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Convivencia escolar: la gran asignatura pendiente

BERENICE PACHECO-SALAZAR ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN

Sin lugar a dudas, Iberoamérica ha experimentado grandes avances en materia de educación, ciencia, cultura y tecnología en los últimos años, a pesar de lo cual continuamos enfrentados a muchos y complejos retos.

La violencia escolar persiste como una apremiante preocupación de la comunidad educativa y las sociedades. Hablar de calidad educativa supone contar con entornos escolares seguros y significativos, desde donde se construyan nuevos referentes de convivencia pacífica en un marco de inclusión, equidad e igualdad. De este modo, el fortalecimiento de la convivencia, el respeto a la diversidad y los valores democráticos en y desde las escuelas se erige como desafío prioritario para la próxima década.

Para lograrlo, es necesario asumir el trabajo de la convivencia escolar como prioridad pedagógica y requisito imprescindible, y no negociable, para la mejora de la calidad educativa. Culpar a las familias, las comunidades o los medios de comunicación por los elevados índices de violencia en nuestras sociedades solo conduce a la pasividad e indiferencia de la escuela, y no a soluciones efectivas. Los centros educativos están llamados a desempeñar un rol social activo en la reducción de las desigualdades y en la generación de modelos alternativos de convivencia armónica.

Asimismo, se requiere comprender el fenómeno de la violencia escolar desde una mirada integral, identificando las condiciones estructurales y culturales que la generan y perpetúan, sus diversas y complejas manifestaciones, las distintas direccionalidades en las que ocurre y su interconexión con otras expresiones de desigualdad y discriminación.

Por ejemplo, aquellas sustentadas en raza, género, clase social, edad, creencias, nacionalidad, orientación sexual, aspecto físico, discapacidad o diversidad funcional, capacidades cognitivas. Poner el foco únicamente en los episodios de bullying impide ver, nombrar y, por tanto, erradicar otros tipos de violencia que también se gestan y ocurren en la escuela.

En ese sentido, es fundamental la formación del profesorado en la comprensión profunda de las causas y manifestaciones de la violencia escolar y en el manejo de estrategias para detectar, atender y prevenir las distintas manifestaciones de violencia escolar desde destrezas innovadoras, inclusivas y eficaces coherentes con la realidad de sus propios contextos.

Es necesario, además, implementar programas para el desarrollo de competencias socioemocionales de las y los docentes, y fortalecer la educación en derechos humanos en y desde las escuelas como principios fundamentales de la convivencia pacífica y la justicia social.

También hay que mejorar la gestión escolar. El objetivo de todo proceso educativo es contribuir al crecimiento integral de las personas. Para lograrlo, los centros escolares han de ser espacios abiertos e inclusivos, y esto implica que existan mecanismos de participación real del estudiantado en la toma de decisiones y por la creación de espacios que fomenten el diálogo como vía de resolución de conflictos. La escuela se convierte así en un lugar privilegiado de formación para la ciudadanía y en un laboratorio de construcción de nuevas formas de relacionamiento y, por tanto, de ejercicio democrático.

Junto a esto, es fundamental accionar trabajando directamente con el alumnado desde las herramientas del arte, la expresión creativa y el diálogo reflexivo, a fin de desarrollar las competencias socioemocionales y la formación en valores que les permitan asumirse y accionar como ciudadanía crítica y responsable.

Finalmente, hay que resaltar la importancia de aprender y articular las iniciativas de construcción de ciudadanía y convivencia escolar que se vienen desarrollando en nuestra región, como oportunidad para profundizar y fortalecer las buenas prácticas, aprender de ellas y contribuir a asegurar el derecho a una educación de calidad como imperativo para el desarrollo de nuestras sociedades.

Fuente: http://www.eldia.es/2019-03-14/SOCIEDAD/5-Convivencia-escolar-gran-asignatura-pendiente.htm

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En Sudafrica: La educación en casa es una alternativa viable.

Africa/Sudafrica/mg.co.za/Louise Schoonwinkel

Desde su legalización en Sudáfrica en 1996, la educación en el hogar ha estado en un camino de crecimiento constante. Según el censo de 2011, había 56 857 niños escolarizados en casa. Recientes estimaciones no verificadas han puesto este número en 100 000.

