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Palestina: La guerra contra los pobres

La guerra contra los pobres

Por Carlos Martínez García

La guerra mundial de clases es una realidad. En todo el mundo se lucha por acabar no con la pobreza, no contra el hambre, no por la salud y la dignidad, sino por defender los intereses de las oligarquías colonialistas y violentas dispuestas a defender sus capitales a misilazos y sus riquezas con otra guerra mundial.

Lo que ocurre ahora en Gaza y Cisjordania, la Palestina ocupada es consecuencia del colonialismo vigente y que la anglosfera defiende al objeto de favorecer su poder y por tanto sus riquezas, las de sus élites y oligarquías y en esta estrategia el papel del estado de Israel es decisivo, pues es una gran base militar y gendarmería, clavada en plena ruta comercial y marítima, un portaviones permanente armado y potencia nuclear en el corazón del mundo, en el Mediterráneo, cerca del Bósforo, el Canal de Suez y a las espaldas de Rusia y China.

Se lucha por defender los intereses de las oligarquías colonialistas y violentas dispuestas a defender sus capitales a misilazos y sus riquezas con otra guerra mundial

La anglosfera dominante, es decir, los EEUU y el Reino Unido más sus colonias de Canadá y Australia unidas al sionismo y con intereses comunes si no superpuestos, conforman un eje de dominio real que tiene en la Unión Europea no solo un fiel aliado. La UE, es una zona que controlan y que carente de soberanía real presta sus servicios a la anglosfera renunciando a la defensa de sus intereses y los de sus pueblos. Esto lo puedo afirmar más alto, pero no más claro.

Pero para mantener ese poder colonial en primer lugar hay que contar con otras potencias colonialistas de la Unión, como Francia, Italia y España, la parte más influyente de la Unión Europea sin olvidar a Bélgica u Holanda con intereses en América, África y Asía.

Israel es igualmente una potencia colonialista y ocupa Palestina con mano de hierro, a sangre y fuego. Las colonias israelíes no solo son un apartheid sino también un foco de riqueza aunque esto siempre se oculte, con mano de obra barata y una agricultura que controla para su comercio exterior el invasor.

La Anglosfera no solo controla y esa sería la segunda premisa a la UE, sino también otros estados mediante la corrupción de sus dirigentes, monarquías inestables pero fieles a EEUU o naciones empobrecidas que necesitan recursos y préstamos del FMI y del Banco Mundial.

Israel es igualmente una potencia colonialista y ocupa Palestina con mano de hierro, a sangre y fuego

A pesar de todo ello cada vez hay más movimientos de libertad, han surgido potencias muy fuertes en el Sur y Eurasia y se planta cara al imperio anglosajón comenzando por nuevos entes económicos y el objetivo a medio plazo de des dolarizar sus economías.

Hay potencias que juegan a dos barajas luego el coste de dominio es mayor y mucho más costoso, de hecho el estado más endeudado del mundo son los EEUU y la economía británica está en una posición muy delicada, pero basando los EEUU sus negocios en el dólar y poder militar dominan lo cual les lleva a estar siempre en la guerra contra los pobres, impidiendo soberanías y colonizando por la fuerza.

El problema surge cuando el poder militar está al menos equilibrado y la capacidad de destrucción del mundo es la misma en ambos bandos como de hecho ocurre.

Carentes de estructuras internacionales políticamente coherentes los estados pobres, pero sobre todo las personas pobres y las clases obreras, sufrimos y estamos lejos de alcanzar nuestros objetivos que no son sino la paz, la dignidad, el techo, la salud, la educación y una vida con felicidad y libertad, sin desigualdades.

Creo que hay que apoyar las iniciativas que surgen en SUR global como parte de la crisis del dominio colonial de la anglosfera

Pero el mundo cambia. La invasión de Ucrania por Rusia con todas sus negatividades ha de ser tenida en cuenta necesariamente. Tras las sanciones a Rusia se fortalece su alianza con China y una con una posición independiente y de gran potencia resurge la India. Los BRICS que son parte de esta nueva iniciativa nos llevan a no olvidar, pues son más importantes de lo que parece, los golpes de estado anticolonialistas en África contra sus élites corruptas.

Ante esto tres consideraciones:

En primer lugar creo que hay que apoyar las iniciativas que surgen en SUR global como parte de la crisis del dominio colonial de la anglosfera. Iniciativas que van desde alianzas y pactos de estados a golpes militares anticolonialistas en África.

En segundo lugar a los movimientos de liberación, partidos y sindicatos del SUR global que con problemas e incluso incoherencias, inician el duro camino de la soberanía con el apoyo de su pueblo pobre y sus clases obreras, todo nuestro apoyo y humilde colaboración. Porque ellos son más valientes y capaces que nosotras y nosotros, las clases trabajadoras occidentales. Hemos además de pedirles auxilio o ayuda.

En tercer lugar apoyar la creación de un movimiento internacionalista e internacional, pero en el que ellas y ellos, los del SUR deben jugar el papel de dirección que se lo han ganado a pulso. Internacionalismo de clase y solidario. Ante esto y hay que saberlo y decirlo, las internacionales eurocéntricas y anglosajonas, impulsadas por la clase media ilustrada y progresista europea y/o del Norte global, están condenadas al fracaso y a la intrascendencia.

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/guerra-pobres-neoliberalismo-desigualdad-capitalismo/20231113135909219397.html

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-guerra-contra-los-pobres-2/

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Mundo: Las cosas del comer exigen un gran acuerdo social

Las cosas del comer exigen un gran acuerdo social

Por Blas VJ Simón Navajas

La agricultura y la ganadería generan servicios positivos e impactos negativos en las zonas donde se desarrollan. La economía, el empleo directo e indirecto, bienes socioculturales como ferias, gastronomía y medioambientales como el mantenimiento de la biodiversidad, secuestro de CO2 (producciones en pastoreo) y la gran disponibilidad de alimentos, estarían entre los positivos.

La patrimonialización del agua, la contaminación de aire, suelos y agua por nitratos, amoniaco, fito y zoosanitarios, efluentes de granjas (purines, estiércol y digestatos) emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pérdida de fertilidad del suelo, contaminación de alimentos y producción de un gran número de residuos, todos ellos contribuyendo a la emergencia climática, estarían entre los negativos.

En los últimos 60 años, hemos pasado de una producción agraria natural, con un componente importante de autoconsumo, reutilización de los medios de producción, una gran población laboral poco ocupada y unos paisajes agrarios muy distintos a los actuales, a otra groindustrial orientada al mercado, muy dependiente de las compras externas de insumos, con unas prácticas mirando exclusivamente la productividad y dentro del sistema agroalimentario (SA) que engloba a la producción primaria, las industrias alimentarias y la distribución.

La agricultura y la ganadería generan servicios positivos e impactos negativos en las zonas donde se desarrollan

La mayor disponibilidad de alimentos conseguida con el sistema agroindustrial, no ha conseguido frenar la desnutrición en el mundo y al contrario ha producido en el primer mundo un incremento de problemas de salud por exceso y malnutrición.

El número de explotaciones agrarias se ha reducido, siendo ahora más especializadas e intensivas, buscando las economías de escala (tamaño, integración vertical) como reacción a la reducción de los márgenes unitarios. Las actividades también se han concentrado regionalmente para aprovechar sinergias, economías de situación o aglomeración.

Esta evolución, que en una situación de estabilidad tiene sus indudables ventajas económicas, convierte también a las explotaciones y las regiones en menos adaptables y menos flexibles ante los cambios que sin duda se avecinan. Los impactos negativos son así mismo más importantes, pues se concentran en explotaciones y zonas determinadas.

El sistema agroalimentario es global, muy pocas empresas transnacionales (ETN) dominan en el mundo tanto la producción de los medios de producción, como la comercialización y distribución de materias primas y alimentos. El comercio a lo ancho del mundo no tiene trabas ni aranceles, cambiando el paradigma de soberanía alimentaria, de la capacidad de producir a la capacidad de acceso en el mercado. Recientemente nos hemos apercibido que ésta es también una situación de riesgo. Las crisis de materias primas de los años 2007 y 2008, la Pandemia, las guerras y la inflación actual, debidos a problemas de abastecimiento ligados a la organización y/o especulación-financiarización y menos a las carencias de productos.

