción del Gobierno chino, la primera medida que se prevé sería la restricción de la venta de tierras raras a empresas estadounidenses. Le remito al excelente artículo publicado por Piergiorgio Sandri en este diario. Estos minerales son esenciales para múltiples usos de la industria actual, incluyendo luces led, pantallas de plasma, móviles, baterías de coches eléctricos, etcétera. China produce el 83% y posee el 55% de las reservas. Una medida así sería devastadora para la industria global. Y Xi Jinping ya la ha insinuado.

Imbricada en la guerra comercial, está la guerra tecnológica que se amplía a cada vez más sectores. La segmen­tación de la economía global por razones de nacionalismo geopolítico puede conducir a una recesión de la economía mundial. Mientras, Europa sigue titubeante y desorientada en este debate. Esa es la forma de convertirse en irrelevante. Esperemos que estas elecciones lo cambien.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/opinion/20190525/462440941108/guerra-tecnologica.html

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15 prácticas para la enseñanza y el aprendizaje

Por: Pluma Invitada

Existen muchos planteamientos que se hacen en función de optimizar el aprendizaje centrados en diversos factores derivados de la larga historia de la educación; la pedagogía ha sido objeto de múltiples estudios y estrategias, sin embargo, la educación, mas que avanzar, ha retrocedido debido a circunstancias diversas que no siempre está en nuestras manos controlar.

¿A qué se debe?, uno de los factores del atraso educativo radica, ya lo hemos dicho en notas anteriores, en que las políticas educativas se han estancado en eso, en la política. Desde el punto de vista de los juegos de poder, la educación no puede  sobrevivir en el remolino de la política, en un caos de ideas y de hasta ideologías incongruentes e inconexas; la política, así, no es más que politiquería de la que el educador, por simple conciencia, debe de permanecer alejado.

Sin embargo, existe otro ambiente educativo, uno indiferente a las posturas oficiales y propositivo de estrategias, sino más acordes con la realidad, al menos más congruentes.

Se trata de lo que a diario vemos en publicaciones nuevas –es muy sano darse una vuelta esporádica por las librerías-, en las redes sociales y/o en las múltiples páginas dedicadas al rubro de la educación, y que proponen consideraciones centradas en el aprendizaje efectivo y eficaz hacia la generación de competencias de toda índole, es decir, para ser competente y, por qué no, competitivo.

Se trata de foros que, gracias a la tecnología, alcanzan mucho más difusión, lo que nos lleva a ser selectivos, no porque estos espacios no sean bien intencionados, sino que, debido a su gran cantidad y variedad, no todos se adecuan a nuestras necesidades o a nuestras expectativas particulares, a nuestro tiempo o a nuestro contexto. Todo teórico de la educación, por definición, es positivo, plantea estrategias que, en teoría, son asertivas y funcionales; se trata de enseñar en el mejor de los mundos posibles, lo que, a veces, paradójicamente, resulta imposible, de ahí que en esta nota nos proponemos plantear, más que estrategias, prácticas no basadas en lo teórico, sino en la experiencia, y a partir de que no se debe caer en la utopía de la solución universal. Estas propuestas, en todo caso, están dedicadas a los desesperados.

Adecúate al contexto: todo educador sabe que ningún grupo es igual a otro, que ninguna escuela lo es, que la edad, el sexo, las condiciones de infraestructura, los intereses son distintos, que ayer no es igual que hoy y que mañana, las cosas podrán cambiar y, de hecho, cambiarán.

No enseñes lo mismo de la misma forma: cada aspecto de lo que se enseña tiene ángulos, aristas y vericuetos distintos y variables; un ejemplo puede llegar a ser bueno en el aquí y en el ahora, no en el todo y siempre.

Entrénate en la improvisación: improvisar no se trata de llenar espacios, se refiere, más bien, a saber “leer” al grupo, ya que a veces, una inquietud o una duda dan para el desarrollo de todo un tema.

Premia el esfuerzo: hay ocasiones en las que el número no refleja el aprendizaje o no, o el esfuerzo o la ausencia de él; fíjate en la perseverancia del alumno y en su preocupación por la mejora: el ensayo y error llevan al acierto.

Aclara dudas: no es necesario que lo sepas todo, pero sí que respondas con honestidad, usa términos o información que sí conozcas, y si no sabes, “no sé” puede ser la mejor respuesta.