Como el mayor proveedor de educación en el hogar del país, Impaq tenía solo 400 alumnos en 2002. 
Este número aumentó a 16 000 en 2018 y se espera que supere los 18 000 en 2019.

Este crecimiento se ha producido en el contexto de un panorama educativo cambiante.

Tradicionalmente, la educación en el hogar ha apelado a una variedad de necesidades, desde atletas infantiles profesionales que tienen horarios de entrenamiento exigentes hasta familias que viajan regularmente. También es para los niños que viven lejos de las escuelas, como en las zonas agrícolas remotas.

Pero se está convirtiendo en una alternativa viable para los padres que luchan para que sus hijos sean colocados en escuelas, donde la alta demanda ha llevado a espacios limitados e incluso al hacinamiento.

El departamento de educación básica está trabajando arduamente para abordar estos problemas, pero la educación en el hogar puede ayudar a aliviar esta demanda en nuestro sistema escolar.

Lo que es importante tener en cuenta es que los alumnos que se unen a proveedores de planes de estudios como Impaq siguen el mismo plan de estudios y la Declaración de política de evaluación que sus compañeros de la escuela. También están sujetos a los organismos examinadores supervisados ​​por Umalusi, como el Instituto de Evaluación Integral de Sudáfrica y la Junta de Examen Independiente. Debido a esto, un alumno educado en el hogar puede regresar a una escuela tradicional en cualquier momento.

Para los padres que están considerando educar a sus hijos en el hogar, es fundamental considerar varios factores que pueden hacer que tal esfuerzo funcione.

La primera es que los padres deben estar preparados para asumir una mayor responsabilidad por las necesidades de aprendizaje diarias de sus hijos.

Es importante utilizar un proveedor que proporcione un cronograma y una estructura de lo que se debe hacer y cuándo.

También se proporcionarán libros, incluidas las evaluaciones que deben completarse con el niño.

Los padres también obtienen guías de facilitador detalladas, que les dicen cómo enseñar una materia.

Es esencial que los niños educados en el hogar practiquen los conceptos que están aprendiendo. Si un niño está haciendo esto, se hará evidente muy rápidamente si hay un concepto que el niño no está entendiendo.

A muchos padres les resulta más fácil enseñar un programa de estudios de grados tempranos como el grado 1, pero a medida que los niños avanzan más alto en los grados, estos padres generalmente buscan la ayuda de un tutor. Hay cientos de tutores en todo el país y son independientes de los proveedores de educación en el hogar.

Aunque los tutores ofrecen una mayor asistencia, es importante recordar que los padres deben asumir la responsabilidad de la educación del niño hasta el grado 9. Esto significa que el tutor está allí para recibir apoyo adicional, pero no puede hacerse responsable de todo.

Según la ley, un padre debe registrar al niño en el departamento de educación.

Hacer educación en el hogar tampoco significa que un niño se pierda actividades sociales y de integración cruciales. De hecho, la educación en el hogar puede aumentar esto porque los niños pueden tener más tiempo para participar en varias actividades extracurriculares e interactuar con una variedad de compañeros. Por ejemplo, hay comunidades de educación en el hogar que organizan deportes y otras actividades como el debate. Incluso hay despedidas matriciales.

Con todo, la educación en el hogar puede ser una experiencia enriquecedora para padres e hijos, pero requiere un cambio de mentalidad.

Antes de dar el salto, tanto el padre como el niño deben estar listos para asumir las responsabilidades que conlleva este tipo de aprendizaje.

Louise Schoonwinkel es la gerente general de Impaq, una subsidiaria del Grupo FutureLearn

Fuente: https://mg.co.za/article/2019-03-01-00-home-education-is-a-viable-alternative

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La ciencia como un derecho humano

Los espacios de consulta sobre la iniciativa de ley de Ciencia y Tecnología deberían trazar el eje para una política científica que fomente la igualdad de oportunidades, la libertad de investigación y la producción de conocimiento para la transformación social.

La palabra ciencia entró en la visión de todas las naciones en 1945, cuando por sugerencia de la delegación británica, a la Organización Educativa y Cultural de la ONU se le sumó la ciencia, dando lugar a la UNESCO. Era impensable, después del lanzamiento de la bomba atómica ese mismo año, no darse cuenta de que el conocimiento científico y la tecnología pueden modelar al mundo para bien o para mal. Así, en el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 se establece que «toda persona tiene derecho a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten».