El dominio cultural que ejercen las empresas transnacionales a través de los medios de comunicación, ha propiciado una transición nutricional tendente a la homogeneización de las dietas a lo largo del mundo. Hoy hablamos de una dieta estándar mundial, que con algunas variantes regionales, impulsa el consumo de carnes, productos lácteos y cereales, junto con platos preparados y alimentos ultra procesados, alejados del producto original.

La mayor disponibilidad de alimentos conseguida con el Sistema Agroindustrial, no ha conseguido frenar la desnutrición en el mundo

En el reciente estudio realizado por Noelia Parajuá publicado en 2022 sobre el periodo 1980 – 2016, nos muestra que la participación de los productores en el valor añadido del sistema agroalimentario, pasó del 50,4% al 26,4%, la industria alimentaria se mantiene en promedio entorno al 21,5%, mientras que la Distribución fue del 27,6 % al 52,5%. Esa situación marca una tendencia, la distribución que fija condiciones y precios, distribuye los márgenes en los estratos inferiores y controla el sistema. De ésta forma actúa sobre su estructura, concentración de la producción y los impactos. Esa estructura no satisface ni al consumidor ni a la producción e industria, que continuamente se quejan de los precios y su pérdida de poder en el sistema.

La conexión directa entre el agricultor y ganadero con el consumidor, está rota. Todos los medios usados en el sistema agroalimentario, químicos, abonos, motorización y transporte, son altamente dependiente de una energía fósil barata, principal responsable de los GEI y con un alto riesgo de escasez y precios altos en el futuro, pero nos resistimos a producir de otra manera.

La presión de los lobbies de los sectores implicados en el Sistema Agroalimentario, argumentando continuamente contra cualquier medida que intente controlar los impactos negativos, retrasa e impide los cambios legales y los hace desaparecer del debate público. Para justificar se muestran sobre todo problemas del sector productor (catástrofes, precios, despoblación) que es el que más empatía suscita en la ciudadanía, sin llegar a analizar profundamente las causas que los provocan.

La garantía de alimentación y la protección del medio, están íntimamente ligadas y es sin duda urgente una concertación entre los sectores que intervienen en el sistema agroalimentario y la Ciudadanía, donde se analice, planifique y acuerde que hay que hacer y cómo financiar la multitud de medidas que habrá que poner en marcha a nivel local, regional y en cada sector productivo. Se requerirá un gran esfuerzo en investigación, desarrollo y difusión, sin olvidar la formación en los cambios de todos los actores del sistema agroalimentario.

El dominio cultural que ejercen las empresas, ha propiciado una transición nutricional tendente a la homogeneización de las dietas a lo largo del mundo

Las 3 acciones prioritarias serían:

Mitigar los daños causados, comenzando por las explotaciones y actividades más contaminantes, utilizando fundamentalmente métodos de la agroecología, reduciendo progresivamente los impactos negativos, como las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de abonos de síntesis y fito-zoosanitarios y aumentando las superficies captadoras de CO2.

Adaptación a los cambios previstos, estudiando las debilidades y amenazas sobre producciones y regiones. Implicará cambios en los usos del agua, el manejo de los ciclos de producción, la genética utilizada y la ubicación de las producciones, acompañados de las inversiones necesarias. Será importante en nuestro entorno la búsqueda de alternativa para las superficies en secano actuales o que se reconviertan por la gestión del agua, el empleo de herbívoros en pastoreo, como elemento de mejora del medio y la adecuación de la ganadería intensiva (aves, porcino, vacuno de leche, engorde de terneros).

Garantizar el suministro de alimentos a la población y la remuneración de los actores Hay que asegurar la supervivencia económica de los productores y la industria agroalimentaria en todo el periodo, para evitar su desaparición y eliminar resistencias.

Las limitaciones en el uso de los medios habituales de producción, si bien bajarán la presión sobre los ecosistemas, en un primer momento pueden suponer disminuciones en la producción y el riesgo de aumentos de costos. Estos aumentos se deberán repercutir bien sobre los consumidores o sobre el erario público, el consumidor deberá ser también consciente que los precios pagados hasta ahora, tenían un elevado costo social y ambiental.

El mayor riesgo de catástrofes climáticas implicará nuevas infraestructuras de protección, mantenimiento de mayores stocks de seguridad y reforzar los sistemas de seguros agrarios frente a siniestros.

Además de esas acciones anteriores, otras acciones debieran ser aplicadas:

– Formación y educación de los ciudadanos: Educación en nutrición y preparación de alimentos de niños y adultos. Adaptar las dietas a la nueva situación productiva y a un consumo saludable y responsable, reduciendo el consumo de productos ganaderos y exóticos.

– Reducir el desperdicio alimentario (evaluado entorno al 30% de la producción total de alimentos). En los países desarrollados, sobre todo en productos preparados (pan, lácteos, frutas..) por falta de concienciación o previsión, mientras que en los países en desarrollo la parte más importante es debida a la deficiente conservación de las cosechas, por la carencia de infraestructuras.

– Control de las empresas transnacionales (ETN)Acciones públicas para controlar el dominio económico y cultural de las ETN sobre el Sistema Agroalimentario, en el control de las técnicas de producción y las patentes sobre productos y seres vivos, que debieran pasar al dominio público. La Emergencia Climática es un problema mundial, sistemas de producción que en Europa occidental están siendo contestados por la población, por problemas medioambientales o de dominio sobre las producciones, como las integraciones de cerdos, aves y vacuno, las ETN los trasladan a los países del Este de Europa, Lejano Oriente o Sudamérica, con los mismos sistemas de producción y los mismos impactos.

– La distribución: No remunera adecuadamente ni a la producción ni a la industria, forzando la desaparición de explotaciones sin aportar valor a la nutrición del consumidor e influye concentrando la estructura de la producción. Debiera haber participación pública en la distribución de alimentos, con control de los precios y márgenes en la cadena de valor, la actual Ley de la Cadena Alimentaria, no es suficiente.

La distribución no remunera adecuadamente ni a la producción ni a la industria, forzando la desaparición de explotaciones sin aportar valor a la nutrición

Lo que hace unos años era urgente, hoy es crítico. Es necesario seguir las indicaciones de la ciencia, que estudia desde hace años la complementariedad de modelos productivos realmente sostenibles, con unas dietas suficientes para la población mundial.

El sector primario, utiliza y gestiona directa o indirectamente alrededor del 80 % de la superficie total y el 80% del agua regulada, es por tanto una actividad crítica en la lucha contra la emergencia climática además de la Seguridad Alimentaria.

Hay una gran resistencia a los cambios, pero la realidad es que a pesar de las advertencias que durante años se han hecho por la comunidad científica, propugnando poner rápidamente en marcha actuaciones de cambio, se retrasa lo más posible tomar medidas.

Se argumentan riesgos sobre el abastecimiento, cuando el problema es el acceso a los alimentos, el desperdicio alimentario y una consecuencia de la globalización, la dependencia en muchos países de las producciones de otros, tanto en materias primas y alimentos como en abonos nitrogenados indispensables. Más del 70% de los alimentos que consumimos dependen de esos abonos.

El empleo de químicos en la producción animal y vegetal, que a pesar de la legislación, sigue habiendo trazas de los mismos en los productos. No hay información histórica de las consecuencias, ya que no hace muchos años que se utilizan. Su reducción y eliminación a corto plazo, debe ser una prioridad para la salud humana.

Las empresas transnacionales disponen hoy de mejores tecnologías, que distribuyen según la posición de los países, vendiendo productos prohibidos en la Unión Europea por riesgo para la salud, en los países en desarrollo.