Salpica de humor tu clase: no la inundes, pero muchas veces un comentario oportuno ayuda a relajar la tensión que se genera de forma natural en el aula.

Dale retos a tus alumnos: déjalos que usen sus teléfonos inteligentes y sus recursos para resolverlos. Pensamos que los alumnos saben todo acerca de la tecnología y, probablemente, así es, pero no siempre saben buscar y procesar la información: diles qué buscar y cómo; hay más en la red que Wikipedia o El Rincón del Vago.

Háblales con pasión de los libros que has leído: cuéntales historias que les llamen la atención, a veces, si cambias el tema del día por una historia, lo que se llevan aprendido podrá resultar más positivo. También ten algunos libros en tu salón de clases.

Usa el pizarrón como tu asistente educativo: no todo es cañón, Power Point o plataforma, y tú no eres un simple operador; propicia que tus alumnos tomen notas, que ni tu clase ni ellos se vuelvan dependientes de la tecnología; hasta la llegada de los millennials, durante milenios, hemos aprendido sin eso.

Genera tus propios ambientes de aprendizaje y busca que tus alumnos hagan lo mismo, que ellos vayan construyendo lo que necesitan, no ensayes teorías, más bien, fíjate en lo que tienes frente a ti y, en función de ello, actúa.

Sé exigente y poco tolerante en lo que se refiere a la entrega de productos escolares, como los ensayos o las presentaciones, no admitas faltas de ortografía, de acentuación, de puntuación o de sintaxis. Con los años, el alumno se va habituando al “yo así escribo”, pero no dejes que esto ocurra; el alumno debe seguir en la práctica de las estructuras lingüísticas aprendidas en cada grado escolar.

Revisa a conciencia los trabajos y tareas que asignaste: no acumules torres de papel que, al final, solo sirven para llenar los botes de basura, así, mejor deja trabajos y actividades cortas.

Explica tus objetivos al impartir una clase o asignar una actividad de esta manera, el alumno sabrá para qué la lleva a cabo.

Mueve de lugar a tus alumnos: no dejes que se empoderen en un espacio, porque estos se convertirán en áreas de influencia, casi siempre, negativas.

Haz que los alumnos participen en forma activa y mediante preguntas que activen el interés general.

Con lo anterior no se pretende echar abajo siglos de teoría pedagógica y con ello asegurar que se ha descubierto el hilo negro o el paradigma de la educación y la didáctica. Estas observaciones son de índole práctica, y producto de la experiencia, cuyo objetivo es el de transmitir algunas estrategias útiles en todo tiempo y lugar.

Quedan aparte la preparación del docente, sus años de formación y actualización, como herramientas invaluables a la hora de enseñar y a la hora de aprender.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/15-practicas-para-la-ensenanza-y-el-aprendizaje/

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Por qué la pedagogía y la política deben asociarse

Michael Fullan, un experto internacional en liderazgo y sistemas escolares. 

Hace cinco años, comenzamos a trabajar con los sistemas educativos en el «aprendizaje profundo». Hicimos esto en parte porque cada vez más estudiantes estaban aburridos con la educación regular, hasta el 70 por ciento no estaba involucrado.

Sin embargo, también descubrimos que el mundo se estaba volviendo cada vez más problemático debido al cambio climático, un mercado laboral poco claro y disminuido, un aumento de la inequidad, un aumento de la ansiedad y el estrés, una tecnología salvaje e impredecible, un deterioro de la confianza, un aumento de la inequidad y una cohesión social que se desmorona.

En general, se podría decir que, lejos de ser un agente de mejora local y global, la educación estaba cada vez más en el extremo receptor de una mala sociedad.

A través de nuestro trabajo, desarrollamos conjuntamente con nuestros socios en las escuelas un marco que permitió y apoyó el trabajo. Se centró en seis competencias globales: carácter, ciudadanía, colaboración, comunicación, creatividad y pensamiento crítico.

Para respaldar las seis competencias, desarrollamos cuatro pilares de aprendizaje que apoyan el aprendizaje profundo: asociaciones, pedagogía de alto rendimiento, entorno de aprendizaje y aprovechando las tecnologías digitales. Las competencias y los pilares, a su vez, estaban vinculados a las condiciones de la escuela, el distrito (o región) y los niveles del sistema.