De la Declaración Universal de Naciones Unidas surgieron tratados conocidos como Pactos de 1966, que son vinculantes para los estados que los ratificaron. El artículo 15 dice que los estados «reconocen el derecho de toda persona a gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones». Incluye además la obligación de adoptar medidas «para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia», así como el compromiso de «respetar la indispensable libertad para la investigación científica» y recomendaciones para «el fomento y desarrollo de la cooperación y de las relaciones internacionales en cuestiones científicas». Así se constituye el derecho humano a la ciencia. Este derecho nos debería de ayudar a fomentar la participación ciudadana en los retos científicos y tecnológicos, a generar nuevos conocimientos y capacidades, a protegernos de las pseudociencias y de las noticias falsas, a fomentar el conocimiento y el aprecio de la ciencia y de quienes la hacen, tanto entre la sociedad como entre los gobiernos que deberían de ponerla como fundamento en la toma de decisiones. Este derecho en nuestro país se encuentra íntimamente relacionado con la existencia de la autonomía universitaria, con el desarrollo de actividades de comunicación pública de la ciencia y con la llamada ciencia abierta, que surge de la inclusión en la ley de ciencia y tecnología vigente del acceso abierto y la existencia de repositorios nacionales que reúnen los productos de la investigación que se realiza con dinero público. La innovación debe considerar la importancia del acceso a los beneficios económicos y sociales de la ciencia.

Este derecho no se respeta en el proyecto de ley presentado en el Senado de la República el viernes 8 de febrero de 2019, que reemplazaría a la Ley de Ciencia y Tecnología vigente, expedida en 2002 y que ha sido modificada en varias ocasiones. La iniciativa también reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados.

Esta iniciativa no solo centraliza todo el poder de decisión en una sola dependencia, el CONACYT, sino que le da atributos a la dirección general del mismo para emitir dictámenes para “evitar efectos adversos y daños” no especificados. Estos dictámenes estarían sujetos a una junta de gobierno que ya no tendría la presencia de académicos y de miembros del sector privado, como lo tiene actualmente. Esta facultad para suspender actividades y proyectos de investigación, también de comunicación de la ciencia, mediante estos “dictámenes” unilaterales, afectaría la libertad de cada individuo e inclusive atentaría contra la autonomía de las instituciones donde se realizan estas investigaciones. La ley también incide en la libertad de desarrollo de tecnología, pues establece que antes de vincularse con el sector productivo, las instituciones de educación superior y centros públicos no solo deberán de tener autorización de su órgano de gobierno, sino que también requerirán la aprobación del nuevo CONACYT.

La iniciativa tiene otras muchas implicaciones, ya que desmantela la política científica construida en la ley de 2002 y desaparece todos los órganos de consulta establecidos en ella, entre ellos el Foro Consultivo Científico y Tecnológico. El Foro, a través de su mesa directiva que reúne a todo el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación de nuestro país, a saber, instituciones de educación superior federales y estatales, academias y sociedades gremiales de investigadores y cámaras industriales, plantea en detalle en su comunicado del 11 de febrero la necesidad de abrir una discusión sobre esta iniciativa de ley. Muchas voces se han unido en apoyo de esa postura, porque toda la comunidad científica respeta la discusión de ideas como parte fundamental de la investigación científica de excelencia.

El comunicado hace un exhorto a que se abran espacios de consulta y participación de las comunidades académicas y tecnológicas y de los sectores sociales y privados. Es muy tranquilizador saber que ha sido escuchado tanto por la Cámara de Senadores, como por la Cámara de Diputados y el CONACYT. Pronto comenzarán las mesas de consulta. Ya está programado un conversatorio convocado por la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados y está en proceso la convocatoria a foros de consulta que estarán organizados por CONACYT y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Es importante que estas mesas de consulta vayan mucho más lejos que la discusión de la iniciativa de ley. ¿Qué sistema de ciencia y tecnología queremos para nuestro país? ¿Cómo incluir al sector privado para que la sociedad pueda gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones? ¿Cómo lograr que la ciencia y la tecnología estén realmente involucradas en la toma de decisiones gubernamentales? ¿Cómo incluir a la ciencia y la tecnología como un eje transversal del Plan Nacional de Desarrollo para apoyar la solución de los grandes problemas nacionales? ¿Cómo aprovechar a la ciencia y la tecnología para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible? Y muy importante, ¿cómo llegar a un presupuesto digno (que la experiencia internacional marca como el 1% del PIB) para que la investigación científica y el desarrollo de tecnologías ofrezcan un rumbo de bienestar para México?