En los países desarrollados y entre la población de ingresos altos, el consumo de alimentos de origen animal está disminuyendo desde hace más de 20 años

En los países desarrollados y entre la población de ingresos altos, el consumo de alimentos de origen animal está disminuyendo desde hace más de 20 años, por una concienciación de los riesgos para la salud y ambiente. Las ETN, para seguir manteniendo el negocio, exportan el sistema productivo a otras partes del mundo, asociando la Dieta Estándar Mundial a una mejor situación económica de la población, cuando en realidad es lo contrario.

Otro argumento en contra de tomar medidas, es el crecimiento de la población mundial, deberemos alimentar a más humanos y tenemos que seguir produciendo más. Sabemos que cuando las mujeres pueden decidir, controlan la natalidad, como ha ido pasando históricamente. Solamente está previsto que aumenten la población en África y Oriente Medio, por lo que a medio plazo la población del resto del mundo se estabilizará y posiblemente decrecerá.

Debemos exigir a nuestros Gobiernos una información objetiva sobre la situación y poner urgentemente en marcha un debate abierto que evite la confrontación entre consumidores y productores, para desplazar el discurso que mantienen los negacionistas sobre el problema y que tanto gusta en algunas organizaciones y medios de comunicación.

Blas VJ Simón Navajas | Veterinario especialista en producción animal, Investigador en Historia del sector agrario

Fuente: https://www.nuevatribu

Fuente de la Información: https://rebelion.org/las-cosas-del-comer-exigen-un-gran-acuerdo-social/

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La historia de cómo España redujo la jornada laboral a 40 horas semanales

 

Por Laura Olías

«La patronal puso el grito en el cielo»

La última vez que se modificó la jornada de trabajo máxima en España fue hace 40 años. En 1982, Felipe González se hizo con la presidencia del Gobierno, el primer gobierno de izquierdas posterior a la dictadura franquista. Una de sus promesas electorales más populares era el recorte de la jornada a las 40 horas semanales, “reivindicación histórica del movimiento obrero y de la izquierda”, recuerda Joaquín Almunia, el ministro de Trabajo en aquel momento. La ley levantó a los empresarios, que pusieron “el grito en el cielo”, pero también acabó siendo motivo de “mucha bronca” con los sindicatos y “el inicio de la ruptura de UGT con el PSOE”, coinciden varios actores de la época.

 

Al igual que Sumar incluyó el recorte de la jornada laboral como una de sus medidas estrellas en la pasada campaña electoral, el PSOE de Felipe González hizo lo propio hace cuatro décadas, de cara a los comicios generales de octubre de 1982, que dieron a los socialistas una amplísima mayoría absoluta, con 202 diputados.

 

Además de la creación de 800.000 puestos de trabajo, los socialistas enarbolaron la bandera sindical de la jornada de 40 horas semanales, sin reducción de salario, para ser aprobada en el primer año de mandato, y la ampliación de las vacaciones a 30 días naturales. Con el Estatuto de los Trabajadores recién aprobado dos años antes, en 1980, las vacaciones eran entonces de 23 días naturales y la jornada “de trabajo efectivo” podía alcanzar las 43 horas semanales si era partida (con una hora de descanso diaria como mínimo) y de 42 horas semanales si era continuada.

 

“Habíamos conocido las jornadas de 48 horas a la semana hacía poco, estuvo vigente hasta el año 1976”, cuando se redujo a 44 horas semanales, destaca el catedrático de Derecho del Trabajo, Eduardo Rojo. Así, en apenas seis años las normas laborales habían reducido notablemente las horas legales de trabajo. “Fue muy relevante, algo histórico”, recuerda Rojo.

 

A finales de diciembre de 1982, menos de un mes después de la toma de posesión del gobierno socialista, el Consejo de Ministros aprobó la jornada laboral de 40 horas semanales para que fuera tramitada en las Cortes y que entrara en vigor a mediados del año siguiente. El ministro Almunia presentó ante la prensa la reducción de la jornada máxima como una reivindicación “ampliamente sentida” por la sociedad, que alcanzaba a cuatro millones y medio de trabajadores, y subrayó que la medida acercaba a España “a los niveles europeos”.

 

La CEOE en rebeldía y una coma fantasma

En la misma rueda de prensa de diciembre del 82, los ministros socialistas ya tuvieron que responder a las críticas de la patronal CEOE, y en concreto las de la banca, que se revolvieron en contra de la medida desde un inicio. Los empresarios defendieron que, en caso de reducirse la jornada, esta disminución tendría que tener una repercusión en los salarios. “La filosofía de la CEOE en este sentido es que si los asalariados trabajan menos, cobren menos, para que así colaboren en el sacrificio que se pide a todos para crear empleos”, recogía ABC en esos días.

 

 

Con argumentos similares a las críticas actuales de la patronal al acuerdo de gobierno de PSOE y Sumar para reducir la jornada a las 37 horas y media, como el aumento de costes, la afectación al empleo y la vulneración de la negociación colectiva, entonces el tono de las organizaciones empresariales era “más duro”, considera Joaquín Almunia en conversación con elDiario.es.

 

“La CEOE tuvo ya un tono intolerable en la campaña electoral y le costó digerir los resultados de las elecciones”, apunta Almunia. Dado que tenían una mayoría muy holgada, el Ejecutivo de Felipe González inició su hoja de ruta en seguida, lo que “no sentó nada bien” a la patronal, dirigida por su presidente Carlos Ferrer Salat, “más dialogante”, pero con José María Cuevas como secretario general, “que tenía un tono más agrio”, valora el entonces ministro de Trabajo.

 

A días de aplicarse la medida, José María Cuevas declaró la insumisión a la nueva norma ante los medios: “La CEOE no acepta la entrada en vigor del decreto que fija en 40 horas semanales la jornada de trabajo”, ya que consideraba que iba en contra del Acuerdo Interconfederal de 1983. La patronal anunció la denuncia de “la mayoría de los convenios firmados”, que dio lugar a una batalla judicial sobre la interpretación y aplicación de la norma con “muchos conflictos colectivos”, recuerda Enrique Lillo, abogado laboralista de CCOO.

 

Por un lado, los tribunales dieron la razón a los sindicatos en que la norma tenía una aplicación inmediata, ya desde julio de 1983, independientemente de que los convenios se hubiesen pactado previamente, algo que confirmó el Constitucional en 1990. Por otro lado, la justicia falló a favor de los empresarios en la posibilidad de la distribución irregular del horario dentro de la jornada anual, lo que permitía superar algunas semanas el límite de 40 horas en favor de otras más cortas, según la actividad de la empresa.

 

“De algo malo, la reducción de la jornada, conseguimos un efecto bueno, pactar la jornada anual, globalizar la jornada. Provocó una gran conmoción en Europa, recuerdo perfectamente la carta de la patronal alemana felicitándonos”, explica Fabián Márquez, presidente de Arinsa y negociador durante años de la patronal. “Fueron meses de mucha tensión y negociación”, recuerda, ya que muchas empresas mantenían jornadas que superaban el nuevo límite legal. “Entonces los bancos abrían los sábados”, responde Márquez sobre el porqué de tanta hostilidad del sector financiero.

 

Joaquín Almunia relata una “anécdota” que da cuenta de la tensión en la tramitación parlamentaria de la medida. “Había una coma que se movía en el texto y cambiaba el sentido en contra de la voluntad del legislador. Cuando salió el texto de la ponencia, se lo dije a los letrados de las Cortes y se corrigió, pero después el texto volvía a tener la coma”, sostiene el socialista. “Nunca lo pude probar, pero creo que había alguien de CEOE detrás”, añade Almunia. ABC da cuenta en una información del 23 de julio de esta coma fantasma, con la que se indica que la patronal había hecho su interpretación sobre la aplicación de la ley.

 

Conflicto sindical y ‘divorcio’ con UGT

Sin embargo, las discusiones no se limitaron al lado de los empresarios. Desde su anuncio en diciembre de 1982, “la tramitación de la norma estuvo marcada por las incidencias”, explica Agustín Moreno, entonces secretario de Acción Sindical de CCOO, más tarde dedicado a la enseñanza y a la política (ex diputado regional de Unidas Podemos en Madrid).