Descubrimos que el aprendizaje profundo bien implementado les daba a los estudiantes un sentido de enfoque y aumentaba su conciencia de ser un aprendiz. Llamaré a esto el «camino pedagógico». Recientemente, está surgiendo una nueva línea que llamaré el «camino político». Ambos deben perseguirse y alimentarse mutuamente mientras los estudiantes negocian su camino a través de la vida.

Por qué los caminos de la pedagogía y la política deben asociarse
Un camino pedagógico está pavimentado con «comprometer (aprender sobre) el mundo» y«cambiarlo para mejorar». La eficacia pedagógica no es suficiente para todos los cambios en las vidas de nuestros estudiantes. Sin duda ayudará al individuo a hacer mejor en la vida. Y muchos individuos y grupos abordarán aspectos del mejoramiento de la sociedad después de abandonar la escuela, pero no será suficiente para cambiar la política educativa. Lo que ahora está surgiendo es la posibilidad de que la inteligencia pedagógica y la acción política puedan crear una combinación sorprendente con los estudiantes como una fuerza para el cambio.

Ontario ha sido considerado mundialmente como uno de los sistemas educativos con mejor desempeño en el mundo. Ya sea que se trate de los resultados del Programa para Evaluaciones Internacionales de Estudiantes (PISA) o de la investigación que surgió de Ontario centrada en la inclusión, la equidad o la alfabetización, Ontario ha demostrado un gran éxito.

El populismo conservador se ha consolidado en varios lugares del mundo, donde la ideología tiene prioridad sobre la evidencia. El nuevo gobierno electo de Ontario no es una excepción, ya que continúa su ataque a los fundamentos críticos que hasta ahora han hecho de Ontario un líder global. El gobierno intentó revertir el currículo de educación sexual a una versión de 1995, pero tuvo que retirarse debido a las críticas generalizadas. Otra acción que tomó el gobierno en marzo llamó la atención de la gente en gran medida, especialmente por parte de los estudiantes. El gobierno anunció que aumentaría el tamaño de las clases de 22 a 28 estudiantes en las escuelas secundarias, lo que resultaría en la pérdida de 3,500 puestos, que se acomodarían a través del desgaste. Esto significaba, por ejemplo,

En este contexto, nuestro trabajo sobre el aprendizaje profundo es fundamental para un futuro más informado y democrático. En el caso que nos ocupa, y aparentemente a la velocidad de la luz, los estudiantes de la provincia organizaron una manifestación que resultó en una protesta de más de 100,000 estudiantes que tuvo lugar el 4 de abril y fue informada por el periódico Toronto Star. El gobierno desestimó rápidamente el evento según lo organizaron los líderes sindicales de docentes a los que llamaron «matones».

Los estudiantes se indignaron y enviaron al Premier Doug Ford la siguiente carta el 6 de abril:

Nosotros, los organizadores provinciales de ‘Students Say No’, sentimos que era necesario lanzar una declaración oficial a Doug Ford [Premier], Lisa Thompson [Ministra], y al gobierno de Ford en general en respuesta a su falta de respeto, desdeñosa y completamente Falsas alegaciones sobre los orígenes de nuestro movimiento.

‘Students Say No’ fue fundada por Natalie Moore, una estudiante de grado 12 de la Junta Escolar del Distrito de Avon Maitland en la zona rural de Ontario [el propio centro de equitación del ministro de educación (distrito electoral)]. Natalie decidió comenzar la huelga después de enterarse de los recortes propuestos que sabía que serían absolutamente catastróficos para el sistema educativo que tenemos aquí en Ontario, así como para sus estudiantes más vulnerables. Rápidamente, el movimiento se extendió a través de las redes sociales, y se unió a ella, March for Our Education, así como a miles de estudiantes en todo Ontario. No hubo absolutamente ninguna participación sindical o de adultos en ninguna parte de nuestro viaje, y honestamente, estoy seguro de que lo saben. Le agradeceríamos mucho que dejara de mentirle a la gente de esta provincia para desacreditar nuestro trabajo.

El movimiento se extendió rápidamente porque los estudiantes se preocupan por su educación y piden ser escuchados. Afirmar que esta huelga fue organizada, orquestada o llevada a cabo por adultos no solo es falsa, sino que es extremadamente insultante para los jóvenes de Ontario. Los intentos de disminuir estos esfuerzos hablan por su gobierno alto y claro: nos tiene miedo. La juventud de Ontario es una fuerza a tener en cuenta, y aprovechamos esta oportunidad para mostrarle exactamente lo fuertes que somos, y ha dejado en claro que nuestra fortaleza lo aterroriza.