Cada país firmante de los pactos sobre derechos humanos, entre los cuales está por supuesto México, debe tomar decisiones de política científica en esta dirección. Esta política debe fomentar la igualdad de oportunidades, la libertad de investigación y la producción de conocimiento para la transformación social que lleve a la justicia, la igualdad y la inclusión, sin dejar atrás a ningún grupo, ni por su edad, ni por su género, ni por su etnia. Esperamos que las mesas de consulta nos acerquen a esta meta.

Fuente: https://www.letraslibres.com/mexico/ciencia-y-tecnologia/la-ciencia-como-un-derecho-humano

Imagen tomada de: https://www.clacso.org.ar/conferencia2018/foros_actividades.php?foro=47&idioma=

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8 tendencias y metodologías que destacan en educación

Aulas que se transforman en habitaciones de escape o aprendizajes que potencian el uso de elementos visuales. El proceso de enseñanza-aprendizaje está cambiando, y con él surgen tendencias y metodologías educativas que triunfan en los centros.

Los centros escolares viven procesos de transformación y de cambio, algunos relacionados con la metodología que utilizan sus docentes. En muchos casos, atrás ha quedado el sistema tradicional de enseñanza que ha dado paso a otras formas de enseñar y aprender. En este sentido, el Informe ODITE sobre Tendencias Educativas 2018 profundiza en algunas de estas tendencias como, por ejemplo, la neuroeducación, la gamificación con las escape room o el aprendizaje basado en proyectos.

Gamificación: Escape room

Las escape room, o habitaciones de escape, han aumentado su presencia en las aulas principalmente por dos razones: el aprendizaje es mucho más motivador y pueden utilizarse en la mayoría de las asignaturas: MatemáticasInglésLengua

GAMIFICACIÓN: ESCAPE ROOM

Algunos docentes han compartido ya su experiencia y relatan cómo plantearon una actividad de este tipo y los elementos que tuvieron en cuenta para su desarrollo. Aquellos interesados en montar su propia habitación de escape pueden consultar este enlace.

Aprendizaje Basado en Proyectos

Es una de las metodologías activas más populares entre los docentes innovadores que quieren mejorar el proceso de enseñanza, convirtiendo al alumnado en protagonista de su propio aprendizaje. Logra que aprenda haciendoPor eso, a la hora de programar cada una de las actividades, es necesario definir muy bien qué objetivo se persigue y los materiales a elaborar. Sus beneficios son diversos: desarrollo del pensamiento crítico, mejora de las habilidades sociales, mayor motivación, espíritu autocrítico, creatividad…

APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS

Experiencias como las contadas por el Colegio CEU Jesús María de Alicante, el Colegio Senara(Madrid) y el CEIP Gil Tarín (La Muela, Zaragoza) sirven de ejemplo para descubrir ideas y proyectos para el futuro.

Neuroeducación

Esta disciplina, que estudia el papel que juega el cerebro en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes, es otra de las tendencias educativas del momento. La neuroeducación, que asienta sus bases en la neurociencia y las ciencias de la educación,  tiene en la figura de Francisco Mora uno de sus representantes más importantes. En su opinión, “el cerebro sólo aprende si hay emoción”. Esto le ha llevado a estudiar cómo funciona el cerebro, cómo aprendemos y la influencia que ejercen las emociones en este proceso. Como afirma la escritora y psicóloga  Begoña Ibarrola  “educar en las emociones es clave para favorecer el aprendizaje” por tanto, los docentes necesitan comprender que “su función como educadores va mucho más allá que la de meros transmisores de información o conocimientos”.

NEUROEDUCACIÓN

En el Colegio Alborada (Alcalá de Henares, Madrid), por ejemplo, aplican la neuroeducación en el aprendizaje de la asignatura de Matemáticas de 4º a 6º de Primaria gracias al método JUMP Math.