 

Más allá de la coma fantasma que favorecía a la CEOE, los sindicatos mayoritarios lanzaron duras críticas contra el Gobierno cuando este publicó una instrucción sobre cómo debía aplicarse el límite de 40 horas a la semana en lo que quedaba de año, con un cómputo que reflejaba más horas que las que anotaban los sindicatos. Las centrales sindicales acusaron directamente al Ejecutivo de Felipe González de plegarse a la CEOE y desvirtuar “plenamente el contenido de la ley”, apuntaba CCOO a los medios de la época.

 

La disputa fue especialmente relevante en el caso de UGT, por la unión histórica existente con el PSOE, que se rompería pocos años después. Nicolás Redondo, entonces líder del sindicato, tuvo un “enorme cabreo” con la actuación del Gobierno socialista sobre la aplicación de las 40 horas de jornada, sostiene Fernando Luján, actual vicesecretario general de Política Sindical de UGT. “Por aquel entonces, Nicolás ya acuñó la frase que luego repetiría ‘no hay más radical que un moderado engañado’. Empezó ahí su divorcio con Felipe González”, explica Luján.

 

Agustín Moreno coincide, de su amistad de años y conversaciones con Redondo (fallecido hace unos meses), en que el encontronazo sobre la jornada de 40 horas a la semana fue “el principio de la ruptura histórica del PSOE y UGT”, cuando se “rompió una confianza” que se resquebrajaría después con más conflictos, como el proceso de reindustrialización, la reforma de pensiones y el plan de empleo juvenil que dio lugar a la gran huelga del 14-D de 1988, entre otros.

 

“Creo que muy rápidamente el PSOE tomó consciencia de que no quería enfrentarse tanto a la patronal”, valora Moreno, que destaca que la flexibilidad permitida impedía el espíritu de reparto del trabajo que defendían los sindicatos con las 40 horas bajo el lema ‘Trabajar menos para trabajar todos’.

 

Joaquín Almunia sigue defendiendo que “había que graduar” la aplicación de la medida, por lo que reconoce que discutió mucho con los sindicatos. El entonces responsable del Ministerio de Trabajo advierte de la difícil situación del mercado laboral de la época, con altos niveles de paro y una economía afectada por varias crisis, entre ellas inflacionistas, que los socialistas heredaron del anterior gobierno. “Había que ser cuidadosos con los efectos no deseados”, considera.

 

Fabián Márquez, negociador con la patronal, cree que “Almunia fue consciente de la repercusión que iba a tener eso en las empresas, en el país”. Advierte de que, aunque muchos sectores ya tenían jornadas pactadas en este sentido, otras actividades no y tenían que adaptarse al cambio. “Como ocurre ahora, no todas podrán hacerlo”, sostiene Márquez, que señala en especial a los sectores de hostelería y comercio y a las pequeñas empresas.

 

En la parte trabajadora, consideran que la “sobreactuación” de los empresarios en los 80 se está replicando en el presente, indica Fernando Luján, que pone el acento en que los pronósticos fatalistas de las patronales no se cumplieron hace cuarenta años ni lo harán ahora, cuando considera que la reducción de la jornada mejorará la productividad.

 

“Siempre lanzan mensajes catastrofistas y esto no hunde nada, como no lo ha hundido la reforma laboral ni el salario mínimo”, destaca también Enrique Lillo. Agustín Moreno defiende que el acuerdo de gobierno es “moderado” y recuerda que la reivindicación sindical se sitúa en las 35 horas a la semana, jornada que reguló Francia hace más de 20 años. “La jugada de la CEOE es poner pie en pared, impedir que se vaya a más, pero este debate debería seguir, no puede quedarse en las 37 horas y media”, sostiene.

 

Fuente: https://www.eldiario.es/economia/historia-espana-redujo-jornada-laboral-40-horas-semanales-patronal-puso-grito-cielo_1_10654791.html

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Polo Castellano: Desafíos culturales de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad. México

Borrar la memoria; rehacer la historia; despojar de sus territorios a los pueblos originarios; desarticular la organización de frentes y movimientos artísticos y culturales; precarizar al artista y al trabajador de la cultura; reconfigurar los imaginarios colectivos; simular el respeto a los derechos humanos de trabajadoras y trabajadores del sector cultural; apropiación de las expresiones colectivas; banalización de la producción artística de comunidades indígenas y pueblos originarios; creación de aparatos teóricos de lo políticamente correcto para el arte; discriminación y estigmatización de las y los artistas, la censura y hasta su persecución, son tan solo algunas de las atrocidades que hoy se encuentran dentro del perverso arsenal que usa el capitalismo salvaje y el neoliberalismo contra los pueblos que resisten.

 

Una guerra contra el arte y la cultura de pueblos milenarios que se resisten a desaparecer. Desde la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto el saqueo y exterminio de las culturas es una constante. Sin ir tan lejos, desde el nacimiento de la Panamerican Union, antecedente de la Organización de Estados Americanos, con su departamento de artes, los designios del imperialismo y el poder hegemónico comenzaron la construcción de una extensa red de agentes al servicio del imperio y con la tutela de la CIA a través de tapaderas y frentes culturales que ocupan museos y hasta centros e institutos de investigación desde donde se abrió otro frente del colonialismo contra los pueblos del mundo. El frente cultural. La guerra cultural.

 

Hoy, ya no es tan necesario invertir en estas redes de agentes ya que han logrado minar de tal manera las estructuras de los países que son objetivos políticos, económicos y geográficos, con políticas de gobierno y de desarrollo que convengan y beneficien al capitalismo y sus mandatos. Y una prueba contundente son las actividades y directrices que desarrolla el Departamento de Estado a través de la USAID: la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Que llevan a cabo con la venia y autorización de los gobiernos en los países donde operan, influyendo y creando programas en áreas estratégicas de estas naciones: economía, salud, educación, agricultura, política, derechos humanos y cultura. En el caso mexicano, por ejemplo, son los encargados de la Iniciativa Mérida y hasta asesores de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación. Sin mencionar los programas y manuales de educación que circulan para capacitación docente en las universidades públicas entre otras cosas.

 

En materia de arte y cultura, todo este arsenal, además, llega a meter sus larga garras para dictar lo políticamente correcto para el ejercicio de la creación artística que será auspiciada por los estados. Y en los que hemos observado hasta una reconfiguración de conceptos a modo, como por ejemplo la producción comunitaria y colectiva, ahora vacía de sus orígenes y objetivos, minimizando una de las acciones de resistencia más efectivas que tienen los pueblos. Volviéndola así, un instrumento de ejecución vertical donde participa mucha gente pero que desvía las prácticas del diálogo, de horizontalidad, de construcción y de resistencia que genera la colectividad.

 

La apuesta también es imponer una cultura hegemónica, ¡qué terror! además el arte y la cultura están siendo utilizados de ariete para violar la soberanía y autodeterminación de los pueblos, solo recordemos el ejemplo del concierto masivo en el 2019 «Libertad para Venezuela» organizado por Estados Unidos en complicidad con sus títeres golpistas Juan Guaidó y Leopoldo López, concierto de cantantes figurines de la sociedad del espectáculo, pagados y comprados al servicio de los gringos, para que desde territorio colombiano, se violara la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela pretendiendo introducir contenedores con supuesta ayuda humanitaria. También, los ataques contra la Bienal de la Habana para desde ahí intentar una más de las acciones contra revolucionarias en el largo historial de frustradas acciones contra el heroico pueblo de Cuba. Inmediatamente las redes culturales internacionales y los distintos capítulos de la Red de Intelectuales y Artistas respondimos desenmascarando a seudoartistas y seudointelectuales en las múltiples redes sociales y reventando también los eventos que la contra, desde supuestos agentes culturales pretendieron implementar en distintos países. En el caso de México las redes de resistencia, hasta denuncias penales por violaciones al artículo 33 de la Constitución mexicana implementamos contra estos siniestros personajes que operaron desde México.