Lo que debes entender es que esta provincia es una democracia, no una dictadura. No puedes ignorar, descartar y descartar las voces de las personas que te están diciendo que les estás haciendo daño. Usted está aquí para servirnos, no al revés, y nosotros los estudiantes no toleraremos que nuestras voces y nuestras vidas sean ignoradas.

No te sientas en estas aulas. Usted no tiene que tomar estos cursos en línea. Usted no sufre de estos cortes. Las personas que ven la diferencia en el tamaño de las clases, el aprendizaje en línea y el financiamiento del autismo le están diciendo que esto no funcionará para los estudiantes de Ontario, y está tomando la decisión consciente de ignorarnos. Somos lo suficientemente inteligentes como para saber cuándo estamos siendo perjudicados por su propio beneficio. Y estamos cansados ​​de no ser respetados, de que nos digan que no tenemos la autonomía, el poder o la responsabilidad de organizarnos. Somos los estudiantes, y estamos haciendo oír nuestras voces. Sería prudente escuchar.

            Firmado

La carta fue firmada por dos organizadores estudiantiles, la primera de las cuales fue Natalie, quien asiste a la escuela en uno de nuestros Distritos de Aprendizaje Profundo con todas sus 10 escuelas secundarias involucradas en la implementación del aprendizaje profundo. 

El 6 de abril, 10,000 maestros hicieron demostraciones, muchos de ellos inspirados por sus estudiantes, pero también teniendo su propia agenda. El 10 de abril, el Toronto Star publicó otro artículo con el titular: » Los estudiantes de Emery CI de North York siempre se han sentido abandonados. La lucha contra los recortes de Ford les ayudó a levantar la voz». . El artículo se centró en por qué los estudiantes hablaron y cómo se sintieron después de hacerlo. Hubo muchos puntos importantes por parte de los estudiantes, pero uno que se destacó es:

«Emery no se ha escuchado antes de esa manera. Realmente nos da poder. Simplemente nos permite decir: ‘Bueno, ya sabes, tenemos una voz’. «Y,» Necesitamos más que un maestro, necesitamos una relación estudiante-maestro, porque una escuela es un lugar seguro para nosotros. La escuela es un lugar donde nos olvidamos de nuestros problemas financieros, nos olvidamos de que nuestro padre no tiene trabajo, Nos olvidamos de que nuestra madre está incapacitada «.

En otras palabras, los estudiantes hablaban por equidad y tenían la sensibilidad de saber que las relaciones de calidad con sus maestros son factores críticos para su aprendizaje y bienestar.

Conclusión
Las dos declaraciones anteriores de los estudiantes reflejan el camino político del aprendizaje profundo en aumento. La escuela no  prepara directamente a  los estudiantes para ser políticos. Sin embargo, estamos descubriendo que el aprendizaje pedagógico profundo (Participar en el mundo, Cambiar el mundo)  predeciblemente los hace más sensibles a sus entornos, a nivel local y global. No significa que los estudiantes siempre tengan la razón, solo que deben ser socios en la mejora de la educación que deben tomarse en serio.

La sensibilidad política y la acción son un subproducto natural de «comprometer al mundo, cambiarlo». Cuanto más fuerte sea la base pedagógica, más efectiva será la vía política si se elige esta última. En este contexto, nuestro trabajo sobre el aprendizaje profundo es fundamental para un futuro más informado y democrático al enfrentar la creciente falta de respeto por la evidencia. ¿Es un accidente que aquellos que evitan la evidencia en relación con sus actividades ideológicas egoístas parecen faltarle el respeto y la falta de inversión en la educación de alta calidad que está diseñada para desarrollar solucionadores de problemas efectivos? Los estudiantes en Ontario están notificando que los gobiernos tendrán los mismos estándares de evidencia que ellos mismos esperan como estudiantes de un sistema educativo de alta calidad.

Además, los ambientes se  están deteriorando. Un elemento de particular importancia es el aumento implacable de la inequidad. Hemos encontrado que el aprendizaje profundo es bueno para todos los estudiantes, pero es particularmente bueno para los estudiantes que están descontentos. En este dominio, las vías pedagógicas y políticas pueden combinarse como una combinación particularmente poderosa. Se necesitan estudiantes de aprendizaje profundo como parte de la determinación de soluciones sociales. La combinación de aprendizaje profundo (la vía pedagógica) y la acción política (la vía política) puede llegar a ser la fuerza más fuerte que hemos visto en la causa de la justicia social y la educación de alta calidad esencial para el resto de la 21 st siglo .