Aprendizaje Basado en Eventos

Conocido también como Event-Based Learning, es un aprendizaje horizontal entre educadores que tiene lugar en un espacio concreto y en tiempo real. Este es el caso de un congreso o un evento, donde un grupo de profesionales de un ámbito específico se reúnen con un propósito: compartir su know how, su forma de hacer y su experiencia. En este artículo, Eneko Martínez, profesor de EGIBIDE y experto en educación, profundiza en sus claves.

APRENDIZAJE BASADO EN EVENTOS

Visual Thinking

Este aprendizaje aprovecha las posibilidades comunicativas que ofrecen las imágenes para expresar ideas y pensamientosEn clase de Literatura, por ejemplo, puede ayudar a que los estudiantes retengan mucho mejor la información relacionada con un autor o una época literaria concreta.

Visual Thinking puede llevarse también a clase de matemáticas para trabajar mapas mentales de cálculo, diseñar autoevaluaciones visuales, o resolver un problema con esquemas visuales como se explica en esta otra entrada. Los docentes interesados en este tipo de aprendizaje pueden consultar estos recursos y la entrevista realizada a la experta Elena Urizar.

VISUAL THINKING

Mindfulness

Desde hace un tiempo, esta técnica milenaria de meditación se emplea en el ámbito educativo e, incluso, algunos centros la han incorporado como una asignatura más. Este es el caso del Colegio La Asunción de Málaga: allí, los estudiantes de 2º de Bachillerato tienen la posibilidad de elegir la materia  Mindfulness: atención plena en el universo emocional como asignatura de libre configuración tras autorizar Consejería de Educación de la Junta de Andalucía  como asignatura obligatoria, curricular y evaluable.

MINDFULNESS

Por su parte, Marta Guzmán Ruiz, docente en el IES Eduardo Janeiro (Fuengirola), ha introducido la técnica del Mindfulnees en clase Matemáticas con alumnos de 1º de ESO, relatando su experiencia en esta entrada. Incluso, su práctica es recomendable para mantener la calma ante los exámenes como cuenta Beatriz de Frutos es psicóloga y coach en Mindfulness.

También os recomendamos las entradas: Estos son los beneficios de la práctica del mindfulness en el aula; 15 libros para practicar mindfulness en el aula y en familia; y Apps para practicar mindfulness con el alumnado.

Educación emocional

La educación emocional es otra de las tendencias que está cobrando un protagonismo creciente en educación. ¿Por qué introducir un programa de inteligencia emocional en el aula? María Cano Carbonell, maestra de Educación Infantil en el CEIP San Isidro (Algar, Murcia) responde a la pregunta en esta entrada: afirma que fomentar la inteligencia emocional es clave para el correcto desarrollo personal y académico de los alumnos

educación emocional: metodologías educativas que destacan

Asimismo, os invitamos a leer el artículo de opinión ‘Cómo crear una cultura de centro emocionalmente inteligente’ firmado por Pax Dettoni Serrano, formadora en esta disciplina; la recopilación de actividades para potenciar la educación emocional a través de los cuentos que sugiere Rocío López Valdepeñas, maestra especialista en innovación educativa y emprendimiento; y esta recopilación de 7 entrevistas sobre educación emocional con especialistas como Mar Romera, Anna Carpena o Begoña Ibarrolla.

Robótica y programación

Las disciplinas de robótica y programación continúan protagonizando muchas de las experiencias que comparten los docentes, por lo que no es de extrañar que estas dos áreas del conocimiento continúen siendo tendencia por sus beneficios para el alumnado: desarrollo de habilidades de análisis, trabajo en equipo, una mayor creatividad y tolerancia a la frustración al enfrentarse a los problemas que se les plantea…

robótica: metodologías educativas que destacanFuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/metodologias-que-destacan-en-educacion/96721.html?utm_source=ReviveOldPost&utm_medium=social&utm_campaign=ReviveOldPost

 

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Educación superior: autónoma, gratuita y obligatoria

Por: Pluma Invitada 

Las instituciones de educación superior (IES) públicas de México –universidades, tecnológicos, normales e interculturales– tienen historias, tradiciones, orientaciones académicas, regímenes legales y fines diferentes. Algunas son centenarias y otras fueron establecidas en las pasadas décadas. Casi todas desarrollan actividades de docencia, investigación y extensión en distintos grados, con propósitos más o menos especializados, con proyección y alcances nacional, estatal, regional o local.