 

Desde Martí hasta las y los muralistas mexicanos, entre cientos de ejemplos de mujeres y hombres trabajadores del arte y la cultura y de todas las disciplinas artísticas en todo el mundo, no solo desde su trabajo intelectual y creador son generadores del pensamiento crítico, también, son parte de los motores de las grandes revoluciones de los pueblos, aunque el imperialismo lo niegue, aunque no le guste y aunque no quiera. Por eso, uno de los grandes desafíos que enfrenta hoy esta Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad es seguir articulando, seguir construyendo redes, no solo de resistencia sino de vanguardias que adelanten a las acciones que nulifican y apuestan al exterminio de los pueblos. Redes que hagan frentes comunes de batalla con los movimientos sociales legítimos libertarios y revolucionarios y no solamente trincheras en defensa de la humanidad. Si algo hermoso tiene la humanidad es su infinita diversidad de expresiones artísticas y culturales construidas y acumuladas durante los miles de años de su existencia y que son el resultado de su alma generosa y colectiva. La humanidad necesita hoy más que nunca volver a tocar su amor, sus emociones y sus formas libres de expresarse, volver a tocar sus fibras más íntimas de fraternidad entre sus semejantes y sobre todo de hermandad entre los pueblos.

 

Ciudad Universitaria, XX Aniversario de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, 25 de octubre de 2023.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Desafíos culturales de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad

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Economía: El lado oscuro del algoritmo

El lado oscuro del algoritmo

Por Alejandro Marcó del Pont

Algoritmo, una palabra para que los errores de los programadores sean aceptables

Vivimos en la época de los algoritmos. Las decisiones que afectan a nuestras vidas no están hechas por humanos, sino por modelos matemáticos. Estos esquemas se diseñaron para permitirnos, entre otras cosas, ahorrar tiempo, pero además se los popularizó como procesos más justos y objetivos. Antes estas técnicas la resolvían seres humanos, trabajadores ineficientes, según el progreso por estar dotados de un cúmulo de problemas: familia, horarios, prejuicios, arbitrariedades, etcétera, escarbando en montaña de papel para obtener un ¡deficiente! resultado.

Gracias a estos imperdonables e inútiles resultados nos vendieron la innovación, programas de computadora capaces de procesar miles de datos de manera rápida e “imparcial”. Nadie sabe bien cuál es el objetivo del progreso, ni cuál la prisa, menos aún la necesidad imperiosa del avance tecnológico. Como decía Hegel, “Tengan cuidado, hombres de acción, porque ustedes son meros instrumentos de los hombres de pensamiento”, y claramente la mayoría no está entre estos últimos. Los beneficios de los algoritmos son para los que piensan, no para los que lo ejecutan.

Para tratar de optimizar algo, reducir la incertidumbre, predecir el futuro, transformar plomo en oro, se ha echado mano a una antigua disciplina filosófica que combina elementos, la tan mentada alquimia, que en la actualidad, y dada la modernidad, su nombre mutó al de “modelos matemáticos”. Estos pueden ser opacos, oscuros e irrefutables, sobre todo esto último, yo diría incuestionables, incluso cuando están equivocados, pero esa es una de sus mayores virtudes. Lo más llamativo es, aunque la gente no lo sepa, que apuntalan a los afortunados y castigan a los oprimidos: bienvenido al lado oscuro del big data.

La matemática Caty O’Neil nos presenta los modelos que dan forma a nuestro futuro, no solo como individuos sino como sociedad. Estas “armas de destrucción matemática”, como titula su libro, califican a maestros y estudiantes, ordenan currículos, niegan préstamos, evalúan a los trabajadores, dirigen a los votantes, monitorean nuestra salud, las redes sociales y las inversiones, entre otras cosas. Gracias a los extraordinarios poderes de las matemáticas combinados con la tecnología pueden de manera científica multiplicar el caos y la desgracia y promoverse con casi nula controversia como: provechosa.

Uno podría pensar que esta mujer es algún tipo de apóstata de la modernidad, pero no es así. Fue profesora de universidad de Barnard College, que compartía con la Universidad de Columbia el departamento de Matemáticas. Decidió cambiar radicalmente su carrera profesional y comenzó a trabajar como analista cuantitativa para D. E. Shaw, un destacado fondo de cobertura. Con el tiempo, y con la crisis del 2008, entendió que se afianzaba un mal uso de las matemáticas, los algoritmos se ponían más de moda y se extendían a un creciente número de áreas. Comprendió que funcionaban veinticuatro horas al día procesando inmensas cantidades de información, en gran parte datos extraídos de las redes sociales o de páginas web, como dejamos expuesto en el artículo Big Tech, el dominio de la economía del siglo XXX.

En lugar de prestar atención a los movimientos de los mercados financieros mundiales, se dedicaban cada vez más a analizar a los seres humanos. Los matemáticos y los especialistas en estadísticas estudiaban nuestros deseos, nuestros movimientos y nuestro poder adquisitivo. Predecían nuestra solvencia y calculaban nuestro potencial como estudiantes, trabajadores, amantes o delincuentes. Esta era la economía del big data, y prometía ganancias espectaculares.

En 1997, el Banco Central sueco concedió el premio a las ciencias económicas en honor a Nobel, a Myron Scholes y Robert C. Merton por “un nuevo método para determinar el valor de los derivados”. Por cierto, un derivado es un producto financiero cuyo precio parte del precio de otro activo, futuros del petróleo, por ejemplo, y dependen del valor del activo principal, el barril de petróleo.

Estos señores habían fundado tres años antes –junto con John Meriwether, antiguo vicepresidente de Salomon Brothers– un fondo de inversión de carácter especulativo, Long Term Capital Management o LTCM. ¿Se acuerdan de él? Obtuvo elevados rendimientos en los primeros años, por lo que todo el mundo los consideraba unos genios. Pero en 1998, sus modelos de riesgo se fueron al garete: el fondo perdió 4.600 millones de dólares en menos de cuatro meses, provocando la intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el rescate por otras entidades financieras y el cierre a comienzos de 2000.

En el 2019, un estudio publicado en la revista Science reveló que era mucho menos probable que un algoritmo de predicción de atención médica, utilizado por hospitales y compañías de seguros en los EE. UU. para identificar a los pacientes que necesitaban programas de “gestión de la atención de alto riesgo», fueran afroamericanos. En cambio, el algoritmo recomendaría pacientes blancos para estos programas y no a pacientes negros. El estudio encontró que el algoritmo usaba el gasto en atención médica como un indicador para determinar la necesidad de atención médica o el puntaje de un individuo, lo que anulaba, para obviar largas razones, a hombres y mujeres de color.

Como se ve, trabajos, inversiones y salud, al menos con los ejemplos expuestos arriba, están condenados por los algoritmos. Pero la idea es que entendamos cómo se fabrica el modelo y así comprender lo que sucede. El ejemplo que da en su libro Caty O’Neil es muy ilustrativo y simpático. Sería como diseñar la estructura de cómo detener a Messi, pero en beisbol, un deporte que deja marcas más fáciles de explicar y no el regateo que puede tener el mediocampista, y cuya tendencia es indeterminada.

Antes de comenzar quisiera destacar una aclaración que da la misma autora, y es que el cerebro humano realiza las mismas tareas que un algoritmo. Ella da una explicación acerca de la preparación de la cena para sus tres hijos, lo que expone un modelo informal de algoritmo cerebral que como madre emplea a diario. Cada noche, cuando se pone a cocinar de manera intuitiva, piensa recabando información cuánto apetito tendrá cada uno de los miembros de mi familia. Sabe además que uno de sus hijos comerá solo la pasta, que el otro comerá pollo y el último es fanático de las hamburguesas. Los datos de entrada del modelo son la información que tiene sobre su familia, los ingredientes que tiene en la cocina, el tiempo, las ganas, etc. La evaluación del éxito será cuánto cenen o cuánto dejen. El problema radica en su ausencia, si ella sale y sus hijos se quedan con la abuela, ¿se puede transmitir el algoritmo, toda la información obtenida en él para que la abuela haga la cena?, la verdad, no.