Michael Fullan, OC, es el director de liderazgo global,  Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje Profundo  y una autoridad mundial en reforma educativa con el mandato de ayudar a lograr el propósito moral de todos los niños que aprenden.

Michael, ex decano del Instituto de Estudios sobre Educación en Ontario (OISE) de la Universidad de Toronto, Michael asesora a los responsables políticos y líderes locales de todo el mundo para proporcionar liderazgo en educación. Michael recibió la Orden de Canadá en diciembre de 2012. Tiene doctorados honorarios de varias universidades en América del Norte y en el extranjero.

Para obtener más información de nuestro equipo, consulte: Fullan, Quinn y McEachen, Aprendizaje profundo: Comprometerse con el mundo Cambie el mundo (Corwin 2018), y Sumérjase en Aprendizaje profundo: herramientas para el compromiso . Quinn, McEachen, Fullan, Gardner & Drummy, Corwin, en prensa).

Foto cortesía de Shutterstock. 

https://blogs.edweek.org/edweek/finding_common_ground/2019/04/why_pedagogy_and_politics_must_partner.html

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La distancia sideral entre investigación y práctica educativa

En tiempo de gurús y pócimas milagrosas, la investigación científica pisa fuerte en educación. El reto inmenso de analizar un mundo tan complejo explica en parte la escasez de hallazgos contrastados. Las dificultades aumentan ahora que la escuela parece aspirar a un aprendizaje por competencias, con las dudas (ante todo sobre evaluación) que ello implica. Otro escollo a la hora de impactar el aula procede del divorcio entre ámbitos de estudio y realidad escolar.

Un ejército de investigaciones científicas invade los dominios de la educación. Proliferan datos, abundan conclusiones, emergen (algunos) hallazgos. En España, la fiebre sube alentada por los sexenios universitarios y otras recompensas para el profesor que más cultiva su faceta investigadora. Los entornos de fuerte tradición positivista, como el anglosajón, producen estudios al por mayor. Y en todo el mundo, factores recientes (ante todo el desembarco masivo de nuevas tecnologías en el aula) plantean interrogantes que abonan, más aún, el campo de la indagación.

“Ha aumentado la cantidad, llegando incluso a cierta saturación. Diría que también ha subido la calidad. Era necesario y urgente: cuantas más evidencias existan, más enriquecedor para la escuela”, comenta Haylen Perines, doctora en Educación e Investigadora de la Universidad de la Serena (Chile). Perines cita la eficacia de los procesos enseñanza-aprendizaje, la evaluación o el clima escolar como temas predilectos del análisis. Otros, como la diversidad, van ganando terreno.

A pesar de la fusión entre método científico y pupitres, para muchos las certezas continúan siendo escasas. Y las pocas que existen, se topan con infinidad de escollos a la hora de impactar la realidad de los colegios. “Si preguntamos qué es un buen profesor, podemos obtener 10 respuestas diferentes. Aún no hemos sido capaces de determinar alguna característica absolutamente básica”, apunta Francisco Javier Tejedor, catedrático de Metodología de Investigación Educativa en la Universidad de Salamanca.

Esta pobreza de resultados concluyentes explica en buena medida otra de las tendencias actuales de la educación: la poderosa voz de los autoproclamados gurús, siempre acompañados de sus correspondientes recetas milagrosas. Vivimos tiempos simultáneos de furor científico y adoración al charlatán. Paradójica convivencia que afecta a otras disciplinas y de la que el aula no escapa.

Contextos dispares

Como dificultad ubicua, subyace la propia idiosincrasia de la educación. Una actividad fuertemente contextual, con los desafíos que esto conlleva al intentar generalizar o, según el termino en boga, escalar posibles hallazgos. Es, además, el hecho educativo siempre multifactorial, con una madeja de elementos dispares y retroalimentaciones que complica sobremanera discernir qué es causa y qué efecto. “Tratamos con personas y esto atañe a la pluralidad de los seres humanos: cada alumno, cada profesor, es único. Esto, claro, también aplica a la clase como grupo. El proceso es lento: muchas veces realizas un trabajo de campo, analizas los datos, vuelves al trabajo de campo para matizar algo…”, asegura Perines.