Constituyen un proyecto cultural y educativo excepcional, construido a lo largo de la historia y hacen grandes aportaciones al país. En el ciclo escolar 2017-2018, las IES públicas atendieron a más de 2.8 millones de estudiantes y otorgaron más de 320 mil títulos, cerca de 70 por ciento de los conferidos a escala nacional. Además, atienden a más de 25 mil estudiantes de doctorado y en este ciclo graduaron 4 mil 200 doctores, 60 por ciento del total nacional.

La UNAM, otras universidades públicas federales junto con el IPN, y las públicas de los estados (UPES) realizaron más de 75 por ciento de la investigación nacional. Entre 1991 y 2018, las IES públicas han recibido 32 por ciento de las patentes aprobadas a instituciones de docencia o investigación. Publican más de 5 mil títulos al año, arriba de 20 por ciento de la producción editorial mexicana.

Históricamente han sido referentes de las luchas contra el autoritarismo, por la democracia y el cambio social. Desde 1929, destacaron por la huelga que devino la autonomía, la defensa de la educación popular en el IPN y las normales en los años 40 y 50; luchas universitarias en la década de los 60 y el movimiento estudiantil de 1968. Siguieron proyectos de democratización y construcción del sindicalismo universitario en los años 70; resistencia contra el ajuste estructural y las políticas neoliberales en los decenios de los 80 y los 90, y amplia participación por la democracia electoral en 1988, 2012 y 2016.

En el debate actual sobre el artículo tercero hay tres temas fundamentales para las IES públicas. En primer lugar, es imprescindible resarcir la omisión, por error o intención, de la actual fracción séptima que garantiza la autonomía universitaria. Este texto da jurisdicción federal a las atribuciones autonómicas –autogobierno e independencia– de las universidades que tienen esta condición. Además, reconoce y protege los derechos laborales de trabajadores académicos y administrativos, en el contexto del apartado A de la Ley Federal del Trabajo.

La autonomía es un derecho y una responsabilidad de las universidades y los universitarios. Es la máxima garantía para que las IES públicas cumplan con sus funciones y su compromiso social, a partir del análisis, la elaboración de alternativas y la crítica, fundadas en el conocimiento.

Sostengo que la autonomía debe servir para promover la obligatoriedad y la gratuidad, no para evadirlas. Por ello es necesario establecer en el segundo párrafo del artículo tercero que la educación superior pública, incluyendo la que se imparte en las instituciones públicas a las que la ley otorga autonomía, serán gratuitas y obligatorias.

Desde hace décadas miles de jóvenes han luchado por el acceso a la educación superior. La obligatoriedad atiende esta demanda. Implica, en la educación superior, una responsabilidad sólo para el Estado, no para los padres ni los educandos. Se trata del imperativo de atender a todos los que la quieran estudiar, habiendo cubierto el ciclo escolar anterior.

Han sido también históricas las luchas en defensa de la gratuidad, en la UNAM y en otras universidades del país. La iniciativa del Ejecutivo atiende estas demandas históricas por la gratuidad y el acceso a la educación superior pública.

Estos objetivos no son fáciles de cumplir. En 2018 había 4.2 millones estudiantes en la educación superior, 38.4 por ciento del grupo de edad entre 18 y 22 años. Para alcanzar una cobertura equivalente a 50 por ciento en 2024, es necesario incorporar a más de un millón de estudiantes a la matrícula actual, un incremento de 170 mil por año. La inversión para alcanzar esta meta es de 7 mil a 10 mil millones de pesos adicionales cada año. Y el costo para resarcir a las IES públicas el monto de las cuotas que dejarán de percibir por la gratuidad es de otros 14 mil millones.

Los poderes Ejecutivo y Legislativo tienen que ser coherentes. Aprobar la gratuidad y la obligatoriedad implican un compromiso de financiamiento suficiente para la educación superior pública. Si esto no se cumple, la gratuidad y la obligatoriedad serán letra muerta en el texto constitucional.

Así, las instituciones superiores publicas seguirán siendo la mejor garantía para la formación profesional y ciudadana de cientos de miles de jóvenes, así como para la creación de conocimientos y proyectos de bienestar, con capacidad crítica y autonomía intelectual. Por ello, son imprescindibles para transformar y para construir un nuevo proyecto económico, político y social en México.