Para afianzar este punto enfoquémonos en cómo hacer para parar a un jugador específico en el beisbol. Un equipo cambio de posición a sus jugadores porque descubrió que la tendencia de bateo de quien les había hecho daño en el primer partido era la misma, siempre al mismo lugar, siempre a la derecha, supongamos, así que puso a su mejor jugador a la derecha para que atrapara los batazos del contrario. En la actualidad todos los equipos lo hacen, de hecho, el algoritmo se va nutriendo con las estadísticas de cada bateo, de cada juego. Y todas las preguntas que se nos ocurren son las que nutren el modelo. La respuesta del modelo es ejecutar diferentes escenarios en cada coyuntura para dar con las combinaciones de respuestas óptimas en cada instancia del partido. El problema está en las preguntas que lo alimentan.

Si las respuestas son los gastos en salud y estos gastos dan puntajes para ingresar a ciertos programas, los afroamericanos que no gastan en salud, por no tener recursos, harán que el algoritmo los deje fuera, porque se nutre de gastos para decidir y brindar puntaje, es decir, el diseño de las variables que nutre las estadísticas está pensado para dejarlos fuera. Eso sí, de manera matemáticamente justificada, imparcial y científica. Y aquí está el centro de la mentira y ella da un ejemplo en el que señala sus características destructivas poco a poco.

El nuevo alcalde de Washington decidió corregir la situación de las escuelas deficientes de la ciudad, las que tenían malos alumnos, de los cuales muy pocos llegaban a graduarse del primario. La teoría generalmente aceptada por el neoliberalismo era que los alumnos no aprendían lo suficiente porque sus profesores no trabajaban bien. De modo que, en 2009 se planteó un plan para extirpar del sistema a los docentes de bajo rendimiento. ¿Cómo?, pues evaluando a los profesores con una prueba llamada IMPACT, deshacerse de los peores y colocar a los mejores donde se pueda producir el mayor efecto positivo posible.

Una de las evluadas era Sarah Wysocki, maestra de quinto grado, que llevaba trabajando solo dos años en el colegio MacFarland, pero el director del colegio y los padres de sus alumnos tenían ya una excelente opinión de ella. Elogiaban lo atenta que era con los niños; “una de las mejores maestras con las que he tratado nunca”. La maestra Wysocki sacó una penosa puntuación en su evaluación de IMPACT, esa puntuación, generada por un algoritmo, la dejaba debajo del umbral mínimo, por lo que ella y 205 maestros más fueron despedidos. Obviamente, Sarah Wysocki pensó que los números eran terriblemente injustos y quiso saber de dónde venían.

¿Cómo estaba diseñado el algoritmo?, ¿qué lo nutria? Bien, el primer problema fue que la ciudad contrató una consultora que tenía un sistema llamado Mathematica y dicha consultora no podía revelar su formato, porque la habían contratado porque tenía el conocimiento para hacer la evaluación. El modelo en sí es una caja negra, su contenido, un secreto corporativo fieramente guardado. De este modo, las consultoras con sistemas como Mathematica pueden cobrar más, aunque este secretismo sirve también a otros propósitos. Intentar puntuar la eficacia de un docente analizando los resultados de una prueba de solo veinticinco o treinta alumnos no tiene solidez estadística y es, incluso, ridículo. Pero ¿cómo puede confirmar el sistema que su análisis fue correcto? No puede. Una de las variables que alimentaba al algoritmo era los resultados de años anteriores. En ellos los docentes ayudaron a sus alumnos a realizar pruebas para que el establecimiento quedara bien parado; con esta profesora, eso no pasó.

Lo que nutre el algoritmo es lo que se llama “bucle de retroalimentación” Las empresas, por ejemplo, utilizan cada vez más las calificaciones de solvencia crediticia para evaluar a los posibles candidatos para un trabajo. Se basan en la creencia de que las personas que pagan pronto sus facturas tienen más probabilidades de llegar puntualmente a su puesto de trabajo y de cumplir las normas. Pero buenos trabajadores tuvieron la desgracia de quedarse desempleados porque su empresa cerró, por lo que tardan en pagar facturas, lo que hace que tengan una mala calificación crediticia. No obstante, esta idea de que dicha mala calificación está relacionada con un mal rendimiento en el trabajo hace que las personas que tienen una calificación más baja tengan menos probabilidades de encontrar trabajo. El desempleo los empuja a la pobreza, lo que a su vez empeora aún más sus calificaciones de solvencia, con lo que les resulta aún más difícil encontrar trabajo.

Un algoritmo procesa un montón de estadísticas y produce como resultado una cierta probabilidad de que una persona concreta pueda ser un mal empleado, un prestatario de riesgo, un terrorista o un pésimo maestro. Esa probabilidad se condensa en una puntuación, que puede llegar a destrozar la vida de alguien. Y, sin embargo, cuando esa persona decide defenderse, las “sugerentes” pruebas en contra del veredicto son insuficientes para aclarar las cosas.

Después de la terrible sorpresa de su despido, Sarah Wysocki solo estuvo unos cuantos días desempleada. Había mucha gente dispuesta a responder por su trabajo como maestra, entre ellas su director, y en seguida la contrataron en un colegio privado de un próspero distrito al norte de Virginia. La consecuencia final fue que, gracias a un modelo altamente cuestionable, un colegio pobre perdió a una buena maestra, y un colegio rico, que no despedía a los docentes por las puntuaciones que obtuvieran sus alumnos, ganó una.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2023/10/29/el-lado-oscuro-del-algoritmo/

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Coalición por el Acceso al Conocimiento contra el cobro por préstamos en bibliotecas públicas

Coalición por el Acceso al Conocimiento contra el cobro por préstamos en bibliotecas públicas

Por Red en Defensa de los Derechos Digitales

 

La Coalición por el Acceso al Conocimiento (A2K) ha hecho público su rechazo a que se discutan los cobros por “derechos de préstamo” en la 44ª sesión del Comité Permanente de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), a realizarse del 6 al 8 de noviembre en Ginebra.

La Coalición A2K ─de la cual R3D: Red en Defensa de los Derechos Digitales forma parte─ está compuesta por organizaciones que representan a educadores, investigadores, estudiantes, bibliotecas, archivos, museos, además de otros usuarios del conocimiento y comunidades creativas de todo el mundo. Los miembros comparten la visión de un sistema de derechos de autor justo y equilibrado que se sustenta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El grupo presentó un análisis de los principales puntos del día que se abordarán en la sesión, entre los que destaca una propuesta de estudio propuesta promovida por tres países acerca del pago por el derecho al préstamo público, que no es más que una exigencia de que las bibliotecas públicas paguen una “compensación” por el préstamo no comercial de libros y otras obras de sus colecciones.

El análisis insta a los miembros del Comité de la OMPI a “no dedicar valioso tiempo” en esta discusión, ya que considera que este tipo de prácticas solo existen en un pequeño número de países ─concentrados en Europa, Australia, Canadá, Israel y Nueva Zelanda─ y muchos funcionan como parte de la política cultural estatal, no de los derechos de autor.

La Coalición también considera que el cobro por préstamo público implicaría el pago de tasas a autores extranjeros y nacionales, lo que podría significar que los países en desarrollo terminen pagando importantes montos a las editoriales del Norte Global.

Así mismo, la Alianza de la Sociedad Civil Latinoamericana para el Acceso Justo al Conocimiento ─donde R3D también es partícipe─ publicó recientemente una posición similar, la cual defiende la naturaleza del préstamo público como mecanismo imprescindible para garantizar el derecho fundamental de acceso y participación en la cultura.

Entre los otros puntos abordados por el análisis de la agenda de SCCR, la Coalición A2K apoya la implementación de la propuesta del Grupo Africano para mayores excepciones y limitaciones al derecho de autor frente al derecho a la educación y el derecho de acceso a la cultura.

Así mismo, la coalición también mostró su oposición a la propuesta del Tratado de Radiodifusión, sugiriendo que se elimine de la agenda. Este tratado pretende establecer nuevos “derechos exclusivos” para los radiodifusores, de modo que abarquen las transmisiones por Internet y, por ende, generen nuevas regalías.