Tejedor, por su parte, explica que otras ciencias sociales han sabido sortear con mayor éxito sus propios obstáculos. “Las variables con las que trabajamos, por ejemplo la motivación de un alumno, no son fáciles de medir. En psicología ocurre algo similar, y ahí se ha hecho un esfuerzo muy importante en concretar la medición de aspectos como la agresividad. Esto, a su vez, ha provocado que en educación hayamos tratado de copiar los modelos psicológicos a la hora de investigar, lo que se me antoja un fallo importante”.

El reto de la medición adquiere proporciones gigantescas ahora que el aprendizaje transita, al menos en apariencia, desde un modelo centrado en los contenidos hacia otro que prioriza la adquisición de competencias. Evaluar el rendimiento en un ecosistema donde la memoria es la reina plantea un sinfín de dudas. No digamos ya cuando aspiramos a calibrar la capacidad de síntesis o las habilidades comunicativas.

Para más inri, las variadas perspectivas -y en especial los fines- con que pensamos la escuela suelen contener un sustrato ideológico que amenaza con contaminar el afán de pureza empírica. Buena parte de esta polución se origina en el dilema entre una visión utilitarista (alumno como futuro trabajador) y otra de corte cívico (formar a ciudadanos conscientes) que, casi siempre, envuelve al debate educativo.

No perder el norte

En ocasiones, todo lo anterior confluye en un río que arroja sus aguas a un mar de pura contradicción. Las TIC son un caso paradigmático: unos estudios dicen una cosa y otros lo opuesto. Y, al final, el quorum se limita a confirmar la obviedad de que la tecnología es un medio y no un fin. Que todo depende de cómo los alumnos se sirvan de los cachivaches para aprender. Al plantearnos científicamente ese cómo (y el para qué), salta como un resorte el signo de interrogación.

Mientras la investigación educativa avanza lentamente por una senda fangosa, hay quien pone el acento en la necesidad de no perder el norte. Y ese norte, advierten, es contribuir positivamente a la práctica educativa. “El objetivo fundamental debe ser crear un cuerpo coherente y útil de conocimientos dirigidos a la mejora educativa. En nuestro país, la utilidad como criterio no ha tenido importancia históricamente. Se han recogido muchos datos pero se han solucionado pocos problemas”, estima Tejedor.

El catedrático atribuye este divorcio entre análisis científico y realidad escolar a una inercia que viene de lejos: “Aquí ha pesado mucho el vínculo entre educación y filosofía, la paternidad de la concepción filosófica sobre las ciencias sociales en su conjunto”. Si otros países, como Inglaterra o Alemania, “han sabido trascender” esa herencia de principios del siglo XX “para centrarse en la propuesta de soluciones”, en España seguimos adoleciendo de un exceso de abstracción. Por suerte, añade Tejedor, “los investigadores más jóvenes ya no tienen que pagar ese peaje, aunque existen otras taras, ante todo el predominio de los enfoques descriptivos y no tanto explicativos”. Más aún cuando el punto de partida “casi nunca se apoya en una teoría”, algo que entraña un alto riesgo de “caer en ese desnudo empirismo que nada aporta a la confirmación y conformación de un presupuesto previo”.

Perines suscribe que hemos de estrechar la distancia sideral entre estudios publicados y dinámicas del aula, si bien reconoce “no se le puede pedir a un investigador que todo lo que escriba sea investigación-acción”. La chilena apunta a otro déficit que alienta esa lejanía: la escasa formación investigadora del profesor. “Difícilmente voy a leer un artículo si nadie me enseñó cómo abordar ese acceso al conocimiento”, dice. En especial cuando la comunidad investigadora tampoco se esfuerza por traducir sus conclusiones a lenguajes y formatos asequibles para el común de los docentes. Textos crípticos en manos de lectores neófitos.


Profesor de Secundaria: prohibido investigar

Hace tiempo que el IES Fernando de Rojas (uno de los más vetustos en la ciudad Salamanca) abrió sus puertas de par en par al análisis empírico. “Cuando alguna universidad nos pide ayuda para que nuestros alumnos participen en algún proyecto de investigación, se lo solemos permitir”, comenta su director, Luis Javier Aparicio. Por desgracia, los investigadores no siempre muestran agradecimiento cuando se desmonta el efímero laboratorio social. “En ocasiones vienen, te usan de conejillo de Indias, sacan sus datos y adiós. Me cuesta dios y ayuda que me envíen los resultados del estudio y los datos concretos de nuestro centro”, añade.