Resumen de ponencia sobre normales y educación superior, en referencia a la reforma del artículo tercero

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-superior-autonoma-gratuita-y-obligatoria/

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Yo estoy comprometido con la enseñanza pública… ¿o no?

MANUEL HIJANO DEL RÍO

En el discurso de su investidura, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla pronunció la palabra “educación” en seis ocasiones. En dos de ellas, le añadió el apellido “pública”. El portavoz de Vox, lo hizo tres veces, y en ningún momento dijo, “educación pública”. Se pareció mucho en esto a Susana Díaz. Ella pronunció esa palabra sólo una vez, para referirse a la Ley de Memoria Histórica. No habló de “educación pública”. Juan Marín, de Ciudadanos, dijo “educación” ocho veces, a dos de ellas le adjuntó “pública”. Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, lideró este ranking: once veces, a cuatro de ellas, con la palabra “pública”.

No sé si estos datos son buenos “indicadores” para detectar la importancia que nuestros políticos le dan a la educación en Andalucía. Dejemos para otro momento la reflexión sobre este asunto. Ahora me atrae cómo en algunas ocasiones el lenguaje es tan ambiguo e incluso perverso. Si los científicos le dan tanta relevancia a los números y a las operaciones matemáticas como herramientas para interpretar la realidad, los que intentamos realizar la misma tarea en el ámbito de la Educación o de las Ciencias Sociales, tenemos que dar mucha importancia a la Semántica, a los significados de las palabras. Trabajamos con ellas. Son los instrumentos que usamos para expresar el resultado nuestras reflexiones, y jugando con ellas, a modo probetas, pipetas o tubos de ensayo, matizamos, concretamos, eludimos, pervertimos, perfilamos, ilustramos, … lo que pretendemos explicar. Digamos que “las palabras las carga el diablo”.

En política educativa sucede igual. Para conocer algo el “patio” en educación, es imprescindible saber qué quiere decir eso de “educación pública”. Probablemente sean las palabras más manipuladas, tergiversadas y, a la vez, más utilizadas por nuestros políticos cuando hablan de enseñanza. Es más, el ahora Presidente andaluz, tuvo la gallardía de espetar a Teresa Rodríguez en esa misma sesión de investidura, que “tenemos un compromiso firme con la educación pública”. En ese momento, parece que “entró en bucle” y repitió la expresión “compromiso firme” en cuatro ocasiones más, en tan sólo tres líneas de las actas del pleno (véase diario de sesiones del 16 de enero, p. 35).

¿Estaban aludiendo a lo mismo Juan Manuel y Teresa? Evidentemente no. El concepto neoliberal de enseñanza pública se refiere exclusivamente a la financiación de los colegios. Es decir, son centros públicos aquellos que perciben transferencias económicas por parte de la Administración. Mientras la izquierda se fija en la titularidad (propiedad) de los centros: son colegios públicos aquellos que pertenecen a la Consejería de Educación o cualquier otro organismo estatal. Ambos no lo entienden del mismo modo. Es sencillo deducir que el conflicto se plantea con la enseñanza concertada. Para unos esos centros son públicos (neoliberalismo), para otros son privados (izquierda).

Por tanto, la frase, con la que es difícil estar en desacuerdo, “tener un compromiso fuerte con la educación pública”, posee significados muy distintos. Para unos el “compromiso” pasa por fortalecer y extender la concertada o privada subvencionada. Ese tipo de enseñanza que en otros países europeos no se acepta porque culturalmente no se concibe que alguien se lucre con un derecho fundamental como es la educación. Esos centros que suponen casi el 33% de los estudiantes matriculados, cifra sólo superada en Europa por Bélgica y Malta (Datos de Eurostat, 2015). Mientras para otros, la izquierda, esa frase se entiende como reivindicación para robustecer la enseñanza pública -centros de titularidad (propiedad) y financiación pública-.

Este es tan sólo un ejemplo de cómo el lenguaje político actual nos induce a error en el ámbito de la educación. Cómo las fuerzas conservadoras disfrazan con palabras y frases “afectuosas”, medidas encaminadas a incrementar la privatización de la enseñanza. Pero, para colmo, a costa de los impuestos de todos los andaluces.