“No existe ningún racional para un tratado antipiratería para contenidos que ya se encuentran protegidos por otros tres tratados digitales de la OMPI, así como el cifrado de señales”, señala el análisis.

Fuente: https://r3d.mx/2023/10/05/la-coalicion-por-el-acceso-al-conocimiento-se-posiciona-en-contra-del-cobro-por-prestamo-publico-a-bibliotecas/

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Incierto clima de negocios en la Franja de Gaza

Incierto clima de negocios en la Franja de Gaza

Alejandro Marcó del Pont

 

¿Cómo nos piden que nos retiremos de los Territorios Ocupados? Si allí no vive nadie (Golda Meir 1969)

Suena algo extraño que se hable en medio de una guerra del clima de negocios en la franja de Gaza, pero apelando a las estrategias neoliberales utilizaremos sus eufemismos y demás artilugios idiomáticos que han servido de herramienta apropiada a los adeptos de la postmodernidad capitalista (léase neoliberalismo) para engañar, falsificar y distorsionar la realidad, porque no nos serviría a nosotros. A nadie se le podría ocurrir hablar de inversión extranjera directa, estabilidad macroeconómica, clima de negocios o protección de derechos de propiedad, eso que llaman seguridad jurídica, menos en Palestina. Pues se equivocan. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de su oficina de Asuntos Económicos Empresarios, realizó un estudio sobre “Declaraciones sobre el clima de inversión para 2023: Cisjordania y Gaza”donde evalúa, antes de los misiles, of course, las posibilidades de invertir en Palestina

 

Comencemos con los detalles del lugar donde se tendría que invertir. Un pueblo, como ha explicado el escritor palestino-estadounidense Ra’fat Al-Dajani, donde la deshumanización para el mundo se basa en dos principios ampliamente difundidos entre los medios occidentales: «Los palestinos son violentos por quienes son, por algo intrínseco a su propia naturaleza y la cultura”. Como corolario sostiene: “dado que los palestinos carecen de estándares básicos de moralidad… la única manera de interactuar con ellos es mediante el uso de la fuerza, ya sea fuerza patrocinada por el Estado, por parte de las fuerzas de seguridad israelíes, o por actores no estatales, como los colonos israelíes. La fuerza es el único idioma que entienden”. Esta construcción perversa hace que los civiles palestinos no sean considerados víctimas inocentes de la guerra, sino que siguen siendo, en gran medida, responsables de sus propias muertes y destinos desesperados, por lo que invertir, generar empleo, y hasta explotar a estas personas es tentador, pero es todo un tema.

Innumerables vidas perdidas, constante robo de terrenos y tierras, medios de vida y tradiciones antiguas destruidos en un ciclo agotador de reconstrucción de utopías, sueños e infraestructura, para luego ver cómo toda las promesas y posibilidades de prosperar se convierten, en un instante, en polvo y escombros por un misil. Imaginar el desarrollo económico de un pueblo encarcelado, encerrado como ganado detrás de muros y cercas de alambre de púas, donde el agua, la electricidad, los alimentos y el combustible se encienden y apagan según el capricho de una potencia colonial, es realmente difícil.

La actividad económica que miraremos tendrá lugar en una carcel que tiene un muro de hormigón que bordea totalmente la Franja de Gaza con una longitud de 65 kilómetros. Se hunde hasta 20 metros en el suelo para obstruir los túneles que construyen las milicias de Hamás. Enfrente hay 41 kilómetros de mar, en un territorio sin barcos, y dos fronteras, una al norte, Israel, y Egipto al sur. El distrito del norte de Gaza comparte una frontera de 10 kilómetros con Israel. Cualquiera que se acerque a 1 kilómetro de esta barrera corre el peligro de recibir un disparo del ejército israelí, que patrulla las fronteras norte y este de Gaza.

En la frontera sur, que podría ser la puerta de escape o de circulación de ese cautiverio, lo que se llama el cruce Rafah (Egipto), estuvo abierto solo 125 días en 2021. Todo el tráfico marítimo hacia y desde Gaza está prohibido. Si bien en virtud del derecho internacional y de los Acuerdos de Oslo de 1993, Gaza tenía una zona de pesca de 20 millas náuticas de ancho desde su costa, ahora tiene una zona reducida a 3 millas por Israel a partir de enero de 2009, y el acceso está prohibido a los pescadores palestinos en sus franjas septentrional y meridional. En este contexto, las pescas han disminuido de más del 60%. No obstante, este sector económico es vital para Palestina. En síntesis, nada entra, nada sale.

En esta caja de experimentos económicos no existe moneda nacional, lo que deja a la Autoridad Palestina sin la posibilidad de recurrir a políticas monetarias y cambiarias para compensar los desequilibrios macroeconómicos. Los esfuerzos en general son plasmados como austeridad, siguiendo la lógica de los acuerdos basados en tres monedas convertibles: el shekel israelí, el dinar jordano y el dólar de los Estados Unidos. O sea, no existe emisión, no hay devaluación competitiva, no existen incentivos, el crédito es escaso debido a la reticencia del sistema bancario a conceder préstamos a largo plazo debido a los riesgos derivados de la dificultad de igualar la denominación monetaria de sus activos y pasivos.

Como el régimen israelí fiscaliza las fronteras, controla el tránsito de mercancías y también los ingresos fiscales palestinos basados ​​en las importaciones que cobran los israelíes y posteriormente transfieren a la Autoridad Palestina, a la que se le encomendó la tarea del gasto público. El presupuesto de la Autoridad Palestina depende desproporcionadamente de los impuestos a las importaciones recaudados por Israel en su nombre. Sólo en un contexto político tan retorcido puede surgir un acuerdo peculiar mediante el cual el régimen israelí recauda impuestos de importación de los territorios que ocupa y posteriormente transfiere estos ingresos al organismo palestino local encargado de administrar esos territorios, consiguiendo, además de sojuzgar a Palestina, al manejar a placer la temporalidad de la distribución de los ingresos, deformar la estructura fiscal por la ausencia de soberanía.

Como ilustramos, los ingresos por liquidación de impuestos sobre las importaciones que primero deben ingresar a través de una frontera controlada por Israel generaron el 65% del presupuesto total de la Autoridad Palestina. Por el contrario, las fuentes restantes de ingresos de la Autoridad Palestina bajo su control directo de recaudación (como los impuestos sobre la renta internos, los impuestos sobre la propiedad y los ingresos no tributarios) constituyeron el 25.2% de sus ingresos en 2022. Es muy inusual que un estado obtenga la mayoría de sus ingresos de impuestos relacionados con las importaciones en lugar de impuestos internos.

La generación y recaudación de impuestos internos es una función de la productividad económica y la soberanía, dos cosas de las que carece la franja de Gaza, y el prolongado confinamiento y control de los palestinos bajo ocupación militar por parte del régimen israelí ha devastado la capacidad de la Autoridad Palestina para imponer la recaudación de impuestos. A su vez, sin independencia fiscal o monetaria, la Autoridad Palestina ha sido incapaz de dirigir políticas hacia las necesidades de desarrollo local, debilitando aún más su legitimidad entre el pueblo palestino.

Las principales exportaciones de Palestina son a Israel, que concentra el 80.5% de ellas, y casi 9% a Jordania, los demás países hacia donde van sus exportaciones, de unos 1.47 millones, son marginales. Pero importa por casi 7 mil millones de dólares, de los cuales el 60% proviene de Israel, lo que genera un déficit comercial relevante. El transporte de personas es casi imposible, pero el de mercaderías no se queda atrás. Desde el 2006, cuando inició el bloqueo de varios cruces, quedando sólo disponible el cruce Kerem Shalom, la selectividad, velocidad y cantidad de transporte ingresante o saliente va a gusto del ocupante. En el 2005 ingresaban a Gaza 10.400 camiones por mes, del 2007 a 2010 sólo 2.400 por mes, una reducción del 23%; en el primer semestre del 2022 ingresaron 6.087, es decir, sólo en 50% de las necesidades. Lo mismo pasa con los camiones de exportaciones, en 2005 salían 833 por mes, en 2022, 139 mensuales.