La actitud de apertura permanece, no obstante. El pasado curso el Fernando de Rojas formó parte de una iniciativa financiada por la Comisión Europea para probar la eficacia de unos vídeojuegos en la detección del cyberbullying entre los adolescentes. Este 2018-19, el centro colabora en un proyecto de la Universidad de Valencia que aspira a avanzar en el conocimiento de los problemas de atención del alumnado actual.

Entusiasta de la investigación (él mismo cuenta con varios trabajos publicados en el campo de la geografía social), Aparicio lamenta el enfoque excesivamente “generalista y transversal” del grueso de la ciencia educativa en España. “Se hace muy poco, o yo al menos no lo conozco, sobre metodologías concretas para las diferentes asignaturas o ámbitos del conocimiento. Apenas se plantean investigaciones sistemáticas y a largo plazo que tengan que ver con asuntos prácticos de didáctica”, comenta.

El director del Fernando de Rojas achaca esta lejanía entre indagación y realidad escolar a la falta de diálogo entre dos esferas: universidad y enseñanzas previas. “Existe una disociación, no nos retroalimentamos. No digo que los profesores de secundaria tengamos que dirigir investigaciones, pero sí deberíamos participar activamente”, explica. En lugar de fomentar la curiosidad científica del docente preuniversitario, la ley se ocupa de cercenarla. “No es que nos prohíba investigar, pero casi. No podemos justificar que dedicamos horas a tareas investigadoras, el reglamento no lo permite”.

Al final, el docente suele recurrir a otras fuentes de menor solvencia en busca de ideas que incorporar al aula. “En Twitter hay muchas más propuestas -cierto que sin desarrollar y sin mucho fundamento- que en revistas o plataformas científicas. Y allí, claro, encuentras píldoras, no una visión de conjunto sobre un asunto particular”, remata.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/20/la-distancia-sideral-entre-investigacion-y-practica-educativa/

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‘Escape room’ educativo para huir de la rutina en el aula

Los juegos de escape consisten en salir de una habitación resolviendo acertijos en equipo, con lo que se fomenta el compañerismo de la clase y se refuerzan los conocimientos aprendidos.

Los beneficios de trabajar con herramientas de gamificación en las aulas están más que demostrados. A menudo, lo difícil para los profesores es lanzarse a la piscina y decidirse a innovar con ellas, en parte por la enorme cantidad de alternativas que hay. Para no perderse en este sinfín de posibilidades ha de tenerse en cuenta el fin último de todas estas experiencias docentes; la motivación de los alumnos y el enriquecimiento de su aprendizaje. Uno de los juegos que cumple estas exigencias y que está muy de moda entre los jóvenes hoy en día es el escape room o juego de escape.

Un escape room es un juego de lógica que tiene como objetivo salir o escapar de una sala resolviendo acertijos. Se juega en equipos de cuatro o cinco personas y puede tener temática cinematográfica o basarse en un campo del conocimiento científico, por ejemplo. Sus jugadores van desde niños y adolescentes hasta jóvenes y adultos. Todos ellos con el objetivo común de salir de los locales de escape, cada vez más extendidos en las grandes ciudades y convertidos en rentables negocios. Un éxito que se debe, en gran parte, a la versatilidad que ofrecen estas experiencias, cualidad que abre un abanico de posibilidades para su uso en Educación. De hecho, es una de las opciones que muchos docentes ya están utilizando en clase. Internet está llena de modificaciones y adaptaciones de innumerables variantes que algunos profesores crean a partir de estos juegos.

Escapar del día a día escolar

Una de las primeras ventajas de la gamificación en general y de los escape room en concreto es que ayuda a romper el a menudo pesado ritmo diario de clase. Cuando se cae en la rutina no solo se aburren los alumnos, sino que también lo hacen los profesores. “Muchas veces entras en una rutina en la que necesitas cambios, aunque haya metodologías activas”, asegura Iñaki Fernández, responsable de Innovación Tecnológica del Aprendizaje y profesor de Biología en el Colegio “Reial Monestir de Santa Isabel”, en Barcelona. Fernández dice que “un escape room divierte mucho y disfrutas un montón viendo lo bien que lo pasan tus alumnos”. El docente del colegio catalán habla desde la experiencia, pues es el creador de un juego de escape digital en el que han participado a la vez más de 10.000 estudiantes de 265 colegios de toda España.