Como se suele decir, “estemos al loro” sobre cómo las campañas de márquetin político también afectan a la enseñanza con el objetivo de inducir y manipular nuestras opiniones y, por supuesto, el voto.

Manuel Hijano del Río es profesor Titular del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y MIDE de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga

Fuente: https://www.lavozdelsur.es/yo-estoy-comprometido-con-la-ensenanza-publica-o-no/

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Si no quieres mirar al niño, ¿qué hacemos?

Escrito e ilustrado por David González Gándara

Los modelos teóricos están muy bien, pero hay un momento que hay que llevarlos a la práctica. Después de concretar las diferencias entre el diagnóstico clínico y el pedagógico es necesario ejemplificar como funciona esto en la práctica. Leyendo sobre el tema encontré el caso de Alan, un niño con problemas de conducta. Había sido diagnosticado con Asperger y TDAH, pero esto no impidió que tras un adecuado diagnóstico pedagógico se pusieran en marcha las acciones necesarias para que esos problemas de conducta no fuesen un obstáculo a un paso provechoso por la escuela. La profesora le recordaba constantemente, señalando con el dedo, la lista que tenía pegada en su mesa, el cual le recordaba qué comportamientos eran aceptables y cuáles no. Después se reunía con él para contrastar como el niño evaluaba su comportamiento, y comprobaban si coincidían sus evaluaciones. Los resultados fueron muy buenos. Alan no se comportaba como los demás, pero ese no era el objetivo. No tenía que curarse, tenía que aprender a gestionar sus circunstancias personales de la mejor forma posible. Y así lo hizo.

He escuchado últimamente a mucha gente opinando que la inclusión es muy bonita, pero hay casos en los que no se puede hacer nada. Estoy seguro que muchas de estas personas, si hubiesen conocido a Alan antes de la intervención, hubiesen opinado que no se podía hacer nada. En todo caso, si hubiese más recursos, más financiación, más formación…

Hay varias cosas muy importantes en esta historia. El diagnóstico clínico, que quizá sirvió a Alan en otras facetas de su vida para algo, en el entorno escolar fue un dato prescindible, como Indiana Jones en “En busca del arca perdida”. La intervención hubiese sido correcta aun sin conocer el diagnóstico clínico. Se actuó sobre un problema de conducta, no sobre el diagnóstico. Aquellos que defienden que antes de actuar es necesario el diagnóstico clínico permiten la injusticia de que se trate diferente a la familia que se ha ocupado en conseguir ese diagnóstico. ¿Por qué voy a realizar una intervención educativa para la conducta sólo para los alumnos que tengan TDAH, mientras que a los otros me limito a castigarlos sin recreo?

Los que opinan que los colegios funcionan mejor si ciertos alumnos se derivan a centros especiales tienen razón. El alumnado no segregado mejoraría sus resultados académicos, todos contentos. El problema es que perdería la oportunidad de vivir la diversidad que suponen las comunidades educativas inclusivas y aprender así como funciona la sociedad actual. Hoy en día es posible que estos aprendizajes sean más importantes que muchos otros, viendo todos los problemas actuales de una sociedad que no sabe gestionar su diversidad. Y en el caso de los alumnos que son enviados a centros especiales, la evidencia científica ha demostrado que no es verdad que aprendan más ni mejor. La idea mítica de que el profesorado de dichos centros ha sido entrenado en Hogwarts para usar la varita mágica con ellos es falsa. No todos están más preparados que el resto para educar a los niños con dificultades. Algunos sí y otros no, como el profesorado de los centros ordinarios.

Hace un par de días leí un artículo en el que se decía poco menos que no era viable un sistema educativo inclusivo. La inclusión no es un tema para discutir si es mejor o es peor. Es una cuestión de Derechos Humanos. Hace no demasiados años se utilizaba el miedo como herramienta educativa, e incluso la agresión física. Y aunque sea políticamente incorrecto, tengo que decir que funcionaba muy bien. Pero es evidente que no podemos continuar con prácticas que agreden los Derechos Humanos con la excusa de que resultan exitosas. El fin no puede justificar los medios.

Fuente; https://nuevarevolucion.es/si-no-quieres-mirar-al-nino-que-hacemos/

Imagen tomada de: https://static.guiainfantil.com/pictures/articulos2/43000/43380-cuando-el-nino-no-quiere-hacer-los-deberes-escolares.jpg

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