Durante casi 17 años Israel ha impuesto un bloqueo asfixiante a la Franja de Gaza, que afecta a todos sus sectores vitales (sociales, económicos y humanitarios). A pesar de que la situación humanitaria de Gaza ha alcanzado un deterioro sin precedentes y de la sucesión de siete gobiernos israelíes desde el comienzo del bloqueo, Israel ha mantenido su política de castigo colectivo contra más de 2,3 millones de habitantes de esa zona de una manera que expone claramente la intención de infligir grandes cantidades de impacto material y daños morales.

El bloqueo provocó la multiplicación de los indicadores de crisis humanitaria en Gaza. Por ejemplo, la tasa de desempleo ha aumentado del 25,6%, antes de la imposición del bloqueo en 2005, al 45,2% del desempleo juvenil a finales de 2021, una de las tasas más altas del mundo. Asimismo, la pobreza se disparó drásticamente debido a las restricciones israelíes del 40% en 2005 al 69% en 2021. Los largos procedimientos de cierre, la prohibición de exportaciones e importaciones y la destrucción de fábricas e instalaciones económicas durante los ataques militares dejaron grandes pérdidas en todos los sectores económicos y productivos. Sólo el ataque militar más reciente, ocurrido en mayo de 2021, destruyó cientos de instalaciones económicas, con una pérdida total de alrededor de 400 millones de dólares, y no estamos hablando de los ataques actuales.

A pesar de estas vicisitudes, el PBI cayó solamente a menos de la mitad. Venía de crecer un 7% al salir de la pandemia, cayó al 3.9% en el 2022 y se proyectaba un crecimiento del 2.5%, que será realmente incierto, para fines del 2023. El sector agrícola es uno de los sectores económicos más importantes de Gaza. Unas 40.000 personas trabajan en este campo y se estima que indirectamente emplea a unas 200.000 personas. El control de las autoridades israelíes se extiende, como ya dijimos, a las tierras agrícolas imponiendo una zona de amortiguación de 1.000 a 1.500 metros de ancho a lo largo de la valla de separación. Esta zona constituía aproximadamente el 17% de Gaza y el 35% de sus tierras agrícolas, con lo cual los agricultores se exponen a graves peligros al acercarse a esa zona y, por tanto, no pueden realizar sus actividades con normalidad.

Los pescadores de Gaza sufren la imposibilidad de ejercer libremente su trabajo en la zona en la que tienen permitido navegar y trabajar como consecuencia de los repetidos ataques israelíes, limitando la zona de pesca, además de prohibir la pesca y el ingreso de suministro de equipos. Debido a restricciones, ataques periódicos y prohibiciones a la entrada de abastecimientos necesarios para que los pescadores continúen su trabajo, el número de personas que trabajan en la pesca disminuyó de aproximadamente 10.000 en el año 2000 a aproximadamente 4.000 en 2022, lo mismo sucede con alrededor de unos 500 trabajadores de profesiones relacionadas con el ramo, como pescaderos, mecánicos, electricistas, constructores de barcos y comerciantes de equipos de pesca que se quedaron sin trabajo.  Estas personas mantienen a unas 50.000 más, lo que significa que amenazar el sustento de estos pescadores lo hace también con las vidas de decenas de miles de ciudadanos en Gaza.

Una de las últimas escalas del experimento económico nos lleva a la crisis energética, que se remonta al 28 de junio de 2006, cuando el ejército israelí bombardeó la única central eléctrica de la Franja de Gaza durante una de sus operaciones militares. Esto provocó la destrucción de seis transformadores principales de la estación. Desde entonces, Gaza ha sufrido un gran déficit energético, y por lo tanto de agua.

La prohibición israelí de la entrada de combustible a Gaza significa que la producción de electricidad está gravemente limitada. En 2023, Gaza tenía sólo 13 horas de electricidad al día. Esto, a su vez, ha causado graves problemas con el suministro de agua y el saneamiento, los constantes apagones han impedido que las plantas de tratamiento de agua funcionen correctamente. Los acuíferos de Gaza, su principal fuente de agua, también están casi agotados y contaminados por aguas marinas y residuales. Una parte importante de todas las enfermedades reportadas en la zona es causada por el acceso deficiente al agua potable. El bloqueo también ha afectado a las instalaciones médicas de la franja. Los hospitales carecen de suministros, equipos e infraestructura básicos y no pueden atender casos graves ni brindar atención adecuada a los enfermos crónicos.

Hundir la Franja en una completa oscuridad y hacer imposible seguir proporcionando todos los servicios básicos de vida, no hablemos de la producción, todos los cuales dependen de la electricidad, que es posible operar parcialmente con generadores, y la imposibilidad de suministrar combustible, generará una crisis humanitaria para todos los residentes de la Franja de Gaza. Es decir, las represalias de Israel serán uno de los mayores crímenes colectivos contra civiles indefensos en la historia moderna.

Para la OIT, en su informe “La situación de los trabajadores en los territorios árabes ocupados 2023”, la salida del Covid marcó el reinicio de los mercados laborales en todo el mundo, menos en Palestina, donde otras restricciones y limitaciones juegan más allá de la pandemia. La ocupación de 55 años restringe la circulación de personas, los derechos laborales dada la limitada creación de empleo. Esta idea ya derivó hacia el derecho internacional humanitario, por lo que la ONU solicitó a la Corte Internacional de Justicia que determinara las consecuencias jurídicas de la continua violación de los derechos del pueblo palestino y sus consecuencias. La corte laudó a favor de Palestina y propuso que se terminara tal atropello. La contestación israelí fue apropiarse de 40 millones de dólares que cobra por impuesto a las importaciones y desviarlo a familias israelíes asesinadas por ataques palestinos. Imagínense la inversa.

Lo anterior fue sólo una muestra que un sitio bloqueado por tierra, mar y aire, con mínimo apoyo internacional, es un lugar complejo para generar trabajo y un blanco perfecto para explotarlo. Un día de trabajo en Gaza, sin contar la cantidad de horas, es de 13 dólares y en Israel de 80 dólares, por lo que aspirar a trabajar en Israel es el deseo de cualquier palestino, aun y cuando se le pague la mitad. En el 2022 se expidieron 27.000 permisos laborales para que los habitantes de Gaza pudieran trabajar en Israel, la cifra más alta desde el bloqueo, determinación que ayudó a la economía de Gaza y que será elimina en la actualidad.

Uno de cada dos habitantes económicamente activos en Gaza está desempleado, para jóvenes y mujeres la situación es desesperante. El incremento de la inflación se ha deglutido el 10% de los ingresos de los trabajadores de esta región, ya que los alimentos representan el 38% de los gastos del 10% más pobre. La falta de moneda y de una política fiscal laxa, que ayude a las pequeñas empresas a generar trabajo o producir los alimentos y bienes necesarios por las limitaciones de ingresos al país, vuelve a la franja de Gaza un recipiente de pobreza e inmovilidad.

Los liberales suelen denominar a los países que carecen de libertad económica autárquicos. En el caso de Palestina, el carcelero es quien impide la movilidad de bienes, inversiones y personas. Bloqueado por tierra, mar y aire, sin moneda ni capacidad tributaria, sin permiso a probar suerte en otro lugar del mundo, sin trabajo, luz, agua, sanidad, ayuda social, sin poder sembrar, exportar ni producir, los malos hombres de este mundo se encuentran en Gaza. Eliminar, arrasar, destruir, borrar, hambrear, dejar sin medicamentos o alimentos a los combatientes de Hamas, solo esa idea en el siglo XXI es algo inverosímil de aceptar, de digerir. Que medios mundiales hablen sueltos de cuerpo, sin la más mínima reacción social de las futuras humillaciones, de crímenes a Hamas para toda la sociedad civil palestina, es la aceptación del trayecto de los indignos escalones que llevan a la humanidad a la cima de la vergüenza.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2023/10/15/incierto-clima-de-negocios-en-la-franja-de-gaza/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/incierto-clima-de-negocios-en-la-franja-de-gaza/

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