Iñaki Fernández » un escape room divierte mucho y disfrutas un montón viendo lo bien que lo pasan tus alumnos «

Pedagogos y psicólogos están de acuerdo en los beneficios que el juego aporta a los estudiantes con fines educativos, como asevera un informe de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Los expertos de esta universidad creen que el escape room aumenta la motivación y fomenta el trabajo entre alumnos. Y es que la dinámica de estas habitaciones de escape consiste en resolver unos acertijos relacionados con los contenidos de clase, todo ello en equipo. Para la profesora de Psicología de la UOC Amalia Gordóvil, esto último resulta muy interesante en cuanto que “los niños pueden descubrir nuevas facetas de sus compañeros”. Según Gordóvil, los más pequeños “aprenden jugando de manera natural desde que tienen pocos meses, de modo que introducir el juego en el aula aumenta la predisposición de los niños en el aprendizaje y hace que se involucren activamente en el proceso”. El aprendizaje en el que el alumno tiene un papel pasivo, dice, “no es tan efectivo”. Así, parece ser que las rutinarias clases en las que nunca pasa nada no son suficientes para motivar a los estudiantes.

Un juego para cada clase

A la hora de preparar un escape room para jugar en el aula hay que tener en cuenta que se necesita mucha dedicación. Para adaptar el juego a los contenidos y necesidades de cada grupo se requiere de una considerable inversión de tiempo, si se quieren obtener buenos resultados educativos. Entre los pasos a seguir para conseguirlo está la búsqueda de información, el diseño de los acertijos, la consecución de los materiales necesarios y una fase de prueba con otros docentes compañeros o conocidos. A pesar de esto, los más indecisos siempre tienen la opción de utilizar una de las variante que algunos profesores cuelgan en la red y así comprobar cómo funcionan estas experiencias antes de lanzarse a la creación de un escape room propio.

Amalia Gordóvil «con el escape room los niños pueden descubrir nuevas facetas de sus compañeros «

En el caso de Iñaki Fernández, con su ensayo organizando un escape room a nivel nacional, las claves para diseñar un juego de este tipo son; la competencia digital del docente, que califica de “fundamental”; el reto a superar por los alumnos, que tiene que estar relacionado con una asignatura o ser interdisciplinar y sobre todo que tiene que trabajar una competencia y contenidos educativos; el apoyo de otros compañeros docentes, que prueben y comenten el diseño para poder mejorar los posibles fallos; y, por último, “tener un poco de capacidad de organización”, para coordinarlo todo, asignar los roles de cada alumno y gestionar los recursos del centro utilizados para el juego.

Para adaptar el juego a los contenidos y necesidades de cada grupo se requiere de una considerable inversión de tiempo

Además, este profesor de Secundaria habla de imaginación, pues para él es importante crear el juego para los alumnos y no para uno mismo, por lo que hay que ponerse en su lugar. En cuanto al cuándo hacerlo, Fernández señala que hay que buscar los buenos momentos, como el final de trimestre. Según el docente del instituto catalán llevar a cabo una experiencia como esta “cuando acabas la evaluación permite recoger un poco todo lo que [los alumnos] han aprendido y ponerlo en juego en ese escape room”.

¿Digital o analógico?

No hace falta que el escape room que se diseñe sea digital, como el creado por Fernández. Esta formula se utiliza porque facilita las cosas a los docentes al necesitar menos recursos, pero hacerlo de forma analógica tiene otras ventajas y ofrece una experiencia más completa. Para llevar a cabo un escape room de forma tradicional se necesita una clase vacía, materiales variados para componer los acertijos y ayuda de otros compañeros para supervisar a los alumnos, ya que en el juego solo pueden participar grupos de cuatro o cinco personas a la vez.

Otra alternativa al escape room clásico son los breakout EDU , muchas veces confundidos y llamados igual que los primeros. Con una filosofía similar basada en la resolución de retos y acertijos, el breakout EDU requiere de menos recursos para su ejecución. En este caso, el objetivo es abrir una caja misteriosa o cofre final, cerrados con candados. Por ello, quedaría resuelta la dificultad de tener obligatoriamente una clase vacía y el problema de que los alumnos estén esperando a poder jugar, como pasa con el escape room.

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